"Ahora bien los derechos de los hombres derivan únicamente del hecho de que son seres sensibles, susceptibles de adquirir ideas morales y de razonar basándose sobre dichas ideas. Por tanto al tener las mujeres esas mismas cualidades, necesariamente deben disfrutar de idénticos derechos. O bien ningún ser de la especie humana puede disfrutar de derechos verdaderos, o bien todos deben disfrutar de los mismos, y quien vota en contra del derecho de otro ser, sean cuales sean su religión, el color de la piel o su sexo, renuncia a los suyos desde ese preciso momento."

Condorcet, Essai sur l`admission des femmes au Droit de Cité, 1790.