El modelo noruego.


Las tasas de actividad femenina de las mujeres casadas eran especialmente bajas en Noruega y Suecia después de la guerra: en torno a un 10%, porcentajes que se mantuvieron hasta los años sesenta. Esta tendencia fue mas acusada en Noruega. Al contrario de los modelos sueco y danés, el modelo noruego desarrolló un modelo de maternidad en el que la familia jugaba aún un papel dominante y el cuidado de los hijos se consideraba un asunto privado. La falta de implicación del Estado noruego en este sentido ha llevado a un desarrollo particular del trabajo a tiempo parcial y al recurso de las mujeres a redes informales para el cuidado de los hijos.

Las primeras medidas adoptadas por el Estado noruego en el período de postguerra asumían aún la dependencia económica de la esposa respecto al marido y de la mujer como principal responsable del cuidado de los hijos, enfermos y ancianos. Durante ese período se tendió a proteger especialmente a las mujeres como madres siendo esta la que cobraba directamente las prestaciones familiares instituidas en 1946. Las madres solas recibieron así mismo una atención particular del estado en la década de los sesenta. Los años sesenta, un período de fuerte desarrollo económico, dieron lugar a la Ley de 1966 de "seguridad popular". Esta ley (National Insurance Act) establecía un doble sistema de beneficios sociales. Un conjunto de prestaciones de carácter transitorio y permanente de carácter universal: accidentes, invalidez y vejez, beneficios para padres solos e indemnizaciones en caso de enfermedad, maternidad y desempleo, y otros ligados a los ingresos y al empleo.

Así por ejemplo, el disponer de un empleo formal era el requisito de acceso a algunos beneficios transitorios de enfermedad y desempleo. Las madres sin empleo no tienen derecho a indemnizaciones en caso de enfermedad. Respecto a las prestaciones de carácter permanente como las pensiones por vejez existen pensiones mínimas y complementarias estando éstas ligadas a los ingresos y el número de años trabajados. Hasta mediados de los años setenta no se produce una iniciativa legislativa para promover la creación de guarderías y centros preescolares para los niños, siendo uno de los países de la Unión Europea, con un desarrollo menor como evidencia el dato de que solo un 10% de los niños menores de tres años tenía acceso a escolarización, mientras un 70% de las madres con hijos de esa edad eran trabajadoras asalariadas.

A partir de 1992, una modificación de la ley permite a las personas que se dedican al cuidado de niños de edades menores de siete años, ancianos y enfermos a tener acceso a pensiones complementarias, lo que beneficia especialmente a las mujeres cuya menor participación en el mercado de trabajo implica un acceso en peores condiciones a las prestaciones sociales de Estado. Los permisos por maternidad son de 33 semanas con 100% de salario o 42 con 80% del salario. La cuestión tal como se plantea hoy es si se deben ampliar y potenciar los permisos por maternidad que hacen a las familias principales responsables del cuidado de los hijos, como defienden los conservadores, o si como sostiene la socialdemocracia, es preciso mantener una inversión pública en aras de una atención institucional a los hijos.


Bibliografia
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