Los usos de la escritura en Roma

Durante el período clásico la escritura adquiere unas características que la hacen propia de los monumentos. El ámbito de uso es público, de la administración, y tiene un papel propagandístico. La escritura capital arcaica y también la capital epigráfica son propias del ámbito público y se traza sobre soportes duros. A partir de la segunda mitad del siglo III a.C. la escritura capital es la que se utiliza en el ámbito público, pero las necesidades de la sociedad hacen que también en el ámbito privado y en la administración sea cada vez más importante el uso del texto escrito. Por ello, la escritura capital cursiva satisface esta necesidad creciente de escribir. La contabilidad, los contratos privados, los documentos públicos... quedarán reflejados sobre papiros y también sobre tablillas de cera, de las que son un buen ejemplo las localizadas en las excavaciones de Pompeya.

Debido a la expansión de la producción libraria se produce una adaptación de la capital epigráfica para estos usos, dando como resultado una capital rústica y, a partir del siglo IV, una capital cuadrada o elegante. Su morfología es la de una capital, pero el instrumento con que se traza –el pincel primero y después el cálamo- y el soporte -el papiro-, hacen que tenga unas características ligeramente diferentes de las de la capital, que se trazaba de forma casi exclusiva sobre soportes duros. Algunos de los trazos de estas letras están más redondeados que los de la capital.

Un gran cambio que se produce en la escritura en Roma, y que marcará la forma de escribir en las épocas posteriores, es la aparición de la escritura minúscula. Nuevamente son las necesidades escriturarias de la sociedad las que explican su desarrollo.

Por influencia del Cristianismo, se dan todavía otros cambios muy notables. Por una parte, el libro en forma de rollo da paso al códice. Este cambio hará cambiar la forma de escribir –la postura incómoda de escribir sobre un rollo de papiro apoyado sobre las rodillas determina también la forma de la letra- (ver imagen 1) y también la forma de leer: la forma del rotulus provoca una lectura fragmentaria, en cambio la lectura de las hojas cosidas de los códices (primero de papiro y posteriormente de pergamino) hacen una lectura más cómoda y ágil (imagen 2, donde se ve una persona leyendo un libro apoyado en un atril y con las manos libres; éstas, a veces, servían para seguir el texto y hacer la lectura más segura; imagen 3 donde un acólito sostiene el libro y el clérigo va siguiendo el texto con un punzón con la mano derecha y también con la mano izquierda). También es la época de la lectura en voz alta. A partir de este momento se empezarán a distinguir los textos paganos, escritos sobre rollos de papiro, y los textos cristianos, escritos en códices de pergamino. (imagen 4, donde el diácono que ha subido al ambón porta un rollo desplegado, y el sacerdote que enciende el cirio pascual lleva un rollo plegado; uso del rollo en el ámbito litúrgico;  imagen 5, con tres escenas de la vida de San Jerónimo. En la segunda se ve la tarea de los copistas de los códices, que trasladan la Biblia desde los rollos de papiro a los códices. En esta escena hay clérigos pero también hay mujeres; en la tercera escena se ve a San Jerónimo repartiendo los códices copiados a los clérigos que le ayudan a distribuir y repartir por iglesias, al menos la estructura arquitectónica de la izquierda tiene el aspecto de una basílica; imagen 6, donde se ve al evangelista Lucas con un códice abierto en la mano).

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imagen 6
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También se produce un cambio en la escritura. Aparece la letra uncial, que es una letra mixta –letras mayúsculas, letras minúsculas y letras propias- para escribir todos los textos bíblicos (imagen 7, donde se ve la solemnidad del texto evangélico escrito sobre pergamino teñido de púrpura; a veces, en textos con estas características, las letras se trazan con oro). Su claridad en la lectura y la facilidad de escribirla hacen de ésta la escritura propia del Cristianismo.

Algunos textos litúrgicos y la literatura cristiana de los Padres de la Iglesia, doctrina y legislación canónica, se escribirán con una escritura semiuncial, que incorpora letras minúsculas en mayor cantidad que la anterior. Es una escritura más ligera en el trazado y con un módulo más irregular, pero perdurará en los scriptoria altomedievales de todo el Occidente cristiano, dando paso a las escrituras pre-carolinas.