Directora del Observatorio de Bioética y Derecho (Universitat de Barcelona).

Dolly puso en cuestión los principios de la biología evolutiva al demostrar que las células adultas podían reprogramarse, que la evolución no necesariamente era unidireccional, del óvulo fecundado al tejido adulto, sino que podía irse marcha atrás. Ése era uno de los objetivos: poder invertir el proceso de envejecimiento celular.

Siendo así que la ciencia avanza mediante el método experimental (ensayo-error-corrección), los científicos advirtieron de que se desconocían las alteraciones somáticas involucradas en el proceso de transferencia nuclear. Los mismos padres de Dolly indicaron la posibilidad de mutaciones acumuladas y la edad celular de la nueva criatura fue siempre una incógnita, que hoy la artritis detectada contribuye a despejar.

Lo que es un nuevo acicate para la ciencia no debe servir de aliento a quienes temen el progreso.