El trabajo a tiempo parcial


En 1998 el 80% del trabajo a tiempo parcial en Europa era realizado por mujeres. Pese a que las diferencias entre países son evidentes, se puede afirmar que está produciéndose a escala europea una nueva segregación sexual del trabajo, una segregación que significa una masiva presencia de mujeres en una modalidad caracterizada no tan sólo por la parcialidad del horario, sino también del salario, así como de las oportunidades de promoción o la reducción de las pensiones.  
"El progreso en el empleo de las mujeres ha ido a menudo vinculado al aumento del trabajo a tiempo parcial. Este aumento supone tanto ventajas como inconvenientes. Por una parte, el empleo a tiempo parcial suele estar asociado a una situación profesional baja, a una falta de seguridad en el empleo y a una remuneración inferior a la obtenida por los trabajadores a jornada completa." (Igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, Informe anual 1997.)
El aumento del trabajo a tiempo parcial, sobretodo durante los últimos 10 años, responde a las políticas empresariales y estatales de flexibilización de horarios y sistemas de trabajo tendentes a desbloquear el funcionamiento tradicional del mercado laboral. Se ha argumentado desde diversos sectores que una de las razones para apoyar la estas modalidades de empleo era facilitar a la mujer su incorporación al trabajo activo, dado que es quién continúa cargando con la mayor parte del trabajo doméstico no remunerado. De hecho, el 56% del trabajo femenino creado en 1998 era a tiempo parcial.
 
"Por otra parte, el aumento del trabajo a tiempo parcial puede abrir nuevas posibilidades. En muchos casos permite que las mujeres se reincorporen al trabajo tras una ausencia prolongada; en otros, el empleo de media jornada puede ser una manera efectiva de compaginar el trabajo y la vida familiar."
(Igualdad de oportunidades entre mujeres y hombres, Informe anual 1997.)
No obstante, en los últimos años se han producido numerosas críticas a la creciente implantación de esta modalidad de trabajo. Y especialmente a las llamadas políticas de "conciliación de la vida familiar y profesional" por considerarlos como una reproducción de las concepciones tradicionales de la división sexual del trabajo doméstico.

Otra de las consecuencias del trabajo a tiempo parcial tiene que ver con el desarrollo de las carreras profesionales: la imposibilidad de acceder a cargos de responsabilidad y de desarrollar trayectorias de promoción profesional. El fenómeno denominado "techo de cristal", pone de relieve como el acceso a los puestos decisorios es proporcional al tipo de dedicación profesional. Es decir, requiere de una disponibilidad y dedicación que únicamente se puede conseguir a través de trabajos a tiempo completo.

El trabajo a tiempo parcial presenta así mismo muchas diferencias entre países, siendo en algunos casos como puede ser el de España una forma de precarización del empleo. Por ello, una de las cuestiones en las que se pone más énfasis en Informes y programas comunitarios es en la dignificación y mejora general de las condiciones del trabajo a tiempo parcial. Algunos Estados miembros, como Holanda o Bélgica, intentan combinar la flexibilización del mercado con la extensión de los derechos sociales en el tiempo parcial o en los contratos temporales. Este es uno de los mecanismos prioritarios para combatir la precarización que envuelve el trabajo a tiempo parcial.


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