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Texts de l'Era de la Perla

Presentació de la Revista DUODA

Revista DUODA 59. Si digo agua, habla Amor

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TATIANA RODRÍGUEZ WEHRMEISTER

Revista DUODA 59. Si digo agua, habla Amor

Ofrecemos aquí el texto de Tatiana Rodríguez Wehrmeister El 25 de febrero de 2021 tuvo lugar la presentación online del número 59 de la revista “DUODA. Estudios de la Diferencia Sexual”. Intervinieron Isabel Ribera Domene, Tatiana Rodríguez Wehrmeister, Adriana Alonso Sámano y Remei Arnaus Morral. Este número, que tiene como tema monográfico “Ser madre ser hija. Experiencias de libertad femenina”, recoge las ponencias y coloquios del XV Diálogo Magistral y del XXXI Seminario Público Internacional, celebrados los días 8 y 9 de mayo de 2020.

Ofrecemos aquí el texto de Tatiana Rodríguez Wehrmeister

En mayo del 2020, en la ciudad de Barcelona, se llevó a cabo el Diálogo Magistral, La relación dual en el movimiento de las mujeres y el Seminario Internacional Ser madre, ser hija. Experiencias de libertad femenina.

Estos encuentros suelen quedar registrados, de ellos nace una nueva Revista Duoda, y al árbol le crece una rama, esta vez la número 59. De sus hojas, espíritu, y a través del agua de las palabras la vida reverdece y el sentido del entre mujeres se fortalece para seguir transformando el paisaje del mundo para vivir a gusto en la Tierra. Desde el primer ejemplar de la Revista (1990) hasta este último, podemos encontrar cómo las palabras han ido haciendo su trabajo, en castellano y en catalán, y también traducidas de otros idiomas, con cuidado afán para que el espíritu de la lengua materna haga su revolución en nosotras.

Al oír con atención los cursos que siguen las distintas voces, una puede llegar a sentir cuando tocan lo hondo, reconocer las vueltas que hemos dado, dónde nos perdimos y dónde nos hallamos, cuándo lo indecible pasó a lo decible, y se hizo, luego, tangible como las piedras, y la palabra agua puliéndolas hasta hacerla transparente, para todas. La práctica de la diferencia sexuada es posible rastrearla en nosotras mismas en los movimientos de una lectura atenta y sin embages de una escritura que, encarnada en el partir de sí de sus autoras, nos despeja las pistas de nuestras propias huellas.

Lo difícil: nos confronta con las frases hechas que repetimos consciente e inconscientemente, y con esa necesidad de la mente (todavía) de hallarse en las antinomias del pensamiento y de la lucha patriarcal, propia de la política de la identidad, sin las cuales a muchas les parece imposible la política. Empero, a fuerza de apaleo un corazón violento no es posible ablandarlo a golpes ni ahogarlo a maldiciones.

Existe mucho ruido interior en el ambiente, mucho parloteo que repiten los meandros de la mudez (violencia), y dar con la naturaleza de la palabra exacta -hacer simbólico-, que desbloquee las arterías del alma de quien las dice y de quien las oye, es un arte. A diferencia del logos -aquellas palabras que encierran a los hombres en sus ideas-, las palabras a las que me refiero son palabrir1 , no tienen comienzo ni final preciso2 , porque no de-finen, más bien nos dan la posibilidad de mantener abierta la vida a la improbabilidad infinita de que ocurran los milagros, es decir, lo nuevo; por lo tanto, lo que tienen que decir no es algo que alguien pueda fijar sin comprometer con ello su dureza.

Las madres y las mujeres de El final de patriarcado sabemos la eficacia de la violencia en la naturaleza y en todo lo vivo, por eso nos damos la paciencia de que nuestras hijas e hijos puedan afinar sus cuerdas interiores y con su propia armonía hagan embellecer lo que les toca, antes, lo rodeamos de amor y esperamos, le con-versamos y esperamos, le cantamos y esperamos, les corregimos y esperamos, nos desesperamos y esperamos, nos agachamos todas las veces que sean necesarias hasta que, por fin, las ramas están firmes y sale al mundo como lo hace, por ejemplo, esta Duoda 59, a trabajar y a tener vida propia.

Parto de atrás para adelante, la revista termina con la poesía de Remei Arnaus Morral:

Música
A casa la música torna a cantar
La vida comença a jugar
La seva vibración balla de nou
A ritme del txa txa txà


Late fuerte el corazón madre mujer abuela hija madre mujer abuela hija al ritmo del txa txa txà de Remei Arnaus Morral. Espero que mi interpretación alcance el tono y seduzca su lectura a quienes todavía no hayan visitado sus páginas, impresas o digitales. Salto entre sus hojas y centro la atención en lo que me parece más significativo.

Continuo con Mar Serinyà Gou y Rosario García Huidobro, dos artistas que nos presentan sus indagaciones en torno a la relación madre hija con la delicadeza de quien presiente los misterios, y lo dejan ahí, a medio descubrir para nosotras, el secreto sempiterno merodea. Según la creencia mapuche oralmente transmitida, el arco iris une al cielo y a la tierra, y quizá sea cierto que hay invisibles pasadizos colgantes por todas partes, como hay lazos que unen hija y madre por donde se comunica la belleza del alma de generaciones de mujeres a través de las manos que repiten el rito cotidiano de pelar verduras, como lo hace ver Mar; o de poner manos a la obra frente a la tela que a diario espera impasible a que la toquen los pinceles de Rosario y Abril, para absorber la pintura entre sus poros e ir desnudando las leyes del cosmos que rigen la genealogía de la madre.

He comprendido estos días que el orden materno es más bien cósmico, y me he conciliado con mi desorden, naturalmente hablando. Creo también que, al modo de la historia viviente, faltan más palabrir y manos que descubran este sentir original que el arte es capaz de transmitir, de corazón a corazón, para que pasen a este lado de la vida las piezas que nos faltan para traer más verdad a nuestras vidas y al mundo.

El feminismo y el movimiento de mujeres se nutren del quehacer del pensamiento hilvanado en distintas latitudes por mujeres en relación. De esta relación por excelencia política tomó vida el feminismo de la diferencia sexuada. El texto La relación dual en el movimiento de mujeres, de Lia Cigarini, pensadora y jurista italiana, nos habla precisamente de las prácticas políticas que ha venido poniendo en juego el feminismo de los orígenes, como prefiere ella llamarlo.

De las prácticas repasa: el partir de sí del grupo de autoconciencia, la práctica del inconsciente (psicoanálisis), la práctica de la relación dual que da pie a la fundación de obras, a la relación dual de mujeres en espacios mixtos, asalariados o no, sin descartar seguir con “los hilos del trabajo teórico (conjunto) del cuarto de telar” (Ina Praetorius); y los encuentros internacionales. Relata parte de estos saltos, y extrae los hallazgos que cree fundamentales y que seguirán vigentes para la política de las mujeres en esta “era” de Final del Patriarcado (1996): el partir de sí y la relación dual entre mujeres.

Da a conocer de los límites que cada uno tiene y de las tensiones que los atraviesan, de cómo se pasó de una política centrada en el hombre/los hombres del grupo de autoconciencia, para recaer en la madre, acción que tiene su deuda con las feministas francesas, con las cuales, se iniciaron en la práctica del inconsciente. Un giro radical para dar con el centro: “la primera represión de la sexualidad femenina ocurrió en la relación con la madre”, dice Lia Cigarini parafraseando a las francesas de Psicoanálisis y Política (1974), y el guiño a Carla Lonzi, pensadora y feminista italiana, contemporánea de ella en la década de los sesenta y setenta del pasado siglo XX, para indicar que no todas se dejaron seducir por la experiencia analítica. Lia cree engañosa la propuesta de Carla, la autenticidad, medio para alcanzar la autoconciencia de las mujeres en el pequeño grupo, donde nació el partir de sí.
Del Manifiesto de Rivolta femminile traducido y comentado en diálogo con el Diario personal de Carla Lonzi, María Milagros Rivera en el año 2018, revela:

“Como tantas feministas de esas generaciones el principal anhelo y la principal búsqueda de Carla Lonzi, fue la libertad. En primer lugar, de su madre y de su familia. Ella escribe en su diario, dice: ahora entiendo que mi madre fomentaba la libertad también sin querer, incluso arrepintiéndose de ello. Y un poco más adelante sigue: ahora me doy cuenta de que si me hubiese apoyado me habría sentido atada a ella y no habría sentido esa necesidad enorme de libertad que me ha salvado. Concluye: no habría tenido en la cabeza la imagen de una mujer inexpresada que rescatar, expresándome sin traicionarle la autenticidad”3.

Desde entonces, mucha agua ha corrido y creo ver dos bifurcaciones en el fondo: una más proclive al sentir original y al pensamiento de la experiencia, en Carla; y más unida al psicoanálisis, a través de la práctica política del inconsciente, a Lia.

El conflicto entre mujeres es otro tópico, recorre espasmódico incluso en las preguntas de las oyentes, preguntas y comentarios que encontrarán al término de cada una de las ponencias, junto a otra variedad de temas que van suscitando interés. Entre estas, una a medio resolver que dejó abierta al debate Lia Cigarini: del asombro a la (in) credulidad de algunos varones ilustrados al percibir el cambio en la sociedad operado por la libertad femenina y su invocación al orden simbólico materno como tertium entre los sexos, porque según Marcel Gauchet, ambos recibirían su fuerza simbólica de ella.

Zigzagueo en las páginas y entre líneas, Wanda Tomasi presenta Difíciles ganancias de libertad a la sombra de la madre, un trabajo minucioso y puntilloso que atraviesa la obra de tres escritoras, respaldado en la cultura teórica del pensamiento de la diferencia sexuada, para interpretar unas novelas que tratan de rupturas y desgarros dolorosos de la madre con su madre o con la hija, todas con contenido y sentido autobiográfico. Mediante un trabajo de reparación y conciliación con sus genealogías maternas, pero no solo, también con la vida y la muerte, está esa intención de “desmantelar el orden patriarcal para dar espacio a la palabra de las mujeres (…) partiendo de sí”.

En voz de Isabel Allende la alquimia del agua acaece con la muerte de su hija: “Adiós, Paula. Bienvenida, Paula, espíritu”. Finalmente, concluye Wanda:

“Ni siquiera la muerte puede truncar completamente la relación madre-hija: al igual que la contratación de la hija con la madre puede continuar incluso después de la muerte de esta última, así el recuerdo de la madre puede conservar y custodiar el espíritu de la hija también más allá del umbral de la separación definitiva”.


Coyhaique, verano 2021


1 Tomo la palabra palabrir de la artista y poeta chilena, Cecilia Vicuña.
2 noción que me la refiere y regala mi hija Clío, musa de esta historia.
3 Transcripción personal de esta ponencia encontrada en internet, de la cual he olvidado su reseña/link, lo siento, no la anoté.

Universitat de Barcelona
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