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Apoyo a la investigación: cómo hacer amistades e influenciar en la universidad

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Ciro Llueca
Director de Biblioteca y Recursos de Aprendizaje
Director Editorial UOC
Universitat Oberta de Catalunya (UOC)


Bryant, Rebecca; Dortmund, Annette; Lavoie, Brian (2020). Social interoperability in research support: cross-campus partnerships and the university research enterprise. Dublin, Ohio: OCLC Research. Disponible en: <https://doi.org/10.25333/wyrd-n586>. [Consulta: 05/01/2021].


OCLC (Online Computer Library Center) es una poderosa organización sin ánimo de lucro creada en 1967 que agrupa a bibliotecas de más de 100 países, básicamente de EEUU. Con unos activos financieros netos de 265 millones de dólares, presta servicios y productos tan conocidos como el WorldShare (empleado en 680 bibliotecas), el WorldCat (482 millones de registros), el CONTENTdm o el EZprozy. Su división OCLC Research se dedica a la mejora de servicios bibliotecarios, mediante la investigación y la innovación entre bibliotecas.

El informe que reseñamos apuesta por el trabajo colaborativo de las bibliotecas académicas y otros órganos universitarios, a partir de las conclusiones de 22 entrevistas a varios agentes de gestión –su nombre no se publica en el informe– implicados en el apoyo a la investigación de una selección de 17 universidades estadounidenses, mayoritariamente públicas. Se trata, pues, de una selección de perfiles de gestión de una muestra del enorme ecosistema universitario de investigación de EEUU. Este sesgo, como se verá, no impide que las conclusiones sean extrapolables a la realidad de los lectores de Blok de BiD, empezando por dos avisos del informe: no existe un único modelo de estructura universitaria de apoyo a la investigación; y es fundamental desarrollar y administrar relaciones de confianza en este entorno descentralizado.

El documento se estructura en siete capítulos, que incluyen una introducción («construyendo relaciones intracampus en torno a los servicios de apoyo a la investigación»); una definición sobre el terreno de juego («el entorno Campus»); la identificación de los stakeholders («un modelo para conceptualizar los interesados ​​en el soporte a la investigación en la universidad»); los servicios susceptibles de mayor colaboración («interoperabilidad social en servicios de apoyo a la investigación»); una práctica hoja de ruta para la construcción de esta colaboración («construyendo relaciones en el campus: estrategias y tácticas»); así como las conclusiones y agradecimientos finales.

A pesar de la prevención inicial sobre la dificultad de generalizar el apoyo a la investigación, se establece un modelo conceptual que representa tanto los agentes interesados, como el reparto de las tareas que son habitualmente objeto de este soporte. Entre los agentes que participan: las oficinas de administración de la Investigación (las Oficinas de Transferencia de Resultados de la Investigación, en la terminología ibérica); las áreas de Tecnología; las de Asuntos académicos; las de Comunicación; y las Bibliotecas. En los aspectos concretos objeto de la colaboración: Research Data Management (RDM); Research Information Management (curación del RDM); Research Analytics; y adopción del ORCID. Resulta pedagógico el esfuerzo para ordenar las aportaciones posibles de unos y otros agentes, que se acompaña de ejemplos susceptibles de significar buenas prácticas.

Una vez identificados terreno de juego, protagonistas y servicios, el informe se dedica a establecer la hoja de ruta de la interoperabilidad, en cuatro apartados: estrategias; consejos prácticos para la construcción de las relaciones; resolución de problemas; y retos en la gestión de la resistencia y la sostenibilidad de la energía que requiere esta cooperación. Es el «how to do» de la interoperabilidad en el soporte a la investigación, en un lenguaje divulgativo plagado de ejemplos que recuerda a los clásicos de Dale Carnagie.

Este singular «cómo hacer amistades e influenciar en la universidad» empieza con las «Estrategias y direcciones», donde se identifican los aspectos recurrentes en la construcción de esta relación: la persuasión en clave de beneficio; el conocimiento del «otro», que contiene una check list de temas a investigar previamente a la propuesta de cooperación; la necesidad de hablar el lenguaje propio del área a seducir; el ofrecimiento de soluciones concretas a los problemas de los demás; y la importancia del «momentum», el momento exacto donde mejor impacto tendrá la propuesta de colaboración.

En el apartado de consejos prácticos, se apunta la necesidad de establecer interacciones continuas formales e informales, espontáneas y programadas, subrayando el poder de las conversaciones de pasillo previas y posteriores a las reuniones formales. También, la importancia del personal compartido y los recursos recíprocamente integrados: el control de la interlocución y también del trabajo interno.

En la resolución de conflictos, el establecimiento de relaciones de confianza es esencial. Y en ese sentido, es crucial la relevancia de las personas «hub» y de las «personalidades» del campus. Lejos de actuar con servilismo, el informe recomienda estar centrado en lo que se quiere conseguir y el propio rol y valor, rechazando la dispersión profesional.

Finalmente, en los retos vinculados a la energía que requiere la cooperación se parte de dos ejes: la gestión de la potencial resistencia al cambio (una táctica de éxito para la colaboración es preguntar pronto y a menudo al resto de agentes implicados); y la sostenibilidad en la inversión de la energía (será necesario aprender y escuchar las perspectivas de la otra persona).

Como ocurre con el clásico de Carnagie, el lector no estadounidense puede observar este práctico recetario con cierta distancia, por no decir resistencia y miedo al ridículo. Siempre se puede recurrir a Barbara Ehrenreich o William Davies para compensar la superficialidad de los textos de autoayuda1. Volviendo al informe objeto de la reseña: la recomendación es realizar una lectura desacomplejada y extraer aquellas ideas más pertinentes para cada institución. De hecho, no deja de ser una apuesta a favor del trabajo en equipo en las universidades y en cualquier otro ecosistema, una competencia básica que, a menudo, ha sido despreciada en nuestro desarrollo profesional.


1 Ehrenreich, Barbara (2011). Sonríe o muere: la trampa del pensamiento positivo. Madrid: Turner. Davies, William (2016). La industria de la felicidad: cómo el gobierno y las grandes empresas nos vendieron el bienestar. Barcelona: Malpaso.