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Australia apuesta por reforzar el mundo digital y la advocacy en la práctica de la ByD

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Daniel Gil Solés
Helena Fàbregas Rebato
Biblioteca Pública Episcopal del Seminari de Barcelona


ALIA futures: future of the Library and Information Science profession (2017). [Canberra]: Australian Library and Information Association. Disponible en: <https://www.alia.org.au/futureoftheprofession>. [Consulta: 23/10/2017].


En 2013, la ALIA, la Australian Library and Information Association elaboró por primera vez el informe Future of the library and information science profession, del que ya hicimos una primera reseña en este mismo espacio. A partir de este primer informe, la ALIA fue recibiendo opiniones y respuestas que han ido dibujando toda una serie de nuevos objetivos y nuevos horizontes para la profesión. Así, este feedback recibido ha permitido identificar nuevos temas, nuevos retos y nuevas acciones que la profesión debe afrontar, y que tienen como resultado una actualización del informe original, con fecha de mayo de 2017; esta vez, pero, en siete informes sectoriales, mucho más concretos y centrados en un ámbito más preciso: la profesión en general; los profesionales; las asociaciones y entidades del sector; bibliotecas públicas; bibliotecas especializadas; bibliotecas escolares; y finalmente bibliotecas universitarias. Todos estos informes sectoriales siguen la misma estructura.

Por lo que a la profesión en general se refiere, en primer lugar se hace referencia a los diez principales aspectos que han aparecido los últimos cuatro años, y que han afectado de forma directa a la profesión. De entre estos diez puntos, destacaríamos los que hacen referencia a la visión de las bibliotecas para construir una sociedad más justa, que evite las desigualdades (entre ellas, la brecha digital) y que potencie las oportunidades. Y esta visión se enmarca en un escenario social cada vez más rico en información, y donde la presencia del big data es cada vez más sólida. Un paisaje, no obstante, donde también han aparecido las noticias falsas y la denominada posverdad, y donde la postura ética de las bibliotecas está muy bien valorada y se hace más necesaria que nunca. Finalmente, para la ALIA la advocacy continua siendo una de sus prioridades máximas, por lo que se refiere a la influencia que es preciso ejercer en la toma de decisiones públicas, para hacer entender el valor y la contribución de nuestro sector en las sociedades contemporáneas avanzadas. En este sentido, buena parte de las siete acciones que la ALIA ha llevado a cabo entre 2013 y 2017 van en esta línea, como por ejemplo haciendo de lobby ante el Gobierno de Australia por la reforma de la ley del copyright y la introducción del derecho de préstamo digital, o por el reconocimiento profesional (en colaboración con los archivos nacionales de Australia) de nuestra categoría en las posiciones de funcionario del Gobierno. Así, una de las lecciones que en estos años se han aprendido ha sido la necesidad constante de la advocacy (creativa, inteligente, persistente e innovadora) para mantener unos mínimos niveles de impacto social, económico y político.

El segundo informe sectorial hace referencia a los profesionales. Entre los principales aspectos que han surgido los últimos años, quisiéramos acentuar cuatro que creemos que son relevantes: han mejorado los sueldos de los profesionales, siempre en consonancia con la importancia de sus roles; hay oportunidades laborales para los profesionales fuera de las fronteras típicas de la biblioteca; los profesionales se están convirtiendo en líderes sociales y comunitarios; y finalmente, se está consiguiendo mantener una mayor visibilidad de los profesionales, incluso en el entorno digital. De hecho, por lo que respecta a los sueldos, el informe indica que en 2013 el sueldo medio semanal para una dedicación a tiempo completo fue de 1.500 $ australianos, mientras que para el resto de trabajos fue de 1.152 $. En relación con el desarrollo profesional, la ALIA ha mantenido los últimos cuatro años su papel central en la profesión: por ejemplo, monitorizando las ofertas de trabajo de nuestro sector, potenciando la formación continua y profundizando en aspectos como la gestión o el liderazgo, insertando la tecnología en ByD en los cursos y la formación reglada y, finalmente, actuando como agente certificador de los profesionales (por ejemplo, con una Certificación Profesional en Documentación Sanitaria), elemento que da valor tanto a los profesionales, así como a la propia ALIA. Creemos importante este último punto, dado que consideramos indispensable la certificación profesional emitida por las asociaciones y los colegios profesionales, para mejorar la visibilidad, la valía y el reconocimiento general de los profesionales de nuestro sector. Finalmente, la ALIA considera estratégico establecer alianzas con otras organizaciones similares; así, en 2014 iniciaron conversaciones con la Australian Society of Archivist (ASA) y con la Records and Information Management Professionals Australasia (RIMPA), y el curso 2015/16 se llevaron a cabo las primeras acreditaciones conjuntas de cursos universitarios. Una acción conjunta que consideramos que tiene un fuerte impacto, y que pensamos que sería necesario trasladar a nuestro país.

Las bibliotecas nacionales son el tema del tercer informe sectorial. En este informe la ALIA ha detectado que el acceso digital, el crecimiento y el desarrollo de colecciones digitales ha sido uno de los vectores que más se ha impulsado en estas bibliotecas los últimos años. En efecto, hemos visto cómo, no solo en Australia, se han ido multiplicando estas iniciativas, que permiten la consulta ubicua del patrimonio y de los tesoros culturales y bibliográficos, y que además enriquecen los datos y la experiencia del usuario a la hora de acercarse a estos productos. Además, la ALIA apunta que este impulso se ha hecho de forma cooperativa, extensa y descentralizada, y apunta el GLAM (galleries, libraries, archives and museums) como un ejemplo a seguir capaz de generar sinergias positivas entre sectores diferentes, y de gestionar un volumen de información cada vez más grande. También se habla de que la gestión de estos grandes volúmenes de información cultural digital está creando nuevas oportunidades de colaboración y de participación, afirmación que compartimos plenamente. Así pues, en el informe la ALIA apuesta por el liderazgo de las bibliotecas nacionales, tanto por lo que respecta a la profesión en general, como específicamente en este ámbito: con las miradas puestas en el mundo digital, han de ser capaces de generar nuevos caminos, garantizar el acceso y potenciar nuevas formas de trabajo cooperativo y en común entre instituciones culturales a todos los niveles, local, comarcal, provincial o estatal.

En el ámbito de las bibliotecas públicas, en cuarto lugar, el informe habla primeramente de las tendencias que se han detectado estos últimos cuatro años en las 1.500 bibliotecas públicas australianas, entre las cuales creemos que vale la pena destacar las siguientes: un mayor apoyo a la comunidad donde se ubican, en forma de impulso a la economía creativa, la creación de comunidades, y la expansión de centros empresariales centrados en el conocimiento. Un entorno social donde las bibliotecas públicas aparecen como maker spaces, y donde se profundiza todavía más en la percepción de la biblioteca pública como el principal servicio gratuito de la comunidad. Las bibliotecas públicas, no obstante, no han obviado en absoluto la digitalización de los fondos, aunque las previsiones de estos fondos en forma de ebook en las bibliotecas públicas hayan debido ser revisar a la baja: de un 50:50 para el 2020, a un 80:20 para el mismo año. De hecho, la promoción de la lectura continúa siendo uno de los objetivos principales en toda Australia. Entre las acciones llevadas a cabo por la ALIA entre 2013 y 2014 destacan las que están relacionadas, precisamente, con reforzar el papel principal que tienen las bibliotecas públicas dentro de sus comunidades y ciudades, para cohesionarlas y hacerlas más dinámicas, así como para encontrar vías de colaboración entre diferentes bibliotecas públicas de una misma ciudad, como por ejemplo un carnet único.

En quinto lugar, por lo que se refiere a las bibliotecas especializadas, el informe relaciona diez puntos que en estos últimos cuatro años se han conseguido en estas bibliotecas, de los que destacamos los tres que creemos más relevantes: en primer lugar, la gestión del conocimiento como garantía de un posicionamiento; el uso amplio y extenso del big data; y finalmente, un impulso potente de la digitalización de sus fondos. En el ámbito de las bibliotecas especializadas, pero, el cambio en las empresas, organizaciones y gobiernos es constante y muy rápido, Y esto afecta també el rol que juegan los bibliotecarios y los profesionales de la información dentro de sus entidades madre. Durante estos cuatro años, principalmente se ha avanzado en dos grandes acciones; en primer lugar, mediante la evaluación comparativa de los servicios, desarrollando métricas y compilando y analizando datos provenientes de terceros. Y en segundo lugar, trabajando con los formadores y el resto de profesorado, para insertar en los currículums académicos de los estudios en ByD nuevas áreas como, por ejemplo, el big data. En un entorno cambiante, pues, los profesionales de estas bibliotecas deberán crecer en resiliencia y en adaptabilidad, fortaleciendo todavía más un trabajo cooperativo que, justamente en este ámbito, ya venían desarrollando. Y todo, siempre, en un entorno de aprendizaje continuo que llegará a ser todavía más clave, crítico y nuclear. Como conclusión en el área de las bibliotecas especializadas, el informe apunta su gran heterogeneidad, que dificulta su evaluación comparativa. En todo caso, desde la ALIA se apuesta, en un plan a tres años, por la advocacy, el desarrollo profesional, la enseñanza, el apoyo y la investigación como elementos transversales en estas bibliotecas, y que pueden implicar más profesionales.

El sexto informe está dedicado a las bibliotecas escolares, donde acentuamos tres aspectos. Por una parte, es remarcable la diferencia en la inversión económica que hay entre escuelas privadas y públicas, siendo las primeras las que dedican más recursos en bibliotecas escolares; el segundo aspecto que se ha detectado ha sido que es necesario empoderar mucho más los padres y madres, e involucrarles en el funcionamiento, en la defensa y en la promoción de la biblioteca, y que esta sea también uno de sus centros en la acción educativa que ejercen; y el tercer aspecto que destacamos es la necesidad de difusión y comercialización de los servicios que tienen estas bibliotecas para con la competencia directa de otros servicios gratuitos en línea como Youtube o Google. A modo de conclusión, la línea principal de acción que ha desarrollado la ALIA estos últimos cuatro años ha sido la de garantizar la formación de los profesionales y docentes de las bibliotecas escolares en la profundización de las sus habilidades digitales, incorporando nuevos cursos y formaciones específicas en el currículum de ByD.

La última sección trabaja el ámbito de las bibliotecas universitarias, donde se han centrado, por una parte, en mejorar los recursos de aprendizaje en línea, como los MOOC (massive online open course), y mejorar la experiencia en línea del usuario, enfocada a ser funcional, pero sobretodo hacerlo favoreciendo un acceso intuitivo y atractivo para el usuario. Por otra parte, el papel del profesional en este área deberá ser experto en la materia que cubre y deberá dar apoyo a la investigación, formando parte de los equipos de investigación de la universidad. El cambio más importante se hace patente en el paradigma digital, donde se evidencia la proporción presupuestaria asignada a los recursos electrónicos, a la dedicación profesional y al acceso virtuales 24/7 en las bibliotecas. También es relevante que los profesionales de las bibliotecas participen de forma activa y apoyen el almacenamiento y la difusión de datos y publicaciones de investigación, rol que se ha convertido en indispensable en el ámbito de las bibliotecas universitarias. El open access (OA) a los datos ha sido un enfoque importante, reforzado por el impulso del Gobierno australiano para dar una mayor disponibilidad y uso de los datos.

Se pueden extraer algunas conclusiones, y creemos que todas pasan por el impulso que ha habido los últimos años en el ámbito digital, y que ha afectado, en diferentes grados y de manera transversal, todas las bibliotecas y también, claro, los profesionales. Un impulso que de cara al futuro deberá potenciarse, y profundizar en diferentes aspectos, como por ejemplo big data. Pensemos, por otra parte, que sería necesario corregir algunas disfunciones, como en el caso de la inversión en bibliotecas escolares de escuelas públicas. Un hecho que, por desgracia, también conocemos de primera mano en Cataluña. Y en el ámbito de las bibliotecas, se quiere apostar por reforzar todavía más su rol central en la construcción y el dinamismo de las comunidades a las que sirven. Finalmente, el tema central que planea por todos los siete informes es el de la advocacy; y es que para la ALIA se trata de un elemento crítico en el desarrollo de la profesión, y para fortalecer la presencia, visible y real, de las bibliotecas en la sociedad en general como un elemento de valor, indispensable para construir las sociedades del futuro.