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La preservación del patrimonio cultural digital europeo: estado de la cuestión

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Laura Moré
Biblioteca de la Universitat de Girona


European Commission. Directorate-General for Communications Networks, Content and Technology (2019). Implementation of Commission Recommendation on the digitisation and online accessibility of cultural material and digital preservation: consolidated progress report 2015-2017. Luxembourg: European Commission. 69 p. Disponible en: <https://ec.europa.eu/digital-single-market/en/news/european-commission-report-cultural-heritage-digitisation-online-accessibility-and-digital>. [Consulta: 29/09/2019]


La Recomendación de la Comisión Europea sobre digitalización y accesibilidad en línea y preservación digital de material cultural (2011/711/EU) es el único instrumento europeo que aborda todo el ciclo de vida digital del patrimonio cultural desde la planificación, monitorización y financiación de la digitalización hasta el acceso en línea y la reutilización y la preservación digital. Esta recomendación es una invitación a los estados miembros para que incrementen sus esfuerzos, busquen recursos e impliquen al sector privado en la digitalización del patrimonio con el objetivo de aumentar la accesibilidad en línea del patrimonio cultural europeo, conseguir la implicación de los ciudadanos y el crecimiento de las industrias creativas. Además, los materiales digitalizados deberían ser accesibles a través de Europeana, la plataforma cultural europea que da acceso a contenidos digitales provenientes de bibliotecas, archivos y museos.

La Dirección General para las Redes de Comunicaciones, Contenido y Tecnología de la Comisión Europea realiza periódicamente un informe de seguimiento de los progresos de implementación de la Recomendación en los estados miembros. El presente informe corresponde al período de 2015-2017 y se estructura en cinco grandes capítulos. El primer capítulo, Digitalización: organización y financiación, muestra cómo planifican, gestionan y monitorizan la digitalización del patrimonio cultural los estados miembros. La conclusión es que, a pesar de que más de dos tercios de los estados miembros siguen una estrategia centralizada a nivel nacional, no hay una única aproximación. La digitalización del patrimonio requiere una aproximación multidisciplinar que movilice recursos y experiencias muy variadas, así que a menudo los estados combinan la aproximación nacional con la regional y/o sectorial, muchas veces de la mano de grandes instituciones culturales, como las bibliotecas nacionales.
Una de las tendencias más destacables que se desprende del informe es el uso de la tecnología 3D para la digitalización del patrimonio cultural inmueble, e incluso algunos estados miembros han creado grupos de trabajo para desarrollar unos estándares de calidad en este ámbito.
Dos tercios de los estados miembros unen recursos y competencias para crear economías de escala que faciliten la digitalización. El objetivo es centralizar recursos, abaratar costes, consolidar procesos, compartir conocimiento y buenas prácticas y, sobre todo, evitar duplicidades. Se observan diversas experiencias de partenariado entre el sector público y privado, así como diversas iniciativas de micromecenazgo.

El segundo capítulo, Digitalización y acceso en línea del material de dominio público, revela que más de dos tercios de los estados miembros promueven la conservación del dominio público del patrimonio cultural, tras su digitalización. Los principales obstáculos son la incertitud legal, el miedo a la pérdida de control o el desconocimiento de los derechos de los fotógrafos o agentes digitalizadores sobre los objetos digitales, aunque se observa una evolución positiva. Hay que apostar por la reutilización, evitando las medidas de protección (como las marcas de agua) que lo limitan.

El tercer capítulo, Digitalización y accesibilidad en línea de material con copyright, destaca que la Directiva de Obras Huérfanas, a pesar de haber sido transpuesta a la legislación nacional por diversos estados miembros, no ha contribuido de manera significativa a la digitalización de estas obras. Parece ser que el principal obstáculo son las dificultades prácticas y económicas que supone la búsqueda diligente. Eso sí, un número considerable de estados miembros facilitan la digitalización y acceso en línea a las obras que se encuentran fuera del circuito comercial.

El cuarto capítulo, Europeana, expone que, una vez alcanzados los niveles cuantitativos que se habían fijado, ahora hay que centrarse en los cualitativos, así como aumentar la presencia de otros formatos (actualmente hay un claro predominio del texto y la imagen). Otra cuestión emergente es la del linked open data, que es vista como una posibilidad de incrementar la calidad de los materiales disponibles en línea.

El capítulo final, Preservación digital, muestra que hay una gran variedad de estrategias y planes de acción para la preservación a largo plazo de los materiales digitales. Por el contrario, no hay muchos progresos por lo que se refiere a la inclusión de condiciones explícitas en la legislación que permitan las copias múltiples y la migración de los materiales culturales digitales por parte de las instituciones públicas con finalidades de preservación. Se observan progresos en el depósito legal digital de los documentos nacidos digitales, pero hay que potenciar la cooperación entre los países.

Las conclusiones a las que han llegado los estados miembros son que la Recomendación ha sido un instrumento muy útil para incentivar la creación de políticas nacionales, concienciar de la necesidad de actuar, coordinar actividades y también seguir trabajando, pero, por el contrario, sería necesario actualizar o reforzar algunas áreas.

Es importante que la Comisión Europea realice periódicamente estos informes de seguimiento de la implementación de la Recomendación dado que, en cierta manera, ello «obliga» a los estados miembros a actuar y progresar porque son como un proceso de evaluación cada dos años. Resultan de gran utilidad también como recopilación de las tendencias que van surgiendo, así como de aparador de los proyectos y experiencias de cada país. Por el contrario, tal y como manifiestan algunos países, sería necesaria una estrategia común a nivel europeo que favoreciera la cooperación entre todos los estados –más allá de las diversas iniciativas aisladas actuales entre algunos países– y sería necesario que la legislación europea y sus transposiciones nacionales concretasen más ciertos aspectos que causan incertitud e inseguridades que impiden avanzar, sobre todo en materia de propiedad intelectual y explotación y reutilización del patrimonio cultural digital, y depósito legal digital.