El Antiesclavismo.

El movimiento abolicionista está estrechamente ligado al movimiento sufragista.

Por un lado fue en la "Convención Antiesclavista Mundial" de Londres en 1840 dónde las norteamericanas Elizabeth C. Stanton y Lucrecia Mott hicieron aflorar la idea de la necesidad de un movimiento independiente por los derechos de la mujer.

Por otra parte la forma en que el activismo antiesclavista feminino se desarrolló dentro de las organizaciones antiesclavistas norteamericanas y británicas determinó la forma en que posteriormente se desarrollaron ambos movimientos sufragistas. Si bien las norteamericanas fueron adoptando progresivamente mayores cotas de poder dentro del movimiento sufragistas que desembocaron en una escisión del movimiento (algunos hombres no estaban de acuerdo con sus posiciones de dirigentes en el movimiento, sus opiniones religiosas y la no cooperación con las instituciones políticas) las británicas fueron mucho más discretas dentro de sus organizaciones.

Si bien las británicas habían sido más precoces en la defensa del abolicionismo, no aprovecharon este movimiento tan rápidamente como sus contemporáneas norteamericanas, las cuales debido al diferente contexto social y político supieron o pudieron dirigir antes sus esfuerzos a la consecución de sus derechos políticos.

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