15 de octubre de 2009
Entrevista con el Dr. Javier Martín-Vide, coordinador del simposio Agua y Cambio Climático
«El cambio climático implica forzosamente un cambio de hábitos»
El Instituto del Agua de la Universidad de Barcelona organiza por segundo año consecutivo el simposio del agua, esta vez con el lema «Agua y Cambio Climático», que se celebrará el día 13 de noviembre en la Facultad de Derecho de la UB. El doctor Javier Martín-Vide explicó los alcances del evento.
El cambio climático dejó de ser una temática reservada para científicos y expertos en la materia. Ahora más que nunca urge la necesidad de que en el debate estén incluidos actores de las más diversas disciplinas, desde las esferas natural, social, económica, jurídica y política, y con una óptica que vaya de lo local a lo global.
El doctor Javier Martín-Vide, coordinador del simposio Agua y Cambio Climático, explica la importancia de dar continuidad y consolidación a esta jornada completa e intensa que centrará su trabajo en diferentes vertientes. En especial, teniendo en cuenta que nos enfrentamos a uno de los problemas ambientales más importantes de la humanidad en este siglo XXI, y no solamente medioambiental, sino también económico, social y político como es el cambio climático.
¿Cuál es el principal propósito de este simposio?
El Instituto del Agua tiene como actividades más importantes la organización y el desarrollo de un máster sobre el agua y, en segundo lugar, los llamados simposios del agua, y éste es el segundo, con el lema «Agua y Cambio Climático». El cambio climático tiene mucho que ver con el agua. Desde la óptica de un país mediterráneo como el nuestro, con unas cantidades de lluvia modestas, este tema tiene además un interés añadido. Sabemos que la temperatura ha aumentado en el planeta de una forma clara, salvo algunas excepciones. El calentamiento ya es una nueva realidad, muchos países son hoy más cálidos que 25 o 30 años atrás. En cambio, sobre el agua, sobre la precipitación en concreto, no tenemos las cosas tan claras, pues es una variable climática altamente cambiante en el espacio y en el tiempo, casi intratable estadísticamente, con una altísima variabilidad, lo que no nos permite afirmar de forma rotunda cómo han sido sus tendencias recientes e intuir las futuras. Esto conlleva un margen de incertidumbre superior con respecto a la temperatura, de la que ya no cabe duda: se ha calentado el planeta y seguirá haciéndolo hagamos lo que hagamos durante décadas. Y en el futuro, para este ámbito del Mediterráneo, los modelos climáticos de que disponemos nos anuncian una reducción pluviométrica, pero con algunas incertidumbres. De ahí este lema de «Agua y cambio climático» para el Simposio, con el que intentaremos avanzar en el conocimiento del agua en este nuevo contexto del cambio climático.
¿Qué diferencias tiene este simposio comparado con el del año 2008?
En esta ocasión el simposio ya no está abierto a cualquier participación, sino que acoge temas concretos desarrollados por un pequeño, pero selecto, grupo de profesionales e investigadores que trabajan en diferentes campos y vertientes sobre el agua y el cambio climático. Por tanto, hemos cambiado el formato del primer Simposio —que dio cabida a muchas participaciones de la casa, del Instituto, muy breves— y ahora se trata un tema concreto y por unos especialistas mayoritariamente de fuera del Instituto.
¿A quiénes está dirigido el simposio?
Debido a que el Instituto del Agua es todavía un ente relativamente joven, aunque pensamos que ya consolidado, el simposio tiene un fuerte componente de proyección al exterior. Es decir, que no solamente está dirigido a los propios miembros, sino que está abierto a un espectro muy amplio de potenciales interesados: universitarios afines y no tan afines a la temática, representantes político-técnicos, representantes y profesionales de las ciencias naturales, del derecho y de la ciencia aplicada. También es interesante para la Administración, la Administración catalana en concreto, para otros profesionales, científicos de otras universidades y los medios de comunicación, que sin duda encontrarán elementos de interés para dar a conocer y difundir entre el gran público.
Hay algunas posturas, también científicas, que son detractoras del cambio climático que argumentan que el nivel estadístico que se maneja es reciente o que el cambio climático es parte del proceso evolutivo de la tierra, ¿cuál es su visión?
El cambio climático no es una novedad, el planeta Tierra en sus más de 4.500 millones de años ya pasó por muchos cambios climáticos, algunos mucho más importantes que el que estamos comenzando a vivir ahora. Siempre hubo cambio climático, eso forma parte de la variabilidad natural del clima, que tiene básicamente dos orígenes: uno externo, básicamente solar, y otro por causas endógenas. El solar tiene relación con los ciclos orbitales del planeta, que se repiten en decenas de miles de años, y con la propia actividad solar. Del Sol no siempre recibimos la misma cantidad de energía, el Sol pasa por etapas de mayor y menor actividad (manchas solares, máculas, etc.). Las causas endógenas son la actividad volcánica y las variaciones continentales que produce la tectónica de placas. Todo esto, que ha producido cambios climáticos por causas naturales en el pasado, seguirá actuando en el futuro. Pero ahora hay una novedad, lo observado en los últimos tiempos, la elevación de la temperatura, es totalmente anómalo e inexplicable considerando sólo la variabilidad natural. Ciertamente la ventana meteorológica instrumental es sólo de 150-200 años, que en la historia es un periodo muy corto; pero se complementa y amplía con un gran conjunto de estudios paleoclimáticos realizados con métodos y técnicas muy diferentes, por ejemplo, a través del estudio de las burbujas de aire atrapadas en los hielos antárticos y de Groenlandia, de los sedimentos fluviales y lacustres, etc., que permiten reconstruir los climas del pasado. Y estos estudios paleoclimáticos nos permiten concluir que el calentamiento actual es muy rápido, que tiene pocos referentes en el pasado. Como lo observado en la actualidad no es explicable sólo por la variabilidad climática, su explicación exige una nueva hipótesis, exige un nuevo agente y este agente cuadra bien con las emisiones de gases invernadero. Introduciendo en los modelos climáticos las emisiones de gases de efecto invernadero, más la variabilidad natural, las estimaciones reproducen bien las temperaturas vividas en los últimos años; sin la participación antrópica son inexplicables. El planeta tendría que haber sido más fresco de lo que fue.
Acotando la problemática, ¿cuál es la situación actual?
Hagamos lo que hagamos, el planeta se va a seguir calentando durante algunas décadas. El sistema climático tiene una gran inercia: lo emitido hace años y ahora, sigue actuando en el sistema climático, y lo hará todavía durante décadas aunque redujéramos drásticamente la emisión de gases de efecto invernadero. Es así porque el océano, que también forma parte del sistema climático, tiene un comportamiento muy inercial, se calienta lentamente y se enfría lentamente. Entonces, ¿de qué se trata ahora?, ¿cuál es la palabra clave? Mitigación, por una parte, hay que intentar que el planeta sea lo menos cálido posible. Eso se logra a través de la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero, reforestación, prácticas sostenibles, prácticas incluso cotidianas de ahorro de energía, de ahorro de agua. Mitigación, porque algunos estudios indican que, si el planeta se calienta, se eleva la temperatura unos 2 ºC sobre la existente en la etapa previa, y habrá algunos procesos irreversibles o catastróficos. Y la otra palabra clave es adaptación, ajustarse a las nuevas condiciones climáticas, convivir con ellas, y adaptación también es aprovechar las nuevas oportunidades del calentamiento.
¿Entonces el cambio climático implica obligatoriamente cambio de hábitos?
Sí, forzosamente. Cambio de modelo energético y de modelo de crecimiento y desarrollo. Vivimos en un sistema finito, el planeta Tierra es finito, es obvio. No puede ser que cada año la humanidad crezca y consuma más y más, porque los recursos no vienen de la nada, no vienen del exterior, son del propio planeta, hay un límite evidente al crecimiento continuado.
Se dice también que estas acciones domésticas de ahorro, de los usos, por ejemplo, de la bicicleta, se transforman en un aporte bastante inferior con respecto a la verdadera contaminación que provoca la industria...
Ahora podemos cambiar esa idea, claramente, las grandes industrias del país están muy controladas y reguladas, porque están dentro de los compromisos de España para cumplir con las exigencias del protocolo de Kioto. Hoy las grandes industrias se han puesto las pilas. Tienen sistemas para la eficiencia y sistemas de reducción de las emisiones y, si no, están penalizadas de una forma muy clara. La industria, que se veía como el malo de la película está cumpliendo razonablemente con los deberes. Ahora, son más preocupantes las emisiones difusas, que son emisiones domésticas, del transporte, menos controlables, esas son las más difíciles, y son muy cuantiosas, tanto o más que las emisiones industriales.
