La diferencia de ser mujer

Investigación y enseñanza de la historia

Área: Temas

La autoría femeninaMontserrat Cabré i Pairet.

Introducción: ¿Quién es una autora?

¿Quién es una autora? Aparentemente, es una pregunta fácil de responder: una autora, o un autor, es quien ha escrito un texto. Pero la cuestión puede complicarse un poco si tenemos en cuenta, por ejemplo, que quien escribe un texto no ha pensado, necesariamente, las palabras que utiliza, y quizás simplemente transcribe aquello que ha escuchado decir a otros, poniendo o no palabras de su cosecha. Hay pues quien escribe textos que una u otra le dictan; fiel, o no, a aquello que le es dicho. Otros, copian tranquilamente textos escritos por otra mano, diciéndolo o sin decirlo. En el caso de no hacerlo, hoy pensamos que cometen plagio, que mienten al atribuirse lo que una u otro han escrito antes. Y si lo dicen, consideramos que su función ha sido la de compilar, dar a conocer o difundir mediante un texto saberes y pensamientos de otras, unidos y ordenados, quizás, de otro modo; una función que puede llegar a ser bastante importante y original. También hay personas que producen textos que usurpan saberes pensados o elaborados por otras, pero que no habían sido nunca escritos antes. La autoría, pues, está relacionada con la elaboración de textos, pero es un concepto muy rico en matices. Una autora, o un autor, puede ser alguien que nunca ha escrito directamente nada, pero que ha hecho que otra persona pusiera por escrito aquello pensado por ella.

La autoridad y la autoría individual

Hoy, la autoría de textos es una forma privilegiada de reconocimiento de la capacidad de alguien de inscribir en el mundo aquello que se considera significativo o nuevo. Habitualmente, se considera que esta es una capacidad individual, atribuida o idealmente atribuible a una persona que, con su sexo y su nombre, es considerada origen de los saberes, pensamientos, representaciones y sentimientos que en un texto se plasman en palabra escrita. A menudo, se interpreta que la atribución individual de autoría de un texto dota de autoridad a su autor o autora, reconocida entonces como causa u origen de un texto. Es decir: un texto firmado con un nombre, da autoridad a aquella persona. Es precisamente por esto que la historiografía de las mujeres ha dedicado tantos y tantos esfuerzos a la recuperación de autoras individuales de textos, en un intento por restituir autoridad a las mujeres. Restituirla, porque en muchas ocasiones había sido previamente usurpada: son muchos los casos en los cuales se ha intentado negar que una u otra mujer hubiera escrito un texto, especialmente si éste era reconocido como importante. Tal y como dice Luce Irigaray, las culturas patriarcales se fundamentan simbólicamente en el asesinato de la madre, de aquí el valor político de afirmar la genealogía materna. La historiografía de las mujeres ha querido hacer visible la autoridad femenina mediante el reconocimiento a las mujeres de haber sido productoras de textos, de haber sido autoras.

La autoría en la edad media

En la edad media, la autoría individual no era valorada en la misma medida en la que lo ha sido en las sociedades modernas. Es por ello que comprender cómo, en la edad media, se producían los mecanismos que llevaban a la inscripción de significado en textos, nos ayuda a recorrer la complejidad y la riqueza de matices del concepto de autoría de hoy en día. De hecho, en la edad media, la cuestión de la autoridad y la autoría funcionaba al revés que en el mundo moderno: era el reconocimiento de autoridad el que creaba la autoría, en un proceso en el cual el origen y/o la fuente del saber podía estar completamente ausente de la propia producción del texto. Así, conocemos el pensamiento sutil y complejo de algunos intelectuales a través de los apuntes que sus estudiantes tomaban escuchando sus lecciones en las aulas universitarias. Y sobretodo tenemos el gran ejemplo de los Evangelios: el texto del saber por excelencia, un texto del que Jesús está ausente como autor, aunque es su autoridad, previamente reconocida, la que genera su escritura. Una escritura que resulta de la medicación hecha por alguien a quien se le reconoce autoridad como testigo narrador de algo atribuible a otra persona. A menudo, también, en los textos medievales se nos presentan sin nombre, sin atribución de autoría, es decir, no los firmaba su autora o autor, y quien después los copiaba, no necesariamente registraba quién estaba en el origen de su elaboración. Este anonimato, no parece que desautorizara los textos medievales; la autoridad de un texto sin firma y sin atribución de autoría, no menguaba para quien entonces lo escuchaba o leía.

La autoría en relación

En la edad media, la importancia de la relación en la autoría es muy visible.

No sólo las matrocinadoras o las relaciones de patronazgo tenían una función directa importantísima en la producción de textos. También otras características de la cultura medieval hacían que la relación tuviera una importancia fundamental en el proceso de escritura. Especialmente dos. En primer lugar, el hecho de que se tratara de una cultura manuscrita, una cultura en la cual, por lo tanto, los textos quedaban abiertos a la intervención silenciosa de editoras y copistas, de modo que era difícil la fijación de un texto escrito por parte de su autora o autor. Por otra parte, la medieval era una cultura en la cual la oralidad jugaba un papel fundamental no sólo en la transmisión de textos sino, propiamente, en su génesis. Los muchos textos dialogados o en forma de diálogo que se conservan (de entre ellos, La ciudad de las damas, de Cristina de Pizan) son muestra explícita de la importancia de la relación en el proceso de elaboración de un texto. Reconocer la acción autorizadora del otro no implica, necesariamente, la negación del propio yo: Cristina de Pizan escribe en primera persona, pero su escritura es representada como una incitación y como un producto de relaciones que la autorizan. Un yo que también puede ser reconocido como tal a través del reconocimiento de autoridad de la otra: es Aldonça de Montsoriu, la editora de la Vita Christi de Isabel de Villena, quien pone por escrito la autoría de Isabel, que parece que no firmó su texto. De este modo, la hace literalmente autora, aunque las compañeras de la comunidad y primeras destinatarias del texto, muy probablemente siempre habían sabido que Isabel era la autora.

La autoría colectiva y la voluntad de memoria propia: La Crònica de Sant Pere de les Puel·les

La Crònica de Sant Pere de les Puel·les es un relato redactado en catalán probablemente a finales del siglo XIII, aunque las versiones que conocemos hoy son de la segunda mitad del siglo XIV. Explica una supuesta fundación carolingia del monasterio y los efectos que tuvo en la vida monástica la razzia de al-Mansur, una razzia que hoy sabemos que se produjo el 985, aunque las fechas que ofrece la crónica son otras y no podemos darles credibilidad histórica. Según el relato, la agresión destruyó la vida comunitaria e hicieron prisionera a la abadesaMadruí, que vivió como esclava en Mallorca, hasta que escapa con la ayuda de un pariente, librándose heroicamente de la esclavitud. Su acto de libertad consiste en volver al monasterio, donde encuentra una comunidad acogedora, que funciona y con una nueva abadesa; poco después de llegar, la crónica la hace morir. Su retorno libera el monasterio de una esclavitud simbólica: la de vivir en una historia, en un hilo de sentido, roto por la agresión masculina. Su retorno restituye al monasterio un tiempo y una genealogía propia, que de este modo es circunstancialmente interrumpida pero no usurpada.

La Crònica de Sant Pere de les Puel·les debió ser originalmente compuesta oralmente por las monjas del monasterio de manera colectiva, en relación de reconocimiento de la autoridad de la voz de la otra, en un diálogo que lleva a la elaboración de una memoria común. Y esto, independientemente de quién escribió las versiones que hoy conocemos. Su escritura deriva de la voluntad del monasterio de reconocer la autoridad femenina, y de la capacidad de preservarla significante en el mundo.

Indicaciones didácticas

La historia de la composición del texto de la Crònica de Sant Pere de les Puel·les permite reflexionar en el aula sobre cómo la acción de las mujeres, aquello que ellas han querido inscribir en el mundo, a menudo no responde a las fórmulas y definiciones modernas basadas en la individualidad. El eslogan “Lo anónimo es femenino” se hace realidad muy concreta en este ejemplo, un ejemplo que permite, de un modo más general, reflexionar sobre la necesidad de dar valor a todo aquello que tiene sentido aunque no tenga nombre.

En el contexto del aula, la elaboración de una historia a través del diálogo entre las y los integrantes del grupo, puede convertirse en una práctica de autoría colectiva, hecha conscientemente y en primera persona.

Un paseo por las calles del barrio de Sant Pere de Barcelona, posterior a la lectura de los fragmentos de la crónica y plano en mano, puede ayudar a reflexionar, con el ejemplo del monaquismo, sobre la capacidad histórica de intervención en el mundo de proyectos estrictamente femeninos, además de constituir una clase práctica de historia urbana.

Imágenes
Plano actual del barrio de Sant Pere de Barcelona

Plano actual del barrio de Sant Pere de Barcelona

Cristina de Pizan escribiendo en su estudio (circa 1410)

Cristina de Pizan escribiendo en su estudio (circa 1410)

Cristina de Pizan presentando sus obras a la reina Isabel de Francia, esposa de Carlos VI (circa 1410)

Cristina de Pizan presentando sus obras a la reina Isabel de Francia, esposa de Carlos VI (circa 141...

Ilustración proveniente de la edición valenciana de 1513 de la Vita Christi de Isabel de Villena

Ilustración proveniente de la edición valenciana de 1513 de la Vita Christi de Isabel de Villena

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