Las mujeres de la corte.


Del siglo XVI al XVIII las mujeres de la aristocracia y la realeza obtenían el dominio sobre las tierras de sus maridos al enviudar. Podían heredar el trono de pleno derecho. La trascendencia de muchas mujeres que gobernaron por derecho propio o como regentes fue tal que dio lugar a un debate sobre la capacidad de las mujeres para gobernar.

Las mujeres de la nobleza encontraron también un nuevo papel en las cortes europeas, no sólo como damas de corte, sino como músicas, bailarinas, cantantes o compositoras. Entre los siglos XVI y XVIII participaron en los nuevos movimientos intelectuales, llegando a ser humanistas, naturalistas, científicas y artistas. A su influencia política creciente añadieron un prestigio intelectual debido al nuevo impulso que cobró su acceso a la cultura y a los estudios académicos durante los siglos XV y XVI.

La producción literaria femenina creció espectacularmente en relación a la Edad Media, aunque sus obras raramente aparecen referenciadas en los libros de historia. La mayoría de las cortes europeas contaban entre sus pintores y retratistas con prestigiosas artistas aunque eran en menor número que los hombres y sus dificultades para hacerse un lugar mayores.

Sin embargo, estas posibilidades fueron restringiéndose con el paso del tiempo. En el siglo XVII les era ya difícil, por ejemplo, acceder a la formación de pintoras pues los talleres, estudios y academias les cerraron sus puertas. Su formación dependía de los miembros de sus familias. Este auge no implicó una democratización de la educación pues la cultura humanista, la que preparaba para ejercer cargos y puestos de responsabilidad y de poder se impartía sólo en colegios masculinos. Al igual que en la educación popular el Renacimiento no hizo nada por las mujeres del artesanado o del campesinado.



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