La contribución de la biblioteca universitaria a la investigación humanística

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Ángel Borrego
Facultat d’Informació i Mitjans Audiovisuals
Universitat de Barcelona (UB)


The role of academic and research libraries as active participants and leaders in the production of scholarly research: a report on an RLUK scoping study (2021). Evidence Base. [Birmingham]: Birmingham City University; [Stoke-on-Trent]: RLUK; [Swindon]: Arts and Humanities Research Council. 70 p. Disponible en: <https://www.rluk.ac.uk/wp-content/uploads/2021/07/RLUK-Scoping-Study-Report.pdf>. [Consulta: 28/10/2021].


En las últimas décadas, la investigación científica se ha vuelto cada vez más interdisciplinar y colaborativa. Al mismo tiempo, ha crecido el interés por determinar su impacto institucional y social. Ambos factores contribuyen a que las bibliotecas universitarias participen de forma activa en la realización de proyectos de investigación. En este contexto, el presente informe, encargado por Research Libraries UK —la asociación de bibliotecas universitarias y de investigación del Reino Unido— y Arts and Humanities Research Council —un organismo público británico dedicado a la financiación de proyectos de investigación en humanidades—, tiene como objetivo estudiar el papel de bibliotecas, archivos y museos como colaboradores, e incluso líderes, en el desarrollo de tareas de investigación.

El trabajo combina datos cuantitativos recogidos a través de una encuesta en línea a la que contestaron 323 personas —mayoritariamente trabajadores de bibliotecas, pero también académicos— con información cualitativa recopilada en entrevistas y grupos de discusión en los que también participaron financiadores. De manera complementaria, se llevaron a cabo una decena de estudios de caso que sirven para ilustrar algunos de los resultados obtenidos en el estudio.

El análisis de los resultados se organiza en cinco apartados: los beneficios que la colaboración de personal bibliotecario en proyectos de investigación aporta a los agentes implicados; las contribuciones que realiza este personal; las formas que tiene de implicarse en los proyectos; los retos y barreras a los que se enfrenta; y los factores que facilitan la colaboración.

En primer lugar, los resultados muestran que la inmensa mayoría de los bibliotecarios y académicos consideran que la implicación del personal de la biblioteca en la investigación es provechosa. Hay beneficios para los académicos —el personal bibliotecario aporta puntos de vista diferentes, ayuda a la sostenibilidad a largo plazo de los proyectos una vez desaparece la financiación, etc.—, para las bibliotecas —mejora el conocimiento de las colecciones entre los usuarios, se incrementa la reputación de la biblioteca, etc.— y a nivel personal —los bibliotecarios adquieren nuevas destrezas, ganan reconocimiento en su entorno laboral, etc.

En relación a las contribuciones que realiza el personal de la biblioteca en los proyectos, el elenco de competencias que aporta es amplio: conocimientos de preservación y digitalización de colecciones; competencias digitales —gestión de datos brutos, análisis de textos, creación de mapas digitales, etc.—; apoyo en la realización de búsquedas bibliográficas;  competencias comunicativas  y redes de contactos útiles para difundir los resultados de los proyectos; conocimiento de otros departamentos universitarios que pueden colaborar en la investigación, etc.

De los resultados de la encuesta se desprende que un 24 % de los bibliotecarios y un 42 % de los académicos habían estado implicados durante los cinco años anteriores en proyectos de investigación conjuntos. Las disciplinas en las que se observaba de forma más frecuente esta cooperación eran historia, lengua y literatura, comunicación y biblioteconomía. De manera adicional, se identificaban casos de colaboración «informal» o no formalizada en tareas de, por ejemplo, búsqueda bibliográfica o asesoramiento en la gestión de datos de investigación.

El trabajo enumera los retos y barreras que dificultan una mayor implicación del personal de la biblioteca en proyectos de investigación. En primer lugar, está la percepción que los académicos tienen de la biblioteca, a la que a menudo observan como una proveedora de servicios y no como un potencial colaborador en la investigación. Una segunda barrera se encuentra en la definición, a menudo restrictiva, que los financiadores tienen del término «investigación» (generalmente asociada a la creación de conocimiento), lo que limita las posibilidades de proyectos conjuntos. Un tercer elemento que juega en contra de la cooperación es la división que realizan las universidades entre académicos y personal de servicios. Los participantes también mencionan la ausencia de apoyo institucional para implicarse con mayor ímpetu en estas tareas. Por ejemplo, mientras las universidades liberan de encargos docentes a los académicos que realizan investigación, difícilmente al personal de la biblioteca puede dejar de lado otras actividades para dedicar más esfuerzos a la investigación. Otras barreras hacen referencia a la falta de tiempo o de capacitación para algunas tareas, la prioridad que se otorga a otros cometidos, la ausencia de incentivos y de reconocimiento, etc.

En el extremo contrario, el estudio también identifica los factores que facilitan la participación del personal de biblioteca en la investigación y que afectan al personal —no solo sus conocimientos, sino también su actitud proactiva y su experiencia—; las bibliotecas —que, por ejemplo, deberían definir en qué tareas pueden implicarse y en cuáles no, publicitar sus habilidades, etc., los académicos y los financiadores.

El trabajo finaliza con trece recomendaciones dirigidas a todos los agentes implicados. Por citar dos ejemplos, los autores del estudio sugieren que los financiadores de proyectos en humanidades deberían repensar la definición de investigación en sus convocatorias, mientras que las bibliotecas deberían aprovechar las oportunidades de los doctorados industriales y profesionales para mejorar su capacitación y confianza a la hora de hacer investigación. 

Como conclusión podemos afirmar que, en un momento en el que las bibliotecas universitarias y de investigación están sometidas a una presión creciente para demostrar su contribución a la misión institucional, la colaboración en tareas de investigación puede ser un excelente camino para evidenciar su valor.