Autorregulación.

Desde el mundo de la ética se propone la práctica de la autorregulación en aquellas circunstancias en las que o bien existe un vacío legal o bien es necesaria una interpretación de las normas. Los cuatro principios básicos que se deben acatar son los siguientes: no maleficencia, beneficencia, autonomía y justicia. Esta es la base que permite la construcción del marco bioético. De ella se debe partir para la interpretación de cada caso concreto a través de la autorregulación "único puente posible y legítimo entre los principios universales y los casos concretos", aunque "la mayor libertad de los individuos no significa menos obligaciones: significa obligaciones asumidas libremente y de las que hay que responder, por supuesto, ante uno mismo y ante los demás". [Victoria Camps, "Un marco ético para la Bioética", en Bioética 2000, pp. 53-54]. Los comités bioéticos, a través de debates o de declaraciones bioéticas ayudan a ejercer una correcta autorregulación.

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