LA VANGUARDIA - 19/05/2001
¿CON QUIÉN DEBERÍA GOBERNAR EL PNV?

  DR. RAMÓN VALLS

Catedrático de Filosofía y Síndic de Greuges de la Universitat de Barcelona

Después de las elecciones ha saltado enseguida la pregunta: ¿Con quién debería gobernar el PNV? Creo que, de entrada, el ha de gobernar solo con EA y nadie más. Me explico. Primeramente, distingamos entre investidura y gobierno. Para la investidura, puesto que son cinco los votos que le faltan, deberían ponerse de acuerdo PP, PSE e IU y darle los cinco justos entre los tres (2-2-1, p.e.). Que PNV-EA formen entonces gobierno solos y que los otros tres partidos asuman su papel de oposición tenaz e intransigente contra cualquier coqueteo con los violentos. Mientras tanto, en el Parlamento, argumenten educadamente sobre el asunto concreto que en aquel momento se debata, sin excursiones metafísicas a los principios, y vayan votando sí a unas cosas y no a otras, según sea el proyecto que se presente. Fuera del Parlamento restablezcan el diálogo y, con la debida discreción, estudien juntos salidas para el terrorismo comprometiéndose a colaborar lealmente tanto en la búsqueda como en la ejecución de las medidas que se les vayan ocurriendo. Pero la dirección del proceso corresponde al lehendakari como jefe legítimo del gobierno y, por lo mismo, responsable principal. En esta cuestión la intransigencia de los otros partidos sólo debe ejercerse cuando la acción concreta que se emprenda signifique claudicación ante los violentos, apaciguamento o legitimación indirecta de la violencia. La barbarie no tiene derechos, aunque los bárbaros sí los tienen, no por serlo, sino por ser personas. He dicho que esto es lo que debiera hacerse de momento porque más adelante, ya se verá. En política, una semana es mucho tiempo. Ahora metido en el berengenal de los consejos no pedidos y viendo los toros desde la barrera, me atrevo aún a proponer fines espirituales a todos ellos. Empezando por los que han ganado, que aparquen la cuestión de la independencia y que se decidan a ser modernos políticamente, a saber, pluralistas y demócratas antes que miembros de una comunidad mística. Que restauren y dejen que luzca aquella tradición limpiamente demócrata cristiana que yo conocí personalmente encarnada en don Carlos Santamaría, colaborador de Cuadernos para el Diálogo y organizador de las Conferencias católicas de San Sebastián. Lo que llaman construcción nacional que no implique de ninguna manera, por favor, las prácticas pre-modernas del conviértete o lárgate. Siguiendo por el PP, que rebaje la autosatisfacción, que se centre de una vez y que se olvide de Fraga y lo que él representa. Sobre todo es urgente que el PP haga un cursillo intensivo o, mejor, un master en nacionalidades históricas. Su ignorancia al respecto es más que clamorosa y, por supuesto, de gran vergüenza. A los socialistas hay que decirles que dejen de bailar, que se sienten y asienten. Que hablen poco y escuchen mucho, porque en el terreno de las nacionalidades no veo que se aclaren. Dan beligerancia al asunto pero no lo digieren bien. Y por fin a IU que agradezcan a Dios, al destino o a la casualidad lo que cabe calificar de un buen mal resultado. Es bueno a pesar del Prof. Anguita, porque la combinación de los resultados de los otros viene a darles a ellos un papel superior al de los números. Sigan pues el buen consejo del Sr. Ibarretxe, aunque sus palabras despidan un suave aroma clerical, y administren con inteligencia su triunfo relativo. A toro pasado pues, digamos que la cosa no está del todo mal. Pero no lancemos campanas al vuelo asegurando que hemos entrado en el buen camino, porque sea como sea, que nos coja confesados.


Comentarios: obd@pcb.ub.es
Última actualización: 19/03/02