EL PERIÓDICO - LOS SÁBADOS, CIENCIA - 14/04/01

UCI, última parada

María Casado

Directora del Observatorio de Bioética y Derecho de la UB.

La limitación del tratamiento médico-hospitalario se impone en el caso del paciente desahuciado, pero el enfermo debe participar de la decisión

Según las informaciones aparecidas en el número de enero de la revista médica The Lancet, más de la mitad de las muertes que acaecen en las unidades de cuidados intensivos (UCI) de Francia son consecuencia de haber decidido previamente la limitación del tratamiento o el cese de las maniobras de reanimación. El análisis se llevó a cabo en 113 de las 220 UCI durante dos meses y analizó un total de 1.175 fallecimientos, de manera que la muestra confiere al estudio una representatividad digna de ser valorada.

En los países latinos existen pocos trabajos de este tipo y éste suministra datos que permiten constatar lo que constituye práctica habitual en el país vecino y plantear si entre nosotros se podrían verificar pautas correlativas, dada la evidente proximidad cultural.

La limitación del tratamiento es justo lo contrario del denostado encarnizamiento terapéutico, práctica derivada del empecinamiento en mantener la vida biológica a ultranza sin valorar ni la calidad de vida posterior, ni los deseos del sujeto. Normalmente, esta última actitud se considera contraria a la buena práctica médica, ya que, aunque los profesionales sanitarios han sido formados en la lucha para salvar la vida, la muerte es una realidad que forma parte de esa misma vida y, desde luego, aunque sea fin de la medicina evitar la muerte prematura, no lo es intentar evitar lo inevitable alargando la agonía de un ser humano sin esperanza. Por ello, la limitación del esfuerzo terapéutico, en circunstancias en las que la recuperación no es posible y en las que lo único que se alarga es el proceso de la muerte, es una actitud profesional correcta y socialmente preferible.

Hay, no obstante, otro aspecto relevante del mencionado estudio: nueve de cada diez veces la decisión es tomada por el equipo médico. Sólo en el 27% de las ocasiones se informa a los propios pacientes y únicamente en el 44% se consulta a la familia, a la que en el 59% de los casos simplemente se da cuenta de la determinación tomada. Estas cifras quedan lejos de la realidad americana, en la que los interesados y sus familias se implican en la toma de decisiones en más del 92% de los casos.

Falta aquí una importante discusión colectiva y un debate social informativo que plantee abiertamente cuál es la actitud a tomar en estos casos.

Por otra parte, es menester una mayor implicación conjunta de los equipos sanitarios, ya que el estudio constata un déficit de participación e integración entre sus componentes, que cualquier atento observador puede detectar en la generalidad de los servicios. El artículo revela que en un 12% de los casos la decisión fue tomada por un médico en solitario. Aunque fue colectiva en el 88% de los casos, sólo en la mitad de ellos se incluyó a las enfermeras (dato muy revelador de la frecuente concepción restrictiva de lo que es un equipo imperante en sanidad y de la falta de afinidad entre los mismos)

Coincide la divulgación de estos datos con dos hechos relevantes desde el punto de vista jurídico y social: la aprobación, el martes, de la legalización de la eutanasia por el Senado holandés y la incipiente discusión que se está desarrollando en nuestro país sobre la validez de las disposiciones anticipadas y sobre la forma de estipular los testamentos vitales, tras su aceptación por el Parlament catalán.

La realidad es que en un elevado número de casos el enfermo no participa en las decisiones que le atañen directamente, lo que evidencia falta de respeto por la autonomía de las personas, explicable por razones históricas pero inaceptable en un entorno democrático, que requiere y presupone la existencia de información al alcance de todos y de transparencia en los procedimientos que se llevan a cabo.

En estas circunstancias, compete a las sociedades científicas y asociaciones profesionales pronunciarse con claridad, para que así los ciudadanos tengan elementos de juicio suficientes para usar con conocimiento de causa los instrumentos normativos actualmente al alcance e, incluso, promover la instauración de nuevas disposiciones, si es preciso.

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GENERO DE PUNTOS

Actualmente la Sociedad Española de Medicina Intensiva está llevando a cabo un estudio multicéntrico para determinar en qué condiciones debe llevarse a cabo la limitación del tratamiento en pacientes afectos de fracaso multiorgánico, en el que participan las unidades de cuidados intensivos de 95 hospitales de España.

Los medios de comunicación han dado amplia cobertura a la noticia de la separación de dos siamesas nepalís, que compartían un solo cráneo, tras una operación de 80 horas de duración y en la que intervinieron 12 cirujanos. Pero, qué parámetros son aptos para medir el éxito de esta intervención?

M. C.


Comentarios: obd@pcb.ub.es
Última actualización: 06/09/01 12:26:24