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Texts de l'Era de la Perla

La violència de tants homes vers les dones

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HELENA CASAS PERPINYÀ

Los violadores de Noa al descubierto

Noa Pothoven tenía 17 años. Pocos días antes de suicidarse escribió en sus redes sociales que no podía, ni quería, lidiar con la carga de las violaciones que sufrió por parte de su primo, a los 11 años, y por dos hombres, a los 14 años. Esta era su verdad y la de otras mujeres que la han revelado. ¿Qué parte no se comprende? ¿Por qué los medios de comunicación insisten en hablar de eutanasia y de enfermedad mental? Lo hacen por la misma razón por la que hablan sobre violencia doméstica y de género y no de violencia de los hombres contra las mujeres; es decir, para encubrir a los violadores. Lo hicieron también cuando Verónica Martín se suicidó y con el así llamado neutro “acoso en las redes” desplazaron del relato a sus compañeros hombres, perversos patriarcas indemnes.


A raíz de la muerte de Noa los medios de comunicación han reabierto el debate sobre la eutanasia, negándole así a Noa el reconocimiento de autoridad femenina. Se le niega esa autoridad porque se rehuyen sus palabras y su nombrar la violencia masculina. En esta huida desesperada de los medios, la eutanasia y la depresión, presentada como miseria femenina, encubren a los verdaderos miserables: los hombres que la violaron.

Al final del patriarcado, cuando las mujeres ya no reconocemos en el hombre ni autoridad ni poder ni fuente de placer, la batalla fundamental se juega en el relato (Lia Cigarini). Cuando Noa y otras mujeres decimos la violencia masculina, cuando esta deviene impensable y condenable para todas, el contrato sexual (Carole Pateman) queda al descubierto. Este contrato, que ha mantenido durante siglos en complicidad y tregua a los hombres por el control de los cuerpos de las mujeres, se sostiene solo al final de patriarcado con un relato que lo emascare y justifique a su vez. La libertad femenina lo ha dejado al descubierto. Hay quienes siguen resistiéndose a ello. Aun así, la confusión absurda que generan los medios sobre la muerte de Noa indica que ya no puede seguir ignorándose la verdad de las mujeres. Ahora la verdad de Noa expone a sus violadores, los protagonistas del relato.

Como dice María-Milagros Rivera, hoy podemos decir alto y claro que los asesinos son hombres y que todos estan implicados. Nosotras damos la vida y ellos matan. La violencia masculina es la miseria de los hombres.Ya no hay ningun sustento para encubrirlo, Noa lo ha vuelto a demostrar.

Universitat de Barcelona
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