Acceso abierto: teoría y práctica

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Ángel Borrego
Facultat d’Informació i Mitjans Audiovisuals
Universitat de Barcelona (UB)


Pinfield, Stephen; Wakeling, Simon; Bawden, David; Robinson, Lyn (2020). Open access in theory and practice: the theory-practice relationship and openness. London; New York: Routledge. XII, 244 p. ISBN 978-0-429-27684-2. Disponible en: <https://doi.org/10.4324/9780429276842>. [Consulta: 06/11/2020]. 


La bibliografía sobre el movimiento del acceso abierto es abundante, y los informes sobre el tema reseñados en este blog, numerosos. Es difícil, no obstante, encontrar una aproximación original al fenómeno como la que han empleado los autores de la monografía que hoy resumimos. Pinfield, Wakeling, Bawden y Robinson se centran en la relación entre la teoría y la práctica en el terreno del acceso abierto. Es decir, cómo se utiliza la teoría para entender el fenómeno del acceso abierto y hasta qué punto la teoría incide sobre su implementación.

Es una aproximación que, de entrada, puede resultar difícil de comprender, por lo que los autores la ilustran con dos ejemplos en la introducción: un estudio que analiza el Plan S desde la teoría de los «recursos compartidos» o «bienes comunes», un marco teórico cuyo desarrollo valió a Einor Ostrom ser la primera mujer galardonada con el Nobel de Economía; y un trabajo sobre las motivaciones de los investigadores para compartir sus artículos en ResearchGate aplicando la «teoría de intercambio social», una aproximación en psicología y sociología que explica las relaciones humanas como el resultado de un análisis coste-beneficio y de comparación de alternativas. Son dos ejemplos de estudios que utilizan aproximaciones teóricas procedentes de disciplinas diferentes para investigar dos aspectos relacionados con el acceso abierto: las políticas que lo fomentan y el comportamiento de los investigadores.

La monografía se organiza en cinco partes, cada una dividida en dos capítulos. La primera presenta una aproximación al acceso abierto, describe su evolución desde sus orígenes hasta la actualidad y ofrece un modelo de sus componentes: los actores (investigadores, financiadores, editoriales, etc.), las dimensiones (políticas, económicas, legales, etc.) y los aspectos que relacionan ambos componentes (las culturas disciplinarias, las diferencias Norte-Sur, los sistemas de recompensas, etc.).

La segunda parte del libro se centra en la relación entre la teoría y la práctica. Los autores revisan la bibliografía en torno a conceptos como «teoría», «modelo» o «paradigma» y en cómo ayudan a explicar la realidad, a predecir el futuro y a prescribir acciones. El análisis se centra en el uso de la teoría en biblioteconomía y documentación, una disciplina caracterizada por la escasa utilización de abstracciones y generalizaciones para explicar los fenómenos y guiar la práctica profesional. Se trata de una brecha habitual en disciplinas aplicadas, como la enfermería o la educación donde, a menudo, la investigación tiene como objetivo obtener resultados a corto plazo, en un contexto específico, para ser aplicados de manera inmediata, más que para la comprensión de conceptos de manera global.

La tercera parte se centra en la aplicación de la teoría al estudio del acceso abierto. El primer capítulo de la sección describe la metodología empleada para la identificación de la bibliografía y el segundo los resultados del análisis de contenido. En esta etapa, los autores encontraron más de una docena de teorías utilizadas en la bibliografía sobre acceso abierto. Llama la atención la diversidad disciplinaria, con aportaciones teóricas procedentes de la sociología, la psicología, la biblioteconomía, las matemáticas, la educación, la economía o las empresariales. Dos aproximaciones teóricas destacan como las más utilizadas para el estudio del acceso abierto: la «difusión de innovaciones», una teoría popularizada por Everett Rogers que pretende explicar cómo, por qué y a qué velocidad se mueven las nuevas ideas y tecnologías; y la «tecnología o innovación disruptiva», expresión acuñada por Clayton Christensen para definir innovaciones que producen una ruptura brusca con el fin de competir contra una tecnología dominante. Un segundo aspecto analizado es hasta qué punto los autores que investigan sobre acceso abierto no solo usan teorías elaboradas previamente, sino que desarrollan nuevas teorías. Los resultados en este sentido son escasos y se tiende a enunciar conceptos vagos e hipótesis no comprobadas más que «grandes teorías».

La cuarta parte de la obra se enfrenta a una nueva pregunta: ¿hasta qué punto los profesionales que trabajan en el ámbito del acceso abierto conocen la investigación teórica sobre el tema y qué utilidad le otorgan? Para darle respuesta, los autores entrevistan a una treintena de profesionales e investigadores. Los resultados muestran las dificultades que ambos grupos experimentan para mantenerse al día de la bibliografía publicada sobre acceso abierto, el papel —como una fuente de información más— de la literatura académica y las dificultades a la hora de definir qué entienden por «teoría». Para reducir la brecha entre teoría y práctica, los profesionales abogan por que los resultados de la investigación sean más accesibles —con formatos «para legos»—, la realización de investigaciones conjuntas entre académicos y profesionales, y la creación de canales adicionales para el diálogo entre ambos grupos.

La quinta y última parte del libro se centra en las implicaciones derivadas del trabajo previo. El primero de sus capítulos intenta «modelizar» la relación entre teoría y práctica en el ámbito del acceso abierto e insiste en las propuestas para reducir la brecha entre teoría y práctica. El segundo identifica aspectos —como los principios rectores del acceso abierto— en los que sería necesario desarrollar teorías sólidas que fundamenten la práctica profesional. 

Se trata, en definitiva, de una monografía con un enfoque interesante que anima a académicos y profesionales a trabajar de manera más cercana —pues los resultados muestran que ni los académicos utilizan siempre la teoría para sustentar sus trabajos ni los profesionales son ajenos al desarrollo de marcos teóricos— y que rinde tributo al aforismo de Kurt Lewin según el cual «no hay nada más práctico que una buena teoría.»