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X Coloquio Internacional de Geocrítica

DIEZ AÑOS DE CAMBIOS EN EL MUNDO, EN LA GEOGRAFÍA Y EN LAS CIENCIAS SOCIALES, 1999-2008

Barcelona, 26 - 30 de mayo de 2008
Universidad de Barcelona

BANDAS LATINAS EN BARCELONA, UNA RESPUESTA DE RECUPERACIÓN SOCIAL

Josep M. Lahosa
Director de Servicios de Prevención
Ajuntament de Barcelona


Bandas latinas en Barcelona, una respuesta de recuperación social (Resumen)

El fenómeno que hoy conocemos en España, como el de las “bandas latinas”, es tributario de una serie de realidades políticas y conflictos que han tenido como escenario el continente americano, los procesos migratorios han trasladado, en el último lustro, ese fenómeno a Europa, especialmente a las ciudades españolas.

La creación de esas agrupaciones de calle en Estados Unidos, especialmente en Chicago, en la década de los años cuarenta del pasado siglo, junto a migraciones recientes producto de los conflictos armados en Centroamérica y de políticas estadounidenses de repatriación definen lo que hoy, ya podemos calificar como fenómeno transnacionalizado.

Barcelona ha desarrollado una aproximación a dicho fenómeno basada en: un buen conocimiento de la problemática para tomar decisiones de política pública; anticiparse y prevenir antes de que el problema adquiera mayor magnitud; a problemas sociales, soluciones sociales; participación, diálogo y negociación y todo bajo el marco del Estado de derecho y las reglas de la democracia.

Palabras clave: Bandas Latinas, Barcelona

El fenómeno de las pandillas, bandas, grupos de la calle, u otras denominaciones con las que identificar colectivos juveniles que hacen de la calle su espacio de actividad, no es desconocido para los estudiosos de lo urbano ni para los profesionales de la gestión de las realidades sociales y la ciudad. De hecho podríamos tomar como referencia histórica, como en muchos otros casos cuando hablamos de la ciudad, a los ecólogos urbanos de Chicago; estos ya se detuvieron en su conocimiento y análisis. Así Frederick Thraster[1] realiza, en 1926, la primera investigación en profundidad sobre las pandillas juveniles, en ella identifica como en la ciudad de Chicago coexistían 1.313 pandillas, grupos de jóvenes, o gangs, algunos de carácter claramente delictivo, otros simplemente grupos musicales, o bandas de calle o de barrio.

Tampoco en España podemos decir que esa realidad sea desconocida, en este sentido a finales de los cincuenta y los años sesenta del pasado siglo era bastante habitual su presencia en las ciudades, también en el ámbito rural -quien no ha oído hablar, o incluso, dependiendo de la edad no ha participado, en pandillas de barrio o de los pueblos- con el objetivo de “encontrarse” con otros jóvenes al efecto de manifestar la “autoridad” o “pertenencia” a un u otro territorio.

No obstante a mediados de la década los ochenta, también del pasado siglo, esas pandillas habían prácticamente desaparecido de la mayoría de las ciudades españolas; la pérdida del sentimiento de pertenencia a uno u otro barrio, las migraciones internas de los jóvenes una vez emancipados, y la aparición del consumo de drogas, especialmente de la heroína, destruyó esos espacios de sociabilidad. No será hasta finales de la década de los ochenta que emergerá en Barcelona una nueva dinámica de agrupación juvenil, conocido como el de las “tribus urbanas”: mods, punkis, skins, heavys, góticos, etc., son algunas de las denominaciones por los que los conocimos y que aún mantienen, con diferentes intensidades, su presencia en la vida juvenil de la ciudad.

Si bien el fenómeno de las agrupaciones juveniles de la calle, no es extraño en España, sí que lo son algunos aspectos que hoy las caracterizan: son grupos de adscripción básicamente étnica, mayoritariamente latinoamericana y, realizan una ocupación intensiva de los espacios públicos; a ello hay que añadir la comisión de ilícitos por parte de algunos individuos que se declaran pertenecer a un u otro grupo, además las características formales, básicamente la indumentaria de algunos de los grupos – “las tribus urbanas” también se diferenciaban así- permitió una identificación y construcción mediática sobre ellos y, a menudo con anterioridad a la evidencia de los ilícitos, sobre su peligrosidad. Todo ello generó en la sociedad española un auténtico episodio de pánico moral.

Al ser el interés de este texto el fenómeno de las Bandas latinas, la dimensión social de su presencia en la ciudad y de las respuestas dadas, nos centraremos básicamente en las dos sobre las que se ha construido, en España, el imaginario colectivo sobre esos grupos, y por extensión sobre la juventud latina que “viste de ancho”: los Latin Kings y los Ñetas. Estos dos grupos son los que tienen un recorrido histórico amplio, una organización más consolidada y con cierta literatura que les permite la definición de valores, pautas de comportamiento y organización; el resto de grupos parecen más réplicas de unos supuestos comportamientos, a menudo conocidos por los jóvenes a partir de la información de los medios de comunicación, de Internet, de los chats a los que acuden, y, como no de la información que ofrece el sistema de control, básicamente la policía.

Origen de los Latin Kings y la Ñeta

Resulta aconsejable que para presentar una intervención ante un fenómeno urbano reciente, planteemos una información básica de los orígenes de dicho fenómeno que, a menudo es desconocido por el público en general, y a veces también, por los “expertos”, tanto de la academia como de los operadores públicos. De hecho nosotros tuvimos que descubrir esa información cuando ya el sistema público, en este caso el de control, llevaba algún tiempo operando sobre esa realidad, y los medios habían recreado unos estereotipos sobre lo latino.

Los Latin Kings y la Ñeta

Tienen su origen en los años 40 del siglo pasado en Chicago, allí colectivos de inmigrantes de origen latinoamericano constituyen una agrupación, justificada, según su literatura, por las agresiones, desprecio y actos xenófobos de los que era víctima la comunidad latina por parte de otros colectivos raciales y étnicos, en este caso italianos, irlandeses y afroamericanos. Durante los siguientes treinta años los Latin Kings van perdiendo esos objetivos “sociales”, la vida en las calles, la estructuración organizativa del grupo, la defensa del territorio, el tráfico de drogas y la delincuencia en general se irían haciendo cada vez más una constante entre sus miembros.

A principios de los años ochenta uno de sus líderes, Luis Felipe (King Blood), se traslada de Chicago a Nueva York donde después de cometer diversos delitos, ingresa en el Correccional de Collins. En 1986 funda, en esta institución penitenciaria, el capítulo de los Latin Kings de Nueva York, y será desde la prisión donde dirigirá la organización, llevándola a una de sus etapas más violenta.

En 1994, después de que Luis Felipe sea apartado, por las autoridades penitenciarias, de todo contacto con el exterior, los Latin Kings de Nueva York se rebautizan como la Todopoderosa Nación de Reyes y Reinas Latinos (actual denominación). Aseguran haber roto con un pasado vinculado a actividades criminales y querer seguir los pasos de otras agrupaciones de la calle como las Panteras Negras y los Young Lords, organizaciones que habían ido evolucionado hacia reivindicaciones políticas durante las décadas de los sesenta y setenta del pasado siglo, en el caso de las Panteras Negras en relación a las libertades civiles y defensa de los afroamericanos, por su lado los Young Lords reivindicando el derecho de autodeterminación para Puerto Rico.

En 1996 llega a la cúspide de los Latin Kings, Antonio Fernández, King Tone que promueve la transformación de la organización en políticamente activa y con una agenda de trabajo comunitario, en su declaración de intenciones plantea como en su “reinado” los Reyes se convertirían en un grupo que promovería el cambio social y la autosuperación de sus miembros. No obstante en 1999 fue condenado a cumplir 12 años de prisión por tráfico de drogas. Todo y la condena a Antonio Fernández y el golpe a los intentos de transformar a los Reyes Latinos en una organización política de la calle, según fuentes académicas norteamericanas, Fernández asumiendo su responsabilidad y arrepentimiento por los delitos por los que fue condenado, sigue intentando concienciar a los miembros de los Latin Kings sobre la importancia de la politización del grupo. En la actualidad hay una cierto reconocimiento por parte de miembros de la organización del pensamiento que encabeza King Tone , y que se conoce como “cultura de Nueva York”.

Siguiendo la estela de King Tone, como líder de esa corriente, por lo que pudiera tener de impacto positivo en caso de confirmarse pues en 2009 quedará el libertad, podemos ver una muestra de su orientación en un artículo fechado en junio de 2005, en el órgano oficial de la organización: El Grito de los Reyes. En dicho artículo, en el que advierte que no se trata de una orden, pedía a los miembros de la organización que permitieran que nuevas ideas de cambio llegaran a todos los ‘hermanos’ del grupo, pedía que la organización se involucrara en actividades de formación académica y en la promoción de la participación.

Los Ñetas

El caso de la Asociación Pro Derechos y Rehabilitación del Confinado “Ñeta”, es diferente en su motivación, no así en el espacio político en el que se origina; en 1978 en la cárcel de Bayamón situada en Puerto Rico (Estado Libre Asociado a Estados Unidos), Carlos Torres Iriarte –conocido como “La Sombra”–, penado que abrazó la causa independentista a partir de las relaciones que mantuvo en la cárcel con líderes del Partido Nacionalista Puertorriqueño, fundó la organización para que velara por los derechos de los confinados y estableciera un código de ética entre éstos; en este sentido el símbolo de la Asociación, el dedo índice que abraza al corazón quiere representar como el fuerte protege al débil, venía a ser su declaración inicial de intenciones.

En todo caso es importante tomar en consideración como en Puerto Rico, la Ñeta sólo existe en el interior de las cárceles, donde más del 80% de los internos pertenecen a ella. De hecho una reciente carta abierta del líder máximo de la asociación, Bonifacio López Rivera, motivada por las actividades, en España, de algunos individuos que se identifican como Ñetas, insiste en esa idea original como asociación de defensa de los derechos de los confinados, así como en los objetivos de la misma.

Rivera expone, como máximo líder de la asociación Ñeta , la autorización de crear grupos de apoyo a los confinados y familiares, fuera de las cárceles del país, no “para que se convirtieran en gangas para pelear con otros grupos como los Latin Kings, porque no son nuestros enemigos ni tenemos nada en su contra”; insiste en que la única Asociación ÑETA que agrupa a unos 10.000 confinados en Puerto Rico está en el interior de los centros penitenciarios, “sencillamente somos reos que estamos cumpliendo tras las rejas nuestra deuda con la sociedad por delitos cometidos y errores por falta de conciencia en un momento dado de nuestras vidas, pero desde hace más de tres décadas luchamos desde la cárcel por más programas de rehabilitación, educación y por vivir en paz y armonía tras las rejas. Algo bien importante es que los ñetas solo existimos en cárceles de confinados adultos y por tanto, ningún adolecente en Puerto Rico ni en ninguna parte del mundo podría ser ñeta”.

En todo caso señalar, al igual que con los Latin Kings, de la existencia de una corriente presente básicamente en Nueva York, que define el concepto de confinado, no sólo como el reo que cumple condena en la cárcel, sino de los individuos social y políticamente marginados, así esta corriente defiende que tan confinado como el que está en la cárcel, es el que vive en el gueto sin posibilidades de desarrollo personal, social ni político.

Procesos migratorios

Los procesos migratorios son los que cobran fuerza en la explicación de cómo realidades tan específicas de una realidad cultural norteamericana, la de la segregación, racial, territorial o social, han sido globalizadas. En este sentido la mayoría de las investigaciones insisten en presentar los procesos de consolidación y posterior globalización de la realidad de esos dos colectivos, cómo una de las consecuencias de procesos migratorios en diferentes direcciones.

Así los flujos migratorios, en el interior de Estados Unidos, hacia la ciudad de Nueva York, tanto de los primeros grupos de Latin Kings, como de puertorriqueños de la Ñeta, consolidan las organizaciones y definen una primera personalidad criminógena. También una segunda secuencia, ya a finales de los setenta y principalmente en los ochenta, el flujo hacia Estados Unidos desde Centroamérica motivado por los conflictos armados, y desde Sudamérica por la inmigración económica, influyen junto a la ilegalidad de la mayoría de los desplazamientos en la aportación de efectivos a esas agrupaciones. De hecho algunas investigaciones ponen de relieve cómo el tránsito de excombatientes en los conflictos centroamericanos, y especialmente sus hijos, a una realidad, la norteamericana, en la que debían enfrentarse a condiciones de ilegalidad y presencia de pandillas juveniles abonaba, en un proceso que podría considerarse “natural”, la adscripción a una u otra banda o pandilla.

En este sentido esa aportación de nuevos efectivos a las pandillas u organizaciones de calle, junto a la deriva que esas venían teniendo hacia la actividad criminal, significó que en los años 80 las bandas latinas en Estados Unidos constituyeran, para las autoridades estadounidenses, uno de los principales problemas de seguridad pública, adoptándose fuertes medidas de control y represión. Una de ellas tuvo un gran impacto en la transnacionalización del fenómeno: la deportación a sus países de origen, de los miembros de bandas encarcelados. En multitud de casos los deportados, hijos de inmigrantes ilegales que habían realizado toda su socialización académica y social en Estados Unidos, llegaban a los países de sus padres sin ningún tipo de red de soporte y sin conociendo apenas de la lengua española –de hecho es bastante habitual que las relaciones epistolares entre miembros de los grupos se realice aún en inglés-. Así pues esa política criminal estadounidense de deportación supuso la extensión del fenómeno a países como El Salvador, Nicaragua, Guatemala o República Dominicana, sin olvidar, por cierto, Ecuador.

De hecho no es hasta el año 1994 cuando deportado, desde Nueva York a Guayaquil (Ecuador), el conocido como KING MOS o BOY GEAN y coronado como Rey en el Bronx neoyorquino, que funda el 4 de julio, la organización Latin King en Ecuador.

Una nueva etapa en el proceso migratorio latinoamericano, este hacia Europa y especialmente a España, certifica la transnacionalización del fenómeno, de hecho nos encontramos ante una evidencia empírica de los impactos de la globalización en lo local.

Las migraciones latinoamericanas hacia España

La conjunción en la escena internacional de procesos económicos, crisis políticas, perfiles demográficos del mundo desarrollado y necesidad de mano de obra –a menudo en condiciones de precariedad- supuso, en el caso español, que a 30 de junio de 2007 residieran en España más de 3.600.000 extranjeros, frente a los aproximadamente 900.000 residentes del año 2000. En el caso de los inmigrantes latinoamericanos, los flujos de llegada se concentraron en el período 2003-2006, así mientras en el año 2000 la población latinoamericana representaba el 20,6% de la población extranjera residente en España, en 2006 superaba el 30%, con más de 1.060.000 de personas.

La llegada de los primeros colectivos de inmigrantes latinoamericanos a Barcelona, se producen en la segunda mitad de la década de los ochenta, no obstnate no es hasta el año 2000 que su presencia se hace significativa; así mientras en 1996 los latinoamericanos censados en la ciudad no superaban los 10.000 nacionales de esos países, cinco años después, en 2001, eran cerca de 35.000, y la última actualización del censo nos refiere la residencia en Barcelona de 117.221 latinoamericanos.

 

Cuadro 1
Población extranjera en Barcelona

1996
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
Total
29.354
74.019
113.809
163.046
202.489
230.942
260.058
250.789
% s/población
1,9
4,9
7,6
10,7
12,8
14,2
15,9
15,6
Europa
9.407
16.286
22.924
33.111
44.483
52.835
63.195
71.662
Asia
5.576
12.175
17.934
26.412
30.954
36.810
42.507
39.552
África
4.044
10.044
13.893
17.002
19.321
20.818
22.336
19.080
América
10.213
35.378
58.944
86.364
107.517
120.197
131.694
120.232
Centroamérica
2.113
6.985
9.003
11.978
15.168
17.447
19.462
17.253
Sudamérica
7.276
27.223
48.528
72.456
89.718
99.482
108.486
99.968
Oceanía
76
99
114
157
214
282
326
263

Fuente: elaboración propia a partir de datos del Institut Municipal d’Estadística


Cuadro 2
Perfil de los colectivos no comunitarios más numerosos en Barcelona

1996
2001
2002
2003
2004
2005
2006
2007
Ecuador
202
8.204
17.975
26.891
32.946
31.828
31.423
25.351
Bolivia
110
583
1.116
2.455
4.810
8.314
11.495
16.352
Perú
2.094
6.879
8.646
10.964
13.163
15.037
16.115
14.439
Marruecos
3.196
7.165
9.751
11.985
13.594
14.508
15.522
13.348
Pakistán
614
3.405
6.112
9.944
10.198
11.997
14.251
13.093
Colombia
703
4.708
9.616
12.429
13.307
13.935
14.616
12.436
China
804
2.460
3.303
5.272
7.195
9.524
11.632
11.095
Argentina
1.871
2.504
4.547
9.516
11.437
12.439
13.265
10.074
Brasil
492
1.368
1.880
2.641
3.557
4.688
6.313
6.985
Rep. Dominicana
1.066
4.136
5.031
5.947
6.777
7.218
7.697
6.556
Filipinas
1.854
3.176
3.859
4.903
5.871
6.470
6.660
6.188

Fuente: elaboración propia a partir de datos del Institut Municipal d’Estadística


Así pues hablamos de una presencia importante –el colectivo latinoamericano representa el 46,8% de los extranjeros que residen en Barcelona- en la vida urbana y en el uso social de sus equipamientos y espacios públicos. De hecho el “descubrimiento” del fenómeno de las bandas latinas en Barcelona y otras ciudades españolas se produce por su presencia en los centros educativos y en los espacios públicos, en este sentido a principios del año 2008, la población de 0 a 24 años latinoamericana en Barcelona es de cerca de 33.000, lo que representa cerca del 10% del segmento poblacional.

El “descubrimiento” de presencia de bandas latinas en Barcelona

A finales del año 2002, la dirección de un centro de educación secundaria solicitaba la intervención de la Guardia Urbana de Barcelona ante algunos episodios de violencia en el propio centro y en sus alrededores protagonizados por jóvenes mayoritariamente de procedencia latinoamericana. La presencia de marcas en las paredes del centro, en lo que parecía un escenario en el que diversos grupos usaban el espacio de las paredes donde expresar sus adhesiones o amenazas, nos situaba en una hipotética dialéctica de enfrentamiento entre grupos. También de los primeros contactos, con los docentes y con familias de menores latinoamericanos – algunos de ellos manifestaban recibir amenazas para impedir el abandono de los grupos - parecía desprenderse la existencia de grupos fuertemente organizados con algunas prácticas que como mínimo podían calificarse de problemáticas, pues hasta el momento no había evidencia alguna de ilícitos penales.

De la novedad del fenómeno se hacía eco uno de los primeros informes realizado por la policía, en este caso la Guardia Urbana de Barcelona, donde se exponía como “el tema que nos ocupa (bandas de calle en Barcelona) es tan nuevo que aún no existen expertos policiales en esta área de conocimiento. Las unidades de investigación que se ocupan habitualmente de los grupos urbanos organizados (tribus urbanas) o de las sectas todavía no tienen suficiente información”.

El desconocimiento del fenómeno y las dificultades para encontrar referencias académicas, impulsó a la mayoría de actores que interveníamos en el tema a bucear en la “Red”. De hecho se fue construyendo un imaginario colectivo sobre las bandas latinas en base a lo que residía en Internet, y en una espiral de transposición informativa entre servicios policiales y medios de comunicación y entre estos y los servicios policiales se terminó por construir una mirada alarmista y escandalosa que reproduce o contribuye a crear estereotipos y lugares comunes al servicio de unas “verdades oficiales” que sancionan y estigmatizan sin cuestionar otros factores (Cerbino, 2004). Dicha mirada nos presentaba a grupos altamente criminalizados y con unos comportamientos gregarios que respondían a instrucciones del otro lado del Atlántico.

No obstante la realidad de lo que acaecía en las calles de Barcelona, en los centros educativos o en los espacios públicos a finales de 2002 y los primeros meses de 2003 parecía estar bastante alejada, en caso que tuviera los mismos orígenes, de lo que se explicaba en Internet sobre estos grupos. En los documentos, informes oficiales, noticias de prensa, conclusiones de jornadas y seminarios, firmados mayoritariamente por autoridades norteamericanas y centroamericanas, a los que tuvimos acceso aparecía una especie de totum revolutum información sobre las maras centroamericanas, los sicariatos de Cali o Medellín, noticias sobre Latin Kings, Ñetas, Vatos Locos, u otros grupos o nombres.

Parecía pues que poco podíamos obtener de esas fuentes que nos ofreciera algo de luz a nuestras dudas sobre ese nuevo fenómeno. Los datos de los diferentes operadores públicos de la ciudad ofrecían una información que parecía indicar fenómenos, actitudes y, en caso de producirse, enfrentamientos y conflictos, más propios de gente en edad adolescente y juvenil, que de organizaciones mafiosas o criminales.

En todo caso y ante la posibilidad que estos grupos juveniles latinoamericanos se estructuraran hacia colectivos gregarios, que hicieran una ocupación excluyente del espacio público o se incrementara las expectativas de enfrentamientos entre grupos, aconsejaba, para poder definir políticas de anticipación, el analizar en profundidad ese fenómeno que había emergido en la ciudad.

La política de prevención del conflicto asentada en Barcelona, desde 1984, tiene en el conocimiento de la realidad por medio de la colaboración con la academia uno de sus pilares, así la encuesta anual que sobre la victimización y la opinión de la seguridad urbana se realiza en Barcelona, desde 1984, tiene el reconocimiento, tanto de la comunidad académica como de las administraciones públicas internacionales.

Parece evidente que analizar fenómenos sociales, especialmente si estos vienen influenciados por el ruido mediático y una percepción social estigmatizada, no es la mejor opción, pues obtener resultados ajustados requeriría una cierta tranquilidad y sosiego, tanto en el trabajo de campo como en el análisis. No obstante en el caso relatado ese ruido y percepción estaba incidiendo en la relación y en el imaginario que la población barcelonesa construía sobre la totalidad del colectivo de jóvenes latinos, especialmente de aquellos que “visten de ancho”, entrañando evidentes riesgos para la convivencia en la ciudad. En este sentido la Dirección de Servicios de Prevención del Ayuntamiento de Barcelona, encargó a Carles Feixa, doctor en antropología e investigador de los movimientos juveniles, tanto en España como en Latinoamérica, la dirección de la investigación «Jóvenes latinos en Barcelona. Espacio público y cultura urbana», desarrollada a lo largo del curso académico 2004-05.

Investigación, que una vez asumido que nos encontrábamos ante un fenómeno juvenil, de reciente implantación en el país y coincidente con amplios procesos de reagrupación familiar, debía desarrollarse en base a una aproximación de corte etnográfico e intentando ofrecer respuesta a algunos interrogantes, como averiguar si nos encontrábamos ante un fenómeno generalizado dentro de la población juvenil latinoamericana, y en consecuencia si derivaba de pautas culturales de socialización replicadas en España, o eran procesos construidos ante esa nueva realidad a la que habían llegado los jóvenes; también se pedía al equipo investigador pudiera confirmar la tesis de si era un fenómeno asociado al proceso migratorio, en este sentido la investigación debía tener como universo al conjunto de los jóvenes latinoamericanos, no sólo aquellos que se adscribían a una banda o pandilla; interesaba conocer las vinculaciones “organizativas” con sus homónimos en sus países de origen, es decir si había dependencia orgánica, o si los valores y funcionamientos que se explicitaban en la red y en la literatura americana se confirmaban en la vida cotidiana en Barcelona; en definitiva, se trataba de obtener un conocimiento sobre la base de informaciones de primera mano, no de lo que aparecía en internet, lo que se comentaba en los chats, o lo que se concluía en los informes americanos.

Por último la investigación debía aportar los suficientes elementos para poder definir políticas, pues al ser el ámbito de competencia de la administración municipal la gestión de la ciudad, de su cotidianeidad, la investigación no podía tener sólo una dimensión académica, debía obtener resultados útiles para la definición de intervenciones que permitieran desactivar lo que se presumía podía ser un conflicto con alta incidencia social y política en la ciudad.

La investigación

Al objeto de compartir los conocimientos entre los operadores que intervenían y el equipo científico se celebró en diciembre de 2004 un seminario de lanzamiento de la investigación que tenía por objeto socializar la información que técnicos en prevención, educadores sociales, policías, maestros, asociaciones de inmigrantes e investigadores tenían sobre el tema. En dicho encuentro obtuvimos algunas conclusiones que ponían en evidencia tanto las limitaciones de conocimiento, como algunas líneas que debían ayudar al equipo investigador a determinar la organización del trabajo de campo y posterior análisis:

-Los conocimientos del fenómeno son insuficientes y se acostumbra a trabajar en base a intuiciones y con informaciones no contrastadas. De hecho se destaca, como elemento clave la percepción subjetiva sobre la realidad. Los propios jóvenes son, a veces, los responsables de la circulación de informaciones que no se corresponden con la realidad, sino a hechos inventados o mitificados que difunden pánico moral injustificado. Internet y noticias difundidas por medios de comunicación están llenas de datos y hechos no contrastados o directamente falsos.

-No obstante, hay informaciones que muestran una incipiente autoorganización de jóvenes de origen latinoamericano (a los cuales pueden unirse otros jóvenes de sectores urbanos populares), que en determinadas circunstancias utilizan el modelo de las bandas como forma de identificación simbólica, como modelo de organización en el espacio público, o bien como justificación de determinadas actividades no legitimadas.

-A veces se involucran en episodios violentos. Hay casos de jóvenes que utilizan el nombre de determinadas bandas, para obtener respeto y poder frente a otros grupos de jóvenes.

-Algunos jóvenes que han tenido contacto con las fuerzas de seguridad hablan de una organización jerárquica con estructura piramidal. Los miembros han de pasar por diferentes fases o etapas para ascender en esta pirámide social.

-No se puede hablar de episodios frecuentes, sino de fenómenos violentos y graves pero esporádicos. El problema principal que se está desarrollando entre los adolescentes es la circulación de informaciones que generan miedo. El problema se amplifica cuando sucede un fenómeno violento más o menos grave y, aunque se desconozcan oficialmente los autores, el imaginario colectivo tienen claro quiénes son los culpables.

-No está claro si existe una verdadera y específica apropiación del espacio, como afirman los medios de comunicación. En muchos casos, diferentes grupos de jóvenes con identidades culturales diferentes, comparten un mismo espacio. Cualquier problema que suceda en espacios públicos con presencia de jóvenes latinoamericanos suele atribuirse a les bandas latinas, aún cuando no exista confirmación de su participación.

Algunos resultados

Un primer resultado fue conocer como el proceso de incorporación a una nueva realidad definía la conciencia de lo latino; efectivamente se pudo observar el testimonio de varios jóvenes entrevistados que planteaban esa toma de conciencia latina. Así la investigación recoge como “ser latino aparece como un concepto ambiguo, resultado de la interacción con otros jóvenes en determinadas “situaciones” sociales (el entorno escolar, el espacio público, y los lugares de ocio). No se trata pues de una identidad primordial, la conciencia de ser latino no existía en el lugar de origen, sino que se (re)produce al llegar a la nueva realidad social y urbana. Se trata más bien de una identidad “situacional”, fruto del juego de miradas con los iguales –otros jóvenes migrantes de América Latina con los que comparten vivencias-, con los coetáneos –los migrantes de otros orígenes, los jóvenes autóctonos, muchos de ellos también hijos de inmigrantes, que a menudo los rechazan- y con los adultos –sus propios padres, los educadores, las autoridades, etc. Así durante el proceso de llegada, acogida y asentamiento, se producen muchas “situaciones” en las que de repente descubren ser latinos: el aula de acogida, reunirse en la iglesia, los problemas con la policía. (Feixa, 2006: 60)

Destaca también la fuerza con la que se evidencia el recuerdo con el lugar de origen y las diferencias en el medio, natural, social y urbano en el que los jóvenes latinoamericanos deben establecerse. En este sentido el paisaje es radicalmente distinto, tanto si se trata de jóvenes que provienen del medio rural (predominante entre los dominicanos), o urbano (predominante entre ecuatorianos y colombianos); en origen la naturaleza, el bosque, el rio están mucho más cerca, la urbanización es menor, las calles son abiertas y de tierra, y las viviendas son amplias casas, no minúsculos apartamentos, a veces compartidos, con jardines y espacios de mediación comunitaria. (Feixa, 2006: 40)

Uno de los elementos que justificaban la investigación tenía que ver con la presencia de los jóvenes latinoamericanos en el espacio público, en este sentido comprobamos como esa presencia, o si se quiere esa ocupación, dista mucho de ser tan intensa y permanente como lo era en los lugares de origen, de hecho frente a los mapas periodísticos que dibujaban la ciudad como un escenario dividido según zonas o espacios de influencia, se puede afirmar que la vinculación más estable sólo se dá en algún caso concreto, no obstante el trabajo de campo permitió observar cómo lugares, hipotéticamente “marcados”, periodísticamente como de uno de los grupos, eran utilizados por todos ellos, en una atribución de carácter temporal, y que no acostumbra a referirse a todo el territorio sino a ciertos nichos dentro de un espacio/tiempo más amplio. (Feixa, 2006 : 138 )

Pudimos confirmar las hipótesis iniciales sobre la dimensión del fenómeno, en este sentido los jóvenes que se autoproclamaron miembros de esos colectivos no superaban un 5% del total del grupo de edad latinoamericano. En todo caso los resultados de la investigación planteó la cuestión en términos no de cantidad –número de jóvenes integrados en las bandas- sino de cómo la definición mediática y social sobre el fenómeno tiende a su sobrerrepresentación, desarrollando una dinámica de recreación de valor de los grupos sobre otros sectores juveniles (latinos y no latinos). Si Latin Kings y Ñetas son importantes no es porque sean muchos ni porque tengan poder real, sino porque se han convertido en una metáfora –o en un síntoma- que representa problemas sociales que afectan al conjunto de la población juvenil latina. (Feixa, 2006: 137).

Otro aspecto revelado por la investigación tiene que ver con la integración en los colectivos de nuevos miembros, algunos autóctonos, otros no latinos –de hecho algunos de sus miembros son de origen magrebí, de Europa del este o de Filipinas-, así el valor y simbolismo de lo latino es la argamasa que, aún modificando funciones y significados originales del grupo, permite su cohesión.

De los resultados de la investigación pudimos concluir que las ‘bandas latinas’ existentes en Barcelona, si bien no eran sólo réplicas importadas tampoco nacían de la nada, aparecía de forma bastante nítida cómo la llegada a una nueva realidad social y cultural generaba nuevas situaciones, cómo la interrelación con otras realidades juveniles; también otra cultura urbana y de las relaciones institucionales que podían llegar a influir en cambios en la propia estructura y normas de funcionamiento de los grupos originarios, o de la visión sobre la realidad de los grupos aquí, especialemte po parte de aquellos individuos que se llegaban de sus países ya adscritos a los grupos. De hecho quizá el primer cambio visible fue el uso de equipamientos municipales y el consiguiente abandono de sus espacios “naturales” de presencia: los parques y plazas públicas.

La intervención

El contacto con la academia es una constante en nuestras aproximaciones y una oportunidad en la definición de políticas de recuperación del conflicto, en este sentido el mantener un estrecho contacto entre la Dirección de Servicios de Prevención del Ayuntamiento y el equipo investigador, especialmente con Carles Feixa, fue determinante en el proceso de construcción de esas políticas de anticipación. Habíamos conversado sobre el trabajo que impulsaron, a mediados de los noventa, el grupo de la Universidad de Nueva York, con Luis Barrios, David Brotherton y Marcia Esparza, en relación a la pacificación de los grupos, también conocíamos los trabajos de recuperación de jóvenes y adolescentes que llevaba adelante la candidata al premio Nobel de la Paz, Nelsa Curbelo y la Fundación Ser Paz en Guayaquil.

De hecho los resultados que íbamos conociendo de la investigación, así como los contactos que manteníamos con académicos, especialmente con la gente de la Universidad de Nueva York, nos convencieron de que era posible pensar en una estrategia que buscara respuestas sociales a un fenómeno, que al margen de ilícitos penales puntuales, aunque algunos fueran de extrema gravedad, no parecía una dinámica generalizada en los colectivos.

Como hemos indicado al inicio de este texto la aproximación que desarrollamos se asentó en cinco líneas: conocimiento de la realidad, anticipación y prevención, soluciones sociales a problemas sociales, diálogo y Estado de Derecho. Estas fueron las premisas de la intervención que se realizó en Barcelona ante el fenómeno de las bandas latinas, y que a día de hoy puede valorarse como positiva.

Ya hemos anticipado la primera de las líneas, el conocimiento de la realidad desarrollado en base a la investigación realizada y publicada[2], y también a la perfección y depuración de informaciones del sistema de control y penal, así como de los sistemas sociales y educativo; informaciones todas ellas que nos indicaban que estábamos ante fenómenos que tenían más que ver con carencias sociales y de dificultades para interpretar, por parte de los jóvenes implicados, la nueva realidad urbana y social en la que se encontraban, que a un ámbito claramente delictivo; en todo caso, como se ha mencionado, parecía claro que los ilícitos penales y comportamientos no ajustados a las normas sociales eran opciones individuales no del grupo. No obstante una de las conclusiones a las que llegamos nos indicaban que si bien los grupos no tenían ni un objetivo ni un carácter delictivo, sí que en su relación con el medio, y sobre todo, con otros grupos podían llegar a consolidar dinámicas criminógenas y actividades delictivas.

Prevención y alternativas sociales

Cualquier intervención preventiva que persiga la recuperación social del conflicto, y no sólo la simple desaparición del problema, debe contemplar junto a la intervención social, el aporte de alternativas, la movilización de la comunidad y, en el caso que nos ocupa, la oportunidad del cambio en las organizaciones.

El trabajo transversal de las diferentes agencias y operadores públicos, junto al compromiso de diversas organizaciones cívicas, de inmigrantes y de derechos humanos nos permitió abordar un proceso, bajo la hipótesis de transformación de una realidad potencialmente con un alto riesgo de fractura social.

Así cuando tuvimos conocimiento de la reunión que había celebrado un grupo de miembros de Latin Kings en un local municipal, tuvimos la convicción que debíamos explorar las posibilidades de desarrollar y aplicar medidas que permitieran una interlocución con el grupo. En este sentido el propio hecho de utilizar un equipamiento público, por parte de ese grupo, podía indicar algún cambio en su funcionamiento, hasta entonces hermético.

En todo caso hay que señalar que los imaginarios construidos inciden de forma poderosa también en los servicios y operadores públicos, definiendo, en el caso que nos ocupa, una respuesta inicial de negación de la realidad y de negación también que grupos identificados, básicamente por los medios, como peligrosos usaran equipamientos públicos, que debió resolverse con un debate en el interior de la administración municipal. En todo caso el uso de ese equipamiento nos abría las puertas a un contacto directo con el grupo, y a las posibilidades de contrastar y comprobar si la hipótesis planteada, esto es, si era posible un proceso de transformación social de los grupos.

Así el primer contacto en sede institucional debía verificar si el hecho de usar un equipamiento público, implicaba una voluntad de proceso de cambio por parte de ese colectivo, y, en la medida que fuera coherente con cambios en el funcionamiento interno y con un ajuste de los valores del grupo a los aceptados y reivindicados por la sociedad de Barcelona y ajustados a nuestro ordenamiento jurídico y legal, ayudar a que ese proceso fuera permanente e irreversible.

Fue desde esta posición de sumar al proyecto común de la ciudad que realizamos nuestros primeros contactos, reconociendo como interlocutores a un grupo de líderes, en un primer momento fueron los Latin Kings, y más adelante y a partir del seminario organizado en noviembre de 2005 para presentar los resultados de la investigación, también con representantes de la asociación Ñeta.

Esas conversaciones permitieron manifestar la posición de la administración municipal y también conocer los intereses de los grupos. Estamos convencidos que el cierto “reconocimiento”, en sede institucional, que realizamos sobre los grupos y sus líderes fue fundamental en el proceso pues generó un “espacio subjetivo de seguridad” que permitió asentar tanto algunos compromisos personales de los líderes con el proceso de transformación, cómo en las organizaciones, permitiendo iniciar un cierto debate interno sobre lo que representaba para estas ese proceso de adaptación a una realidad social, política y cultural en la que habían decidido, ellos o sus padres, asentarse, esto es, Barcelona, Catalunya y España.

La movilización de la comunidad

A estos contactos iniciales siguió un acompañamiento, desarrollado por el Institut de Drets Humans de Catalunya, hacía la posibilidad que abre la constitución de una entidad jurídica con lo que ello conllevaba de promoción de la reflexión en el interior de los grupos, de revisión de sus propios miedos y, también de sus incomprensiones sobre la realidad social, política y jurídica catalana y española. Durante meses el trasiego de información, debate y asesoramiento permitió la constitución de dos entidades jurídicas: la Organización cultural de Reyes y Reinas Latinos en Catalunya[3], y la Asociación sociocultural, deportiva y musical de Ñetas[4].

En paralelo al proceso de constitución de esas dos asociaciones, otras entidades cívicas y asociativas de la ciudad definían sus compromisos, así la Fedelatina[5] inició un proyecto que bajo la denominación “Talleres de comunicación para jóvenes” desarrolló intervenciones en el campo de fomentar la creatividad para la resolución de problemáticas que los afectaban a ellos y a su entorno familiar y comunitario, u otros proyectos como el de sexualidad responsable, en colaboración con la Agència de Salut Pública de Barcelona, que tiene como objetivo la información y formación alrededor de la sexualidad y la prevención de embarazos adolescentes, o la participación en el proyecto “Misión Fotográfica Barcelona 2007” del Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona (MACBA) en el que un grupo de la Asociación de Reyes y Reinas Latinos de Catalunya permitirá a un fotógrafo[6], captar sus relaciones con el medio urbano, también desarrollan proyectos en talleres de radio, televisión y prensa escrita, así como la constitución de la productora musical, UGA Records, o la producción de un Cd musical.

También Nou Barris Acull, entidad con un largo recorrido de compromiso social con la nueva ciudadanía, ha generado actividades con los grupos, quizá el más participado por los jóvenes, el concierto “Unidos por el flow”, en el que por primera vez participaron juntos grupos e intérpretes de los Latin Kings y los Ñetas. Asimismo señalar como entidades del ámbito juvenil se comprometieron en el proceso de normalidad de los grupos, el Consell de la Juventut de Barcelona, acogiendo en su sede las primeras actividades de los grupos, los jóvenes de los Casals de Les Roquetes y Prosperitat los cuales superando la distancia cultural e ideológica, asumieron el reto de implicarse en el compromiso de la aceptación de la diferencia incorporando su apoyo a la construcción de ciudadanía, estableciendo relaciones entre iguales, explicitando así la coincidencia de intereses y expectativas de la juventud, sea de donde sea, venga de donde venga.

Como resulta evidente, por lo expuesto, la respuesta al reto que teníamos planteado no habría prosperado sin el compromiso de la comunidad, así como el de la propia academia con el buen hacer del equipo investigador dirigido por Carles Feixa, que no sólo realizó un excelente trabajo, si no que asumió el reto de ayudarnos a definir también políticas públicas de prevención.

En este sentido, todo y con algún claroscuro en los funcionamientos de estos grupos, las conversaciones iniciadas en la primavera de 2005 fueron consolidando un proceso, en el inicio muy lentamente, de cambio en las dinámicas internas del grupo; también a partir del hito del seminario de noviembre de 2005, cuando representantes de los grupos de Latin Kings y Ñetas salieron a la luz pública, se establecieron dinámicas relacionales entre ellos mismos, y entre estos y los diferentes operadores sociales e institucionales que han permitido ir construyendo una nueva realidad que nos permite ver el futuro con cierto optimismo.

Por lo que respecta a los servicios públicos el proceso y la experiencia desarrollada en Barcelona nos ha servido para experimentar y aprender que, incluso con la existencia de una fuerte presión mediática, es posible definir respuestas que la superen, llegando a modificarla. Hemos aprendido a coordinar nuestro trabajo sumando conocimiento y rentabilizando esfuerzos, asumiendo la existencia de miradas diversas, lo reivindicamos como imprescindible para obtener un buen diagnostico e intervenciones públicas que sean la garantía para desarrollar políticas socialmente transformadoras.

De hecho si valoramos esa realidad hoy, podemos afirmar que junto a la alternativa que representa la constitución de la Organización cultural de Reyes y Reinas Latinos en Catalunya, y la Asociación sociocultural, deportiva y musical de Ñetas, hay establecidos espacios de diálogo entre los grupos, que operan incluso en situación de conflicto, así como ámbitos de trabajo con otras asociaciones y entidades de corte generalista, con lo que ello conlleva de apertura a otros centros de interés; así como, y ello es un aspecto muy relevante, la pérdida del miedo al contacto con la institución pública, hecho que facilita la intervención de los servicios normalizados, o la toma de conciencia sobre el funcionamiento democrático de los servicios y de la administración pública.

Conclusión

Como conclusión afirmamos que la aproximación que se ha realizado en Barcelona, a diferencia de otras zonas del Estado donde la respuesta ha sido exclusivamente la del sistema de control, ha generado nuevas oportunidades a fenómenos que podían tener una alta carga de fractura social. En este sentido abrir espacios sociales y políticos para los jóvenes integrados en las “bandas latinas” es una alternativa a su adscripción que les puede permitir, en un marco de aceptación de deberes y derechos y de la legalidad, formar parte del capital social de la ciudad, y que vistos los resultados hasta ahora se demuestran como políticas positivas, con resultados a corto plazo -los conflictos entre estos dos grupos son hoy anecdóticos, y aún en caso de producirse, hay vías de mediación y resolución entre los mismos grupos permanentemente abiertas-, los jóvenes han aprendido a relacionarse con la administración pública, también conocen mejor los resortes comunitarios, en definitiva son socialmente más autónomos. En todo caso no se nos escapa que hay tensiones, que hay individuos, en los grupos, o incluso nuevos grupos que pueden surgir prefiriendo situarse en los límites de legalidad.

En todo caso, la ciudad y el sector público está en mejores condiciones para responder, en un marco de recuperación social del conflicto o incluso de respuesta del sistema de control, a nuevos retos como por ejemplo el de las maras, hemos aprendido a leer los fenómenos sociales emergentes, incluso aquellos que son “marcados” como peligrosos, desde una posición de reconocimiento de nuestras propias limitaciones de conocimiento, de la relatividad de las políticas homogeneizadoras y de la necesidad de contar con la comunidad en la respuesta a los retos de la ciudad.

Quizá como colofón a esta comunicación sirva el texto que nos hizo llegar un militante de la construcción de ciudadanía, Carlos Piegari de Fedelatina, con motivo de la concentración que se llevó a cabo en Barcelona para repudiar la agresión sufrida por una adolescente latinoamericana en un transporte público de la conurbación de Barcelona hace algunos meses, escribía Carlos “Los protagonistas de este relato tienen como escenario la manifestación que tuvo lugar el pasado jueves 25 de octubre en la plaza Sant Jaume. Ellos no subieron a la plataforma de los discursos ni manipularon cámaras o reflectores. Si bien corearon estribillos corriendo el riesgo de quedar afónicos, tal vez sus bajas estaturas y el monocromatismo de su tez contribuyó a que pasaran desapercibidos en medio de la noche circundante. Pero allí estuvieron, doy fe.

Eran unas veinte señoritas y unos quince mocitos de no más de 15 años. Y como era de suponer, teniendo en cuenta el período cronológico que atraviesan, cumplieron esa noche un rito de iniciación.

Recordando sus simpatías por un muy peculiar colectivo juvenil sudamericano, podría inferirse que la liturgia que tuvo lugar en plaza Sant Jaume se fundamentó en secretos arcanos prohibidos, pero no fue así. La iniciación que compartieron estos chicos y chicas, ¿adolescentes aún?, pertenecientes a la asociación civil Reyes y Reinas Latinos de Catalunya tuvo que ver con algo mucho más impensado. Se estrenaron como ciudadanos. Jóvenes ciudadanos que peticionaron, opinaron y debatieron en el centro del ágora de la ciudad. Vaya si eso no fue un bautismo de fuego.

Alguien dijo por ahí que toda crisis es una oportunidad. Vale. El sufrimiento de la víctima no se puede borrar y la impunidad del victimario difícilmente será revertida pero algo se ha logrado. Que unos chicos y chicas comiencen a educarse en una de las prácticas democráticas más importantes: unirse y expresarse libremente. Estas gimnasias populares, cuando se practican desde temprana edad, pueden desarrollar vigorosos músculos comunitarios y públicos.

Queda por intentar entrenar estos buenos comportamientos en el ámbito de la vida privada”.


Notas

[1]Thraster, F.M. The Gang. Chicago: University Chicago Press, 1960.

[2]Feixa, C. (Dir.). Jóvenes latinos en Barcelona. Espacio público y cultura urbana. Barcelona: Ajuntament de Barcelona y Anthropos Editorial, 2006.

[3]Inscrita en el Registro de entidades jurídicas de Catalunya el 30 de julio de 2006.

[4]Inscrita en el Registro de entidades jurídicas de Catalunya el 15 de marzo de 2007.

[5]Federación de Entidades Latinas de Catalunya.

[6]Jean-Louis Schoellkopf.

 

Referencia bibliográfica:

lahosa, Josep M. Bandas latinas en Barcelona, una respuesta de recuperación social. Diez años de cambios en el Mundo, en la Geografía y en las Ciencias Sociales, 1999-2008. Actas del X Coloquio Internacional de Geocrítica, Universidad de Barcelona, 26-30 de mayo de 2008.<http://www.ub.es/geocrit/-xcol/147.htm>

 

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