Creación sin límites en la mente de un niño

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Candela Ollé
Estudis de Ciències de la Informació i la Comunicació
Universitat Oberta de Catalunya (UOC)


Marsh, Jackie; Kumpulainen, Kristiina; Nisha, Bobby; [et al.] (2017) Makerspaces in the early years: a literature review. [Sheffield ]: University of Sheffield: MakEY Project. 139 p. Disponible en: <http://makeyproject.eu/wp-content/uploads/2017/02/Makey_Literature_Revie... >. [Consulta: 11.12.2018].

Lahmar, Jamal; Taylor, Mark; Marsh, Jackie (2017). Makerspaces in the early years: current perceptions and practices of early years practitioners, library and museum educators and makerspace staff. [Sheffield ]: University of Sheffield: MakEY Project. 55 p. Disponible en: <http://makeyproject.eu/wp-content/uploads/2018/01/MakEY_Survey.pdf>. [Consulta: 11.12.2018].


¿Qué son los makerspaces? Una definición sencilla podría ser: un espacio colaborativo, un entorno de aprendizaje y de experimentación que combina elementos de taller, laboratorio y estudio de arte para desarrollar y crear (proyectos innovadores, por ejemplo). En la ciudad de Barcelona encontramos dos espacios makers de referencia, como son el Made o el FabLab Barcelona que cuenta con Fab Kids y, recientemente, se ha creado en la Universitat de Barcelona (UB), en concreto en el CRAI Biblioteca del Campus Clínic un nuevo espacio llamado EspaiCREA. Para más contexto, en Madrid, en el MediaLab-Prado se organizó el año pasado la jornada: Makerspaces en bibliotecas públicas: sesión de trabajo abierta dado que la cultura maker debe incorporarse en las bibliotecas (ya sean escolares, públicas o académicas), en los museos o cualquier institución que tenga como servicio la formación y el aprendizaje.

Los informes que analizamos (que forman parte del proyecto MakEY y ha recibido financiación del programa de investigación e innovación Horizon 2020 de la Unión Europea) ofrecen un buen contexto para así conocer todas las variables implicadas con el movimiento. El primer texto (Marsh, Jackie; et al., 2017) es una amplia revisión bibliográfica que analiza la cultura maker y la práctica educativa; los espacios makers dentro de los espacios de aprendizaje formales e informales (bibliotecas, museos, laboratorios abiertos, etc.); las disciplinas de aprendizaje vinculadas (Science, Technology, Engineering, Maths –STEM–; arte; habilidades digitales; Design thinking, entre otras). Además, en el cuarto apartado, revisa las variables que intervienen: el género, la familia, la clase social, el factor lingüístico y, en el quinto, presenta las conclusiones orientadas al futuro que sintetizamos con:

  • «el potencial de los espacios makers [que son esenciales] para desarrollar los tipos de habilidades y conocimientos necesarios para permitir a Europa competir globalmente en futuros mercados de ocupación [...] donde las tecnologías digitales conformarán diversos caminos de ocupación en los próximos años».
     
  • y la importancia de la contribución del movimiento maker al conocimiento.

Por otra parte, el segundo informe (Lahmar, Jamal; et al., 2017) es una continuación del primero, ya que después de una extensa revisión bibliográfica quieren conocerse las percepciones y puntos de vista de los profesionales con una metodología cualitativa como es la encuesta. Esta ha sido llevada a cabo en siete países de la Unión Europea (Alemania, Dinamarca, Finlandia, Islandia, Noruega, Reino Unido y Rumanía) y en los Estados Unidos, para identificar los beneficios y retos de los espacios de trabajo makers focalizados en los niños de edades comprendidas entre tres y ocho años, tanto en el entorno formal (como guarderías y escuelas) e informal (como museos y bibliotecas).

Los perfiles que han sido encuestados son: profesorado de infantil, personal de los museos y bibliotecas, así como personal de los makerspaces. De un total de 881 respuestas obtenidas, 633 han completado satisfactoriamente todo el cuestionario y como punto de partida encontramos que el concepto makerspaces no es conocido por el 63 % de los que responden, dado que no están familiarizados con él.

Los resultados de la encuesta han sido agrupados en función de los tres targets mencionados en el párrafo anterior; el capítulo 2 analiza las respuestas de los early years practitioners que aunque no conocen el movimiento ven que tendría valor incorporarlo a la educación infantil; el capítulo 3 pone el foco en los resultados procedentes del personal de bibliotecas y museos y expresan entusiasmo con el potencial que supondría la incorporación de los espacios makers para sus instituciones e identifican un abanico de beneficios; el capítulo 4 se centra en el personal de los espacios makers que tienen un elevado interés en trabajar con niños y desarrollarles equipamientos.

Algunas de las conclusiones globales apuntan que hay claras diferencias en relación a la experiencia de los profesionales encuestados y respecto a la procedencia geográfica. En los Estados Unidos, por ejemplo, los espacios de creación están fuertemente promocionados en las bibliotecas y en los museos. Por otra parte, hay divergencia de opiniones sobre el valor que estos espacios pueden tener con los niños. Se ha detectado también una falta de recursos (la encuesta menciona y pide la opinión sobre herramientas como: cortadoras láser; impresoras 3D; equipamientos para codificar; creación digital con tabletas, cámaras; herramientas electrónicas para actividades STEM) y la necesidad de formación, así como orientaciones en relación al tipo de actividades y la evaluación del aprendizaje adquirido. Por tanto, la encuesta ha sido de utilidad para confirmar que la línea y dirección iniciada por el proyecto MakEY encaja con los objetivos, pero queda mucho trabajo por hacer.

Haciendo un punto y aparte de los informes y en un intento de acercarnos a la realidad de nuestro país, donde la adquisición de las competencias en la educación infantil ha dado un giro y cada vez más les escuelas cambian el modelo tradicional por el learning by doing. Algunos ejemplos de esta nueva realidad: el trazo, el aprendizaje de la lectura y la escritura ya no se delimita en el papel y en la mesa, si no que es el patio que se transforma en una gran pizarra; las matemáticas ya no son aquellos ejercicios repetitivos y mecánicos en la libreta, si no que el ambiente del supermercado y la clase de cocina les sirven para hacer los cálculos básicos mientras compran y calculan los ingredientes para hacer pasteles, por poner dos ejemplos que veo en P5.

Más allá de la escuela, las bibliotecas necesitan también incorporar bibliolabs –denominación de los makerspaces en las bibliotecas– (véase el proyecto de la Diputació de Barcelona) ya que son una vía de atracción de nuevos perfiles de usuarios y la biblioteca puede ser entendida también como un espacio de aprendizaje, creación y acceso a la información.


Para saber más:

González-Fernández-Villavicencio, Nieves (2013). «El movimiento "Maker" en bibliotecas». Bibliotecarios 2020, enero 01.

Marquina, Julián (2017). «Makerspaces en bibliotecas: el fenómeno Bibliomakers». Julián Marquina, abril 18.