Introducción.

"El salvaje vive en sí mismo; el hombre sociable, siempre fuera de sí, no sabe vivir más que en la opinión de los demás."

J. J. ROUSSEAU, Discurso sobre el origen y los fundamentos de la desigualdad entre los hombres

La democracia es el régimen político en el que el pueblo ejerce la soberanía, y en la que se otorga a los ciudadanos una serie de derechos, como la libertad de expresión, de religión, de opinión, de asociación, de participación, etc. y una serie de obligaciones para su mantenimiento, defensa y funcionamiento; la democracia se rige por las decisiones mayoritarias expresadas por los ciudadanos, pero sin lesionar los derechos de las minorías, aquí se encuentra el verdadero equilibrio de la democracia; considero que la democracia es al sistema político más prestigioso en este final y principio de siglo que nos ha tocado vivir, además de ser el más progresista y justo, aunque parezca una utopía, la prueba la tenemos en que la gran mayoría de ciudadanos del mundo reclama en su país estructuras democráticas como sistema político.

Actualmente el empleo de la palabra democracia es la base de todo ejercicio del poder; y aunque su significado etimológico a devenido a un conjunto de criterios que son aplicados mayoritariamente en el ámbito político, pero también y de forma voluntaria se van aplicando a los sociales, culturales e incluso económicos, así como en las interrelaciones personales de ámbito privado como la familia, la empresa, las asociaciones, etc. Por tanto, toda actuación pública, toda decisión social y toda medida que afecte a grupos amplios deben ser democráticos, pues de lo contrario acarrea una censura generalizada, esto evidencia el prestigio de la democracia, lo que explica su uso generalizado e irrenunciable de derechos consiguiendo que a finales del siglo XX y principios del siglo XXI, se haya convertido en el régimen político por excelencia, aunque aquí, estoy tratando el tema en términos generales, se pueden dar y de hecho existen peculiaridades nacionales distintas que hace que el termino pueda parecer en ocasiones contradictorio y que no es extraño que de ello, se deriven o parezcan regímenes distintos. La democracia se caracteriza además por no ser algo estático, sino todo lo contrario, es un régimen dinámico, aunque la perduración de sus sistemas formales y de las leyes, pilares sobre los que descansa denoten la fortaleza y la mejor calidad del régimen. Esta pluriformidad y la evolución constante de la doctrina política han hecho que la democracia haya sido reformulada, cuestionada y desarrollada a lo largo de la historia, sin embargo, a lo largo del tiempo se ha ido adaptando y adoptando progresivamente a los postulados defendidos mayoritariamente por el pueblo, ejemplo, de esta adaptación del sistema democrático la tenemos actualmente en el debate abierto sobre la globalización, en base a este debate y sobre la conveniencia o no de la globalización y la forma de establecerse y aplicarse el sistema democrático deberá en su momento modelar, y cohesionar que la globalización sea lo más democrática posible, en igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos.

Sobre la idea actual de democracia confluyen tres grandes tradiciones del pensamiento político; la primera la clásica ateniense, formulada por Aristóteles que en su estudio de las tres formas de gobierno, donde contraponía la democracia, como "gobierno del pueblo", a la monarquía "gobierno de uno", y a la aristocracia "gobierno de pocos" o de los mejores. La segunda tradición se gestó en la Edad Media, como evolución del concepto romano de soberanía popular, se contrapone una concepción ascendente de la soberanía por la que el poder supremo deriva del pueblo y es representativo, con una concepción descendente, por la cual el poder deriva del príncipe "soberano" y es el transmitido por delegación a sus inferiores. Por último, la tradición moderna surge con la aparición de los estados europeos modernos y la diferenciación entre los dos sistemas de gobierno la monarquía (forma de gobierno aristocrática) o la república (forma democrática); esta tradición culminará con la revolución inglesa XVII, la norteamericana y la francesa del siglo XVIII.

Por consiguiente, la democracia es el mejor sistema de organización política, pues reconoce plenamente al ciudadano, y sobre el que se desarrollan una serie de derechos que podemos denominar "generaciones de Derechos Humanos" históricamente han tenido una clara vocación universalista:

· Una primera generación integrados y consagrados en los derechos del hombre y del ciudadano son derechos individuales, civiles y políticos que exigen respeto a la dignidad de la persona, su integridad física, autonomía y libertad frente a los poderes constituidos y garantías procésales Estos derechos tienen como soporte la filosofía de la Ilustración y del liberalismo progresista, a raíz de las revoluciones burguesas.

· Una segunda generación, surgida a raíz de las revoluciones socialistas de los siglos XIX y XX, ponen el acento en la intervención del Estado para garantizar a los individuos bienes sociales básicos como educación, salud, trabajo y protección social. Estos derechos tienen por finalidad hacer hincapié sobre derechos económicos y sociales, puesto que defienden unas condiciones sociales tales que realmente hagan posible a todas y cada una de las personas disfrutar de los derechos de la primera generación. Las realidades sociales concretas impiden poner en práctica las declaraciones de derechos liberales. No es verdad que todos los hombres nacen libres e iguales en derechos, sino que más bien ocurría y ocurre lo contrario; las situaciones de partida son radicalmente desiguales, así que declarar la igualdad en el campo teórico e ideal, puede ser una estrategia para mantener de hecho desigualdades reales.

· Una tercera generación de derechos, que podemos calificar como derechos de la solidaridad. Estos derechos se configuran como declaraciones "sectoriales", por cuanto son derechos de personas concretas, pertenecientes a determinados colectivos, que se ven discriminados o privados de determinados derechos. Desde las últimas décadas del siglo XX estos derechos de la solidaridad se profundizan y amplían, demandando la solidaridad entre países ricos y pobres y la superación las desigualdades Norte-Sur y la solidaridad con la naturaleza, exigiendo la protección del medio ambiente, la solidaridad con las culturas y generaciones y reclamando respeto al patrimonio cultural.

· En las últimas décadas del siglo XX se ha introducido el concepto de "cuarta generación" de derechos como consecuencia de los avances científicos, tecnológicos, económicos, políticos, sociales y culturales producidos en la segunda mitad del siglo XX, unidos a los que se prevén para las próximas décadas, plantean nuevos retos y demandas en la profundización y extensión de los derechos de la solidaridad. El abismo cada vez más profundo entre los países ricos -los menos- y los pobres -la mayoría-, en una economía globalizada y un mundo interrelacionado gracias a las nuevas tecnologías de la información y comunicación, está exigiendo nuevas respuestas. Un desarrollismo incontrolado e inhumano devasta los recursos naturales, esquilmando la herencia de una tierra habitable a la que tienen derecho las generaciones venideras. El sistema tecnificado y burocratizado amenaza los derechos de la persona a la intimidad, a la información, la libre expresión, etc. Estas nuevas condiciones plantean nuevas exigencias para lograr niveles más altos de calidad de vida. Así se van consolidando nuevos derechos que aspiran a concretarse en Declaraciones como las anteriores de los Derechos civiles y políticos y de los Derechos económicos, sociales y culturales. Se reivindica el derecho a la paz y a la intervención desde un poder legítimo mundial en los conflictos armados, en las violaciones masivas de los derechos humanos, en los genocidios y crímenes contra la humanidad; el derecho a un orden internacional justo que garantice las condiciones imprescindibles para una vida digna a todas las personas en todo el planeta; el derecho a un desarrollo sostenido que permita preservar el medio ambiente natural y el patrimonio cultural de la humanidad; el derecho a un mundo multicultural respetando las minorías étnicas, lingüísticas, religiosas; el derecho a la libre circulación de personas, no sólo de dinero y mercancías, que permita a los trabajadores inmigrantes obtener un trabajo en otros países en condiciones dignas.

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