51. Diseño y desarrollo del plan de convivencia

Presentación

La convivencia escolar es una de las variables más importantes en la Educación Secundaria Obligatoria (ESO) que no solo conlleva una gran dedicación por parte de todos los miembros de la Comunidad Educativa, sino que es uno de los ejes estratégicos del centro para el éxito escolar, y que hace necesario plantearse el diseño y desarrollo de un Plan de Convivencia.

Síntesis del caso →

Contexto

Se trata de un centro escolar de ESO ubicado en un municipio del Gran Bilbao de unos 24.000 habitantes. La población está mayoritariamente constituida por la segunda o tercera generación de inmigración del resto del estado. Las familias, en su mayoría, trabajan en la industria y en servicios. El nivel socio-económico de las mismas es medio bajo y su lengua vehicular es el castellano en más del 90%, con un 10% que habla euskara.

El centro escolar tiene 232 alumnos y alumnas que se encuentran distribuidos en tres grupos en 1º y 2º de la ESO y en dos grupos ordinarios y uno de diversificación en 3º y 4º. El número de profesores y profesoras es de 31, de los cuales 25 cuentan con plaza definitiva.

Entre los principios, valores y señas de identidad que se recogen en el Proyecto Educativo del Centro cabe destacar los de pluralidad, inclusión, compensación, plurilingüismo, coeducación, equidad, tolerancia, respeto, participación, vinculación, responsabilidad y laicidad. Además, algunos de los proyectos que se desarrollan son: Agenda 21, Normalización Lingüística, Animación lectora, PREE (Programa de Refuerzo Educativo Específico), Programa de mejora del aprendizaje y rendimiento mediante la Diversificación Curricular., Bidelagun (Antes PROA), Convivencia, TIC (Sare-Hezkuntza), HAUSPOA.

Planteamiento de la situación

En el curso 2011-12 los problemas de convivencia eran habituales en el devenir diario. Nuestro centro había pasado de ser centro concertado a público unos años antes y eso llevó a un paulatino cambio de tipología del alumnado. El nivel socio económico pasó de ser medio alto a medio bajo y con ello cambiaron los intereses del alumnado. El profesorado, sin embargo, siguió dando las mismas respuestas y esto no funcionó en el nuevo contexto. Las quejas de la comunidad escolar no tenían fin. Había normas pero la disparidad de criterios a la hora de aplicarlas generaba más conflictos. El alumnado no se sentía parte del centro y el profesorado sentía un alto grado de malestar.

Ante esto se plantea a nivel de comunidad hacer un Plan de Convivencia para tratar de dar una respuesta positiva a esta situación. Para ello se crea una comisión formada por: director, jefa de estudios, orientadora, 1 profesor, 1 profesora, 3 padres/madres del OMR, encargado del comedor y 1 representante del alumnado por cada nivel. Dicha comisión, básicamente, se dedicó primero a reflexionar sobre lo que estaba pasando y más tarde elaboró los borradores de diferentes propuestas para ser aprobadas por la comunidad escolar a nivel de claustro, representantes de familias en el OMR y Junta Directiva del AMPA y la comisión de representantes del alumnado.

Desarrollo

La primera propuesta que hace dicha comisión es la definición de convivencia con la que se trata de dar respuesta a todos los interrogantes y preocupaciones que se habían planteado a nivel de centro. Para la comisión era muy importante partir de una única definición consensuada para luego ir desarrollando las distintas propuestas acordes con la misma. Y así quedo nuestra definición una vez aprobada por toda la comunidad:

La convivencia del Centro se basa en valores como la comunicación, el respeto, la empatía, el agradecimiento, el compromiso, la confianza, la colaboración, la solidaridad y el diálogo entre los componentes de la comunidad educativa que nos movemos en este espacio. Así, es fundamental que todos/as seamos valorados/as y construir el Proyecto Educativo común, impulsando el sentido de pertenencia de todos los miembros de la comunidad educativa. Queremos que los conflictos, basándonos en la reflexión, la toma de conciencia y el diálogo, sean una oportunidad para cambiar. En ese contexto, se decidirán las normas con la mayor participación y consenso posibles.

Una vez acordada nuestra definición, la comisión propuso los siguientes ocho objetivos de mejora que fueron ratificados por la comunidad escolar:

  1. Conocer la normativa establecida y unificación de los criterios para su aplicación.
  2. Organizar actividades formativas sobre la convivencia, resolución de conflictos y educación emocional, para todos los miembros de la comunidad educativa.
  3. Crear un servicio externo e interno de consultoría y ayuda para los miembros de la comunidad educativa.
  4. Implementar un Plan de acogida para el alumnado nuevo.
  5. Iniciar un Plan de acogida para el profesorado nuevo.
  6. Facilitar que el alumnado se sienta parte activa de la vida escolar.
  7. Introducir en el plan de tutoría la educación emocional.
  8. Acercar los intereses del alumnado a nivel curricular.

Con posteridad, en el plan anual del centro de cada curso, se han ido estableciendo las distintas actividades para la consecución de estos objetivos. A continuación se detallan algunas actividades tipo que se están llevando a cabo actualmente:

  1. Conocimiento de la normativa establecida y unificación de los criterios para su aplicación.
  • Trabajar con el alumnado el decreto de derechos y deberes, y el protocolo de aplicación que se va a seguir en el centro, durante dos sesiones de tutoría en el mes de septiembre. Asimismo, se revisan algunas normas internas que han sido acordadas con participación del alumnado.
  • Trabajar por equipos de profesorado de nivel toda la normativa interna y externa, y unificar los criterios de aplicación, dedicandole media jornada durante los días de septiembre previos a la llegada del alumnado.
  • Abordar en las reuniones con las familias, a comienzo de curso, algún aspecto normativo acompañado de los distintos cauces a seguir en caso de algún conflicto o malestar.
  1. Organización de actividades formativas sobre la convivencia, resolución de conflictos y educación emocional, para todos los miembros de la comunidad educativa.
  • Incluir una actividad formativa relacionada con la resolución de conflictos y/o educación emocional dentro del plan de formación del profesorado. Esta actividad se desarrolla durante los primeros días de septiembre antes de la llegada del alumnado.
  • Organizar una sesión de trabajo sobre resolución de conflictos para el colectivo laboral no docente.
  • Organizar talleres sobre resolución de conflictos para todo el alumnado dentro del horario lectivo.
  • Organizar un taller trimestral sobre resolución de conflictos y educación emocional para las familias.
  1. Creación de un servicio externo e interno de consultoría y ayuda para los miembros de la comunidad educativa.
  • Crear el aula de convivencia donde el alumnado de manera individual trabajará sus carencias durante un periodo de 4/5 sesiones, con la ayuda de un mediador.
  • Crear un grupo formado por alumnado voluntario al cual se le forma previamente en resolución y mediación en conflictos.
  1. Implementación del Plan de acogida para el alumnado nuevo.
  • Informar a las familias en el periodo de matriculación por parte de la dirección del centro
  • Recoger información individual sobre el alumnado por parte de la orientadora.
  • Enseñar el centro al nuevo alumnado por parte del grupo de mediación.
  • Preparar dinámicas para que el alumnado se conozca y se cree grupo.
  • Hacer una salida lúdica en la primera quincena de septiembre.
  1. Iniciación del Plan de acogida para el profesorado nuevo.
  • Reunir al profesorado nuevo por parte de la dirección del centro, el primer día de septiembre, para explicar el funcionamiento general del centro.
  • Entregar un pequeño dossier de funcionamiento.
  • Visitar el centro y dar explicaciones del funcionamiento concreto por parte del/a jefe/a de seminario.
  1. Facilitación para que el alumnado se sienta parte activa de la vida escolar.
  • Hacer la foto oficial de cada clase al comienzo de curso, para luego colgarlas a la entrada del centro.
  • Trabajar, comentar y analizar trimestralmente algún aspecto de la vida escolar con la comisión del alumnado, en la cual están todos los/as representantes del alumnado.
  • Potenciar la participación del alumnado creando distintas comisiones: Agenda 21, Normalización lingüística, Mediación y Representantes del alumnado.
  1. Introducción de la educación emocional dentro del plan de tutoría.
  • Trabajar en cada nivel la Educación Emocional durante 4-5 sesiones de tutoría.
  1. Acercamiento a los intereses del alumnado a nivel curricular.
  • Implementar el uso de las TIC en el aula.
  • Implementar progresivamente el trabajo por proyectos.
  • Implementar progresivamente el trabajo cooperativo.

Desenlace

A pesar del tiempo transcurrido en la aplicación de esta experiencia (curso 2012-13), consideramos que se ha mejorado considerablemente la convivencia en el centro así como la vinculación del alumnado con el mismo, pero seguimos pensando que hay que mantener la misma línea de trabajo y no bajar la guardia.

Síntesis del caso

ContextoInstituto público en Bilbao, País Vasco. Clases de 1º a 4º de la ESO
Nivel educativoSecundaria obligatoria
ÁmbitoComunidad Educativa
Equipo directivo
AcciónOrganización y gestión
Participantes232 alumnos y alumnas y 31 profesores y profesoras
Desarrollo• Creación de una comisión formada por el director, jefa de estudios, orientadora, profesores, padres de familia, encargado de comedor y alumnado.
• Análisis de la situación actual del centro y necesidad de desarrollar un plan de acción.
• Planteamiento de ocho objetivos de mejora.
• Desarrollo de distintas actividades para la consecución de estos objetivos
DuraciónUn curso lectivo

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29. El críquet como medio de integración en el barrio

Presentación

Ante las dificultades de integración de un colectivo de alumnado recién llegado y de nueva incorporación, se pone en marcha una actividad extraescolar de críquet, que propicia un espacio educativo abierto a la comunidad.

Síntesis del caso →

Contexto

El caso se desarrolla en un instituto de secundaria del extrarradio de una gran ciudad, en un barrio obrero y con un porcentaje de inmigración elevado, donde un 35% del alumnado es recién llegado, hay una tasa de paro inmensa, con situaciones familiares gravísimas en algunos casos, y con una gran mezcla de culturas (chinos, paquistaníes, marroquíes, sudamericanos, gitanos, entre otros). El barrio está bastante bien dotado de servicios: bibliotecas, ambulatorio, seguridad, complejos deportivos privados. Pero existe una alta densidad de población y pocos espacios verdes. La comunicación y el sistema de transporte con la gran ciudad son relativamente buenos.

El claustro del centro está formado por unos cuarenta docentes. El personal de servicios son siete u ocho personas. El porcentaje de alumnado con necesidades educativas especiales es muy elevado en 1o y 2o de ESO, algunos de ellos siguen un PI (Plan Individualizado) o un PIM (Plan Intensivo de Mejora). También existe un aula de acogida porque cada año, a mitad del curso, llega alumnado extranjero de nueva incorporación.

Planteamiento de la situación

El barrio tiene carencia de espacios para los tiempos de descanso y los niños y las niñas viven en unas áreas pobladas con calles estrechas y empinadas, con mucho tráfico, exceso de ruidos, espacios familiares reducidos y sin tener cubiertas las condiciones higiénicas, sanitarias y económicas mínimas. Un hecho aislado es que algunos alumnos piden alguna vez ducharse en el instituto y, en ocasiones esporádicas, el centro se ha hecho cargo de una comida al día. Desde hace cuatro años se ofrecen una serie de actividades extraescolares a los alumnos y las alumnas casi gratuitas: fútbol, baloncesto, balonmano, hip-hop, etc. Estas actividades no resultan muy motivadoras ni interesantes para el alumnado paquistaní, por lo que solicitan al instituto la posibilidad de realizar una actividad lúdica extraescolar propia de su país, en concreto: críquet.

Desarrollo de la experiencia

Como coordinador deportivo del Plan Catalán del Deporte y profesor del Departamento de Educación Física, recibo la petición de un grupo de alumnos interesados en tener un espacio propio y seguro donde poder practicar críquet. Al ser también el presidente de la asociación deportiva escolar (AAEE) convocó una reunión, en la que también están miembros del AMPA (Asociación de Madres y Padres de Alumnos). Se llega a un acuerdo unánime: llevar a cabo la actividad de críquet. Informo de la decisión al equipo directivo. Luego, inicio una campaña publicitaria para animar al alumnado a inscribirse en todas las actividades, incluida la del críquet. Me pongo en contacto con un exalumno interesado en coordinar el equipo. Por dirigir la actividad recibirá 8 € semanales, sin contrato. Los alumnos que se inscriben pagan 10 € el año. Esto implica que hay una situación laboral irregular de los monitores, y comporta que la responsabilidad recaiga en el coordinador deportivo. Si los alumnos tienen problemas sanitarios, se utiliza el seguro escolar, además del seguro del Plan Catalán del Deporte.

En principio, pensé en la posibilidad de que el alumnado no paquistaní también estuviera interesado en aprender a jugar al críquet. No ha sido el caso, pero sí tenemos un grupo de siete u ocho alumnos que dos veces a la semana hacen esta actividad e, incluso, ya han participado en encuentros con otros institutos. A través de la asociación les hemos comprado material básico (pelotas, wicket, conos) y ellos lo han complementado con el material que tienen (guantes, bates, etc.).

Desenlace

Lo más importante, después de estos años de experiencia, es que los alumnos se encuentran en un lugar seguro, están protegidos, cuentan con profesorado y personal que conocen, con unas buenas infraestructuras. La repercusión de esta actividad es muy positiva en la convivencia del barrio y fomenta el respeto hacia otras culturas.

Es cierto que la iniciativa todavía posee debilidades que deben abordarse. Sin embargo, es de destacar que estas debilidades en gran parte guardan relación con la sostenibilidad o factibilidad del proyecto; en contrapartida, y como cuestión fundamental, ambas se relacionan con otra característica de este tipo de iniciativas: el hecho de que han de ser dinámicas y evolucionar hacia el objetivo de la real incorporación a la institución de principios de inclusión y conexión con la comunidad; y la generalización e institucionalización de estos principios en el instituto y en el sistema educativo.

Para mí está suponiendo una motivación y estímulo en mi vida laboral, planteándome objetivos diferentes de los de 20 años atrás. Es muy alentador ver cada día cómo un instituto que estaba cerrado por la tarde cobra vida con 27 alumnos en el patio, de lunes a jueves, además de algunos fines de semana. Incluso el personal no docente hace comentarios positivos y, de esta manera, reconoce la labor realizada: “un instituto sin alumnado es un instituto sin vida, triste. Los alumnos y las alumnas le dan vida y alegría”.

Síntesis del caso

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