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Textos de la Era de la Perla

Presentación de la Revista DUODA

Texto de presentación de la revista duoda 47: “el dolor de las mujeres ¿Es ya política?”

ADRIANA RUBIO AMO

Texto de presentación de la revista duoda 47: “el dolor de las mujeres ¿Es ya política?”

Texto de la intervencíon de ADRIANA RUBIO AMO en el acto de presentación de la Rev. DUODA núm 47 que tuvo lugar en La Bonne Centre de Cultura de Dones Francesca Bonnemaison de Barcelona el 11 de febrero de 2015

ADRIANA RUBIO AMO
DUODA Nº 47 “El dolor de las mujeres ¿es ya política?”
Siento mucho no poder asistir en persona a la presentación de la revista. Para mi era algo muy especial y tenía muchas ganas de poder compartir con vosotras lo importante que ha sido para mi cursar el posgrado en DUODA y asistir al seminario del año pasado “El dolor de las mujeres, ¿es ya política?”. Para mi fue un seminario muy especial porque, de algún modo, continuaba uno de los caminos que se abrió con la asignatura que cursé con Pilar Babi y con las compañeras de clase; muchas están presentes hoy aquí y Laia fue una compañera esencial en ese viaje.
Es mi cuerpo y mi dolor quienes no me permiten estar aquí con vosotras hoy y los que me tienen delante de esta pantalla intentando escribir sobre ellos para poder presentar esta preciosa revista.
Es una suerte contar con una transcripción de lo que sucedió en el seminario, tener en papel las palabras para que no se olviden. Y es una suerte porque al vivirlo una graba las sensaciones en la piel y al releerla los recuerdos se hacen más vívidos y se resignifican con las vivencias acumuladas desde entonces.
Con Laia hemos hablado muchas veces de qué significa ser mujer hoy. Qué cosas compartimos con las generaciones anteriores y qué nuevos interrogantes se nos plantean. El diálogo magistral de Mireia Bofill fue una excelente experiencia porque explicaba un recorrido de vida feminista de una mujer que narraba preciosos proyectos con sus idas y venidas y sus transformaciones ligadas a momentos vitales.
Uno de mis interrogantes actuales gira alrededor del Tiempo. Hace poco, Laia, mandó un chiste a nuestro grupo de whatsapp donde aparecían tres amigas que se querían mucho pero que no encontraban un momento para quedar. A una le iba bien el martes, a otra los jueves y la última proponía el sábado. Sé que para muchas encontrar un hueco en vuestras agendas para venir aquí no ha sido fácil. Vivimos en una sociedad donde las posibilidades se multiplican, los actos proliferan, los cursos son cada vez más interesantes y tomar café con esas amigas que tanto echamos de menos se convierte en un acto subversivo porque significa renunciar a las obligaciones (algunas escogidas y otras no) e implica una pizca de remordimiento, algunas veces, por no estar haciendo esas cosas de la larga lista que tenemos pendientes.
Quizá es el precio de ocupar el espacio público sin querer renunciar al privado. Visibilizarnos socialmente es un robo de una parte de nuestra vida y, para mi, está teniendo un precio muy alto.
Es en este momento, donde mi cuerpo ejerce como límite y como medida. Hace muchos años ya que me diagnosticaron una enfermedad llamada crónica, que a la práctica significa que paso algún tiempo sin acordarme de ella pero que incansablemente acaba volviendo. Mi última resignificación ha sido creer que la enfermedad me da la medida de mi cuerpo que mi cabeza no se acuerda de darle. Me obliga a parar, a descansar y a que todo aquello que está en la lista desaparezca de un plumazo. Literalmente, me deja sin fuerzas, sin ánimo y agotada.
Por eso veo que mi enfermedad y mi dolor son subversivos. Por varios motivos, porque abre preguntas que son urgentes y se me hace necesario compartirlas, nombrarlas, hacerlas símbolo, palabra que da medida, como dice Pilar Babi. Porque de algún modo el propio dolor genera compasión, sentir con, como el pañuelo de Verónica de Cori Mercadé. Porque una es capaz de sentir más a partir de su propio dolor.
El dolor es política porque es relacional. Yo creo que el dolor hace que sea consciente de cuánto nos necesitamos. Porque una, cuando tiene dolor, dolores, fragilidades, vulnerabilidades, es cuando se da cuenta de cuán necesario es la Otra, cuan necesario es compartir, ayudarse, darse y dejarse dar, recibir amor para curar y sanarse. O para, simplemente, sentirse acompañada en el dolor. Para mi no hay nada peor que el dolor en soledad. Y eso que el dolor tiene algo de innombrable, algo que se escurre, que rehúye y que a la vez necesita de las palabras. El dolor tiene algo de propio e intrínseco de difícil compartir… pero a la vez la palabra consigue liberarlo y calmarlo.
De este modo, la revista habla de todas estas cosas: de la práctica de la relación que no está exenta de dolor, como la narrativa de Mireia Bofill; El Stabat Mater de Cori Mercadé, su precioso texto y su preciosa obra que habla de la Mare que hi és, esa madre que es refugio del dolor; El dolor difícil del que habla Pilar Babi, que intenta desentrañar i comprender el dolor que visita su consulta cada día; y la atención al sentido del dolor en las mujeres con cáncer de mama, de Gemma Martino, un dolor que solo nosotras podemos sentir… Nieves Muriel habla de experiencias de un taller en relación y entre mujeres, que tan necesarios son para poder encontrarnos y ayudarnos a sanar y a disfrutarnos. Son imperdibles los poemas de Núria Calella i el proyecto de artista de Cori Mercadé, que recuerdan que el arte es necesario porque nos ayuda a respirar, a tomar aire para continuar.
Para mi, cursar el posgrado de DUODA ha sido como una práctica artística, porque me ha permitido tomar aire para continuar avanzando. Ha abierto nuevos caminos y me ha permitido contactar con mujeres excepcionales que son fuente de una sabiduría muy profunda y muy verdadera. Quiero agradecer especialmente a mis compañeras de máster su calor, su confianza, su cariño y su amor en este tiempo que no está exento de dificultades. Agradezco igualmente a las mujeres de DUODA el que hayan abierto un espacio tan especial en la universidad porque demuestran que es posible hacer las cosas de otra manera, desde un lugar respetuoso con nosotras mismas y con la vida.

Universidad de Barcelona
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