Démonos a conocer

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Núria Balagué
Servei de Biblioteques de la Universitat Autònoma de Barcelona
Profesora del Departament de Biblioteconomia, Documentació i Comunicació Audiovisual. Universitat de Barcelona


LeMire, Sarah; Graves, Stephanie J.; Farrell, Shannon L.; Mastel, Kristen L. (2018). Outreach and engagement. SPEC Kit 361. Washington, DC: Association of Research Libraries. Disponible en: <https://publications.arl.org/Outreach-Engagement-SPEC-Kit-361/>. [Consulta 22/01/2019].


Hace más de 40 años que la Association of Research Libraries (ARL) inició el programa SPEC (Systems and Procedures Exchange Center), para compartir buenas prácticas entre sus bibliotecas y ayudarlas a mejorar, de manera continuada, su sistema de gestión. El proyecto fue evolucionando hasta que en 1973 se convirtió en la colección SPEC Kit, que recopila información de las instituciones miembros, sobre temas estratégicos para las bibliotecas de investigación. Y es evidente que Outreach and engagement trata de un tema bastante estratégico: la necesidad de dar un impulso nuevo a las actividades programadas para dar a conocer los servicios y mejorar y ampliar los vínculos con la comunidad. Las bibliotecas tienen la necesidad creciente de demostrar su valor, pero ¿cómo pueden hacerlo si una parte importante de los miembros de las comunidades, a las que prestan servicio, conocen solamente de una manera vaga y superficial todo lo que la biblioteca puede aportarles? 

A partir de una encuesta de 40 preguntas, que respondieron 57 bibliotecas miembros de la ARL (un 46 % del total) nos aproximamos a cuál era la situación en el año 2018. Outreach es un término que resulta difícil de traducir con tan solo una palabra. Tiene que ver con el compromiso con la comunidad, con la extensión, la divulgación, la promoción y el fomento de las actividades de la biblioteca. La misma encuesta no propone una definición del término a priori, sino que busca hacer aflorar ideas y enfoques, y son los encuestados quienes deben explicar cómo lo definen. Cada biblioteca ofrece su manera de entender el concepto. Veamos algunos ejemplos: 

  • "crear momentos de descubrimiento, de aprendizaje y de intercambio con la comunidad universitaria",
     
  • “actividades que conectan con nuestros usuarios para dar a conocer nuestros servicios, colecciones, espacios, tecnologías, y proporcionar información, formación y conocimiento para ayudarles a conseguir sus objetivos de investigación, enseñanza y aprendizaje",
     
  • “promover los servicios y recursos de la biblioteca en el campus y en la comunidad”,
     
  • “esfuerzos para conectar con una población específica de estudiantes, personal, profesores o miembros de la comunidad como medio para implicarles con nuestros servicios y colecciones, así como proporcionar oportunidades de diálogo dentro y entre estas poblaciones”,
     
  • “actividades enfocadas, internamente y externamente, a animar a los estudiantes actuales y futuros a acercarse a la biblioteca y sentirse bien recibidos y acompañados”,
     
  • “interacción intencionada con el campus (interno) y el entorno (externo), en forma de servicios, programas, apoyo personalizado y cooperación”,
     
  • “la promoción de servicios bibliotecarios, tanto en la universidad como a miembros externos”,
     
  • “encontrar los estudiantes allá donde se encuentran”.

La encuesta dedica pocas preguntas a temas cuantitativos o que puedan responderse con un monosílabo. Al contrario, nos encontramos ante una narración coral, donde vamos descubriendo un abanico de planteamientos a la hora de programar actividades y de implicar al personal de la biblioteca, de buscar alianzas dentro y fuera de la universidad, de establecer objetivos y de medir, con mayor o menor fortuna, el impacto de estas actividades.

Démonos a conocer, hay que mejorar y ampliar los vínculos con nuestra comunidad, que si no nos conoce no nos valora. El estudio concluye que el outreach es todavía una práctica emergente que debe continuar creciendo, y que a la divulgación y el fomento de la biblioteca les queda aún mucho camino para pasar de ser concebidos como una actividad consistente en una serie de sucesos disociados, sin unos objetivos claros, a llegar a ser un programa de actividades bien establecido y sistematizado con métodos adecuados para poder evaluar el impacto. 

Resulta un complemento interesante el apartado final, donde se recogen los documentos aportados por las bibliotecas participantes (planes estratégicos, políticas, procedimientos, descripciones de puestos de trabajo, folletos, etc.), y la selección bibliográfica, bastante actualizada.