Holanda.

La cuestión de la despenalización limitada de la eutanasia y del modo en que debía hacerse ha venido debatiéndose, en el ámbito político y social, desde hace casi treinta años. La Administración holandesa, a diferencia de lo sucedido en otros países, no ha cerrado en ningún momento los ojos ante el hecho de que se practicara la eutanasia.

En los años setenta y ochenta, cuando los adelantos técnicos habían conducido a algunas situaciones de encarnizamiento terapéutico, y había un gran vacío legal, surgió la Asociación por una Muerte Digna, asociación que estuvo presionado desde entonces, consiguiendo de la Administración cada vez más concesiones a sus planteamientos.

Durante años se toleró la práctica de la eutanasia, pero los médicos podían ser perseguidos judicialmente. A pesar de ser punibles tanto el homicidio consentido como el auxilio al suicidio (arts. 292 y 294 C.P. respectivamente), de hecho no eran perseguidos en virtud del principio de oportunidad. La Corte suprema decidió en 1984 no condenar a los médicos que practicaran la eutanasia si se cumplían determinados requisitos. En efecto, el médico que, cumpliendo una serie de requisitos (cinco en realidad) de elaboración jurisprudencial, aplicaba la eutanasia activa a un paciente que lo solicitara tenía la absoluta seguridad de no ser procesado. El cumplimiento de dichos requisitos era controlado por el Ministerio Fiscal a la luz de un cuestionario que, además del acta de defunción no natural, debía rellenar el médico y entregar al forense. Los resultados de este sistema fueron bastante satisfactorios en los años de funcionamiento, pudiendo destacarse dos hechos interesantes:

· Un incremento en el número de informes oficiales de casos de eutanasia y un simultáneo decrecimiento en el número de los relativos a suicidios.

· Los enfermos terminales a los que, tras solicitarlo, se les garantizó por parte del médico la aplicación de la eutanasia en el momento que decidieron no prolongar más su proceso irreversible de muerte, vivieron más tiempo del pronosticado y con una mayor tranquilidad de ánimo.

La eutanasia es una práctica minuciosamente controlada en Holanda, primero se despenalizó la eutanasia "en el caso de un enfermo terminal, con grandes dolores y con su consentimiento y la presencia de dos médicos que ratificasen el diagnóstico"y con posterioridad se consiguió que también se ampliara a los enfermos psíquicos.

Aunque la eutanasia había sido despenalizada, siempre que se siguiera un largo procedimiento, seguía siendo técnicamente ilegal, y el Parlamento holandés hizo que Holanda fuera el primer país en el mundo que legalizaba la eutanasia. Por 154 votos a favor y 40 en contra, la cámara aprobó una norma que permite a los médicos ayudar a los pacientes a morir. El Senado aprobó definitivamente la ley que despenalizaba la eutanasia activa. El texto legalizaba una situación de hecho, que venía produciéndose en Holanda desde hacía casi 30 años, con apoyo de la doctrina jurisprudencial y de los colegios de médicos. Una práctica que aunque no escrita, era tolerada en Holanda, sobre la base de conductas aceptadas por la Justicia, apoyadas por más de 25 años de jurisprudencia y recogidas por el código médico.

La ley despenaliza la eutanasia en los casos en que el enfermo esté sometido a un sufrimiento insoportable sin que exista perspectiva de mejora alguna, que haya expresado de forma inequívoca su voluntad de morir y que el médico pida una segunda opinión a otro colega. Posteriormente, una comisión regional formada por un médico, un jurista y un experto en ética verificarán que se han cumplido todos los requisitos y, en su caso, podrán ponerlo en conocimiento del ministerio fiscal. Los médicos que no hayan respetado los requisitos pueden ser condenados hasta 12 años de cárcel.

La Iglesia Católica en Holanda se manifestó contraria y declaró que la ley facilitaba demasiado a que la gente se diera por vencida. El portavoz de la Conferencia Episcopal, Peter van Zoest, dijo "el problema es que quienes están enfermos se ven a sí mismos como una carga para su familia". La ley fue también condenada en Roma, el padre Gino Concetti, un experimentado teólogo moral del Vaticano, comentó que "La vida es inviolable. Por tanto, cualquier ley que la destruye o aprueba su destrucción es inhumana". Hubo una manifestación en contra de la eutanasia ante el Parlamento, a la afueras de Binnenhof, convocada por los partidos cristianos y algunas iglesias.

La situación en Holanda es de una inmensa mayoría favorable a la eutanasia, entre el 70% y el 90% de la población, según las diferentes encuestas, lo mismo sucede entre el clero, aunque no así con su jerarquía, entre los médicos donde 94.000 militan en la asociación en favor de la eutanasia y solo 400 en asociaciones contrarias y entre los juristas donde 30.000 son los que se muestran partidarios frente a 300 en contra.

Con la legislación de la eutanasia por parte del Parlamento holandés se ha roto una frontera psicológica importante, y se ha dado un importante paso para que en otros países se debata sobre un tema tan vital como es la relación entre la vida y la muerte en los enfermos terminales.

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