NECROLÓGICA
Josep Egozcue, un humanista
Biólogo, presidió la Sociedad Europea de Reproducción Humana
Nacido en Puigcerdà hace 65 años, Josep Egozcue era catedrático de
Biología Celular. Con más de 475 artículos publicados, era reconocido
internacionalmente como una autoridad en biología celular y por sus
contribuciones a la bioética. Premio Narcís Monturiol, entre otras
distinciones, presidió la Sociedad Europea de Reproducción Humana y era
responsable de la Red Temática de Investigación sobre Reproducción de la
Generalitat de Cataluña.
DRA. MARÍA CASADO
Directora del Observatorio de Bioética y Derecho (Parc Científic de la Universitat de
Barcelona).
Hoy es un día triste porque ha muerto Josep Egozcue. Reconocido
internacionalmente como científico, era además un verdadero humanista,
¡eso que tanto se predica pero que tan pocas veces se da! Sus
preocupaciones por las implicaciones éticas de la ciencia son prueba de
ello y fueron las que le condujeron a dedicar buena parte de su tiempo a
la bioética. Esta disciplina fue el campo donde tuve la suerte de
compartir con él numerosas jornadas de trabajo, siempre agradables y
provechosas. Josep Egozcue fue un elemento básico de nuestro equipo en
el Observatorio de Bioética y Derecho, pero, ante todo, fue un amigo a
quien queríamos y admirábamos. Él fue la mejor prueba de que el trabajo
interdisciplinar es posible y grato, de que la colaboración entre
hombres y mujeres es factible y enriquecedora, de que se puede brillar
no sólo sin hacer sombra a nadie, sino ayudando a todos los que te
rodean, y... ¡de tantas y tantas cosas buenas!
El doctor Egozcue tuvo una trayectoria académica y profesional brillante
que ha sido ampliamente reconocida, fue una autoridad nacional e
internacional en biología celular. Además de dedicarse a la
investigación punta y a su trabajo académico, se ocupó también de la
divulgación científica porque entendía que los investigadores tienen una
especial responsabilidad para con la sociedad, ya que es ella la que se
beneficia de sus descubrimientos y la que debe juzgar sobre sus
aplicaciones. Josep Egozcue siempre se ocupó de dar información porque
consideraba que el saber es el mejor antídoto contra el miedo y lo único
que permite decidir libremente, con conocimiento y responsabilidad. Por
eso, fomentó la autonomía de las personas y el reconocimiento de los
derechos de los ciudadanos en todos los ámbitos, también en sanidad. Fue
un docente muy querido por sus alumnos porque tenía cosas que enseñar y
transmitir y porque respetaba a las personas por igual. Era un verdadero
demócrata -diría que visceralmente demócrata- y una persona de
pensamiento libre y agudo que ejercitaba el razonamiento sin las
ataduras de los dogmas, ni de las hipocresías de lo políticamente
correcto. Y era un caballero tan educado y gentleman que nunca podías
tomar a mal el disenso, cuando existía.
Tuvo una vida buena. En ella no faltaron los trances duros, pero tuvo
también todas las cosas buenas que hacen pensar que la vida vale la
pena. Adoraba a sus nietos, a sus hijos, a su mujer -Marta- y ponía
pasión en todo lo que hacía, porque creía en ello. Murió ayer de un
cáncer, él que tanto se había ocupado de los límites de la ciencia y de
los tratamientos, los sufrió en carne propia. Puesto que todos hemos de
morir, Josep sabía bien que no es un fin de la medicina evitar la
muerte, sino "evitar la muerte prematura". Pero ¿cuándo no es prematura
la muerte de quienes queremos?
Los que le conocimos siempre echaremos de menos su energía, su buen
ánimo y su compañía. Por eso anoche la terrible noticia me hizo recordar
su vitalidad y su sentido del humor: abrí mi mejor tinto para brindar
por su salud eterna y ¡por la nuestra!
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