La diferencia de ser mujer

Investigación y enseñanza de la historia

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El orden simbólico de la madre en las Cartas de Estefania de Requesens, Margarida González Betlinski.
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  • Carta que escribió a su madre, Hipólita Rois de Liori, condesa de Palamós. Estefania de Requesens.

Carta que escribió a su madre, Hipólita Rois de Liori, condesa de PalamósflechaEstefania de Requesens.

Carta
Fuentes
Archivo de Palacio. Centro Borja, Sant Cugat del Vallés.
Regesto

Carta de Estefania de Requesens i Roís de Liori (1526, ? - Barcelona, 1546), a su madreHipòlita Roís de Liori, condesa de Palamós, en la cual relata varios asuntos personales, familiares y económicos propios de la relación entre madre e hija.

Estefania de Requesens i Roís de Liori, escribe a su madre, Hipòlita Roís de Liori i de Montcada, condesa de Palamós, en el período comprendido entre 1533 y 1540, un buen número de cartas, de las cuales se conservan 124.

Hipòlita y Estefania son dos mujeres de la nobleza, a caballo entre la edad media y el renacimiento. La primera, viuda desde muy joven, debe de ocuparse de la administración de las extensas propiedades familiares, lo que hace con libertad absoluta . Estefania que tuvo una vida más corta (sobrevivió en pocos años a su madre), vivió de otro modo. Fue la única heredera de su padre, Lluís de Requesens i Joan de Soler, y de su madre. Contrajo matrimonio con Juan de Zúñiga y Avellaneda, hijo del conde de Miranda, en el año 1526, cuando tenía entre 18 y 25 años. Su primer hijo, Lluís de Requesens i Zúñiga, mantuvo el linaje de su abuelo materno, al heredar el apellido a través de su madre; tuvo, igual que su padre, un papel activo en la corte castellana. A esta corte se trasladó Estefania en el año 1535 y desde allí escribe la mayor parte de cartas que envía a su madre.

Las cartas de Estefania a su madre son una fuente extraordinaria, unos relatos escritos desde lo que llamamos partir de sí que nos permiten, a través de su lectura, aprender sobre el acontecer de su vida, y de la de las personas que la rodean, de una forma tan directa y próxima que cautiva y te hace sentir que has entrado en un espacio de relación privado.

Si bien las cartas aportan información sobre hechos políticos, asuntos de la corte, y de otros aspectos de los que se ocupa ampliamente la historia de lo que es “público”, el interés del epistolario reside en lo que es “privado”, es decir, se dan elementos para seguir construyendo la historia desde otra perspectiva, entre ellos las relaciones personales, tales como práctica de la relación entre mujeres.

De entre las cartas que Estefania escribió a su madre, he escogido una, aunque me refiero también a otras en el desarrollo del tema.

Versión

Muy egregia señora,

A XII de éste recibí una letra de vuestra señoría que creo era del XXX del pasado, a pesar de que la fecha era XXII. Y al día siguiente pasaron por aquí don Guillem y doña Constança, con los cuales escribí a vuestra señoría brevemente, tanto para hospedarlos como por haber llegado aquel mismo día don Juan, mi señor, de Barcelona, donde ha estado durante XI días, que también los tengo en cuenta de las otras ausencias. Lo que en aquella falte enmendaré en ésta respondiendo largamente a la de vuestra señoría.

En cuanto a mi preñez, va mejorando, ya como mucho mejor que solía y no tengo el estómago removido, ni ningún otro problema, alabado sea Dios. Y así es como vuestra señoría dice, que los que ella ha querido tomar han sido mejor criados, que cuento con vengarme con azotes y que vuestra señoría los consentirá como hace con los de Lluïsico.

No creo que sean dos, pero aunque lo sean, no se desanime vuestra señoría, que yo me siento con fuerzas y espero de Dios que, por las bendiciones y oraciones de vuestra señoría, daré a luz como ella desea. Yo me guardo de hacer excesos y como buenas viandas y usaré las pasas, que bien sé que son muy buenas.

La esposa del maestro racional acertó en lo que dijo de la venida de la marquesa, como más largamente lo escribí en otra a vuestra señoría. Y sin duda, puede creer que he holgado en extremo de verla y besarle las manos aquí, sino que nos cogió por sorpresa, y así, por cumplir con lo que debíamos, tuvimos un poco de trabajo. Pero en fin, todo fue razonablemente bien. A ella le ha pesado mucho no encontrar a vuestra señoría aquí. Y todavía pensaba que no nos encontraría a nosotros después de haber estado tan solícita de venir por este camino sólo para vernos. Vienen tan bien acompañados y de tal manera que parece una corte. Y ella viene con tan riquísimos vestidos que no he visto a la emperatriz cosa que se le parezca. Se ha paseado por Barcelona con toda su gala y ha visitado iglesias, donde quedaron todos muy bien con ella. Fue visitada por las señoras que allí se encontraron. Desde aquí, escribió a vuestra señoría; al capellán de don Francisco de Rebolledo la envié.

Sin juramento creeré que gasta vuestra señoría tiempo pensando en mi persona y discurso, y así ha acertado en lo que hasta aquí hemos hecho. Y lo que pensemos hacer hasta la bienaventurada venida de vuestra señoría es estarnos aquí hasta Semana Santa y leer el Vita Christi en lugar de sermones; y entonces ir a Montserrat, donde tengo la esperanza de besar las manos a vuestra señoría y recibir su presencia después de mi llegada aquí, que estando en Monzón me parecía que la encontraría donde la dejé. Plazca a nuestro Señor encaminar los negocios de manera que presto y con mucha salud y alegría vuelva vuestra señoría a su casa.

No fue poca la consolación de encontrar a Lluïset, cuando llegamos, tan guapo y sanico, y así está ahora, alabado sea Dios, y tan bien criado, como he escrito a vuestra señoría, que no necesita de azotes ni mala cara, sino darle bendiciones y alabarle todo cuanto hace, que todo está bien hecho y aprende que es una maravilla. Y con todo, ha hecho pasar las bravuras a su padre, que aunque yo lo quisiera azotar, creo que no lo soportaría, especialmente después de que vuestra señoría lo mandó en su carta, cuanto más que en verdad no le ha hecho falta, como digo, pues nunca he visto tal cambio, tanto en la complexión como en la condición; que está crecido pero no mucho, pero está más gordito de lo que solía estar.

Su maestro persevera maravillosamente, y estos días tuve miedo de perderlo porque la abadesa de Valldonzella le quería ofrecer la vicaría de aquella casa, que es cosa de vida y muy buena, y él, el buen hombre, por haberlo dejado vuestra señoría aquí con tal cargo, no ha querido aceptar. Yo, como vi la letra que le enviaron, le dije que si era algo que lo satisfacía que no lo dejara, que aunque me pesaría mucho perderlo, me alegraría de su arreglo. Y con esto el fue a hablar con la abadesa para darle la razón y, según me ha dicho, ha determinado de no aceptarlo. Escríbale vuestra señoría agradeciéndole, que razón es que lo hagamos todos, puesto que él lo hace tan bien.

Me alegro de que haya hablado vuestra señoría a solas con sor Requesens y que tenga la esperanza de volverle a hablar de nuevo, y también que ella esté tan puesta en obedecer a vuestra señoría en todas las cosas que, haciéndolo así, no puede errar y no es duda sino que con esto la obliga a tenerla por propia hija y en esta cuenta la tendremos todos. Las monjas lo han hecho todo mal, pero como vuestra señoría tiene las manos en ello, tengo por cierto que se arreglará todo como dice, plazca a Dios que sea así y presto.

En cuanto a lo de sor Custodia, no le han podido dar el velo sin que se haga una declaración sumaria de que no está casada, y por eso es menester que la otra parte jure ante el juez que nunca ha tenido esta intención, como lo juró muchas veces al abad de Montserrat y a otras personas. Procuramos en Monzón que maese Martí Sunyer tomara el juramento y, después de haber prometido que lo haría, ha dicho que no quería jurarlo más de lo que lo había jurado. Y de esto tomó mosén Camós alguna esperanza de las que él quiere tener, aunque lo disimule, y ha llevado papeles que sin ese juramento pueden declarar. No se los podrá acabar, debemos trabajar en ello pero la madre trama tanto que también creo que lo estorbará como hasta aquí, especialmente que su marido no le calla nada.

A la monja no la he visto porque no estuve en Barcelona sino las tres fiestas de Navidad y con los huéspedes no era de mí misma. Desde aquí he escrito exhortándola continuamente; no sé lo que aprovechará. Tiene sesiones cada día. Hace VIII o X días que les he enviado las peras y granadas que pedía.

Como Su Majestad partió tan descontento de Monzón, no se realizó la consulta de Cataluña. Ahora, pues la XXIII ha hecho lo que debía, creo que se hará, y así el negocio del arcediano Margarit, como el de don Jeroni, resta muy encomendado, y su Majestad y el comendador mayor, muy informados de la bondad de las personas. Y ahora, con el correo que ha ido la conclusión de las Cortes, ha escrito don Juan, mi señor, recordando y suplicándolo de nuevo, el cual, gracias a Dios sigue su buena dicha de ser apreciado por todos, que todos los de Barcelona quedan contentísimos de ver cuánto bien ha negociado con la XXIII, y también creo que lo estará su Majestad. El consejero mayor fue a visitarlo, después de que hubieran cerrado, para pedirle consejo sobre algunas cosas que les sucedían.

A pesar de todos estos trabajos, se encuentra muy bien de sus accidentes, guárdelo Dios, y regala a la preñada como bien tiene por costumbre.

La señoratía está en Barcelona y se encuentra muy bien.

La carta para doña Juana de Beamont no la he visto, que como llegó el pliego a Barcelona antes que aquí, allí mismo se la dieron.

Aquí nos damos prisa por acabar de plantar la viña y tenemos muy buena sazón. Ha llovido mucho estos días pasados y el río ha venido muy crecido, pero alabado sea Dios, no ha hecho más que bien en la esclusa. El molino de aquí tiene muy poco que moler con tanta abundancia de agua. El de Martorell no ha molido casi nada desde que estamos aquí porque ha sufrido el riego dos hundimientos y el de las últimas aguas es muy grande, y el río ha roto un trozo de riego, que costará mucho de remediar; ya se ocupan con diligencia.

Yo querría empezar a producir seda este año, ya que pienso estar aquí hasta San Juan. Suplico a vuestra señoría me mande enviar con el primero dos onzas de simiente que sea buena, y veremos como me las arreglaré la primera vez.

También suplico a vuestra señoría que me mande enviar injertos de limones de salatín y los pichones para casta que en otra le he escrito. Y, si aquí hay algunas plantas de árboles que aquí no tengamos, también.

El alcalde de Abrera me ha rogado que recordara a vuestra señoría su negocio de la rectoría de Abrera y que, si le parece que él tenga que venir aquí para negociarlo, que lo mande avisar, que al momento partirá.

Lluïset creo que escribirá a vuestra señoría, por ello no pone aquí su besamanos; el mío mandará dar a sor Requesens.

Y acabo suplicando a nuestro Señor que a la muy egregia persona de vuestra señoría guarde y su estado prospere, como yo deseo y tengo menester.

De Molins de Rei, a XV de enero.

De vuestra señoría mayor servidora y más obediente hija que las manos le besa.

Transcripción

Molt egrègia senyora,

A XII d’aquest rebí una lletra de vostra senyoria que crec era del XXX del passat, encara que la data era XXII. I l’endemà passarem per ací don Guillem i dona Constança, ab los quals escriguí a vostra senyoria breu, així per hospedar a ells com per ser aquell mateix dia arribat don Juan, mon senyor, de Barcelona, a on ha estat XI dies, que també’ls pose en compte de les altres absències. Lo que en aquella falti esmenaré en aquesta responent llarg a la de vostra senyoria.

Quant al meu prenyat, ell se va adobant, que ja menge molt millor que solia i no tinc sollevament de ventrell, ni altre ningun accident, llaors a Déu. I així és com vostra senyoria diu, que los que ella s’ha volgut pendre són estats més ben criats, que fas compte que’m venjaré ab assots i que vostra senyoria’ls consentirarà com fa los de Lluïsico.

No crec que sien dos, però encara que’n sien, no desmaie vostra senyoria, que jo’m sent bon esforç i espere en Déu que, per les benediccions i oracions de vostra senyoria, me deslliurarà com ella desija. Jo’m guarde de fer excessos i menge bones viandes i usaré les panses, que bé sé que són molt bones.

La muller del mestre racional acertà en lo que dix de la venguda de la marquesa, com més llargament ho tinc escrit ab altra a vostra senyoria. I sens dubte, pot creure que he folgat en extrem de veure-la i besar-li les mans ací, sinó que ens pres descuidadament, i així, per complir ab lo que devíem, tinguérem un poc de treball. Però en fi, tot anà raonablement. A ella li ha pesat molt no trobar a vostra senyoria ací. I encara pensava no trobaria a nosaltres aprés d´haver treballat a tota sa requesta de venir per aquest camí sols per veure’ns. Venen tan ben acompanyats i ab tan gran estat que par un cort. I ella ve ab tan riquíssims vestits que no he vist a l’emperatriç cosa que s’hi acoste. És-se passejada per Barcelona ab tota sa gala i visitat esgrésies, per on resten tots molt bé amb ella. Fou visitada de les senyores que allí’s trobaren. Des d’ací, escrigué a vostra senyoria; ab lo capellà de don Francisco de Rebolledo la envií.

Sens jurament creuré que despèn vostra senyoria temps en pensar en nostre ésser i discurs, i així ha acertat en lo que fins ací havem fet. I lo que pensam fer fins a la benaventurada venguda de vostra senyoria és estar-nos ací fins a la Setmana Santa i llegir lo Vita Christi en lloc de sermons; i per a llavors anar a Montserrat, a on tinc esperança de besar les mans a vostra senyoria i cobrar sa presència aprés que só arribada ací, que sent en Montsó me paria que l’havia de trobar a on la deixí. Plàcia a nostre Senyor encaminar los negocis de manera que prest i ab molta salut i alegria torne vostra senyoria en sa casa.

No fou poca la consolació de trobat a Lluïset, com arribàrem, tan bonico i sanet, i així està ara, llaors a Déu, i tan ben criat, com tinc escrita a vostra senyoria, que no ha menester assots ni mala cara, sinó dar-li benediccions i lloar-li tot quant fa, que tot és ben fet i aprèn que és meravella. I ab tot acò, ha fet passar les bravures a son pare, que encara que jo’l volgués assotar, crec que no ho sofriria, especialment aprés que vostra senyoria ho manà en sa lletra, quant més que en veritat no n’ha menester, com dic, que mai he vist tal mudança, així en la complexió com en la condició; par-me que és crescut però no molt, però està més grosset que solia.

Son mestre persevera meravellosament, i estos dies haguí por de perdre’l perquè l’abadessa de Valldonzella li volia dar la vicaria d’aquella casa, que és cosa de vida i molt bona, i ell, lo bon home, per haver-lo deixat vostra senyoria ací ab tal càrrec, no ho ha volgut acceptar. Jo, com viu la lletra que li feien, li diguí que si era cosa que li satisfés que ho ho deixàs, que encara que’m pesaria molt perdre’l que folgaria de tota sa endreça. I ab açò ell anà a parlar ab l’abadessa per a dar-li raó i, segons m’ha dit, ha determinat de no acceptar-ho. Escriva-li vostra senyoria agraint-lo-hi, que raó és que ho façam tots, puix ell ho fan tan bé.

Molt folgue haja parlat vostra senyoria a soles ab sor Requesens i que tinga esperança de parlar-li altra volta, i també que ella estiga tan posada en obeir a vostra senyoria en totes coses que, fent-ho així, no pot errar i no és dubte sinó que ab això l’obliga a tenir-la per pròpia filla i en aquest compte la tendrem tots. Les monges ho han fet tot mal, però puix vostra senyoria hi té les mans, tinc per cert que s’adobarà tot com diu, plàcia a Déu que sia així i prest.

Quant al de sor Custòdia, no s’ha pogut acabar que li donassen lo vel sens que no’s faça una sumària declaració que no és matrimoni, i per ad açò és menester que l’altre part jure davant jutge que mai és estada tal sa intenció, com ho ha jurat moltes voltes a l’abat de Montserrat i a altres persones. Procuràrem en Montsó que misser Martí Sunyer prengués lo jurament i, aprés d’haver promès que’l faria, ha dit que no volia jurar-ho més del que ho havia jurat. I d’açò pres mossèn Camós alguna esperança de les que ell vol tenir, encara que ho dessimula, i ha portat papers que sens aquell jurament hi poden declarar. No se’ls porà acabar, treballar-hi hem, però la mare trama tant que també crec que ho embarassarà com fins ací, especialment que son marit no li calla res.

A la monja no l’he vista perquè no estiguí en Barcelona sinó les tres festes de Nadal i ab los hostes no era de mi mateixa. Des d’ací li he escrit exhortant-la totstemps; no se lo que aprofitarà. Té sessions cada dia. Ha VIII o X dies he-li enviat les peres i magranes que demanava.

Com Sa Majestat partí tan descontent de Montsó, no’s féu la consulta de Catalunya. Ara puix la XXIIII ha fet lo que devia, crec se farà, i així lo negoci de l’ardiaca Margarit, com lo de don Jeroni, resta molt comanat, i sa Majestat i’l comanador major, molt informats de la bondat de les persones. I ara, ab lo correu que és anada la conclusió de les Corts, ha escrit don Juan, mon senyor, recordant i suplicant-ho de nou, lo qual, gràcies a Déu segueix sa bona ditxa de ser benvolgut de tothom, que tots los de Barcelona resten contentíssims de veure quant bé ha negociat ab la XXIIII, i també crec que ho estarà sa Majestat. Lo conseller en cap l’anà a vesitar, aprés que hagueren clos, per a pendre son consell sobre algunes coses que’ls ocorrien.

Ab tots estos treballs, està molt bo de sos accidents, guard-lo Déu, i regala a la prenyada com bé té acostumat.

La senyoria tia és en Barcelona i està molt bona.

La lletra per a dona Juana de Beamont no he vista, que com arribà lo plec a Barcelona primer que ací, des d’allà la hi donaren.

Ací’ns donam pressa en acabar de plantar la vinya i tenim molt bona saó. Ha plogut estos dies passats molt i lo riu és vengut molt gran, però llaors a Déu, no ha fet sinó molt bé en la reclosa. Lo molí d’ací té molt poc que moldre com hi ha tanta abundància d’aigua. Lo de Martorell no ha mòlt escassament res des que som ací perquè ha fet lo rec de dos sosiades i la de les darreres aigües molt gran, i lo riu ha trencast un tros de rec, que costarà molt a remediar; ja s’hi entén ab diligència.

Jo voldria començar a fer seda enguany, puix pense estar ací fins a Sant Joan. Suplic a vostra senyoria me mane enviar ab lo primer dos unces de llavor que sia bona, i vejam com me sabré deseixir la primera volta.

També suplique a vostra senyoria me mane enviar los empelts de llimons de satalí i los colomins per a la casta que ab altra li he escrit. I, si aquí hi ha algunes plantes d’arbres que ací no tingam, també.

Lo batle d’Abrera m’ha pregada que recordàs a vostra senyoria que son negoci de la rectoria d’Abrera i que, si li par que ell dega anar aquí per negociar-ho, que’l ne mane avisar, que en la mateixa hora, partirà.

Lluïset crec que escriurà a vostra senyoria, per ço no pose ací son besamans; lo meu manarà dar a sor Requesens.

I acabe suplicant a nostre Senyor la molt egrègia persona de vostra senyoria guarde i estat prospere, com jo desige i he menester.

De Molín de Rei, a XV de giner.

De vostra senyoria major servidora i més obedient filla que les mans li besa.

Temas: El orden simbólico de la madre en las Cartas de Estefania de Requesens

Autoras

Margarida González Betlinski

Nací en Barcelona en el año 1959. Después de mi licenciatura en historia medieval, tuve dos hijos y me dediqué a la docencia en la educación secundaria. Dentro de este ámbito ejerzo la dirección de centros desde hace algunos años. Siempre he estado vinculada a la investigación de la historia de las mujeres, gracias a los trabajos que hice con las compañeras del Equipo Broida y más tarde con las compañeras del Grupo Duoda. Estas últimas me han ayudado a mantener este vínculo solidariamente y por este motivo tienen mi reconocimiento y agradecimiento. Dedico este trabajo a mi madre y a la madre de mi madre.

Introducción

Para realizar la historia de los tiempos recientes contamos con fuentes que las mismas personas que la protagonizaron nos suministran, son las fuentes orales, directas o indirectas, que nos permiten conocer, a través de la palabra, las vidas de las mujeres y de los hombres y su manera de entender el mundo. Cuando nos alejamos en el tiempo, tenemos que buscar las palabras en la literatura, en documentación administrativa o privada y más raramente en escritos personales, de modo que a menudo resulta difícil averiguar el significado que tienen estas palabras, qué quieren decir con respecto a la manera de vivir el mundo.

Tenemos que comprender la importancia de las cartas de Estefania dentro del contexto de la realidad histórica, la que comprende lo que es privado, la que no excluye a las mujeres considerando que su vida no tiene más importancia que la perpetuación del patriarcado.

La lengua de relación y el orden simbólico

Dice Luisa Muraro, en su obra El orden simbólico de la madre, que la madre nos enseña a hablar y muchas otras cosas que pertenecen a los fundamentos de la civilización humana. Con estos aprendizajes nos es transmitido el orden simbólico de la madre; la lengua tiene una función simbólica que nos permite interpretar lo que es real. Las reglas de la lengua materna nacen de la necesidad de mediación, son las que impone la madre para que podamos volver a comunicarnos con ella compartiendo su experiencia con el mundo.

Asistimos pues, leyendo las cartas de Estefania a su madre, a un hacer orden simbólico en su esencia primordial: se pone en relación con Hipòlita a través de la lengua que ella le enseñó, compartiendo su vida para ir construyendo así el mundo. A pesar de la distancia física, la relación madre-hija es constante, las cartas se suceden con una separación de dos o tres días, de una semana... Estefania escribe a su madre siempre que puede, con el relato de lo que hace, de lo que piensa, de lo que siente, lo que Muraro define como el círculo completo de la mediación, el cuerpo y la palabra.

La potencia materna y el reconocimiento de la madre

Y así, en esto como en todo el resto querría yo saber seguir las huellas de quien me ha criado, especialmente para dar este descanso a vuestra señoría, ya que otro servicio no le puedo ofrecer.

Estefania reconoce con estas palabras la genealogía materna, y que necesita los atributos de la potencia y la obra de la madre que la ha traído al mundo y se declara continuadora de su obra.

El papel de Hipòlita como madre, trasciende la maternidad biológica cuando es reconocida por Estefania, en una de sus cartas, como madre de Beatriu Margarit i de Requesens, hija de la hermanastra de Hipòlita, Joana Mateua de Requesens i de Montcada, ya fallecida. En este caso, la condición de hija viene dada por la palabra y la obediencia a la madre:

Me alegro de que haya hablado vuestra señoría a solas con sor Requesens y que tenga la esperanza de volverle a hablar de nuevo, y también que ella esté tan puesta en obedecer a vuestra señoría en todas las cosas que, haciéndolo así, no puede errar y no es duda sino que con esto la obliga a tenerla por propia hija y en esta cuenta la tendremos todos.

Hipòlita tiene autoridad, esta autoridad no es sólo reconocida por su hija. Su yerno, Luis de Zúñiga, también la acepta cuando la reconoce como madre. No podemos en este caso considerar que "el simbolismo del nacimiento [es] un reconocimiento de la obra materna, pero va unido a la nula autoridad social de las mujeres de carne y hueso, ... se trata más bien de una forma de desnudar a la madre de sus prerrogativas", porque la obra de la madre y la relación con la hija nos demuestran que, si bien en general puede haber sido así, siempre que han podido, las madres han hecho uso de su autoridad, han convertido la maternidad en una práctica de la libertad femenina.

Según L. Muraro, forma parte del orden simbólico de la madre la figura del continuum materno, que a través de las madres antecesoras nos remite, desde dentro, a los principios de la vida; esta estructura hace de puente entre naturaleza y cultura. De este modo, encontramos los orígenes de la diferencia sexual: la criatura del sexo femenino se sitúa en el punto central y a la vez concluyente del continuum materno, que se reabre cada vez que una hija se convierte en madre.

Llegar a ser madre es simbólicamente relevante, define la relación de una mujer con su madre porque tiene como trasfondo su relación originaria. Estefania tuvo siete hijos y cuatro hijas, lo que sin duda significó una parte importante de su vida que comparte con su madre, en sus cartas comenta con ella sus embarazos, le explica cómo los lleva, si se encuentra bien o mal, si engorda, los síntomas que hacen prever si será hijo o hija. Incluso compara sus embarazos con los que tuvo su madre: En cuanto a mi embarazo, va mejorando, ya como mucho mejor que solía y no tengo el estómago removido, ni ningún otro problema, alabado sea Dios. Y así es como vuestra señoría dice, que los que ella ha querido tomar han sido mejor criados, que cuento con vengarme con azotes y que vuestra señoría los consentirá como hace con los de Lluïsico. Cuando prevé que tendrá una hija no le pesa, a diferencia de lo que le pasa a una mujer conocida suya, aunque tuviera tres... mejor que no tener ninguna.

Como las mujeres nobles y acomodadas no amamantaban sus hijos e hijas, una preocupación era la búsqueda y selección de la nodriza, lo que Estefania consulta con su madre, le comenta las cualidades que quiere que tengan y, cuando ya se ha decidido, le explica cómo es, cómo se comporta y la dedicación que tiene hacia la criatura.

El seguimiento del trabajo de la nodriza es cuidadoso y constante. Podemos pensar ahora qué relación tiene la figura de la nodriza y de las otras mujeres que tienen cuidado de las criaturas, en la substitución de la madre biológica, en “quien por ella” transmiten el simbólico, la manera de vivir el mundo. Aquí la mediación femenina, la simbiosis entre la madre biológica y la que la substituye toma importancia, ya que significa poner en relación lo que en estas mujeres permanece de la “fijación” primordial con la matriz de la vida, alguna cosa que funciona como un vínculo en la sucesión de las substituciones de cada madre que, después de ser hija, se convierte en madre.

Cuando va llegando el momento de dar a luz, Estefania expresa continuadamente el deseo de que su madre esté presente en los partos, cosa que no puede suceder porque Hipòlita no puede asistir por motivo de sus ocupaciones, aunque le explica cómo ha ido el parto y cómo es la hija o el hijo, los describe físicamente, cómo se encuentran, cómo comen e incluso cómo visten.

Es tal la importancia que la maternidad tiene para Estefania, que también explica en las cartas los embarazos y los partos de las mujeres con quienes se relaciona. Queda manifiesto que la maternidad no es un asunto individual, sino que interviene de modo importante en las relaciones femeninas, en este compartir la obra creadora del mundo.

El cuerpo y la mediación

En palabras de Luisa Muraro el mundo nace con el círculo completo de la mediación, es un círculo de cuerpo y palabra que hace que las mujeres sean protagonistas de lo que algunas historiadoras han llamado las “prácticas de creación y recreación de la vida y la convivencia humana” que son aquellas que hacen posible venir al mundo y mantener la vida, transmitiendo y haciendo al mismo tiempo el orden simbólico de la madre.

Forman parte de estas prácticas los embarazos, los partos y la lactancia, primordiales para iniciar la vida, y las necesarias para mantenerla: el cuidado de los cuerpos que se traduce en el cuidado de las criaturas, de las personas enfermas y la preparación de los alimentos, entre otras.

La salud es una de les preocupaciones constantes de Estefania. Se preocupa de cómo se encuentran todas las personas que la rodean: la emperatriz, el emperador, el príncipe, su hijo, el marido, la tía, el cuñado, las mujeres con quienes convive y que la sirven. Si tiene que tener cuidado personalmente de los enfermos y de las enfermas, se ocupa de ellos, incluso de prepararles caldos “a nuestra manera”, el proceso de elaboración de los cuales le explica con detalle a su madre.

Las enfermedades y el estado de las personas enfermas, son objeto de un seguimiento diario que va relatando. Cuando necesita algún medicamento le pide a la madre: un ungüento, unos polvos, que la misma condesa prepara; la hija le pide que le envíe la receta.

Pero por quien más se preocupa es por su madre: le recomienda que no haga abstinencia por adviento y por cuaresma porque le sientan mal las comidas propias de estas épocas. Cuando Hipòlita enferma, Estefania sufre, le pide que la tenga al corriente de cómo evoluciona y hasta que no ha pasado un tiempo en que los síntomas han remitido no deja de preocuparse.

El cuidado del cuerpo, también en la salud, es otro de los aspectos cotidianos que madre e hija comparten, como cuando Estefania pide a Hipòlita repetidamente que le envíe unos polvos para los dientes de la emperatriz, o unos perfumes para las damas de la corte. Comparten la obtención y la elaboración de los alimentos, como cuando Hipòlita envía a la hija productos elaborados -por ejemplo, mermeladas, confituras o mazapanes- y otros para obtenerlos posteriormente, como planteles de viña y de limoneros. Estefania también detalla en varias ocasiones los productos que envía a su madre, tales como frutas, quesos y carnes en conserva.

La expresión de los sentimientos

El amor a la madre hace orden simbólico, y Estefania quiere a su madre: sus palabras lo expresan cada vez que escribe a Hipòlita. Continuadamente expresa su deseo de encuentro madre-hija, es consciente de que su madre siente por ella lo mismo: sin juramento creeré que malgasta vuestra señoría tiempo pensando en mi persona y discurso, y así ha acertado en lo que hasta aquí hemos hecho. La comunicación entre ambas sobrepasa las palabras y la distancia.

Madre e hija han hecho el pacto de contarse siempre la verdad sobre las cosas que comparten a través de las cartas, especialmente sobre la salud. Esta confianza mutua se ve reflejada en varias ocasiones: Y así es como vuestra señoría dice que si no nos escribiéramos la verdad nunca nos aseguraríamos, y por esto suplico a vuestra señoría lo haga tal como lo dice, que yo haré lo mismo. Así, Estefania siempre explica cómo se encuentran la familia y las otras personas con las que convive, como cuando en una de sus cartas escribe que su hijo Lluís tiene la viruela y su hija Catalina ha muerto: ...pero no me ha faltado una congoja tras otra, cuando viene buena no viene sola, y así debe ser mejor, puesto que nuestro Señor ha sido servido de colocar en su santa gloria, seis semanas después de nacer, a mi hijita, la cual murió el martes, día de San Mateo, a las ocho horas de la mañana, de espasmo, que no le ha durado mucho sino una hora y media, que a las seis y media le empezó, y en este tiempo le cogió tres veces, las cuales le bastaron para acabar con ella. Todo pasó en mis brazos, que muerta la llevé en ellos, aunque antes hizo un bostecito. Estefania intenta consolarse y ofrecer consuelo a su madre después de esta muerte, le pide que vigile su salud, ya que la necesita para superar la soledad que siente porque su hija la ha dejado.

A través de sus palabras, Estefania nos ha transmitido lo que Luisa Muraro explica así:

"Creo que ahora ha quedado eliminado el obstáculo que nos cerraba el camino. La antigua relación con la madre nos da un punto de vista duradero y verdadero sobre lo real, verdadero no en términos de la verdad-correspondencia, sino de la verdad metafísica (o lógica), que no separa ser y pensamiento, y que se alimenta del interés recíproco entre el ser y el lenguaje. Aprendemos a hablar de la madre y esta afirmación define quién es la madre/qué es lenguaje”.

Indicaciones didácticas

Las cartas de Estefania de Requesens son una fuente primaria, escrita en primera persona, desde el partir de sí, que permiten analizar múltiples aspectos de la vida individual y colectiva de su época. En cada una de sus cartas podemos estudiar la historia explicada desde el punto de vista de una mujer protagonista: la genealogía materna, los saberes y haceres de las mujeres, las formas de relación en la sociedad femenina, los sentimientos... todo aquello que está en el orden simbólico de la madre.

Bibliografía: El orden simbólico de la madre en las Cartas de Estefania de Requesens
  • BERTRAN TARRÉS, Maria; CABALLERO NAVAS, Carmen; CABRÉ I PAIRET, Montserrat; RIVERA GARRETAS, María-Milagros y VARGAS MARTÍNEZ, Ana, De dos en dos. Las prácticas de creación y recreación de la vida y la convivencia humana. Madrid, horas y HORAS, 2000.
  • DE AHUMADA BATLLE, Eulàlia, Epistolaris d’Hipòlita Rois de Liori i d’Estefania de Requesens (s. XVI). Universidad de Valencia, 2003.
  • GUISADO Maite, Cartes íntimes d’una dama catalana del s. XVI. Epistolari a la seva mare la comtessa de Palamós. Barcelona, La Sal, 1987.
  • MURARO, Luisa, El orden simbólico de la madre. Madrid, horas y HORAS, 1994.

Notas al texto

  1. Guisado, op. cit. pp. 18-23.

  2. Estas cartas se conservan en el Archivo de Palacio y forman parte del fondo documental cedido por los herederos de la familia Requesens a la Compañía de Jesús en el año 1921. De las 124 cartas conocidas, 102 han sido publicadas por Maite Guisado: Cartes íntimes d’una dama catalana del s. XVI. Epistolari a la seva mare la comtessa de Palamós. La Sal, Barcelona, 1987. Las otras 22 cartas han sido publicadas por Eulàlia de Ahumada Batlle: Epistolaris d’Hipòlita Rois de Liori i d’Estefania de Requesens (s. XVI). Universidad de Valencia, 2003.

  3. Guillem Ramon de Montcada i de Cardona y Constança de Moncada.

  4. Beatriu Margarit i de Requesens.

  5. Muraro, Luisa, El orden simbólico de la madre. Madrid, horas y HORAS, 1994.

  6. “Las prácticas de la toma de conciencia llevan a descubrir que el mundo verdadero es aquel que se da en nuestra experiencia a través de la palabra y en la palabra a través de la experiencia.” Muraro, op. cit., p. 80.

  7. Guisado, Maite, Cartes íntimes d’una dama catalana del s. XVI. Epistolari a la seva mare la comtessa de Palamós. Barcelona, La Sal, 1987. p. 199.

  8. “No es fácil explicarse lo simbólico. Es un positivo porque nos presenta lo positivo de nuestra experiencia...sólo la gratitud hacia la mujer que la ha traído al mundo puede darle a una mujer el sentido auténtico de sí misma”. Muraro, op. cit. págs. 92-93.

  9. En diversas cartas expresa Lluís de Zúñiga la consideración que tiene hacia Hipòlita: “Que no hay más propia cosa desde que murió mi madre para mí que los mandamientos de v.s....” “Quanto a la estima que v.s. me dize, que yo no le debo tener respeto de madre, v.s. crea una cosa que después de la que parió, todas las que he conocido ninguna quisiera que me pariera más que v.s...”, citado por Ahumada Batlle, op.cit., pág. 88.

  10. Muraro, op. cit. p. 19.

  11. Guisado, op. cit. p. 127.

  12. Concepto explicado por L. Muraro en uno de los capítulos de El orden simbólico de la madre.

  13. Marta Bertran Tarrés, Carmen Caballero Navas, Montserrat Cabré i Pairet, Maria-Milagros Rivera Garretas y Ana Vargas Martínez. De dos en dos. Las prácticas de creación y recreación de la vida y la convivencia humana. Madrid, horas y HORAS, 2000.

  14. “El príncipe hará hoy once días que tiene fiebre... Hasta hoy le ha hecho los caldos el cocinero tal como ellos acostumbran a ser. Yo freía mentota y no osaba decir nada, pero ayer no pude soportar que le llevaran una toma de caldo hecha de dos gallinas, y tan negra que parecía caldo de lentejas y tenía tal sabor que no pudo beber ni un trago. Fui a mi aposentos y de media polla tierna, hice una toma de caldo a nuestra manera. Les pareció tan bien a los médicos cuando se la mostré que determinaron darle y que las hiciera yo de aquí en adelante”. Versión al castellano del texto de Guisado, op. cit. p. 164.

  15. Guisado, op. cit. p. 192.

  16. Guisado, op. cit. p. 171.

  17. Muraro, op. cit. p. 47.

  18. Muraro, Luisa, El orden simbólico de la madre. Madrid, horas y HORAS, 1994.

  19. “Las prácticas de la toma de conciencia llevan a descubrir que el mundo verdadero es aquel que se da en nuestra experiencia a través de la palabra y en la palabra a través de la experiencia.” Muraro, op. cit., p. 80.

  20. Guisado, Maite, Cartes íntimes d’una dama catalana del s. XVI. Epistolari a la seva mare la comtessa de Palamós. Barcelona, La Sal, 1987. p. 199.

  21. “No es fácil explicarse lo simbólico. Es un positivo porque nos presenta lo positivo de nuestra experiencia...sólo la gratitud hacia la mujer que la ha traído al mundo puede darle a una mujer el sentido auténtico de sí misma”. Muraro, op. cit. págs. 92-93.

  22. En diversas cartas expresa Lluís de Zúñiga la consideración que tiene hacia Hipòlita: “Que no hay más propia cosa desde que murió mi madre para mí que los mandamientos de v.s....” “Quanto a la estima que v.s. me dize, que yo no le debo tener respeto de madre, v.s. crea una cosa que después de la que parió, todas las que he conocido ninguna quisiera que me pariera más que v.s...”, citado por Ahumada Batlle, op.cit., pág. 88.

  23. Muraro, op. cit. p. 19.

  24. Guisado, op. cit. p. 127.

  25. Concepto explicado por L. Muraro en uno de los capítulos de El orden simbólico de la madre.

  26. Marta Bertran Tarrés, Carmen Caballero Navas, Montserrat Cabré i Pairet, Maria-Milagros Rivera Garretas y Ana Vargas Martínez. De dos en dos. Las prácticas de creación y recreación de la vida y la convivencia humana. Madrid, horas y HORAS, 2000.

  27. “El príncipe hará hoy once días que tiene fiebre... Hasta hoy le ha hecho los caldos el cocinero tal como ellos acostumbran a ser. Yo freía mentota y no osaba decir nada, pero ayer no pude soportar que le llevaran una toma de caldo hecha de dos gallinas, y tan negra que parecía caldo de lentejas y tenía tal sabor que no pudo beber ni un trago. Fui a mi aposentos y de media polla tierna, hice una toma de caldo a nuestra manera. Les pareció tan bien a los médicos cuando se la mostré que determinaron darle y que las hiciera yo de aquí en adelante”. Versión al castellano del texto de Guisado, op. cit. p. 164.

  28. Guisado, op. cit. p. 192.

  29. Guisado, op. cit. p. 171.

  30. Muraro, op. cit. p. 47.

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