Publicación del libro Aigle de Bonelli, méditerranéen méconnu

Acaba de ser publicado en Francia un libro sobre el águila perdicera: Aigle de Bonelli, méditerranéen méconnu (Águila perdicera, una mediterránea desconocida). Combina un texto basado en observaciones realizadas en un mismo territorio durante más de 20 años con entrevistas a especialistas sobre esta especie, un centenar de fotografías y un centenar de dibujos hechos con un respeto total hacia las águilas.

Regard du Vivant (Observación de la Vida), asociación que llevó a cabo este proyecto, recurrió a Rozen MORVAN para redactar los textos, a Frédéric LARREY y a Thomas ROGER para fotografiar las águilas y su entorno y a Cyril GIRARD para dibujar en vivo a las águilas así como a otros animales y plantas del Languedoc y la Provenza.

A partir de la información obtenida por los observadores de la familia de águilas apodada con el nombre BEAUJABOT, se describen con precisión el apareamiento, la incubación, la cría de los jóvenes, la alimentación, los primeros vuelos, la emancipación, etc. junto con los datos numéricos que se recogen en los Anexos. Diversos especialistas compartieron sus trabajos y sus conocimientos: sobre la adaptación de las águilas y el papel de los "guardas de caza" (René NOZERAND), el régimen alimentario de las águilas provenzales (Patrick BAYLE), el águila perdicera y el mundo de la caza en Languedoc-Roussillon (Eva FAURE), las líneas eléctricas como trampas mortales y el seguimiento de la población de águilas perdiceras en Francia (Nolwenn PIERRE), la invernada y la dispersión de estas águilas en el sureste de Francia (Christian PERENNOU), sus hábitats en Languedoc y el Plan de recuperación del águila perdicera en Francia (Fabrice BOSCA), las águilas perdiceras en Cataluña como población más cercana a la francesa (Joan REAL), y las relaciones entre las distintas poblaciones así como la supervivencia de la especie (Joan REAL, Roger PRADEL).

 

Esta obra colectiva se caracteriza también, por una parte, por sus espléndidas ilustraciones y, por otra parte, porque la hembra del territorio en cuestión es, seguramente, la más vieja de Francia y, quizá, de Europa. Según los datos de seguimiento de la población francesa de águilas perdiceras, "Eléonore" está presente en ese territorio desde 1979. Ella tenía entonces un plumaje de adulto lo que le da, en 2007, la edad mínima de 32 ó 33 años. De 1985 a 2000 ha puesto huevos cada año, ha comenzado a criar a 23 jóvenes, 20 de los cuales volaron. Entre noviembre de 2000 y marzo de 2001, el macho cambió: la lectura de su anilla permitió saber que el nuevo tenía entonces 3 años y que había nacido no lejos del lugar en el que se había establecido. Eléonore ha seguido poniendo cada año, excepto en 2005 cuando "perdió" una gran parte de la extremidad de su ala derecha en el mes de enero, posiblemente por un disparo. De 2001 a 2007 han volado 12 aguiluchos: Kilucru en 2006 y Al y Louya en 2007. Este es un caso del todo sorprendente ya que con más de 30 años, una hembra de águila perdicera es capaz de criar una nidada de 2 aguiluchos.

Si deseáis obtener más información sobre este libro, podéis consultar la web de Regard du Vivant: http://www.regard-du-vivant.fr/accueil.html.

La referencia del libro es :

Aigle de Bonelli, méditerranéen méconnu Obra realizada en colaboración con la Región Languedoc-Roussillon, el Departamento del Hérault, el Centre National du Livre, la Fundación Nature et Decouvertes así como la Dirección Regional del Medio Ambiente del Languedoc-Roussillon. ISBN: 9.782952.996907, 304 páginas en color.