Ar@cne
REVISTA ELECTRÓNICA DE RECURSOS EN INTERNET
SOBRE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona
Nº 95, 1 de abril de 2007
ISSN 1578-0007
Depósito Legal: B. 21.743-98


LA SEGREGACIÓN DIGITAL
EN CONTEXTO


 

Jeffer Chaparro Mendivelso

Doctorando en Geografía Humana. Universidad de Barcelona

jefferchaparro@gmail.com

 



La segregación digital en contexto (Resumen).

 

El mundo digital, que está en las primeras fases de instalación, tiende a funcionar como un todo articulado, pero a la vez diferenciado y fragmentado. La instalación del mundo digital, que se rige por las normas del modelo económico y político actual, deriva en diversas formas de segregación. La segregación digital emergente posee diversos estadios o fases, y es posible identificarla, caracterizarla y visualizarla a diferentes escalas geográficas. Nuestro aporte contextualiza la segregación digital, y parte de reflexionar sobre las múltiples denominaciones del fenómeno, prosigue con la identificación de sus características centrales y termina con la tipificación de los estadios de la divisoria digital.                      

 

Palabras clave: segregación digital, divisoria digital, NTIC.

 



Digital segregation in context (Abstract).

 

The digital World, that is in the first stages of installation, tends to work as a whole articulated, but simultaneously differentiated and fragmented. The installation of the digital world, that is governed by the norms of current economic and political model, derives in diverse forms of segregation. The emergent digital segregation has diverse stages or phases, and is possible identify, characterize and visualize it on different geographic scales. Our contribution contextualize the digital segregation, and begin with a reflection about several definitions of it, continues with identification of its main characteristics and finishes with the characterization of the phases of the digital divide.

 

Key words: digital segregation, digital divide, ICT.

 



La segregación digital asociada a las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (NTIC), que ya es evidente y marcada, es a la vez multisectorial y multiescalar. La segregación digital se constituye en un gran reto para la sociedad y el territorio. Forma parte de las tensiones que construirán y tejerán el mundo del mañana.

 

Este aporte, que debe asumirse como introductorio, constituye parte del sustrato analítico básico necesario para examinar la instalación del mundo digital desde la perspectiva de la segregación digital. La contribución que aquí presentamos contextualiza la segregación digital, y parte de reflexionar sobre las múltiples denominaciones del fenómeno, prosigue con la identificación de sus características centrales y termina con la tipificación de los estadios de la divisoria digital que definen la propuesta interpretativa[1].

 

En la elaboración del presente documento se han utilizado únicamente recursos electrónicos disponibles en Internet, los cuales son accesibles de forma libre —como en el caso de las bases de datos Dialnet , Redalyc y Doaj — o restringida —específicamente la base de datos Science Direct —. Precisamente esta distinción permite evidenciar la segregación digital asociada al acceso a la información científica. Deseamos con ello, de forma paralela, exponer las potencialidades y limitaciones de Internet para la investigación temática y, en general, para la difusión del conocimiento.

 

  

La instalación del mundo digital y la segregación emergente

 

La segregación digital puede definirse como la diferencia asociada al acceso y el uso de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (NTIC). Esa diferencia se traduce en alternativas y restricciones factuales y potenciales en términos de la inserción en la sociedad de la información y en la sociedad del conocimiento, que son conceptos diferentes pero complementarios. Dicha inserción debe acotarse territorialmente, ya que no es lo mismo referirse a la divisoria digital planetaria que a la divisoria digital en una ciudad —Barcelona o Bogotá, por ejemplo—. La escala geográfica de análisis es muy importante, y tal vez más hoy en día cuando la globalización, precisamente reforzada y ampliada por las NTIC, genera serias confusiones respecto a las escalas global, regional y local.

 

Han surgido diferentes alternativas para denominar la segregación digital. Algunos se inclinan por divisoria digital, otros por inequidad digital, exclusión digital o brecha digital. Incluso han brotado términos como Inforicos e Infopobres, para definir otras aristas del fenómeno emergente. Aunque el léxico ha aumentado a propósito del ascenso diferencial de las NTIC, un aspecto que es necesario destacar, y no dejar pasar por alto, es que la segregación digital implica la doble expresión social y espacial, que se traduce en la segregación territorial —asumiendo el territorio precisamente como una construcción humana—. Si bien por razones analíticas, disciplinarias o de intereses pueden asumirse de manera independiente las formas de segregación, lo cierto es que en la realidad actúan de forma conjunta en el territorio.      

 

A las diferentes formas de segregación social y espacial preexistentes se ha unido la digital. Una de las cuestiones más relevantes bajo el actual proceso de instalación del mundo digital consiste en que la segregación digital puede coexistir y coevolucionar, al igual que incidir y retroalimentar las demás formas de segregación territorial. De la misma manera, las expresiones territoriales de la segregación también pueden ser reforzadas e incrementadas por la inclusión o exclusión asociada a las NTIC. Por sus propiedades sinérgicas las NTIC se constituyen en catalizadores de formas emergentes de segregación territorial.       

 

Cuando se encuentra alguna referencia a la divisoria digital lo más común es tropezase con la premisa que simplifica la situación y la asocia a la distinción entre quienes tienen y quienes no tienen ordenador e Internet[2]. Esta perspectiva es bastante ligera, ya que el acceso, uso y apropiación de las NTIC involucra muchos aspectos que van más allá de tener o no tener un objeto técnico, y cuyas implicaciones también van más allá del ámbito meramente personal y local. La divisoria digital se ha convertido en un tópico cada vez más relevante, tanto por la segmentación social que implica poder usar o no usar las NTIC, como por los impactos económicos asociados[3]. En la era de la información —y del conocimiento— estar en desventaja, es decir, del lado de la inaccesibilidad factual o cualitativa, puede derivar en graves implicaciones para la vida de los sujetos[4]. No sólo es una cuestión de posesión, sino de oportunidades de desarrollo y crecimiento personal y colectivo, vistos no únicamente en términos económicos y materiales, y tampoco exclusivamente en las escalas local y regional. 

 

Para poder hacer parte de lo que comúnmente se denomina como sociedad de la información y sociedad del conocimiento hace falta tener en consideración la fuerte brecha en torno a la accesibilidad, puesto que de lo contrario se estarían dando por sentado situaciones que no son reales, y tal vez ni siquiera factibles. La accesibilidad a las NTIC puede implicar adherirse a la sociedad de la información, que se ubica más del lado del consumo, pero no garantiza el ingreso a la sociedad del conocimiento. Tener ordenador en casa no implica, por si mismo, poder utilizar un programa informático para crear música, para elaborar un mapa, o para modelar el subsuelo. Acceder a un ordenador por unas horas al día en un cibercafé no permite crear nuevo software para el uso en alguna actividad productiva compleja. Ser alfabeto no garantiza comprender El Quijote, aunque se pueda acceder a uno en versión de lujo; disponer de acceso a Internet desde la casa o el trabajo no motiva visitar la Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes[5].      

 

 

Algunas características de la segregación digital

 

La segregación digital puede asumirse como manifestación de diferencias socio-territoriales, vinculadas a aspectos como los ingresos económicos, la formación educativa, la inversión pública, el acceso a infraestructuras y la adopción tecnológica, entre muchos otros. Por tanto la divisoria digital debe considerarse como producto, más que como un fenómeno aislado que se vincula sólo al número de ordenadores conectados a Internet. La exclusión digital refleja las contradicciones, o más bien la lógica, del sistema económico-político predominante que tiende a favorecer la diferenciación socio-territorial. Sin duda alguna hay un gran peso de las variables demográficas en la adopción y uso de ordenadores e Internet, situación que obviamente posee expresiones espaciales[6]. Internet, como toda innovación tecnológica, no es la excepción en cuanto a la difusión diferenciada en la sociedad y el territorio, aunque su expansión ha sido más rápida en comparación a otras innovaciones comunicativas[7]

 

Internet, como exponente central de la propagación de las NTIC, surgió bajo la idea de generar una posibilidad de libertad en torno a la información[8], y por tanto libertad comunicativa y todo lo que ello implica, que no es poco —sobre todo en relación con la organización social y la estructura territorial—. Lo anterior forma parte de lo que Castells ha denominado “la cultura de Internet”. Pero la libertad en torno a Internet no está para nada garantizada[9], ya que, como ha escrito Manuel Castells:       

 

Al efecto Gilmore se contrapone el efecto Microsoft. Según el primero, Internet interpreta cualquier censura como un obstáculo técnico y tiende a rodearlo. Según el segundo, Microsoft interpreta cualquier proceso de comunicación como oportunidad de negocio y tiende a monopolizarlo. A las aspiraciones de libertad se contraponen los instintos básicos de las burocracias políticas, cualesquiera que sean sus ideologías. Y a liberación de la humanidad por la tecnología de la información se contrapone la realidad presente de una humanidad mayoritariamente desinformada y marginada de la tecnología[10].

 

Si la libertad en torno a Internet está en entredicho, al menos parcialmente, es posible señalar que el entramado de implicaciones asociadas a la difusión de las NTIC delinea muchos efectos en varios campos, que redundan en nuevas formas de segregación[11]. Entre algunas de las dimensiones principales que se manejan y abordan en torno a la divisoria digital que aflora se encuentran las siguientes[12]:

 

·        Tecnológica: acceso a ordenadores.

·        Telecomunicaciones: acceso a Internet.

·        Económica: infraestructura tecnológica.

·        Información: acceso a diversas fuentes —acceso universal—.

·        Educación y uso de la información: ¿qué hacer con los contenidos?   

 

Aunque perspectivas como la anterior intentan incluir la multidimensionalidad inherente al uso y apropiación de los objetos técnicos, en realidad no reflejan la complejidad e interacción entre los diferentes exponentes de las NTIC que definen la segregación digital. La espacialidad de la segregación digital es importante, y matiza bastante las apreciaciones en torno al ascenso del mundo digital. Por ejemplo, la divisoria digital también está vinculada a la posibilidad de la múltiple conexión y uso de ordenadores e Internet desde diferentes lugares[13]. No es lo mismo poder acceder a Internet sólo desde el telecentro comunitario, que poder hacerlo desde casa, el trabajo y los ciber-cafés. Por su trabajo o actividad social, algunas personas están hiperconectadas desde diferentes lugares, mientras que otras se dedican a labores que no implican o promueven la conexión o uso de las NTIC.   

 

Además de las implicaciones de las variables sociodemográficas como edad, género, educación y los ingresos, la divisoria digital posee vínculos con aspectos sicológicos[14], específicamente porque estas variables pueden definir diferentes perspectivas, motivaciones y habilidades de uso de las NTIC. La segregación digital también se manifiesta en los imaginarios de los sujetos, hasta tal punto que los ordenadores o computadores pueden ser considerados como estrategia de inclusión social en ciertas capas de la población[15]. Sin embargo, la segregación no sólo es cuestión de imaginarios —aunque evidentemente esta es una perspectiva importante—, ya que factualmente la diferenciación entre quienes tienen y no tienen acceso a las NTIC es una realidad inocultable.

 

Desde la perspectiva socioeconómica, el acceso diferenciado a los ordenadores ha despertado de nuevo el interés por el uso de aproximaciones que algunos denominarían en desuso, como es el caso de la noción de clase[16]. A pesar de los múltiples reparos que pueda tener, desde una perspectiva genérica —y no ortodoxa— pareciera que la noción de clase como categoría de análisis puede ofrecer algunas luces sobre el fenómeno actual de la segregación digital, incluso en términos de su expresión espacial.     

 

Aunque el sistema educativo posee un papel de gran responsabilidad en el acceso a las potencialidades asociadas al ascenso del modelo digital, el compromiso también recae sobre las instituciones que de una otra forma desempeñan un papel trascendente[17]. El Estado debería ser un garante de acceso a la educación de calidad y a las NTIC desde la democratización, y no desde la apertura normativa y legislativa al negocio, como tiende a ocurrir en gran parte del mundo. Por tal razón las políticas de conectividad son de vital importancia en el contexto del modelo digital que está empezando a instaurarse. No hay que restarle importancia, como muchos quieren hacerlo ver. El impacto y la trascendencia de Internet en la sociedad es tan serio, que en varios contextos se ha propuesto asumirlo desde la normatividad como un servicio público[18], con todo lo que ello implica en términos de responsabilidad social.

 

La inclusión digital y su opuesta, la divisoria digital, afectan, además, las formas de participación ciudadana[19], en especial a partir de los vínculos que se pueden tender con la administración pública[20]. Las redes ciudadanas basadas en Internet, y la misma noción de gobierno electrónico y democracia electrónica[21], están sujetas a las formas diversas de segregación y exclusión digital. Los esfuerzos en torno al gobierno electrónico, con todo y los reparos que se puedan hacer, no deben pasar por alto las formas de divisoria digital, puesto que ello implicaría dejar de lado factores estructurales que podrían impedir o desviar la consecución de objetivos de corte participativo y democrático.  

 

Sin perder de vista lo ya comentado, se hace necesario ir más allá de la segregación factual vinculada al acceso a las NTIC, ya que luego de sortear este estadio surgen otros tipos de divisorias o formas de segregación, como las barreras de aprendizaje y de alfabetización, los conflictos asociados al idioma y la diversidad cultural[22], entre otros más específicos —como los que se empiezan a presentar en los contextos familiares: ciberadicción de los adolescentes, enajenación de la realidad, excesiva dependencia de Internet—. 

 

En la tendencia anterior también se sitúan los servicios de gran impacto social, como la telemedicina o medicina electrónica, los cuales ya develan problemas asociados a la divisoria digital, puesto que dejan de lado a gran parte de la población excluida de las NTIC[23]. Los beneficios de las NTIC en potencia son muchos —y en algunos contextos territoriales se goza de ellos—, pero la exclusión digital puede retroalimentar otras formas de exclusión, incluso incrementar y reforzar las precedentes, como en el caso de la educación.  

 

En contraposición al uso social de las NTIC se encuentra el no uso, situación que abre posibilidades analíticas interesantes para evaluar los efectos de las tecnologías digitales[24]. Al extrapolar la ausencia de las NTIC a un contexto territorial específico, también podría asumirse que se abre una línea importante en cuanto a evaluar el impacto de su carencia en espacios concretos. ¿Qué sucede en los territorios desvinculados de las NTIC? ¿Son más repulsivos al neoliberalismo? ¿Son más humanos? ¿Están fuera de la globalización? ¿Sus gentes poseen estrategias mentales ajenas a la denominada sociedad red? Aunque esta línea no la abordamos, consideramos que paralelamente la segregación digital abre vetas de análisis relevantes en torno a la no articulación a las NTIC, a la emergencia de territorios marginados del ascenso digital. Aunque sea un poco difícil de creer, hay territorios que están quedando por fuera del mundo digital que se está instalando.    

                               

La segregación digital es una perspectiva relevante para contextualizar las limitaciones vinculadas al acceso a las NTIC. Pero no hay que dejar de lado que cuando es posible el uso de las NTIC se presenta una diferenciación inherente, que podríamos denominar como diferenciación o distinción digital[25]. Esta distinción digital explica los diversos caminos de uso de las NTIC, y en ella la historia y los rumbos azarosos de las innovaciones técnicas son relevantes, pero ese no es el objetivo de nuestro aporte. Deseamos aportar desde los vínculos entre la posibilidad factual de acceso a las NTIC, su uso en diversas actividades humanas, su relevancia para generar nuevo conocimiento y la expresión territorial de dichas diferencias.     

 

En el plano de nuestros intereses la revolución digital que está en marcha, además de haber generado lo que algunos denominan como la economía digital, en realidad está afectando diferencialmente a todas las actividades humanas vinculadas a los procesos económicos[26]. No sólo hay que considerar que ha surgido la economía electrónica o la nueva economía, sino los múltiples efectos en la sociedad y el territorio. A causa de la mediación digital estamos presenciando modificaciones disímiles y misceláneas en las prácticas productivas, las actividades humanas y las estructuras territoriales.  

 

En el contexto planetario, aunque el acceso físico parece ampliarse en los países desarrollados, todo indica que la segregación en torno a las formas de uso se está ampliando[27]. Mientras, en el caso de los países de economías emergentes, también denominados como países en desarrollo —conceptos que pueden ser seriamente discutibles—, la pobreza y las particularidades socioculturales mediadas por la introducción de las NTIC están dividiendo la sociedad —a grandes rasgos— en dos grupos genéricos: los conectados o incluidos, y los desconectados o excluidos, es decir, segregados[28]. Si en el mundo de hoy se reclama por mayor equilibrio de oportunidades entre países supuestamente desarrollados o ricos y países supuestamente pobres o subdesarrollados —conceptos seriamente cuestionables si analizamos la posesión y localización de recursos naturales—, se podría asumir, citando a Alfonso Dubois, que:   

 

La brecha digital es, como se señalaba, un reflejo de otras brechas sociales y económicas, pero que, a su vez, ella misma puede llegar a convertirse en una nueva causa de exclusión, retroalimentando a las otras brechas y haciendo que la disparidad sea cada vez mayor[29].

 

La segregación digital que ha emergido en el proceso de instalación del modelo digital es múltiple. Vincula actividades humanas diversas, territorios con dinámicas y procesos de construcción diferentes, fenómenos a múltiples escalas. Lo que está en juego no es sólo cuantos ordenadores están conectados a Internet en cierto marco espacial, y cuál es su potencial de penetración de mercado acorde con la población, sino el modelo socio-territorial que se está instalando. El territorio mediado digitalmente es desigual, incluso más segregado que el asociado al modelo cuantitativo precedente —capitalista—, con el cual aún coexiste. En el contexto de la globalización diferencial la segregación digital debe asumirse con total responsabilidad, tal como lo ha señalado Susana Finquelievich:     

 

Lenin reclamaba: “Toda la electricidad a los Soviets”, sosteniendo que la tecnología contribuiría al desarrollo del pueblo. Casi un siglo después, el lema “Internet para todos” está a la orden del día. Sus defensores argumentan que las TIC, tarde o temprano, satisfarán el ideal democrático del acceso universal al conocimiento, y el logro de sociedades genuinamente democráticas, basadas en la transparencia, la solidaridad, la participación de los ciudadanos y los derechos humanos. Un punto de vista menos utópico plantea que estas tecnologías pueden ser utilizadas para imponer hegemonías que tenderían a beneficiar a las élites ya existentes, agravar las brechas sociales, acentuar las relaciones de inequidad y dominación, y en consecuencia, a debilitar a las economías pequeñas o marginales, y a los países más frágiles (…).

 

Ambas situaciones (y varias otras entre ambos polos) son factibles y posibles por medio de las tecnologías de información y comunicación (TIC). Cómo se usen estas tecnologías, en la consecución de cuáles objetivos, con qué resultados, depende de los actores sociales que participen en estos procesos, de la correlación de fuerzas, y de las estructuras sociales en las cuales se empleen. Es cierto que en el mundo actual, el consumo de TIC regido sólo por las normas impuestas por los mercados contribuye a agravar las contradicciones sociales preexistentes. Pero a esto se oponen otras tendencias: la apropiación de las TIC por la sociedad civil, tanto como medios de organización como en tanto que reivindicación social, al considerarlas herramientas para el desarrollo socio-económico[30].

 

El análisis de la segregación digital requiere de una perspectiva amplia, integral y multiescalar. En el siguiente apartado realizamos un esfuerzo inicial por perfilar algunas alternativas analíticas para abordar la problemática.      

 

 

Escalas, actividades productivas y estadios

 

Las características multiescalares y multisectoriales de la segregación digital asociadas a las NTIC se evidencian en interpretaciones como la siguiente, propuesta por Finquelievich:

 

Las redes comunitarias sostenidas por redes informáticas, además de usar el Internet como una herramienta para el desarrollo, son también un nuevo tipo de asociación de la era digital, una nueva entidad que pone en red (y en La Red) al barrio, pueblo, ciudad, y a sus organizaciones. Al hacerlo a través de Internet, se liberan de sus anclajes locales para proyectarse globalmente a través de la interacción con otras comunidades y redes de la ciudad, del país y del mundo. Estas organizaciones, a diferencia de los movimientos llamados “antiglobales”, no cuestionan el Capitalismo: tienden a conformar redes globales dirigidas a integrar a los ciudadanos a la Sociedad de Información y disminuir o abolir la Divisoria Digital, a estimular el desarrollo local mediante el uso de las herramientas de la Sociedad Informacional, y a estimular nuevas fuentes de trabajo y de estudio, acceder a informaciones que faciliten el diálogo con las autoridades gubernamentales, así como a la información científica. Un caso significativo es el movimiento global anti-neoliberalismo (también llamado “globalifóbico”). Otro es el de las Redes Comunitarias Globales (Global CN Partnership), que reúne redes de los ciudadanos de Europa, EEUU, América Latina y el Caribe, África, Asia, y Oceanía[31].

 

Si las NTIC articulan varios lugares, comunidades, mercados, y por consiguiente generan retos de todo tipo —educativos, económicos, políticos—, entonces ¿cómo abordar la situación? Consideramos que la clave está en utilizar una perspectiva amplia, que (1) abarque múltiples escalas y que vincule las NTIC con (2) las actividades productivas involucradas de una u otra forma en el cambio de modelo al que estamos asistiendo, y que (3) reconozca los diversos estadios o tipos de segregación o divisoria digital.

 

 

Escalaridad y multiescalaridad

 

Al cruzar la instalación del modelo digital, basado de forma sustancial en las NTIC, con las escalas de análisis geográfico —macro, meso y micro— es posible asumir que la divisora digital manifiesta un comportamiento que se replica diferencialmente en los niveles escalares y que hay lógicas territoriales de segregación digital. Es posible encontrar una gran diferenciación en términos del acceso y uso de las NTIC tanto a escala continental como en el caso de un entorno urbano de apenas unos cuantos miles de habitantes. Todas las escalas de análisis de las NTIC son importantes porque en conjunto pueden permitir comprender las implicaciones de la instalación del modelo digital. Las escalas geográficas de análisis que consideramos útiles son:

 

·        Planetaria.

·        Continental.

·        Estatal.

·        Regional.

·        Local.

 

El modelo digital posee una dimensión multiescalar, ya que la articulación derivada no es necesariamente jerárquica. Los nodos, aunque siguen estando concentrados        —sobre todo en las ciudades globales—, abren las posibilidades a otros vértices. En el mundo en red hay permanencias y cambios, tanto arquitecturales como dinámicos. Conceptos emergentes, como glocal, sugieren la coexistencia de verticalidades y horizontalidades en el mundo digital que se está perfilando.   

 

 

Actividades productivas

 

La divisoria digital es multiescalar y multifactorial, y así mismo sus efectos son  multisectoriales —producción agropecuaria, industria de alta tecnología, servicios informatizados, educación y alfabetización, innovación tecnológica—. Por tanto, consideramos adecuado utilizar una perspectiva amplia en cuanto a los sectores productivos, que considere los grandes grupos de actividades humanas, y que no parten exclusivamente desde una noción meramente económica. En otros términos, nos interesamos por las principales actividades productivas que desempeña y delimita la sociedad, las cuales asumimos más allá de un fin económico, aunque innegablemente lo tengan.

 

Desde la geografía económica los intereses recientes —en especial a partir de la década de 1990— tienden a involucrar visiones que conjugan los sectores productivos “clásicos” —primario, secundario terciario— con nuevas realidades           —sector cuaternario—. Estas últimas se asocian directamente con las NTIC, en especial desde las nociones de nueva economía, economía digital, innovación tecnológica y medios innovadores, entre otras. También se incluyen facetas asociadas a otros fenómenos, situaciones o temas problema, como la globalización, los clusters, los flujos económicos, la integración económica, los tratados multilaterales, la localización de la innovación, los distritos industriales, la división internacional del trabajo, la reconversión industrial, el desarrollo desigual e inequitativo y hasta el nuevo imperialismo productivo. Aunque hay quienes no desean  reconocerlo de manera directa, la actividad académica y la investigación en torno a la producción económica aún se preocupa por los tres sectores ortodoxos —bajo diversas denominaciones—, pero se les ha añadido uno más que ha entrado a dinamizar y renovar los discursos y los análisis. Esa nueva realidad está vinculada con la instalación del modelo digital.

 

En este plano de ideas, las actividades productivas que consideramos relevantes para dar cuenta de la divisoria digital son:

 

·        Extracción de materias primas, agroindustria y producción agropecuaria informatizada.

·        Industria automatizada e industria de alta tecnología.

·        Servicios informatizados y comercio electrónico.

·        Educación y alfabetización digital.

·        Innovación tecnológica e investigación de punta.

 

Es lógico asumir que las actividades productivas no se realizan de manera homogénea en el territorio, de tal manera que el cruce con las escalas geográficas permiten clarificar y caracterizar mejor su comportamiento y su expresión dentro de la segregación digital. Asimismo, el análisis desde la noción de las actividades productivas permite comprender mejor el entramado que existe entre la difusión de NTIC y la generación de nuevo conocimiento.    

 

 

Estadios de la segregación digital

 

El análisis de la brecha o segregación digital no debe centrarse únicamente en los aspectos físicos o materiales[32], debe sobrepasar esa noción para ir más allá, sobre todo en función de las capacidades de uso de las NTIC y la aplicación del conocimiento. El paso de la sociedad de la información hacia la sociedad del conocimiento no es una cuestión de poseer ordenador con conexión a Internet en casa, en el colegio o en el trabajo. La accesibilidad y uso de las NTIC que precisan formas de segregación digital pueden dividirse en cuatro grandes grupos o estadios[33]:

 

·        Motivación al acceso: querer usar un objeto técnico, motivación y deseo.

·        Acceso material: recursos, financiación, accesibilidad a las redes.

·        Acceso a las habilidades: estratégica, informativa, instrumental —educación formal, educación informal, experticia—. 

·        Uso real: formas de uso y aplicación, diferenciado dependiendo de múltiples factores —personales, sociales, organizativos—.

 

A los anteriores grupos podríamos añadir la utilización del acceso digital para generar innovaciones de diversos tipos —organizacionales, recreativas, lúdicas, comunicativas—, que pueden incluso retroalimentar los procesos de inclusión digital de forma sinérgica.

 

 

A modo de colofón: hacia una propuesta analítica e interpretativa

 

Consideramos que partiendo de 1) la noción de multiescalaridad, de 2) las actividades productivas y de 3) los estadios de la divisoria digital, es posible construir una propuesta analítica e interpretativa que permita aproximarse a la segregación digital desde una perspectiva territorial y multisectorial. El planteamiento y desarrollo de una propuesta desde esta matriz podría ofrecer líneas de base a partir de las cuales sería factible realizar acercamientos específicos para cada una de las escalas en torno a la instalación del mundo digital —planetaria, continental, estatal, regional y local—. La caracterización de cada grupo de actividad productiva, cruzada por escala y por estadio de divisoria digital se constituye en una tarea que nos proponemos desarrollar a futuro.           

 

 

Notas


[1] Deseo agradecer al profesor Horacio Capel sus comentarios y sugerencias al presente documento.

[2] Bertot 2003.

[3] Boyd 2002.

[4] Butler 2002, p: 133.

[5] Fundación Biblioteca Miguel de Cervantes <http://www.cervantesvirtual.com/>. [En línea. Acceso libre].

[6] Como lo sugieren Chaudhuria, Flamma y Horriganb 2005.

[7] Por ejemplo en el caso del telégrafo, el teléfono, la radio y la televisión.

[8] Véase Castells 2003. Aunque las fases iniciales de desarrollo de redes de información   descentralizadas estuvieron vinculadas a intereses militares, su posterior evolución hacia Internet estuvo vinculada a la idea de compartir información libremente.  

[9] Los gobiernos tienen especial interés en el control de Internet, y la amenaza terrorista sirve hoy como argumento y excusa para mermar las libertades individuales y colectivas.  

[10] Castells 2003, p: 26.

[11] No es conveniente olvidar que el analfabetismo y la marginación de la educación en la actualidad, con todo y sus problemas, es menor que en el pasado reciente. El contraste entre inicios del siglo XX e inicios del XXI es bastante acentuado, incluso al interior de los países supuestamente desarrollados.  

[12] Bertot 2003.

[13] Nephew 2006.

[14] Akhter 2003; Broos y Roe 2006. 

[15] Esta situación ha sido analizada para el caso mexicano, donde la segregación digital es bastante aguda, al igual que en el resto de América Latina. Consúltese: Winocur 2005. 

[16] Grabill 2003. Para el contexto latinoamericano se han realizado estudios recientes que muestran que la noción de clases sociales es vigente para entender la estructura socioeconómica en la fase neoliberal. En este sentido consúltese Portes y Hoffman 2003.  

[17] Como puede apreciarse en Butler 2002, p: 133-144.

[18] En relación a este tema véase Casas y Jácome 2000. 

[19] Sobre el tema puede consultarse Goldstein 2004, 71 p. También: Llistar 2001. 

[20] En esta línea de ideas se ubica el trabajo de Jääskeläinen y Savolainen 2003.  

[21] Sobre la noción de gobierno electrónico consúltese el sitio web del Institute for e-Government de la Universidad de Potsdam en Alemania: <http://www.uni-potsdam.de/db/elogo/ifgcc/index.php>.

[22] Schloman 2004.

[23] Hsu, et al, 2005.

[24] Respecto al no uso de las NTIC véase Selwyn 2003 y 2006.

[25] Aunque Peter y Valkenburg (2006) utilizan el término “diferenciación” para el contexto escolar de uso de NTIC en adolescentes, consideramos que es posible emplearlo para otro tipo de divergencias vinculadas a la variedad de actividades socioeconómicas mediadas digitalmente. 

[26] Sobre el tema véase Antonelli 2003.

[27] Van Dijk 2006.

[28] Moura y Castilho 2006, p: 29.

[29] Dubois 2005, p: 9.

[30] Finquelievich 2002, p: 3-4.

[31] Ibídem, p: 1-2.

[32] Dubois 2005, p: 9.

[33] Van Dijk 2006, p: 224. También son relevantes los tres grupos que proponen Moura y Castillo 2006.

 

 

Recursos electrónicos

 

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© Copyright Ar@cne, 2007.

Ficha bibliográfica:

CHAPARRO, Jeffer. La segregación digital en contecto. Ar@cne. Revista electrónica de recursos en Internet sobre Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, nº 95, 1 de abril de 2007. <http://www.ub.es/geocrit/aracne/aracne-095.htm>.


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