Investigadores en archivos y bibliotecas patrimoniales: ¿qué piensan de los centros y cómo trabajan con las fuentes?

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Pedro Rueda Ramírez
Facultat de Biblioteconomia i Documentació
Universitat de Barcelona


Terra cognita: graduate students in the archives: a retrospective on the CLIR Mellon Fellowships for dissertation research in original sources (2016). Washington: Council on Library and Information Resources. VI, p. Disponible en: https://www.clir.org/pubs/reports/pub170/pub170. [Consulta: 27/11/2016]


Terra cognita es un informe valioso que analiza las opiniones y las expectativas de estudiantes de doctorado e investigadores que utilizan fuentes primarias en centros patrimoniales y bibliotecas de todo el mundo. El programa del Council on Library and Information Resources ha ofrecido 210 becas de la Andrew W. Mellon Foundation a investigaciones doctorales. Los informes finales de los becarios entre 2003 y 2015 han sido el núcleo de la evaluación de este informe. La lectura permite detectar algunos éxitos del programa en la formación adquirida, la realización de trabajos inéditos, el refuerzo de las comunidades académicas implicadas y las estrategias de debate en torno a las metodologías en el uso de fuentes originales.

El texto ofrece una oportunidad para conocer las experiencias y los problemas de investigación que un grupo de científicos sociales y de humanidades han encontrado al visitar archivos, museos y bibliotecas patrimoniales. El modelo en el que se basa la primera parte del informe es un análisis de los informes finales de alumnos becados para desarrollar sus tesis doctorales y la finalidad es mejorar la experiencia de investigación. En pocas ocasiones podemos leer las opiniones, la valoración y la utilidad del uso que hacen de los centros. En este terreno radica su gran valor al ofrecer una panorámica de las prácticas cotidianas de los usuarios y su interacción con las colecciones y los equipos de los centros. Los informes de los doctorandos han sido analizados por Lori M. Janhke y Amanda Watson, mostrando claroscuros. Los problemas se centran en la ausencia de herramientas de descripción, especialmente en línea, ya que estos investigadores necesitan preparar el trabajo previamente. De hecho, sus actividades en los centros se acercan más al proceso de recogida de datos de manera intensiva, y menos al trabajo tradicional de búsqueda en plazos de tiempo largos en el propio centro y consultando series documentales de manera extensiva. El motivo de este cambio lo exponen los investigadores con claridad: cuentan con presupuestos reducidos y necesitan concentrar el tiempo de consulta en pocos días o semanas, esto conlleva un trabajo intensivo en las principales fuentes disponibles. Los centros mejor valorados son, precisamente, los que ofrecen una combinación de buenos instrumentos de descripción y un equipo proactivo con capacidad de respuesta y con procedimientos con poca burocracia. Las restricciones de acceso y las autorizaciones lentas pueden ser un obstáculo letal para un proyecto de investigación, ya que se necesitan altos rendimientos en periodos cortos de tiempo y con materiales relevantes.

Otro aspecto clave que los centros deberían valorar es que el trabajo en el archivo o la biblioteca ha cambiado. Estos investigadores jóvenes, en pleno proceso doctoral, utilizan de manera intensiva las nuevas tecnologías y hacen un uso continuo de las cámaras fotográficas y los dispositivos móviles. Los centros que facilitan el uso para la investigación de estos aparatos son muy bien valorados. La mayoría de los que usan medios digitales resaltan el papel creciente de la gestión de sus colecciones de imágenes y el tratamiento de los datos recogidos en las horas en las que no están en el archivo. En cierto modo, reúnen los documentos de manera masiva, los organizan y posteriormente los leen, transcriben e incorporan a bases de datos, utilizan programas para buscar o visualizarlos, y los incorporan a los capítulos de sus tesis.

Este trabajo intelectual de construcción científica en contextos digitales ocupa otro apartado de Terra cognita de gran valor. Los investigadores se encuadran en una comunidad interdisciplinar formada por el resto de becarios del programa, independientemente de los temas de trabajo. Este sistema ofrece una cobertura esencial. Los investigadores no están solos y comparten metodologías y métodos comparados que enriquecen el intercambio interdisciplinar. El programa incluye debates de los becarios, presenciales o virtuales, presentaciones y encuentros formales e informales. Estos últimos también se amplían a los tutores que son otro pilar del sistema, tal como pone de manifiesto R. A. Kashanipour al proponer un modelo para las becas en humanidades en el que participan doctorandos y académicos que tienen puntos de conexión e intereses comunes. El debate en torno a los problemas interdisciplinares, el intercambio de ideas en contextos culturales diferentes y las carreras académicas constituyen polos de interés para los investigadores. La promoción de líneas innovadoras con impacto internacional es una de las misiones de estas becas que procuran ampliar horizontes de investigación en un contexto de educación superior competitivo.

Los últimos ensayos del informe se centran en el papel de estas investigaciones en la era digital y la importancia de la materialidad de las piezas, aspectos que son analizados por especialistas que han sido tutores de los alumnos y buenos conocedores de la situación de las humanidades en las universidades. William G. Thomas III, Michael Suarez y Charles Henry revisan el papel del archivo en las prácticas académicas con sugerencias valiosas del comportamiento de las recientes investigaciones y los cambios en las prácticas académicas. Estos autores sitúan a la consulta de fuentes primarias en el eje de la elaboración de conocimiento e innovación en el ámbito de las humanidades y las ciencias sociales. El otro pivote de estos proyectos son las interacciones con los equipos de los centros patrimoniales, y el tercer eje los debates académicos. El mundo digital ofrece nuevas oportunidades, genera ciertas ansiedades y da lugar a conductas inesperadas al ofrecer medios de visualización y establecer relaciones que no eran detectadas previamente. El nuevo entorno también plantea dificultades para seguir estudiando aspectos de la materialidad de los documentos, que un historiador como Suarez, interesado en los estudios del libro, considera esenciales para determinados análisis.

En resumen, las necesidades de la investigación han evolucionado a una demanda de acceso a instrumentos de descripción de acceso en línea acordes con políticas de transparencia, la demanda de facilidades para reproducir mediante dispositivos móviles las fuentes y la necesidad de mejorar la relación con los curadores y el debate con colegas y tutores. El ecosistema explica los avances de estas becas, con sus luces y sombras, al integrar a los becarios en un contexto de cooperación y redefinir las metodologías a través del debate. La evaluación de los informes de los becarios resulta, de este modo, relevante para evaluar los resultados del programa, más allá de los productos científicos obtenidos en forma de tesis o artículos.