La actitud positiva hacia la lectura, en disminución

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Maite Comalat
Facultat d’Informació i Mitjans Audiovisuals
Universitat de Barcelona (UB)


Hooper, Martin. Troubling trends: an international decline in attitudes toward reading. Amsterdam: International Association for the Evaluation of Educational Achievement (IEA), 2020. 12 p. (Compass briefs in education; 8). Disponible en: <https://www.iea.nl/sites/default/files/2020-03/Compass_brief_8_Troubling-trends.pdf>. [Consulta: 19/05/2020].


El pasado mes de marzo, Martin Hooper, investigador de los American Institutes for Research (AIR) y experto en metodologías de evaluación internacional a gran escala, publicó un breve informe con el análisis de algunos de los resultados de los últimos cuatro estudios PIRLS (Progress in International Reading Literacy Study) realizados entre 2001 y 2016. Aunque España no forma parte del estudio dado que empezó su participación en la edición del 2006, hay que pensar que las conclusiones pueden ser útiles y que deberían permitirnos intervenir en la línea de lo que propone este experto.

El informe es interesante, por una parte, por las evidencias que recoge sobre la importancia que la lectura tiene en el rendimiento, la ampliación del vocabulario y el desarrollo del cerebro de la población más joven y, a la vez, en la mejora del bienestar y la salud mental y cognitiva en los adultos. Una importancia que los sistemas educativos promueven intentando generar actitudes positivas hacia la lectura a través de actividades de fomento de la lectura. Unas actividades que, según los resultados de la investigación vinculada, deben proporcionar materiales diversos que coincidan con los intereses de los estudiantes, dar herramientas para que sean lectores autónomos y puedan escoger qué leen y generar oportunidades para la lectura social y colaborativa. Una vez más, se destaca la vinculación entre el hábito de la lectura y un mejor rendimiento académico y, también, la influencia del ámbito familiar y, en concreto, el impacto que la afición de los padres por la lectura tiene en este hábito. 

Por otra parte, también son interesantes los resultados aunque, desgraciadamente, no son muy alentadores. El informe basa sus conclusiones en el vaciado de tres ítems relacionados con el contexto de los alumnos que se han mantenido en las cuatro ediciones del estudio y que corresponden a algunas de las preguntas que aparecen en el apartado R6 del cuestionario y que también se analiza en los informes nacionales.1 En el caso de los alumnos, la valoración se ha hecho sobre la puntuación dada en las afirmaciones: «Disfruto leyendo», «Si alguien me regalara un libro me pondría contento» y «Creo que leer es aburrido». En el caso de los padres, los ítems valorados han sido los que se han mantenido estables en las cuatro ediciones y que aparecen en la pregunta 12 del cuestionario de contexto: «En mi casa, la lectura es una actividad importante», «Leo solo si debo hacerlo», «Me gusta pasar el tiempo libre leyendo» y «Leo tan solo cuando necesito información».

¿Y qué nos dicen los resultados? Los resultados muestran una disminución de las actitudes de lectura en la mayoría de los países tanto de los alumnos de cuarto curso de primaria como de sus padres de la edición de 2001 a la edición de 2016. El porcentaje de estudiantes a quienes les gusta leer ha disminuido en 13 de los 18 países que han participado en las cuatro ediciones y solo aumenta en Inglaterra y en Irán y se mantiene en los Estados Unidos, Nueva Zelanda y Hong Kong. El porcentaje de padres a quienes les gusta leer también ha disminuido a 14 de los 16 países que han participado (en este caso no aparecen Inglaterra ni los Estados Unidos porque no pasaron el cuestionario para los padres y, por ello, no se han podido analizar los resultados).

Ante estos datos, el informe apunta dos interesantes propuestas de trabajo futuras que las administraciones deberían apropiarse para establecer políticas que permitiesen modificar la tendencia y mejorar los resultados. Por una parte, una primera recomendación para educadores y responsables de las políticas educativas que, teniendo presente este descenso de tendencia en las actitudes de lectura, requeriría una revisión de los currículums actuales para apoyar el desarrollo de actitudes positivas hacia la lectura. Y, una segunda, que se dirige también a responsables políticos, para fomentar la actitud lectora entre los padres a través de campañas y programas generalizados para promover actitudes positivas hacia la lectura entre adultos y familias. Y, como no podía ser de otro modo, el informe pone de relieve el interés, también, de seguir investigando la influencia que puede tener en estos resultados la generalización del acceso a la información digital a través de diferentes medios (periódicos en línea, blogs, redes sociales y correo electrónico). 

En definitiva, un nuevo informe que añade más datos a una situación bastante conocida. La lectura no está en sus mejores momentos y, aunque se están llevando a cabo muchas acciones para modificar esta tendencia, desde librerías, bibliotecas o escuelas, la pregunta es... ¿a quién están llegando? Realmente, ¿podemos asegurar que el número de familias que participan se amplía? O, como apuntan algunas voces expertas de aquí, ¿las actividades siempre giran alrededor de unos asistentes fijos y fieles?

Nota. Esta reseña se publica simultáneamente con el Blog de l’Escola de Llibreria.


1 Los informes y toda la información relacionada puede consultarse en la página del Instituto Nacional de Evaluación Educativa del Ministerio de Educación y Formación Profesional. En el informe español de 2016, el análisis de estas preguntas puede encontrarse en las p. 93-97.