Ronald Dworkin


"Este principio se basa en la idea de que para que los costos de oportunidad sean verdaderos, los participantes en la subasta deben tener la posibilidad de formar, con anterioridad a su realización, una personalidad auténtica. Y es que si la distribución de los recursos se hace de acuerdo con el valor que las personas dan a esos recursos según sus gustos, preferencias y proyectos, lo menos que puede garantizarse es la oportunidad de formar y revisar esos planes y proyectos para obtener los recursos que en realidad pueden satisfacer sus expectativas.

La autenticidad a la que nos referimos sería el producto de la facultad de formarse una opinión y de cambiarla. Esta opinión puede referirse a asuntos de conciencia, religión, trabajo, relaciones interpersonaIes o gustos y preferencias. La facultad se vería asegurada a través de los derechos a la libertad de cultos, a la libertad de conciencia, a la libertad de expresión, a la libertad de asociación -incluyendo la libertad para asociarse de manera personal e íntima-, a la educación- entendida como la posibilidad de acceso al conocimiento de las variadas expresiones culturales y sociales- y a la libertad de guardar silenció en caso de ser interrogado. Un problema que podría aparecer en torno a este principio es el de cómo puede enfrentarse el cambio que se produzca en el proyecto de vida de una persona después de haberse realizado la subasta inicial pues esto implicaría que los recursos que obtuvo de ella no reflejan sus aspiraciones actuales. La respuesta debemos buscarla en la explicación ofrecida para el carácter diacrónico del test de la envidia y la formulación sobre la necesidad de que este se siga aplicando a lo largo de la historia de la comunidad -recuérdese que Dworkin rechaza enfáticamente el que su teoría plantee simplemente una "puerta de salida"-. De esta manera, el cambio en el proyecto de vida de una persona no puede ser indiferente a la igualdad de recursos, sin que esto implique que deba realizarse una nueva subasta, pues de todos modos. el error que cometió al formular que ya había formado una personalidad auténtica y así haber dado lugar a la realización de la subasta debe tener algún costo. Se trata aquí de asumir un riesgo: el de haberse equivocado éticamente."

  • Dworkin, Ronald: La comunidad liberal. Facultad de derecho de los Andes, 1996. P. 99-100.