5. Una expulsión indefinida

Presentación

Un alumno de 3º de ESO es expulsado reiteradamente del instituto y, a pesar de las intervenciones del profesorado y los especialistas, el Consejo Escolar determina su inhabilitación hasta final de curso.

Síntesis del caso →

Contexto

El equipo directivo observa que el centro recibe pocas solicitudes de plaza en el periodo oficial de preinscripción y que un tercio de la matriculación en 1º de ESO procede de alumnado no preinscrito. Buena parte de estas matriculas fuera de plazo son a propuesta de la Inspección Educativa, ya que quedan plazas vacantes y es un centro que sabe tratar al alumnado problemático.

La dirección del centro analiza las escuelas de procedencia de la zona y observa que una escuela envía casi la totalidad del alumnado —es la escuela que tiene escolarizada una buena parte del colectivo gitano del barrio—, y que las otras dos escuelas de la zona envían únicamente un tercio del alumnado que ha acabado el último curso de Primaria, que manifiesta necesidades educativas especiales o actitudes de rechazo escolar.

En las primeras semanas de clase, se observa una conflictividad muy intensa en todas las aulas de primero, que se manifiesta en expulsiones de clase, en la incomunicación ante la actividad lectiva en la mayoría de asignaturas y en una tensión extrema entre el profesorado para gestionar el aula.

En cuanto a la acción tutorial, el seguimiento y la orientación del alumnado, el tutor del grupo clase y el equipo docente se reúne semanalmente. Hacen una entrevista inicial a cada alumno y les pasan unos ejercicios sobre competencias lingüísticas y matemáticas. Los datos se comentan en las reuniones del equipo docente. También siguen regularmente la dinámica de la clase y de cada alumno.

En la asamblea semanal, el tutor procura analizar con el grupo el funcionamiento de la clase. El equipo docente se comunica las incidencias y procura coordinar las actuaciones de aula. Ante situaciones de conflicto, en primer lugar el tutor habla con el afectado. Después lo hace todo el equipo docente, que establece un pacto con el alumno correspondiente. En caso de persistir el conflicto, el jefe de estudios convoca a la familia de acuerdo con el tutor.

Respecto a los seminarios, equipos o departamentos de área, los equipos docentes consideran que el currículum organizado en 10 áreas curriculares (más materias optativas, de refuerzo…) dispersa excesivamente los referentes del alumnado, sobretodo porque es excesivo el número de profesores que los atienden. La estructura horaria y el espacio del aula no se adaptan al estilo de aprendizaje de algunos alumnos.

En cuanto a la programación y el trabajo de aula, algunos profesores manifiestan que un sector del alumnado no aprende a través de la lectura y la explicación del profesor, sino que necesitan hacer actividades variadas, cambiantes e interesantes. El equipo docente también ha identificado que el alumnado tiene poca autonomía y una bajísima autoestima, y que necesita mucha guía y ayuda del profesorado. También manifiestan que es muy importante que el profesor dirija y controle el ritmo de la clase.

El psicopedagogo del centro lleva a cabo diferentes tareas: adaptaciones curriculares de alumnos con dificultades, asesorar a los tutores y los equipos educativos cuando estos le envían alumnos para hacer una valoración psicopedagógica, entre otras. La profesional del Equipo de Asesoramiento Psicopedagógico (EAP) se reúne semanalmente con el psicopedagogo de centro, el cual le comenta los casos problemáticos, los analizan conjuntamente y entrevista aquellos alumnos que le solicita el tutor o el equipo docente. Sobre todo se trata de alumnado con baja motivación, dificultades para concentrarse, hábitos de trabajo insuficientes, deficiencias importantes en los aprendizajes básicos, o con una estructura familiar poco estable. En ocasiones también se le pide que asista a la reunión de algún equipo docente cuando se habla de algún caso o situación conflictiva, por ejemplo: faltas de respeto al profesorado, cuestionamiento de su autoridad, dificultades para seguir las indicaciones o necesidades de un seguimiento más individualizado.

Planteamiento de la situación

Kevin es un alumno de 14 años que ha ingresado en 3º de ESO en el Instituto. Muestra más interés por las actividades de aprendizaje en que el trabajo que hay que llevar a cabo parten de unas pautas iniciales, es más autónomo, y tienen una carga teórica más reducida, como por ejemplo las áreas curriculares de tecnología, informática y educación física.

En las primeras cuatro semanas del curso Kevin ha estado expulsado trece veces de clase por siete profesores diferentes por las razones siguientes: interrumpe continuamente la marcha de la clase hablando, gritando y no haciendo caso al profesorado, falta al respeto al profesor y se mofa, escribe en las mesas con el lápiz y no hace caso a las advertencias de la profesora, o se pelea con los compañeros de clase. La descripción que hace el tutor de su comportamiento es:

  • Desde el inicio de curso Kevin presenta una conflictividad constante. Es nervioso, no controla sus acciones y es irreflexivo y agresivo ante la autoridad del profesorado.
  • Provoca a los demás de manera constante: grita a los compañeros, se cambia de silla, no para quieto, pinta las mesas, recorta papeles, dibuja, no presta atención.
  • Se niega a hacerme caso y me desafía ante toda la clase.
  • Los gritos, las amenazas, las peleas y el juego con adhesivos son las actividades habituales en mi clase.
  • Es inteligente, desobediente y mal educado.
  • Provoca tu reacción y así se divierte.
  • No tiene ningún interés por el trabajo académico.

Desarrollo de la experiencia

Antes de empezar el siguiente curso, Kevin es entrevistado por una de las profesoras de atención a la diversidad del instituto, y la información que obtiene es que el pasado curso fue expulsado del instituto anterior durante la mayor parte del curso. Sus expectativas de futuro son cursar un cicle formativo de grado medio de una rama tecnológica.

En el ámbito familiar, el chico vive con la madre, su pareja y el abuelo materno. Se muestra muy crítico con el compañero de su madre y en cambio mantiene un fuerte vínculo afectivo con ella. El padre hace cuatro años que se fue de casa. Desde hace tres meses también vive con el nuevo compañero de la madre con el cual no tiene buena relación, se enfrentan constantemente y ni el abuelo ni él lo acaban de aceptar. Kevin tiene una fuerte relación de dependencia con la madre y no acepta ninguna figura masculina entre él y la madre.

Durante las dos primeras semanas de clase, diversos profesores hablan con el para hacerle reflexionar sobre su comportamiento. La tercera semana, conversa nuevamente con la profesora de atención a la diversidad durante una hora. El chico dice que el compañero de su madre lo pone nervioso y que muchos días, cuando llega del instituto, ya está muy alterado y no puede controlarse. Reconoce algunos malos comportamientos hacia el profesorado y niega otros. Se queja de una expulsión injusta. Dice que está en el instituto para conseguir el título, que no le gustan las clases que tiene que escribir todo el rato. El chico no quiere que se avise a la madre.

El profesorado le propone un pacto y un plazo de 15 días para comprobar que lo cumple. Se acuerda no avisar a la madre si en los próximos tres días el comportamiento mejora, y, en el caso que haya que hablar con ella, se le hará saber que el chico manifiesta que está nervioso por el ambiente de casa. En los 3 días siguientes a la reunión, se le expulsa tres veces de clase. Habla con el jefe de estudios, le expulsan 6 días y se le dice que vuelva al instituto con la madre para mantener una entrevista.

El tutor habla con la madre después de la primera expulsión. La madre defiende al hijo y no reconoce los comportamientos que expone el profesorado. El chico vuelve a clase y firma un nuevo contrato. Al día siguiente de haber hablado la madre con el tutor, es expulsado de una clase y el alumno dice que ha sido sin motivo. Se le expulsa hasta la reunión del próximo Consejo Escolar.

En el Consejo Escolar comparece la madre, que niega las afirmaciones del profesorado, y se inicia el proceso de expediente disciplinario. A partir de este, un profesor instruye el expediente: entrevista al chico, a la madre, al profesorado, al psicopedagogo del centro y pide a la psicopedagoga del EAP que haga un informe y que hable con el chico. La psicopedagoga se niega a hacer un informe para el expediente, pero acepta entrevistar al chico. La madre dice al instructor que en poco tiempo han muerto dos de sus hijos y hermanos de Kevin, que se ha separado del marido y que vive con un compañero, con quien el chico está enfrentado.

Desenlace

Pasado el Consejo Escolar, y mientras actúan los psicopedagogos, el equipo de profesores considera que, después de dos meses y medio desde el inicio de curso, es evidente que Kevin no ha cambiado nada su comportamiento, que no se puede esperar que mejore en el futuro, que es un elemento muy negativo para la clase, ya que muchas veces impide que se pueda trabajar, y que no reconoce ninguna autoridad en el profesorado. En el Consejo Escolar, el instructor propone inhabilitar al alumno para asistir al centro hasta final de curso y se aprueba.

Síntesis del caso

ContextoInstituto, con 1/3 de la matriculación en 1º de ESO que procede de alumnado no preinscrito y a propuesta de la Inspección Educativa
Nivel educativoSecundaria obligatoria
ÁmbitoCentro
AcciónAtención a la diversidad
ParticipantesAlumno de 3r de ESO y familia, Tutor del grupo de clase y equipo docente, Profesora de atención a la diversidad, Psicopedagogos del centro y del EAP, Profesor instructor del expediente de expulsión
Desarrollo• Alumno de 3r de ESO expulsado 13 veces de clase durante las primeras 4 semanas de curso
• Diversos profesores hablan con Kevin durante las dos primeras semanas de clase para que reflexione sobre su comportamiento
• Profesora de atención a la diversidad le entrevista
• Propuesta de pacto para un plazo de 15 días. Expulsiones reiteradas
• El tutor entrevista a la madre y el caso pasa al Consejo Escolar
• Intervención de los psicopedagogos del centro y del EAP
• El Consejo Escolar determina la inhabilitación definitiva
Duración2 meses y medio una vez iniciado el curso escolar

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4. Grupo de refuerzo o grupo ordinario para dar una mejor respuesta educativa

Presentación

Un estudiante con malos resultados académicos y falta de habilidades sociales recibe actividades de refuerzo pero rechaza la ayuda. Repite segundo de Educación Secundaria Obligatoria y es enviado a un grupo de refuerzo pero cada vez trabaja menos, aunque intelectualmente es el mejor del grupo.

Síntesis del caso →

Contexto

Características del barrio

Se trata de una población (37.000 habitantes) del cinturón de una gran ciudad, con fuerte crecimiento demográfico y urbanístico a partir de 1950. La mayoría de los habitantes son de segunda y tercera generación de inmigración del resto del Estado, poco integrados culturalmente. El tejido asociativo es débil. La ciudad se dedica sobre todo a la industria y los servicios. Las familias ocupan una gran parte de su horario en la ocupación laboral.

El barrio donde se ubica el caso es muy diverso, con un nivel sociocultural y económico medio y medio bajo. Actualmente hay nueva inmigración, sobre todo sudamericana.

Características del centro

Es un instituto de enseñanza secundaria que funciona desde 1988-90. Hay 350 alumnos, en tres líneas de Enseñanza Secundaria Obligatoria (ESO) y dos de Bachillerato. El claustro está constituido por 47 profesores, 30 con plaza definitiva.

Según las necesidades, desdobla internamente uno o dos cursos de ESO. El primer ciclo de ESO tiene una ratio muy alta. En el segundo ciclo se da un porcentaje alto de abandono a los 16 años.

Los principales valores que manifiesta trabajar, recogidos en el Proyecto Educativo de Centro (PEC) son los siguientes:

  • Conectar el centro con el entorno.
  • Contribuir a la cohesión social (aceptación de las diferencias) y a la equidad, escuela inclusiva.
  • Convivencia y aprendizaje.
  • Currículos dinámicos y abiertos que se puedan adaptar.
  • Promover la innovación y formación.

Estos valores se recogen también en el Plan de Acción Tutorial (PAT), el Proyecto Lingüístico y el Plan de Acogida de alumnos recién llegados.

Planteamiento de la situación

Se trata de un chico de 13 años que, a pesar de tener un nivel intelectual normal – alto (tiene la etapa de educación primaria superada en un centro de la población) repite 2º de ESO. Se considera que pertenece a una familia con grave riesgo social, conocida y atendida por los servicios sociales de la población y, también, por el Equipo de Atención a la Infancia y la Adolescencia (EAIA). Tiene los padres en prisión, vive desde muy pequeño con la abuela, un tío disminuido, la hermana pequeña (que tiene 3 años menos) y, también, con otros tíos y tías. Muestra graves problemas de hábitos, aunque, aparentemente, la atención básica es correcta (comer, vestir, higiene, material escolar.).

Desarrollo de la experiencia

Al iniciar 1º de ESO, a partir de la información obtenida de la etapa de educación primaria y de las primeras observaciones, se detectan dificultades escolares importantes como la falta de hábitos de trabajo, poca concentración, desorganización personal, no dedicación de tiempo al estudio. Pronto se detectan muy malos resultados académicos y se muestra inmaduro e infantil.

En 1º de ESO fue atendido individualmente por la psicopedagoga (la profesora de orientación educativa del centro), la cual llegó a la conclusión de que no necesitaba refuerzo escolar desde el punto de vista de los contenidos, sino apoyo personal y emocional (organización, motivación, conexión …). En ese curso, llevó a cabo una actividad de refuerzo con la psicopedagoga (hábitos, motivación, habilidades sociales…) y hubo conexión con servicios sociales (extraescolares, apoyo familiar …).

Las acciones llevadas a cabo se centraron en: sesiones individuales de dos horas semanales con la psicopedagoga, sesiones de una hora semanal en casa (desde servicios sociales se destinó una educadora del EAIA en coordinación con el instituto), y participación en actividades extraescolares en el centro de tiempo libre y en la biblioteca (no quiere hacer deportes).

Terminó el curso muy justo escolarmente pero se detectó una mejora importante en los hábitos y la organización. Sin embargo, mostraba poca autonomía y poco trabajo de estudio. Se valoró que durante el curso tuvo una buena relación con la psicopedagoga, pero a finales de curso se empezó a detectar un inicio de rechazo a la ayuda externa: dejó el centro de tiempo libre y, aunque fue siempre a las sesiones, empezó a verbalizar: “no lo quiero hacer”, “¿por qué tengo que venir yo?”.

En 2º de ESO, al volver del verano, observamos mucho rechazo a la ayuda (sigue yendo a las sesiones, pero verbaliza que no lo quiere). Simultáneamente, se produce un descenso en el servicio del EAIA, que ha dejado el caso de manera directa y sólo hace el seguimiento puntual. Emocionalmente se le ve muy inestable, parece que no quiere crecer, que no se quiere hacer grande, y tiene pocos amigos. En el segundo trimestre no quiere hacer la actividad de refuerzo, no supera el curso y debe repetir.

En la repetición de 2º de ESO, lo ponemos en un grupo de refuerzo con ocho alumnos, donde no encaja desde el punto de vista de capacidades, pero sí que encaja por la poca autonomía, poco trabajo y los problemas emocionales. Continúa verbalizando que no quiere ayuda, pero la va aceptando (verbaliza que está bien en el grupo). El nivel del grupo está muy por debajo del suyo; trabaja poco, pero aprobando justo.

Continúa su infantilismo, con un cierto aislamiento, y parece que van apareciendo aspectos depresivos: “me da lo mismo”, “no quiero aprender”, “no sé porque estoy aquí”, “no pienso hacer nada”. Es un chico muy bajito, el juguete del grupo, y parece que este papel le gusta.

Desenlace

El curso siguiente (3º de ESO) comprobamos que por capacidades y modelo se encuentra mejor en un grupo ordinario, pero, por necesidades de atención y acogida, está mejor en un grupo de refuerzo. Sin embargo, cada vez trabaja menos, aunque intelectualmente es el mejor del grupo.

Síntesis del caso

ContextoInstituto, aula de refuerzo. Familia desestructurada, en grave riesgo social
Nivel educativoSecundaria obligatoria
ÁmbitoEstudiante
AcciónAtención a la diversidad
ParticipantesAlumno, profesorado del aula de refuerzo y aula ordinaria, psicopedagoga, EAIA
Desarrollo• Alumno con dificultades escolares, malos resultados académicos y con falta de habilidades sociales
• Atención individual psicopedagógica. Actividades de refuerzo
• Rechazo progresivo de la ayuda. Repite segundo de ESO
• Se envía a un grupo de refuerzo
• Fracaso escolar
DuraciónTres cursos académicos: 1º de ESO, 2º de ESO y repetición de 2º de ESO

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2. Mejorando el clima de una aula abierta

Presentación

A partir de la observación de dos clases, una de matemáticas y otra de ciencias sociales en un Instituto, se plantean diversas realidades dentro del aula con los estudiantes y las diferentes formas de trabajar de cada uno de los profesores que imparten estas asignaturas.

Síntesis del caso →

Contexto

En el marco de la investigación realizada sobre las estrategias de acogida de alumnado extranjero en los institutos de educación secundaria, se ha solicitado al profesorado de un centro de los alrededores de una gran ciudad, la posibilidad de observar como gestionan en el aula la atención a la diversidad. Una vez aceptada la petición se establece día y hora para hacer la observación, y se determinan los grupos clase y el profesorado participante.

Planteamiento de la situación

Son las 11.15h de un martes del mes de mayo. Llego al instituto. Voy a observar dos clases: una de matemáticas de 1º de ESO y la otra de ciencias sociales de 4º de ESO. Hemos informado al profesorado que queremos hacer estas observaciones para ver como gestionan el aula, como atienden la diversidad y  en especial la diversidad que conlleva el alumnado extranjero.

Desarrollo de la experiencia

Cuando entro en la escuela me dirijo a Conserjería y pregunto por el profesor con quien había establecido el contacto. Mientras espero, hablo con el conserje sobre como agrupan los alumnos (me explica que están agrupados por niveles: buenos, medianos, malos), la duración de las sesiones de clase, el horario de los alumnos… Después de unos 10 minutos se me dirige a la profesora que he de observar. Es una chica muy joven. Parece un poco cansada. Me dice: “Ya te había visto, pero he salido a fuera a tomar el café, porque todo el día aquí dentro…”

De camino hacia el aula me explica que hoy le toca matemáticas con el grupo medio, con los alumnos que no son buenos, pero que aún se puede hacer alguna cosa.

Me explica también que tiene una alumna inmigrante que no entiende casi nada ni el castellano ni el catalán, y que le da hojas con multiplicaciones, porque aún no sabe multiplicar bien. Entro en el aula y le pregunto dónde le va bien que me siente. No tiene tiempo para responderme, que ya entran gritando los alumnos de primero de ESO. Ella, también grita, les pide que se sienten. Muchos de ellos y ellas continúan hablando y no se sientan. Mientras, ella da al alumno inmigrante, situado en una mesa individual en el extremo derecho  de la clase, la hoja con multiplicaciones. El resto de los alumnos van sentándose poco a poco. Las mesas están dispuestas de dos en dos. Empieza diciendo: ¿“recordáis el que hicimos ayer? (…) Hoy haremos la mediatriz y la bisectriz. ¿Habéis traído el compás?” Muchos chicos y chicas gritan: “Nooooo”. Yo pregunto a un chico que tengo al lado: “¿cómo es que no lo has traído?” y me contesta: “¡porque no tengo y no me lo quiero comprar!”. Ella va explicando y haciendo la mediatriz y la bisectriz en la pizarra, con compás, mientras el resto va charlando. Pocos escuchan y sobre todo los de detrás hacen burla, se tiran el estuche…

Cuando acaba dice: “haced el ejercicio 7 y 8 del libro”. Algunos van haciendo los ejercicios, pero muchos no los hacen. Como que muchos no llevan compás no lo pueden hacer y ella sugiere que lo hagan a mano alzada. Los chicos y chicas siguen quejándose en voz alta: “¡profe esto es un rollo! ¡Yo no lo pienso hacer! ¡Me aburro!”, y con otros comentarios parecidos.

Yo digo al mismo chico que le había preguntado antes porque no había traído el compás si quiere que le ayude a hacer el ejercicio. Como no ha traído ni compás ni libreta, le propongo calcar en una hoja el ángulo y que dibuje la bisectriz a mano alzada.

La maestra los riñe y les dice que ya les había avisado y que tenían que haber traído el  compás. A los que se portan mal les hace separar la mesa y sentarse delante.  Después les manda hacer en la pizarra unos ejercicios. Salen preferentemente los chicos y castiga los que “no se han portado bien” dejándolos sin hacer el ejercicio en la pizarra. Luego corrigen los deberes del día anterior en la pizarra (¡que muchos no han hecho!).

Antes de que suene el timbre recogen, y cuando suena salen todos y todas muy rápidamente. Al salir me comenta: “ya ves como son… hacemos lo que podemos… con este grupo no se puede hacer mucho más”.

La profesora me acompaña a encontrarnos con el profesor de ciencias sociales de 4º de ESO. Nos encontramos en el pasillo. Me da la sensación que éste profesor está mucho más relajado y contento que la profesora anterior. En la entrada me habla de los chicos y chicas extranjeros que tiene. Se queda en la puerta y saluda a los alumnos que entran. Cuando ya han entrado casi todos entra él. Los alumnos se van sentando. Me presenta y dice que vengo a observar la clase y que con mi feedback le ayudaré a mejorar la clase.

El profesor empieza diciendo que hoy explicará la revolución francesa. Lo hace con pasión. Después muestra un Power Point, con cuadros sobre la revolución francesa, esquemas y pequeños fragmentos de texto de los núcleos más importantes. Va haciendo preguntas a los alumnos, va relacionando el tema con películas, con libros, con la situación política de los países de donde provienen los alumnos…

El alumnado está sentado, de dos en dos y de cuatro en cuatro, todos mirando a la pizarra. Parece que están atentos y atentas. Muchos van copiando los pequeños fragmentos de texto del Power Point. Suena el timbre y todos continúan sentados, escuchando hasta que el profesor acaba de hablar. Luego van saliendo tranquilamente.

Al acabar la sesión, me pregunta qué me ha parecido y me comenta que desde hace unos años ha probado hacer las clases con Power Point con muchas imágenes y que le funciona muy bien. Ahora bien, me dice que hace pocos trabajos en grupo, que le gustaría hacer más. También me comenta que los alumnos están distribuidos por su conducta y que este es el grupo más alto. Que a él no le gusta, pero que en el centro hay una corriente antipedagógica muy fuerte y que no puede oponerse a esta distribución del alumnado. Eso sí, él intenta que la mayoría estén en el grupo más elevado. Nos despedimos y se pone a mi disposición para cualquier cosa que necesitemos.

Desenlace

Mientras me dirijo al metro voy dando vueltas a las observaciones realizadas, a los profesores y a las diferencias. No puedo evitar compararlos y me surgen ideas que quiero contrastar con mi equipo de investigación en cuanto pueda. Entre estas, aparece la influencia de las expectativas del profesorado hacia el grupo de alumnos, la experiencia de los docentes o los recursos didácticos utilizados (la bienvenida a los alumnos, la presentación de una persona que se incorpora al grupo, las preguntas a los alumnos, entre otras). Pero lo que más me ha impactado ha sido la pasión, en contra de la desmotivación, con la que los docentes viven y sienten su profesión.

Síntesis del caso

ContextoInstituto, en zona metropolitana de una gran ciudad, con mayoría de población inmigrante
Nivel educativoSecundaria obligatoria
ÁmbitoAsignatura
Aula
AcciónCurrículum
Metodología
Atención a la diversidad
ParticipantesProfesor novel, grupo de estudiantes
Desarrollo• El alumnado muestra dificultades de aprendizaje, de autoimagen y de relación
• El profesor programa 10 sesiones considerando las características del grupo de estudiantes
• Los alumnos responden positivamente, aunque a veces con dificultades de atención
• El trabajo realizado es presentado a alumnos de las aulas comunes
Duración10 sesiones de clase

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1. Dos formas de gestionar el aula

Presentación

A partir de la observación de dos clases, una de matemáticas y otra de ciencias sociales en un Instituto, se plantean diversas realidades dentro del aula con los estudiantes y las diferentes formas de trabajar de cada uno de los profesores que imparten estas asignaturas.

Síntesis del caso →

Contexto

En el marco de la investigación realizada sobre las estrategias de acogida de alumnado extranjero en los institutos de educación secundaria, se ha solicitado al profesorado de un centro de los alrededores de una gran ciudad, la posibilidad de observar como gestionan en el aula la atención a la diversidad. Una vez aceptada la petición se establece día y hora para hacer la observación, y se determinan los grupos clase y el profesorado participante.

Planteamiento de la situación

Son las 11.15h de un martes del mes de mayo. Llego al instituto. Voy a observar dos clases: una de matemáticas de 1º de ESO y la otra de ciencias sociales de 4º de ESO. Hemos informado al profesorado que queremos hacer estas observaciones para ver como gestionan el aula, como atienden la diversidad y  en especial la diversidad que conlleva el alumnado extranjero.

Desarrollo de la experiencia

Cuando entro en la escuela me dirijo a Conserjería y pregunto por el profesor con quien había establecido el contacto. Mientras espero, hablo con el conserje sobre como agrupan los alumnos (me explica que están agrupados por niveles: buenos, medianos, malos), la duración de las sesiones de clase, el horario de los alumnos… Después de unos 10 minutos se me dirige a la profesora que he de observar. Es una chica muy joven. Parece un poco cansada. Me dice: “Ya te había visto, pero he salido a fuera a tomar el café, porque todo el día aquí dentro…”

De camino hacia el aula me explica que hoy le toca matemáticas con el grupo medio, con los alumnos que no son buenos, pero que aún se puede hacer alguna cosa.

Me explica también que tiene una alumna inmigrante que no entiende casi nada ni el castellano ni el catalán, y que le da hojas con multiplicaciones, porque aún no sabe multiplicar bien. Entro en el aula y le pregunto dónde le va bien que me siente. No tiene tiempo para responderme, que ya entran gritando los alumnos de primero de ESO. Ella, también grita, les pide que se sienten. Muchos de ellos y ellas continúan hablando y no se sientan. Mientras, ella da al alumno inmigrante, situado en una mesa individual en el extremo derecho  de la clase, la hoja con multiplicaciones. El resto de los alumnos van sentándose poco a poco. Las mesas están dispuestas de dos en dos. Empieza diciendo: ¿“recordáis el que hicimos ayer? (…) Hoy haremos la mediatriz y la bisectriz. ¿Habéis traído el compás?” Muchos chicos y chicas gritan: “Nooooo”. Yo pregunto a un chico que tengo al lado: “¿cómo es que no lo has traído?” y me contesta: “¡porque no tengo y no me lo quiero comprar!”. Ella va explicando y haciendo la mediatriz y la bisectriz en la pizarra, con compás, mientras el resto va charlando. Pocos escuchan y sobre todo los de detrás hacen burla, se tiran el estuche…

Cuando acaba dice: “haced el ejercicio 7 y 8 del libro”. Algunos van haciendo los ejercicios, pero muchos no los hacen. Como que muchos no llevan compás no lo pueden hacer y ella sugiere que lo hagan a mano alzada. Los chicos y chicas siguen quejándose en voz alta: “¡profe esto es un rollo! ¡Yo no lo pienso hacer! ¡Me aburro!”, y con otros comentarios parecidos.

Yo digo al mismo chico que le había preguntado antes porque no había traído el compás si quiere que le ayude a hacer el ejercicio. Como no ha traído ni compás ni libreta, le propongo calcar en una hoja el ángulo y que dibuje la bisectriz a mano alzada.

La maestra los riñe y les dice que ya les había avisado y que tenían que haber traído el  compás. A los que se portan mal les hace separar la mesa y sentarse delante.  Después les manda hacer en la pizarra unos ejercicios. Salen preferentemente los chicos y castiga los que “no se han portado bien” dejándolos sin hacer el ejercicio en la pizarra. Luego corrigen los deberes del día anterior en la pizarra (¡que muchos no han hecho!).

Antes de que suene el timbre recogen, y cuando suena salen todos y todas muy rápidamente. Al salir me comenta: “ya ves como son… hacemos lo que podemos… con este grupo no se puede hacer mucho más”.

La profesora me acompaña a encontrarnos con el profesor de ciencias sociales de 4º de ESO. Nos encontramos en el pasillo. Me da la sensación que éste profesor está mucho más relajado y contento que la profesora anterior. En la entrada me habla de los chicos y chicas extranjeros que tiene. Se queda en la puerta y saluda a los alumnos que entran. Cuando ya han entrado casi todos entra él. Los alumnos se van sentando. Me presenta y dice que vengo a observar la clase y que con mi feedback le ayudaré a mejorar la clase.

El profesor empieza diciendo que hoy explicará la revolución francesa. Lo hace con pasión. Después muestra un Power Point, con cuadros sobre la revolución francesa, esquemas y pequeños fragmentos de texto de los núcleos más importantes. Va haciendo preguntas a los alumnos, va relacionando el tema con películas, con libros, con la situación política de los países de donde provienen los alumnos…

El alumnado está sentado, de dos en dos y de cuatro en cuatro, todos mirando a la pizarra. Parece que están atentos y atentas. Muchos van copiando los pequeños fragmentos de texto del Power Point. Suena el timbre y todos continúan sentados, escuchando hasta que el profesor acaba de hablar. Luego van saliendo tranquilamente.

Al acabar la sesión, me pregunta qué me ha parecido y me comenta que desde hace unos años ha probado hacer las clases con Power Point con muchas imágenes y que le funciona muy bien. Ahora bien, me dice que hace pocos trabajos en grupo, que le gustaría hacer más. También me comenta que los alumnos están distribuidos por su conducta y que este es el grupo más alto. Que a él no le gusta, pero que en el centro hay una corriente antipedagógica muy fuerte y que no puede oponerse a esta distribución del alumnado. Eso sí, él intenta que la mayoría estén en el grupo más elevado. Nos despedimos y se pone a mi disposición para cualquier cosa que necesitemos.

Desenlace

Mientras me dirijo al metro voy dando vueltas a las observaciones realizadas, a los profesores y a las diferencias. No puedo evitar compararlos y me surgen ideas que quiero contrastar con mi equipo de investigación en cuanto pueda. Entre estas, aparece la influencia de las expectativas del profesorado hacia el grupo de alumnos, la experiencia de los docentes o los recursos didácticos utilizados (la bienvenida a los alumnos, la presentación de una persona que se incorpora al grupo, las preguntas a los alumnos, entre otras). Pero lo que más me ha impactado ha sido la pasión, en contra de la desmotivación, con la que los docentes viven y sienten su profesión.

Síntesis del caso

ContextoInstituto
Nivel educativoSecundaria obligatoria
ÁmbitoAula
AcciónAtención a la diversidad
ParticipantesProfesora de matemáticas, profesor de ciencias sociales, alumnado agrupado según rendimiento académico, observador
DesarrolloEn dos situaciones de aula, se observa:
• Tipos de interacción entre profesor/a / alumnado y contenidos
• Criterios de agrupamiento interno
• Formas de presentación de los diferentes tipos de contenidos de aprendizaje
• Uso del material didáctico
• Maneras de cerrar la sesión
• Percepción del docente
DuraciónUna sesión de clase (fase previa, interactiva, posterior)

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