Introducción.
La construcción de una identidad que contemple todos los derechos de ciudadanía es un viejo sueño del sionismo. Con la construcción del Estado de Israel, muchos vieron realizado este sueño y algunos proclamaron el nacimiento de un nuevo pueblo de Israel y de un nuevo ciudadano. Entre los pioneros encontramos el fenómeno de los kibutzim. Los fundadores de los primeros kibutzim, contagiados de ideas colectivistas y voluntaristas, vieron en la agricultura una forma de romper con los tradicionales sectores sociales a que había sido relegado el pueblo judío. La posesión y el cultivo de tierras (aunque colectivo) era uno de los derechos civiles históricamente más negado a este pueblo y, por lo tanto, de calado simbólico más profundo (al menos para aquellos de cultura europea u occidental). Este agricultor, pues, será el embrión de una nueva sociedad, paralelamente al desarrollo de un proyecto utópico muy teorizado (el Kibbutz), la evolución del cual analizaremos más adelante (Texto 1).