El camino hacia el acceso abierto, ¿en qué punto estamos?

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Ángel Borrego
Facultat de Biblioteconomia i Documentació
Universitat de Barcelona


Research Information Network; University of Sheffield; Research Consulting; Elsevier. (2015). Monitoring the transition to open access: a report for the Universities UK Open Access Co-ordination Group. [S. l.]: RIN. 104 p. Disponible en: https://web.archive.org/web/20160401150824/http://www.researchinfonet.or... [Consulta: 30/05/2016].


Desde la publicación en 2012 del informe Finch, son ya varias las ocasiones en las que este blog se ha hecho eco de trabajos que analizan el grado de implementación de sus recomendaciones. El estudio que ahora reseñamos describe el panorama del acceso abierto en el Reino Unido en agosto de 2015, tres años después de la publicación del informe Finch, utilizando indicadores de cinco tipos: opciones de acceso abierto disponibles para los autores (número de revistas en acceso abierto existentes, costes de edición (article processing charges o APC), licencias, etc.); disponibilidad de los artículos (proporción de textos en acceso abierto respecto al total de publicados); uso de los artículos en acceso abierto (comparado con el de aquellos que requieren suscripción); efectos económicos sobre las universidades (que han de pagar suscripciones y APC); y efectos económicos sobre las sociedades científicas que editan revistas.

Los resultados del trabajo muestran que las opciones para publicar en acceso abierto son amplias: dos terceras partes de las revistas editadas en el mundo ofrecen algún tipo de opción para publicar en abierto, siendo el modelo híbrido el mayoritario (algo menos de la mitad de las revistas a nivel mundial operan según este modelo). Las tarifas que las editoriales aplican a los autores para cubrir los costes de edición (APC) varían enormemente, si bien en la mayoría de los casos se sitúan entre las 1.000 y las 2.000 libras esterlinas. Las licencias Creative Commons son, si no universales, sí mayoritarias, si bien su uso es en ocasiones opcional y en ocasiones obligatorio. Las políticas editoriales sobre la posibilidad que los autores depositen copias de sus trabajos en acceso abierto varían de un título a otro, a menudo son difíciles de encontrar y en ocasiones incluyen excepciones en respuesta a los mandatos a los que pueden estar sometidos los autores. En general, las políticas editoriales son más permisivas con el depósito de preprints que con el archivo de versiones definitivas de los artículos y permiten más fácilmente la publicación en una página personal que el archivo en un repositorio.

Entre 2012 y 2014 creció el número de artículos publicados en acceso abierto, pero también el de artículos publicados en revistas que requieren suscripción, si bien el incremento fue más notable en el primer grupo gracias a las revistas híbridas. Aproximadamente el 17 % de los artículos publicados a nivel mundial están disponibles inmediatamente en acceso abierto: un 10 % en revistas de acceso abierto con costes de edición (APC), un 2,5 % en revistas híbridas y un 5 % en revistas sin costes de edición. Al margen de esta cifra, otro 5 % de los artículos queda en acceso abierto en la plataforma digital de la editorial tras un período de embargo, generalmente inferior a los doce meses. Por otro lado, en torno a un 15 % de los artículos publicados en revistas de suscripción tienen copias en abierto en repositorios y páginas web cumpliendo las políticas editoriales de las revistas. Finalmente, habría otro 9 % de copias “ilícitas” (que no cumplen las políticas editoriales) en redes sociales como ResearchGate.

El objetivo último del acceso abierto es incrementar la accesibilidad de la información científica por lo que cabe preguntarse si los artículos en abierto se usan más que aquellos disponibles únicamente en la modalidad de suscripción. Se trata de una pregunta de difícil respuesta, puesto que los textos están ubicados en plataformas diversas que no ofrecen datos de uso comparables. No obstante, los datos de consumo de las plataformas editoriales muestran que los artículos en acceso abierto se descargan con mayor frecuencia que los que no lo están, aunque los patrones de uso difieren significativamente de unas revistas a otras.

Por lo que hace al impacto económico sobre las universidades de la recomendación del informe Finch de primar la ruta dorada, los datos de una muestra de 24 universidades británicas indican que entre un 12 % y un 14 % del presupuesto dedicado a revistas se emplea en el pago de gastos de edición (APC) y el resto en el abono de suscripciones.

Finalmente, por lo que se refiere al impacto de las recomendaciones del informe Finch sobre las sociedades científicas, el informe constata la existencia en el Reino Unido de unas 280 entidades de este tipo que editan revistas y actas de congresos. Aproximadamente una cuarta parte de los ingresos de estas instituciones proceden de las actividades de edición. Los datos recogidos hasta finales de 2013 no mostraban que las recomendaciones del informe Finch hubieran afectado negativamente los ingresos editoriales de estas sociedades, si bien el breve período de tiempo transcurrido desde la puesta en marcha de las recomendaciones, en abril de 2013, pone de manifiesto la necesidad de seguir acumulando evidencias.

Al margen de los resultados descritos en el informe, cabe destacar la iniciativa de llevar a cabo estudios que analicen los resultados y el impacto de las políticas de información científica, algo de lo que, demasiado a menudo, carecemos en nuestros lares. Sería interesante y útil la realización de informes similares en nuestro país que valoraran los resultados de iniciativas como los mandatos aprobados en diversas instancias o que midieran la inversión institucional en el pago de costes de edición (APC). En este sentido, a pesar de la densidad del informe reseñado, los autores destacan que se trata de un ejercicio exploratorio, uno de cuyos objetivos es tener un punto de partida para la realización de futuros estudios longitudinales que permitan observar la evolución a medio y largo plazo.