IMPACTO DE INFRAESTRUCTURAS

El fuerte desarrollo económico ocurrido en los últimos años y la falta de una planificación territorial sostenible han implicado que númerosas áreas de interés para la biodiversidad se hayan visto alteradas o modificadas por la implantación de residencias, polígonos industriales e infraestructuras que han afectado irreversiblemente el territorio. Estas infraestructuras han propiciado la desaparición o alteración de áreas de caza de las águilas y un impacto importante en sus áreas de nidfificación.

Urbanizaciones y otras edificaciones

(Foto: Albert Tintó)

El primer “boom” de la construcción de segundas residencias producido durante los años 60 y 70 afectó a muchos territorios de águilas-azor perdiceras, de manera que algunos fueron abandonados.

Pero ahora, muchas zonas que no se urbanizaron en las afueras de los pueblos, eriales, cultivos y áreas marginales, a menudo las mejores áreas de caza de las águilas, se están urbanizando con casas adosadas, nuevas infraestructuras para los pueblos o polígonos industriales.

Ello implica una reducción aún más fuerte de la superficie vital de los territorios de las águilas, que ven como sus áreas de caza se reducen cada vez más o se llenan de elementos que pueden afectar su supervivencia (tendidos eléctricos).

 

Las canteras

La concesión de extracciones de piedra calcárea para elaborar cemento o áridos ha comportado la desaparición física de áreas de cría ya que los cortados donde se ubicaban los nidos han sido destruídos. La historia no ha terminado y actualmente existen varias canteras que, de continuar con su actividad, arrasarán las áreas de cría de muchos territorios.

(Foto: Albert Tintó)

(Foto: Joan Real)

Infraestructuras viarias

La construcción de caminos, carreteras, etc. en los territorios de las águilas puede comportar desde la deserción del territorio hasta efectos negativos que condicionen permanentemente la supervivencia de las águilas: facilidad de acceso a las áreas de cría con las consiguientes molestias, alteración de sus áreas de caza, efecto barrera sobre las poblaciones de presas o incluso atropellos.

 

Las pistas de montaña

(Foto: Albert Tintó)


Últimamente, con el objetivo de prevención de incendios, se están haciendo un gran número de pistas que permiten un fácil acceso a áreas tradicionales de cría de las águilas. La primera consecuencia de este hecho es que sus territorios, anteriormente tranquilos, se convierten en un hervidero de vehículos todo terreno, motocicletas, bicicletas de montaña, cazadores o excursionistas. Las consecuencias posteriores suelen ser la pérdida de nidadas, abandono de áreas de cría o la muerte de los adultos en manos de cazadores furtivos.

No deja de ser contradictorio que se construyan pistas en los lugares más recónditos de las montañas cuando se sabe que los incendios siempre empiezan al lado de los caminos y que la creación de nuevas vías de acceso son nuevos focos potenciales de incendios.

Centrales eólicas inadecuadas

A pesar de que la energía eólica es una fuente de energía renovable y, por tanto, un medio útil a la hora de reducir las emisiones de gases contaminantes a la atmósfera, su implantación exhaustiva en áreas de montaña puede ocasionar problemas ambientales graves (centrales eólicas). Éstas suelen estar formadas por un elevado número de aerogeneradores de grandes dimensiones que, generalmente, se instalan a lo largo de la cresta de sierras de altura mediana o baja.

El impacto sobre las águilas puede ser de tipo directo, debido a la colisión con las aspas, tal y como se ha observado en diversas áreas de España y de muchos otros países. También implica consecuencias de tipo indirecto pero irreversible, pues produce la pérdida de hábitat a causa de la implantanción de los propios molinos y instalaciones de seguimiento, la presencia de nuevos accesos y carreteras o la construcción de tendidos eléctricos. En este sentido, se conocen casos en que la instalación de centrales eólicas ha comportado la desocupación de las áreas de nidificación.

SOLUCIONES

Una planificación territorial respetuosa con los espacions de mayor valor natural, especialmente los que albergan especies de gran interés biológico como el águila-azor perdicera. Ello implica la creación de figuras de protección del territorio que impidan la alteración de las áreas de nidificación, de caza y de dispersión de las águilas.

La realización de estudios de impacto ambiental contratados y arbitrados por organismos independientes a los implicados en las obras.

La implantación de las infraestructuras en áreas de menor valor natural como, por ejemplo, cerca de carreteras, polígonos industriales o nucleos urbanos ya existentes.

La adecuación de infraestructuras ya presentes en el territorio a criterios ambientales para que afecten lo menos posible a especies protegidas como el águila-azor perdicera.

La colaboración de las administraciones en el momento de establecer y hacer cumplir una legislación que favorezca una planificación más sostenible del territorio.

 

(Foto: Vicenç Bros)

(Foto: Joan Real)

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