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La investigación está cambiando, pero ¿cambian las bibliotecas?

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Ángel Borrego
Facultat de Biblioteconomia i Documentació
Universitat de Barcelona


Research Libraries UK 2019 Conference. Reshaping scholarship: transformation, innovation and cultural change. London, 20-22 March 2019. Disponible en: <http://rlukconference.com>. [Consulta: 24/03/2019].


Los días 20, 21 y 22 de marzo se celebró en Londres el congreso anual del RLUK (Research Libraries UK), la asociación de bibliotecas universitarias y de investigación británicas que agrupa a 37 instituciones. El objetivo era abordar cómo los cambios en la investigación afectan las expectativas de los investigadores sobre las colecciones y los servicios bibliotecarios y cómo estos pueden responder a las nuevas necesidades de los académicos.

En esta reseña resumiremos brevemente el contenido de las sucesivas sesiones. El lector interesado podrá consultar próximamente los vídeos de las presentaciones en la página web del congreso, donde también están disponibles los de las cuatro últimas ediciones.

La conferencia inaugural corrió a cargo de Tim Hitchcock, historiador de la Universidad de Sussex que ha desarrollado diversos proyectos en humanidades digitales, especialmente de mapeado de términos en grandes colecciones documentales, incluyendo el catálogo de su Universidad. En su opinión, este tipo de proyectos ofrecen una visión panorámica de las características de las colecciones bibliotecarias y de sus contenidos, una visión global que se ha perdido ahora que el acceso a la información es digital.

A continuación, las presidentas de las asociaciones de bibliotecas de investigación de Estados Unidos (ARL), Canadá (CARL), Australia (CAUL) y Europa (LIBER) presentaron los planes estratégicos de sus organizaciones. Cabe destacar que las cuatro presidentas son mujeres que parecen haber roto el techo de cristal que limitaba su ascenso a puestos de responsabilidad a pesar de su elevada presencia en la profesión.

El siguiente panel presentó tres experiencias de apoyo a la investigación: el laboratorio de humanidades digitales de la Universidad de Cambridge; el desarrollo de un estudio en la Universidad de Calgary para identificar las necesidades de los investigadores y desarrollar una docena de proyectos en colaboración con ellos ―el título de esta reseña está tomado del utilizado por Tom Hickerson para esta presentación―; y la perspectiva ―pesimista― sobre el papel de las bibliotecas de investigación en 2030 ofrecida por un representante de la British Library. En síntesis, los cambios vienen dados no sólo por el acceso remoto a la información, sino por la creciente interdisciplinariedad de la investigación que invita a romper la tradicional estructura disciplinaria de las bibliotecas para organizarse en torno a procesos (docencia, investigación, divulgación…). El peso de las humanidades digitales en muchos proyectos viene a responder a la carencia de infraestructuras en estas disciplinas, a diferencia de lo que ocurre en campos como la genética. La primera jornada del congreso finalizó con una charla de Charles Kriel, asesor del Parlamento británico sobre desinformación y noticias falsas.

El segundo día comenzó con una conferencia sobre el papel de las bibliotecas como un espacio neutral a partir de una experiencia de censura de obras de arte en la biblioteca de la Universidad de Ciudad del Cabo en un contexto de movilizaciones estudiantiles. El siguiente panel combinó tres presentaciones: un proyecto de digitalización colaborativa entre tres instituciones que puso de manifiesto la necesidad de disponer de datos que permitan detectar solapamientos entre las colecciones para optimizar recursos; un detallado análisis de la colección de la London School of Economics que ha permitido tomar decisiones sobre la retención y expurgo de materiales; y un estudio de los usuarios ―y no usuarios― de la British Library que identificó como principales prioridades el acceso a Internet y la disponibilidad de un espacio neutral donde trabajar.

La sesión de tarde incluyó dos actividades paralelas sobre la neutralidad de las bibliotecas y el trabajo desarrollado por los grupos existentes dentro del RLUK. Dos de los tres grupos existentes se han creado en los últimos tres años y sus temáticas revelan las prioridades en la asociación: colecciones especiales y digital scholarship.

El panel final del segundo día estuvo dedicado a la ciencia abierta. Incluyó presentaciones sobre la estrategia de la Universidad de Lancaster para acercar la ciencia abierta a los investigadores a través de encuentros en pequeños grupos; la creciente actividad editora de las bibliotecas universitarias y la necesidad de dar más visibilidad a las monografías en acceso abierto que publican; y la creciente presencia de servicios de apoyo a la investigación en bibliotecas universitarias, con una elevada heterogeneidad en términos de denominación del servicio, puestos de trabajo de las personas que los desarrollan o actividades que priorizan.

El tercer y último día del congreso comenzó con una sesión dedicada a la gestión de datos de investigación. Se ofrecieron los resultados de un estudio que muestra una creciente madurez de estos servicios en bibliotecas universitarias de siete países, si bien se siguen centrando en tareas de asesoramiento más que en apoyo técnico y se detecta una falta de formación. La segunda presentación abordó el papel de las bibliotecas en la gestión del software para la investigación empleado por los académicos. Y, finalmente, se presentó un proyecto que intenta aplicar técnicas de blockchain para obtener datos fiables, comparables y auditables de descargas de artículos científicos. El objetivo sería promover el uso de estos datos en procesos de evaluación de la investigación, animando a los investigadores a publicar en acceso abierto para incrementar la consulta de sus publicaciones.

A continuación, se celebraron cuatro talleres paralelos sobre la promoción de la ciencia abierta, el impacto de la inteligencia artificial sobre la dirección de bibliotecas universitarias, las últimas transformaciones en el ámbito de la comunicación científica y la gestión colaborativa de colecciones. El congreso concluyó con una conferencia sobre humanidades digitales.

El acceso remoto a la información ha alejado a estudiantes y académicos de las bibliotecas universitarias durante los últimos años. Los estudiantes están volviendo en la medida en que muchas bibliotecas se han adaptado a sus necesidades ofreciéndoles espacios de trabajo colaborativos que los alumnos valoran positivamente. El regreso de los investigadores, sin embargo, plantea más dificultades por cuanto su alejamiento no obedece únicamente a la facilidad en el acceso virtual a la información, sino a las nuevas metodologías de trabajo que plantean nuevas demandas que a menudo no coinciden con la oferta de servicios de las bibliotecas. Parece necesario romper con la idea de silos temáticos para ofrecer nuevos servicios acordes con los procesos en que se ven involucrados los académicos. En este sentido, destaca el auge de las humanidades digitales donde muchas bibliotecas parecen haber encontrado una oportunidad para ofrecer un servicio a académicos que, en estas disciplinas, no disponen de las infraestructuras existentes en ciencias experimentales o de la salud.