Directora del Observatorio de Bioética y Derecho (Universitat de Barcelona).

Los legendarios baños de Cleopatra en leche de burra y los sofisticados tratamientos de estética de hoy responden a la misma ansia del ser humano por mejorar su aspecto. Lo que ahora ocurre es que las técnicas se han hecho más intrusivas. Mas eficaces, sí, pero más suceptibles de generar efectos indeseados, en algunos casos irreversibles. Los pacientes que acudan a los profesionales y a los centros dedicados a la práctica de la medicina con finalidades estéticas deben contar con su historia clínica y ser informados sobre los riesgos de los tratamientos a que se someten para emitir el necesario consentimiento informado. Bienvenida sea la propuesta de la Generalitat de regular y controlar un área que genera reclamaciones frecuentes.