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Nota sobre el «Observatorio de la librería» 2019

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Marià Marín i Torné
Secretario técnico del Gremi de Llibreters de Catalunya
Ex director del Àrea del Llibre del Institut Català de les Empreses Culturals


Observatorio de la librería (2019). Dir. y realiz., Rafael Bravo Gil, Victoria Bordonaba Juste, José Miguel Pina Pérez, Iguácel Melero Polo. [Madrid]: Cegal; Zaragoza: Universidad de Zaragoza. 100 p. Disponible en: <https://www.cegal.es/wp-content/uploads/2019/11/Observatorio-de-la-Librer%C3%ADa-2019.pdf>. [Consulta: 23/02/2020]. 


Esta nota1 enlaza con aquellas que, años atrás, se han hecho sobre el Mapa de librerías que promueve la Cegal (Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros).2 De hecho, el estudio incluye otros informes que se hacían por separado. Nos referimos al «Análisis de las principales magnitudes contables de las librerías españolas», al «Barómetro de ventas» y al «Sistema de indicadores económicos y de gestión de las librerías» (SIEGLE). Son cosas diferentes, pero justo es decir que tenerlas reunidas ayuda a construir una mirada más completa sobre el sector.

Vuelve la alarma

Existía el runrún y los datos confirman que hay que estar al acecho, si no en alerta. Después de unos años de aumentos sostenidos tanto en la facturación como en la apertura de nuevos locales (y el consiguiente relativo de interrupción de cierres), ha venido un ejercicio de frenada, que en algunos lugares del Estado se avanzó ya en 2017. Dos primeras constataciones:

1ª. La dilación continuada del incremento de facturación, lo que enciende señales de alerta sobre si estamos en proceso de ubicarnos en un estatus, que se prevé largo, de estancamiento e incluso si lo que ocurrirá es una nueva recesión.

2ª. Una parte importante de librerías ha sufrido resultados negativos sin excesivas –aunque significativas– diferencias según el volumen o la tipología, lo que podría indicar que se acercan borrascas generalizadas.

Señales para tener las antenas puestas con respecto a los comportamientos de los hábitos lectores, a los movimientos de la(s) competencia(s) –endógenas, Amazon incluido, y exógenas (parece ser que el enfriamiento de la economía no es cosa librera, sino de la economía global–, pero también a la capacidad de reacción que exigirá profundizar en la profesionalización, en los caracteres especiales de los establecimientos libreros (más que en su especialización), en las formas de financiación y crecimiento y, también, a las políticas públicas (o a su casi ausencia).

Hay que, en este entorno, hacer notar el hecho de que, pese a los años de recuperación, estamos lejos de los niveles de ventas previos a la crisis. Por lo tanto, las estructuras todavía son débiles y, en consecuencia, el enfriamiento o el estancamiento (ya no digamos un retroceso) de la actividad comercial podría romper una dinámica que resituaría las librerías en un estado casi perpetuo de inestabilidad y permanente falta de músculo.

Por otra parte, no hay que perder de vista que, aunque sea con dilaciones y alarmas, el sector continúa creciendo, y ya van seis ejercicios seguidos, lo que explica la estabilización de la cartografía librera y también la aparición de nuevas tiendas, algunas de gran dimensión y ambición, y esto es novedad después de la dureza de los años más críticos, tal vez porque las librerías han adoptado un discurso propositivo, valiente, emprendedor, cultural y lleno de valores, incluidos los económicos, que ganan la batalla del relato tanto al público como a otros agentes, incluidos los inversores.3

Algunos focos

  • Foco sobre el Mapa

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

  • Foco sobre el Barómetro

 

 

 

 

 

 

 

 

  • Foco sobre las magnitudes contables

 

 

 

 

 

 

 

 

⦁ Foco sobre el SIEGLE

 

 

 

 

 

 

 

Algunas reflexiones particulares

Las cifras globales del Estado, tanto de crecimientos como de decrecimientos, no son válidas como referentes absolutos y extrapolables a las diversas tipologías de librerías y a los territorios. El propio Observatorio advierte a menudo de la enorme dispersión y heterogeneidad (expresiones literales del redactado del estudio) de la realidad librera, aparte de referirse, tan solo, a las llamadas independientes.

Hay datos de gestión –y por lo tanto de eficiencia económica– claramente positivas, como el aumento de stock (en el contexto de reducciones drásticas en los tiempos duros de crisis) o la reducción de devoluciones. Es importante situar estos datos en el contexto, en general negativo, que desprende el informe: las cosas se hacen mejor, aunque, sobre todo si nos fijamos en el SIEGLE, continúan las carencias en innovación (entendida desde el uso del marketing en relación al cliente, al diseño de las actividades o la relación con agentes mediadores o prescriptores –como son las bibliotecas.)

Los cambios de hábitos son vistos todavía como un problema, no como una oportunidad multiplicadora, muchas veces asociado a la digitalización y a Amazon, aunque se insiste en que en total representa un volumen pequeño. Por otra parte, se hace tan solo mención esporádica cuando, para diversos autores, es el nudo y el principal motor de cambio en el negocio.

La percepción es tanto o más relevante que la realidad, incluso si la primera desmiente la segunda, porque se toman decisiones a partir de aquel convencimiento. Es bastante explícito, y un punto demoledor, que solo dos tercios de las librerías piense que la situación no mejorará.

Los cuatro estudios que configuran el Observatorio son ricos en datos que aquí no apuntamos. Merece la pena entretenerse en él para dibujar un mapa de lo que sucede y que cada uno se ubique según su realidad.


1 Esta nota es un resumen de la publicada en el Blog de l’Escola de Llibreria de la Universitat de Barcelona.
2 Véase la reseña del Mapa de librerías en España, de 2016, en el Blog de l’Escola de Llibreria. 
3 Uno de los valores perdidos en los años duros de la crisis fue el de disponer de grandes tiendas y, por lo tanto, con un gran volumen de oferta. Por primera vez, surgen iniciativas que parecen recuperarlo, hecho que va más allá de los valores contables y añade un intangible de prestigio, solvencia y valentía al sector, especialmente en la ciudad de Barcelona. Así mismo, es de notar el interés de los últimos años por los medios no culturales respecto a la realidad librera: me refiero a los reportajes hechos por periodistas sociales y económicos, sobre todo.