Perspectiva histórica


A menudo se ha presentado la "llegada masiva" de mujeres al mercado laboral, sobretodo a partir de los años 70, como un fenómeno nuevo. Sin embargo, si aplicamos una perspectiva histórica más prolongada, observamos como la llamada "incorporación de la mujer al mercado laboral", se puede considerar en realidad, como una "desmovilización".

Tomando como referencia la evolución de la tasa de actividad de los últimos 100 años, algunos estudios han puesto de relieve como la participación de la mujer en la vida económica activa de los diversos países europeos en la primera mitad del siglo era sensiblemente superior a la tasa que se ha venido produciendo en las últimas décadas. Sirva de ejemplo el caso francés, donde no es hasta la década de los años 90, con un 37.9% de tasa de actividad femenina, cuando se superan los índices de actividad del periodo 1896-1921 (entre el 35 y el 36%).

De modo que si hemos de seguir utilizando el concepto de "incorporación", éste ha de servir más bien para referirse a los cambios en las formas de actividad. Si a finales del s. XIX y principios del XX, la mujer se ocupaba, básicamente en actividades de carácter artesanal y agrícola en el seno de una estructura laboral familiar, la novedad viene representada por la generalización de la condición de "asalariada", es decir, por una "incorporación" o "trasvase" a actividades económicas realizadas individualmente en sectores como la industria o los servicios.



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