El fin del emotivismo


MacIntyre quiere conseguir una moral libre de todo emotivismo que sea racional y objetiva. Para formular esta idea moral hará uso de la ética aristotélica, en concreto de la idea de que la naturaleza humana, para conseguir su plena realización, aspira a unos fines (telos en lenguaje aristotélico) y habrá unas pautas de conducta que contribuirán a la realización de estos fines. Para conseguir esta plena realización de la naturaleza humana hay dos elementos esenciales: las virtudes y la importancia que tiene la comunidad para poder llevar una vida buena.

Para que las personas puedan escoger de un modo racional y objetivo, MacIntyre adaptará conceptos de la ética aristotélica a las sociedades contemporáneas, estos conceptos serán:

  1. La práctica. La participación en proyectos compartidos y la aceptación de las pautas establecidas en una comunidad a lo largo de la historia hacen que los individuos puedan incorporarse a una vida excluída de emotivismo.

  2. Unidad narrativa de la vida humana. La conducta humana definida por los deseos, intenciones y fines de la persona que las realiza. Para dar sentido a estas acciones deben incluirse en lo que MacIntyre denomina "marco de acción", que consiste en considerar toda acción como una aportación a una narración general. La dimensión narrativa es lo que nos da el marco de referencia desde el que podemos hacer elecciones racionales.

  3. La tradición. Una vida buena no será la misma para todos los individuos ni para todas las épocas, tiene una especificidad histórica que sería lo que integra una tradición que es un conjunto de prácticas que se transmiten de generación en generación (imposibilita un razonamiento ahistórico y universal).