Los autores del estudio "Diferencias de remuneración entre hombres y mujeres" (SES, Empleo y asuntos sociales, Comisión Europea, 1998) señalan que el salario medio de las mujeres que trabajan a tiempo completo en Europa es un 27% inferior al de los hombres. Las diferencias entre estados miembros son también en este terreno considerables; Suecia es el país con la disparidad salarial menor (17%) mientras que el Reino Unido (34%), Países Bajos (31%) o Grecia (32%) es donde se producen las mayores distancias.

Dicho estudio pone asimismo de relieve, que las diferencias aumentan cuando consideramos aspectos como la edad, la ocupación, el sector económico o los niveles de educación.

Por lo que respeta a la edad, las diferencias son más significativas entre los trabajadores mayores que entre los jóvenes -sobretodo para aquellos por encima de los 45 años-. Los ingresos de las mujeres menores de 20 años no difieren prácticamente del de los hombres, mientras que a partir de los 30 años las diferencias son sustanciales, llegando al 30% menos de retribución en la franja de edad que va de los 45 a los 54 años. En líneas generales, se puede afirmar que las diferencias salariales aumentan a medida que los trabajadores se hacen mayores. Una de las explicaciones podría ser la mayor presencia de mujeres jóvenes trabajando a tiempo completo; en la mayoría de países de la UE la reincorporación al mercado laboral de la mujer tras una interrupción profesional, se realiza a través del tiempo parcial, donde la diferencia salarial es más significativa.

A nivel europeo, existe una profunda relación entre las retribuciones y el nivel de educación. No obstante, parece que dicha relación es más significativa para los hombres que para las mujeres. Mientras que las retribuciones de los hombres con estudios universitarios es de un 39% superior al nivel medio de los salarios masculinos, para las mujeres sólo representa un 30% más. Asimismo, las diferencias salariales entre hombres y mujeres con un nivel de estudios primario es menor que para aquellos con nivel universitario: las mujeres con estudios primarios ganan un 22% menos que los hombres, mientras que las mujeres con estudios universitarios son retribuidas con un 32% menos.

Globalmente, las mujeres reciben menores salarios en todos los grupos de actividad u ocupaciones. No obstante las diferencias más importantes se producen en aquellas ocupaciones con un nivel de cualificación más alto, es decir, puestos directivos, profesionales y técnicos, con un 30% menos. La diferencia es menor en ocupaciones como dependientes, vendedores o servicio doméstico, con un 20% menos.

Por lo que se refiere a los sectores de actividad, se reproduce la diferencia indicada en la ocupación; en todos los sectores de actividad la mujer continua siendo retribuida de manera inferior, aunque también se producen significativas diferencias intrasectoriales:

 

-En los sectores industriales la diferencia se sitúa en el 25%, llegando incluso al 30% en aquellos sectores industriales con una gran proporción de personal femenino (alimentario, textil, maquinaria eléctrica, instrumental de precisión, etc).

 

-En el sector servicios, el salario medio de la mujer es de un 15% inferior al masculino, excepto en los transportes ferroviarios y por carretera, correos y telecomunicaciones, donde tan sólo es del 10% menor.

 

-En todos los sectores financieros y de negocios el salario de la mujer se sitúa alrededor de un 30% menos.

En conclusión, aunque se viene produciendo una reducción notable en las diferencias salariales entre hombres y mujeres, sobretodo a través de las políticas comunitarias específicas, los diversos estudios realizados ponen de relieve una situación que dista mucho todavía de ser igualitaria.

La masiva presencia de mujeres en sectores u ocupaciones poco cualificadas, junto con otros aspectos como las carreras profesionales discontinuas, el trabajo a tiempo parcial, etc., siguen produciendo una diferencia salarial generalizada en todos los países de la Unión Europea.