Ciudadanía activa y bien común.


La participación política es la característica esencial de la ciudadanía griega. La democracia se concibe como una democracia directa en la que cada ciudadano acude a la asamblea comunitaria para opinar, discutir y votar. En definitiva se manifiesta y ejerce como ciudadano. Este hecho adquiere importancia al compararlo con las democracias representativas actuales.

Los atenienses establecen un código político en el que la ley es la expresión y no la precondición de ser ciudadano. Esto significa que el ciudadano en lugar de regirse por unas leyes crea aquellas leyes que considera justas para él y para el conjunto de la sociedad.

La comunidad política esta ordenada por una ley que instituyen los ciudadanos para la convivencia pública. El prestigio de esta ley radica en la aceptación común y en su autonomía. Aristóteles considera que los conflictos son inherentes a la vida compartida ya que un total consenso sólo se consigue si se destruye antes la separación entre las personas. Por consiguiente, la democracia griega se sustenta sobre el respeto a la pluralidad. La ciudadanía justa es aquella que es capaz de propiciar el bien singular y común al mismo tiempo. Consecuencia de ello es la unidad entre ética y política.


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