RESULTADOS

DESIGUALDAD Y CONFIANZA EN LAS PERSONAS

CONCLUSIONES

CONFIANZA INTERPERSONAL

La confianza entre las personas crece de forma ligera a nivel agregado durante la crisis económica. Pero un análisis más detallado muestra que los colectivos más o menos perjudicados por la crisis se comportan de manera inversa entre ellos. Durante la crisis los grupos sociales que

más duramente sufren sus efectos (rentas

muy bajas, desempleados, trabajadores sin contrato) dejan de confiar en los demás, y los grupos que no se sienten perjudicados por la crisis aumentan la confianza en el resto de personas. Con la crisis, la satisfacción con el estado de la economía se convierte en la variable que explica mejor la confianza interpersonal. El grupo de personas golpeadas o favorecidas por la crisis son cada vez más diferentes. La desigualdad socio-económica produce una polarización de las actitudes hacia las personas que erosiona las bases de la cohesión social. Factores como la inseguridad ciudadana interactúan aumentando la vulnerabilidad de los sectores más castigados y debilitado la confianza interpersonal. La participación en la sociedad civil juega un cierto papel corrector.

DESIGUALDAD Y CONFIANZA EN

LAS INSTITUCIONES

La confianza en las instituciones (en particular en las de representación) desciende radicalmente con la crisis. Antes de la misma, la satisfacción con el funcionamiento de la democracia es la variable que mejor la explica (visión institucionalista). Durante la crisis, la capacidad explicativa de esa variable aumenta. Sin embargo, la satisfacción y la confianza en las instituciones, pasan a depender, de forma creciente, de la percepción que tienen los diferentes colectivos acerca de si una institución es favorable, o no, a sus intereses. Es decir, la situación socio-económica personal condiciona las percepciones institucionales. Así, los trabajadores desempleados, autónomos, o las personas que viven de ayudas sociales son más críticos con el Parlamento. Las personas que viven de inversiones o rentas disminuyen radicalmente su confianza en el sistema legal y en la Policía. Por lo tanto, existen actitudes cada vez más diferenciadas respecto a confianza institucional entre los colectivos más o menos afectados por la crisis. Incluso factores que operan más a largo plazo, como la tolerancia, pierden algo de su capacidad de discriminar confianza institucional durante la misma.

Los resultados muestran que la crisis económica altera profundamente los factores que soportan la confianza en España, y que las variables socioeconómicas y la desigualdad tienen un papel importante en los cambios que se producen. Los datos permiten afirmar que, en contextos de crisis económicas profundas y abruptas, las variables socio-económicas ganan peso a la hora de explicar las variaciones en la confianza interpersonal e institucional. Todo ello se debe principalmente, al aumento de las desigualdades. Se produce un proceso de polarización general de las actitudes donde la situación económica personal juega un papel importante.

Los resultados matizan la visión de las teorías institucionales según las cuales, en contextos de crisis, la pérdida de confianza se relaciona con las dificultad de las instituciones para responder a las necesidades y demandas ciudadanas. Nuestros datos muestran que las desigualdades juegan un papel directo en el deterioro de la confianza interpersonal. También demostramos que la polarización de actitudes que producen tiene un rol importante en el deterioro de la confianza en las instituciones. Los resultados también cuestionan la idea de que el deterioro económico y la desigualdad actúan a largo plazo y en interacción con otros factores. El cambio que se produce en España es notorio y rápido. Las desigualdades importan más de lo que pensábamos para la confianza social. En el futuro, las políticas públicas deben prestar más atención a esa relación.

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