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Investigaciones sobre «dataficación»: comprensión y percepciones públicas de la vida entre datos

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L. Fernando Ramos
CU Biblioteconomía y Documentación
Universidad Complutense de Madrid


Kennedy, Helen; Oman, Susan; Taylor, Mark; Bates, Jo; Steedman, Robin (2020). Public understanding and perceptions of data practices: a review of existing research. [London]: Nuffield Foundation; [Sheffield]: University of Sheffield. 65 p. Disponible en: <http://livingwithdata.org/current-research/publications/>. [Consulta: 02/05/2021].


Un grupo de investigadores británicos ha realizado una amplia recopilación y revisión de estudios llevados a cabo entre 2015 y 2019 en el que se analizan y valoran el significado que tienen los datos para los ciudadanos y el grado de confianza que les merecen. Los autores dan al término «data practices» el mismo significado que el de «dataficación», neologismo para referirnos a la recopilación, el análisis y el intercambio sistemático de datos y los resultados de estos procesos. De entre todos los tipos de datos, los más importantes son los datos personales, sobre cuya gestión existe una gran preocupación, de ahí que se hayan adoptado un gran número de iniciativas, tanto en el propio Reino Unido como en diversos ámbitos más amplios gubernamentales, profesionales y académicos.

El eje central de esta investigación consiste en revisar un gran volumen de estudios realizados, principalmente en el ámbito británico, y determinar cómo los ciudadanos perciben las prácticas de los datos, la dataficación. Se trata de sintetizar la evidencia existente y evaluar patrones o hallazgos generalizables, y para ello se ha tomado en consideración la bibliografía académica y la literatura gris (producida por organizaciones gubernamentales, tercer sector…) de ese periodo. Esta amplia revisión servirá de base para la investigación empírica del proyecto Living with data, cuyas preguntas de investigación plantean qué saben y sienten las personas en su relación con los datos en diferentes ámbitos de la vida cotidiana y qué consideran los «no-expertos» una práctica justa con los datos. 

El informe, de 65 páginas, desgrana diferentes aspectos de la relación que tiene la gente con los datos y los resultados, a veces contradictorios, que ofrecen algunos de los estudios analizados, desde enfoques cuantitativos y cualitativos. El conocimiento y la comprensión de las prácticas de los datos son variados porque esas personas interpretan su comprensión de distintas maneras, lo que lleva a mostrar una amplia evidencia de que las personas están preocupadas en su interrelación con los datos. Perciben unos efectos positivos, como la mejora de los servicios y otros perjudiciales, como una mayor vigilancia, menos privacidad y más formas de desigualdad. En primer lugar, desde una visión global del estudio sugiere a sus autores la conclusión general de que las cuestiones de datos son cuestiones humanas, cuya percepción se desenvuelve en un contexto dado de gran importancia para comprender las prácticas. En segundo lugar, es importante quién recopila datos, de quién y para qué. En tercer lugar, importan las desigualdades, las cuales inciden en el conocimiento de los datos, así como en el grado de confianza y los sentimientos sobre las prácticas. 

El estudio desgrana los resultados en un capítulo con diez apartados, además, dedica otra sección a una cuidada descripción metodológica y nos regala una bien depurada relación bibliográfica final, casi toda en acceso abierto. Aunque la investigación se llevó a cabo antes de la pandemia, los autores consideran que el contexto de la pandemia y las nuevas prácticas con los datos tendrán que ser también objeto de investigación.

A lo largo del estudio se mencionan informes que evidencian el conocimiento y la comprensión que las personas tienen sobre los datos que manejan y les afectan, si bien las conclusiones de esos estudios no ofrecen resultados claros y sugieren que algunos procesos y conceptos sobre los datos son complejos para mucha gente. En general, dicen los autores, es difícil ser concluyente sobre el grado de conocimiento y comprensión sobre las prácticas de datos entre el público.

Más incuestionable es la afirmación de que la gente está preocupada por las prácticas de datos; varias encuestas dejan claro que la gente está sensibilizada por la privacidad en línea. Es curiosa la conclusión del Oxford Internet Institute que atribuye a los jóvenes un mayor cuidado que en la gente mayor en cuanto a su privacidad en línea. Asimismo, las personas no solo están preocupadas: tienen voluntad propia, negocian o muestran resistencia a aceptar los datos y, a veces, tienen puntos de vista contradictorios en estas actuaciones, en donde se juega con un «derecho sobre los datos» para equilibrar los riesgos y beneficios de sus prácticas particulares. Como señala uno de los estudios citados, son favorables acerca de los beneficios de Internet y de estar más conectados, pero a la vez quieren mayor honestidad, transparencia y cumplimiento en cómo se utilizan los datos sobre ellos.

Por su parte, los sentimientos juegan un papel destacado en la comprensión y percepción del público de las prácticas de datos, aunque su importancia varía según los grupos demográficos. Este es un aspecto para tener en cuenta por los políticos y gestores que han de mejorar el conocimiento y la comprensión de los datos en diferentes grupos de población. En este punto, el estudio señala que la gente confía sus datos en algunos sectores más que en otros. Confían en la policía, por ejemplo, pero no en la toma de decisiones automatizadas. En tal sentido, las encuestas demuestran que la gente tiene más confianza en las instituciones de salud, seguidas de los bancos y de los ayuntamientos. Mientras que tienen menos confianza en las organizaciones de marketing y en las empresas de medios sociales.

En esta relación de las personas con los datos, los investigadores explican la «paradoja de la privacidad» por la cual, a menudo, las personas dicen que están preocupadas por la privacidad en línea y la protección de sus datos personales y, sin embargo, actúan de una manera que no es coherente con esa afirmación, de modo que sopesan riesgos con beneficios y deciden compensar. Esto no se interpreta como una aceptación del riesgo, se trata más bien de situaciones complejas en las que las personas están preocupadas por las prácticas de los datos y adoptan actitudes y opiniones contradictorias sobre ellas.

En la segunda de las preguntas de investigación planteada en el estudio, los autores analizan qué consideran los «no-expertos» como una práctica justa con los datos. Por ejemplo, uno de los estudios mencionados concluye con rotundidad que las personas no apoyan el uso de la inteligencia artificial para la toma de decisiones, en particular en el lugar de trabajo y en el sistema de justicia penal (el 60 % de las personas se opone o se opone firmemente a su uso en estos ámbitos). Las personas están más cómodas con el uso de la inteligencia artificial en la toma de decisiones en los servicios financieros y en la publicidad. Los investigadores encuentran muchas formas de insatisfacción con las formas actuales en que se utilizan los datos, al tiempo que han identificado prácticas más justas, como una mayor honestidad, transparencia y diálogo, así como una regulación más exigente en el cumplimiento, rendición de cuentas y reparación de daños.

Muchas de las investigaciones ponen de relieve la necesidad de que los gobiernos y la industria impulsen cambios para aumentar la confianza en la práctica de los datos. Las opiniones sobre lo que debe cambiar están condicionadas por la perspectiva de la disciplina desde la que se hace la investigación y la orientación adoptada. La bibliografía centrada en los sistemas, tal como la Interacción Persona-Ordenador (HCI), recomienda cambios en los diseños de los sistemas. En la bibliografía académica crítica y en alguna literatura gris señalan a los gobiernos como los factores más importantes del cambio, en aspectos como una más estricta regulación del sector, más transparencia sobre el uso de los datos y más educación como medio de empoderamiento ciudadano.

Al final de este pormenorizado estudio sobre la percepción de las personas sobre la dataficación, se aborda la desigualdad social en esa experiencia y la consiguiente necesidad de atajar las diferencias. El estudio señala que se necesita una mayor comprensión del problema. Algunas investigaciones referenciadas destacan que la dataficación afecta a los grupos desfavorecidos y marginados en formas desproporcionadas y negativas. Las diferencias son importantes en muchos aspectos: desigualdades sociales, diferencias en tipos de datos o contextos de uso. Los grados de conocimiento y comprensión influyen en las percepciones, además, las preocupaciones sobre las prácticas de datos difieren en importancia de otras preocupaciones. En todos estos aspectos, las investigaciones deben prestar atención a las diferencias y tener en cuenta las evidencias para las políticas de prácticas.

El último punto del informe incide en las diferencias que conllevan los métodos y distintos enfoques de cada investigación, así como las preguntas y la forma en la que se interpretan y presentan los resultados. En todo ello se pone de relieve que el enfoque disciplinar y la orientación política de los investigadores juegan un papel en los resultados de la investigación y en las afirmaciones que se hacen, lo que también se ha de tener en cuenta.