La colaboración multidisciplinar y la educación continua son clave para los expertos del patrimonio cultural

Versión para impresiónVersión para impresión

Noelia Ramos
Bibliotecaria del Institut Cartogràfic i Geològic de Catalunya
noelia.ramos@icgc.cat
@noraesss


Collective Wisdom: An Exploration of Library, Archives and Museum Cultures (2017). Dublin, Ohio: OCLC Research. [39] p. Disponible en: http://www.oclc.org/content/dam/research/publications/2017/collective-wi.... [Consulta: 15/07/2018].


En 2016, el Institute of Museum and Library Services y el OCLC seleccionaron profesionales de bibliotecas, archivos y museos de los Estados Unidos para formar un grupo de trabajo del sector conocido como LAM (libraries, archives and museums). El objetivo era explorar prácticas e intereses comunes y sugerir recomendaciones para incrementar la colaboración multidisciplinar y la educación continua entre los expertos del patrimonio cultural.

A lo largo de cuatro meses, los 18 profesionales seleccionados asistieron a los congresos anuales de las tres principales asociaciones estadounidenses: American Alliance of Museums (AAM), American Library Association (ALA) y la Society of American Archivists (SAA). Además, fueron convocados a reuniones virtuales y a una clausura presencial en Seattle.

La participación en esta experiencia tuvo un impacto importante en la carrera de muchos de los participantes: algunos fueron promocionados o encontraron un trabajo superior; realizaron presentaciones en foros especializados sobre la iniciativa; o implementaron cambios fundamentales en sus organizaciones a partir de los nuevos conocimientos adquiridos. En general, todos encontraron inspiración en las prácticas de los otros y crearon redes informales de contactos para mantener la colaboración.

El área de interés inicial era cómo fomentar el aprendizaje colaborativo y la educación continua entre los tres gremios dedicados al patrimonio, pero acabaron descubriendo otras múltiples cuestiones convergentes, especialmente en el tema del desarrollo profesional y la formación.  

Algunos de los principales puntos comunes encontrados fueron:

  • Bibliotecas, archivos y museos comparten muchos asuntos fundamentales: la preservación, el empleo, la integración social y la sostenibilidad tanto ambiental como financiera.
     
  • La importancia de hacer visible la profesión y la puesta en valor de cara a la sociedad.
     
  • La innovación y la digitalización han creado una necesidad común de inversión en formación para maximizar el impacto de la tecnología en las colecciones patrimoniales.
     
  • Los bibliotecarios, archiveros y museólogos asistentes a los congresos anuales desearían formación que fuese transversal para el sector LAM.

Por otro lado, también se resaltaron algunas de las principales divergencias entre colectivos:

  • La audiencia a la que se debe cada tipo de organización y la relación que se establece entre las instituciones y sus usuarios: los archivos y bibliotecas no imponen tasas de acceso a sus servicios mientras que es habitual que los museos cobren entrada. Por otro lado, los museos suelen estar abiertos al público general, mientras que las bibliotecas especializadas y universitarias solo atienden a investigadores y estudiantes.
     
  • La titulación académica de los profesionales varía notablemente: mientras que en las bibliotecas priman los estudios en Información y Documentación (Information Science), es habitual que los museólogos y archiveros tengan un primer título superior en alguna carrera de humanidades y luego un máster en museología (Museum Studies) o archivística (Records Management).
     
  • La jerga y las barreras lingüísticas que nos separan: ejemplares, ítems, expedientes, piezas, colección, usuarios, audiencia, ciudadanos, comunidad, público…
     
  • Las barreras creadas alrededor de cada uno de los sectores y la creciente superespecialización.  

El informe incluye dos apéndices donde se especifican las recomendaciones y acciones sugeridas para conectar el sector LAM. El apéndice A muestra algunas ideas para mejorar, innovar y dirigir el futuro de la formación continua y la transversalidad entre sectores. Estas recomendaciones se presentan organizadas según sus destinatarios: individuos, organizaciones patrimoniales y asociaciones profesionales.

El apéndice B, por su parte, es una guía para los asistentes y organizadores de congresos. Destaca la importancia que tienen los espacios informales de comunicación, como los pasillos o los coffee breaks de los congresos, donde el intercambio de información es más fluido. Además, sugieren a los profesionales que asistan a los eventos que no sean específicamente de su sector para ampliar horizontes y a los organizadores que ofrezcan descuentos específicos para todos los colectivos.

Como conclusión quisieron resaltar la importancia de los equipamientos LAM, como espacios seguros para la custodia y la defensa del patrimonio cultural. A la vez, animan tanto a los técnicos como a las empresas donde trabajan a crear alianzas y equipos multidisciplinares, con el objetivo de aprovechar la sabiduría colectiva y crear sinergias entre unas profesiones tradicionalmente distantes.  

Este ejercicio puso de manifiesto cómo los que nos dedicamos al patrimonio cultural nos enfrentamos a desafíos similares, pero con demasiada frecuencia estamos aislados y muy concentrados en las prácticas concretas de nuestro colectivo. A la vez, hace una llamada a la acción, tanto individual como sobre todo a la de los colegios y asociaciones profesionales, como responsables últimos del entendimiento entre archiveros, bibliotecarios y museólogos.