Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona 
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98 
Vol. XVIII, nº 1037, 15 de agosto de
2013
[Serie  documental de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]

CIUDADES DE CINE, EL CASO DE BARCELONA. UN BUEN EJEMPLO DE INDUSTRIA CREATIVA

Sergi Martínez-Rigol
Profesor Lector
Universitat de Barcelona

Recibido: 18 de abril de 2013. Devuelto para revisión: 30 de abril de 2013. Aceptado: 30 de mayo de 2013



Ciudades de cine, el caso de Barcelona. Un buen ejemplo de industria creativa (Resumen)

Las relaciones entre el cine y la ciudad han sido ampliamente estudiadas y analizadas, poniendo de relieve el papel que ha jugado la ciudad como centro de producción y difusión, como escenario y como ambiente. En este artículo se pretende realizar una reflexión en torno a estas relaciones, bajo una doble perspectiva. Por un lado, la del papel que las industrias culturales y creativas juegan hoy en la ciudad y su economía, y por otro, la de la utilización de las películas como instrumentos de promoción turística de las ciudades. Para ello se utiliza el caso de la ciudad de Barcelona.

Palabras clave: ciudad, cine, industrias culturales, creatividad, turismo



Cities of cinema, the case of Barcelona. A good example of creative industry (Abstract)

The relationship between the cinema and the city have been widely studied and analyzed, highlighting the role played by the city as a center of production and diffusion, as a scenario and as an environment. The aim of this paper is to make a reflection on those relations under two perspectives. On the one hand, the role that cultural and creative industries play today in the city and its economy. And in the other hand, the use of films as tools to promote tourism in the cities. Barcelona is the study case.

Keywords: city, cinema, cultural industries, creativity, tourism



El objetivo de este artículo es realizar una reflexión en torno a las complejas relaciones entre el cine y la ciudad, desde la perspectiva del funcionamiento de las industrias creativas en la sociedad del conocimiento, así como del uso de las películas como instrumentos de promoción de las ciudades en un marco de creciente competencia urbana internacional.

Por un lado, la industria cinematográfica está en el corazón de las que se consideran industrias culturales[1] o industrias creativas[2], que aunque de difícil definición y delimitación, juegan un papel destacado como agente del cambio económico, social y cultural de las ciudades contemporáneas. Ya a principios del siglo XX representantes de la escuela de Frankfurt analizaron el papel de las industrias culturales en la estandarización y mercantilización del arte y su transformación en objeto de consumo de masas, haciendo hincapié en la producción cinematográfica, especialmente Theodor Adorno[3] y Walter Benjamin[4]. Hoy, en la sociedad postmoderna o informacional actual,  el papel de la innovación, del conocimiento y de la cultura, en general, ha adquirido gran relevancia, llegando a conformarse incluso una economía creativa[5], con gran relevancia a nivel urbano y social, ejemplificada en la eclosión de las ciudades creativas e, incluso, de una nueva clase creativa[6]. Efectivamente, las actividades económicas relacionadas con el conocimiento y la cultura son consideradas como el nuevo paradigma del crecimiento urbano, aunque, como ha señalado Stefan Krätke, el discurso tiene mucho de acrítico, al obviar la inclusión de dichas actividades dentro del sistema productivo capitalista, como si fueran una variable independiente[7].

Por otro lado, desde que el turismo urbano, de marcado carácter cultural, se ha convertido en una de las más significativas actividades económicas de muchas ciudades en el mundo actual[8], la promoción cinematográfica ha devenido también un instrumento de política urbana. El patrimonio urbano, en general, incluyendo tanto el material como el inmaterial, son hoy un verdadero recurso económico puesto al servicio del marketing[9] y el branding[10] urbano, en definitiva, puesto al servicio de la venta de las ciudades[11], y Barcelona constituye un claro ejemplo de ello.

Por ello, el enfoque adoptado aquí no puede ser exclusivamente económico, sino que más allá, las películas se consideran transmisoras de imágenes y de valores que quieren colocar la ciudad dentro del mercado internacional, como un conjunto, aunque usen sólo algunas partes muy seleccionadas de cada ciudad. Este hecho también actúa a escala local, interactuando en la vida cotidiana de los ciudadanos en una especie de círculo virtuoso, o vicioso según el punto de vista, que se autoalimenta.


Las interrelaciones entre ciudad  y cine

Las relaciones entre cine y ciudad, y de forma más general entre el cine y el territorio o el espacio geográfico[12], han sido objeto de análisis desde diversas corrientes de la Geografía[13], aunque ha tenido una tardía aparición en la Geografía española, como ya han puesto de relieve Agustín Gámir Orueta y Carlos Manuel Valdés[14]. Así, a pesar de que es sabido que la ciudad y el cine tienen una estrecha interrelación, incluso desde el inicio mismo de la industria cinematográfica, aquí quiere afirmarse que el cine es un producto esencialmente urbano, en más de un sentido.


La ciudad como lugar de producción

Durante los últimos cien años, algunas ciudades han devenido el centro de la producción de películas, mientras que todas las ciudades lo son de su distribución y exhibición. Por ambas razones el cine resulta un producto esencialmente urbano, tanto desde el punto de vista económico, como del cultural. El cine ha sido el séptimo arte, siguiendo la clasificación tradicional, de hecho puede afirmarse que es el arte del siglo XX.

En este sentido, los estudios cinematográficos han sido generalmente industrias urbanas, como las de la moda o los periódicos. Algunas grandes ciudades recibieron la localización de estudios durante las primeras décadas del siglo XX. En las ciudades se encontraba la mano de obra cualificada que el sector requería, puesto que existían ya los estudios fotográficos. Algunas de esas ciudades, pocas, se transformaron en mecas del cine al atraer técnicos, directores y actores. En esas ciudades los directores, los técnicos, los actores y los escritores encontraban el ambiente adecuado para llevar a cabo el proceso de creación. Además, algunas de esas ciudades fueron los principales mercados desde los que se dirigía la producción y la publicidad e incluso en ellas podía encontrarse las empresas, bancos y compañías de crédito que podían financiar muchas de las producciones[15].

El paradigma de todas ellas es, sin duda Hollywood, en la ciudad de Los Ángeles de los Estados Unidos de América. A principios del siglo XX, en especial a partir de 1911, la gran industria del cine americano empezó a desplazarse desde Nueva Jersey y desde Nueva York, hacia Los Ángeles, en el sur de California. Concretamente hacia el municipio suburbano de Hollywood, aprovechando sin duda el mayor número de horas de sol de la región, ya que muchos rodajes se hacían a plena luz del día, al mismo tiempo que la mano de obra y el precio del suelo eran allí menos costosos. A partir de entonces, las grandes letras de su nombre en la vertiente meridional de los montes de Los Ángeles se han convertido en el símbolo de la importancia de la industria del cine en la ciudad, al igual que su paseo de las estrellas, producido y reproducido en innumerables materiales audiovisuales de todo tipo. Mike Davis, en su obra City of Quartz, realizó un interesante análisis sobre el papel de la industria cinematográfica en la construcción de la ciudad californiana[16], al igual que Richard Caves analiza el tránsito actual de los grandes estudios a una producción más flexible[17] (figura 1). Más recientemente este ejemplo ha sido de alguna forma replicado en el llamado Bollywood, en la ciudad india de Bombay, que es el mayor centro mundial en la producción de películas.

 

Figura 1. Entrada a los Estudios Universal de Los Ángeles.
Los Estudios de Cine Universal, en la ciudad de Los Ángeles, además de ser un centro de producción cinematográfica, también se han convertido en un recurso turístico de primer orden
Fuente: Sergi Martínez-Rigol.

Igualmente, algunas industrias cinematográficas tienen localizaciones urbanas en diversas capitales europeas. Era el caso, por ejemplo, de Cinecittà, en Roma, cuyos estudios se encontraban en el suburbio romano desde los años 1930. Como el de los estudios Babelsberg, en la ciudad alemana de Postdam, muy cerca de Berlín, fundados en 1912 como uno de los mayores del mundo[18]. Incluso en Madrid estaban los principales estudios cinematográficos, abiertos hacia 1930 y que trabajaron hasta los años 1960 (estudios Ballesteros, Tona Films, CEA, Cinearte, Roptence, Augustus films, Chamartín, o Sevilla films), aunque sin concentrarse en un área específica.

Hoy, en el contexto de la economía creativa o cultural, es destacable la concentración de las industrias culturales en determinadas grandes ciudades o metrópolis del mundo[19], y más concretamente en determinadas áreas de éstas, formando verdaderos conjuntos, los llamados clústeres. En éstos, también es destacable la presencia de empresas globales, los agentes principales del circuito económico de la economía cultural, así como de muchas otras pequeñas empresas o incluso profesionales. Los clústeres muestran una densa red de relaciones entre estos diversos agentes económicos. Por un lado, se debe destacar que esta densidad de relaciones muestra una creciente complejidad en el proceso productivo y en la cadena de valor. Y por otro, estos agentes participan de forma desigual en el proceso productivo que responde a una constante necesidad de innovación y creatividad. Este esquema funciona también para la industria cinematográfica, y ha sido analizada ampliamente, por ejemplo, para el caso de Postdam/Babelsberg en Berlín[20].

En conexión con la producción de películas se encuentra su distribución, actividad también localizada en ciudades en todo el mundo. Los cambios experimentados en las técnicas de la producción cinematográfica, desde la propia película a los diversos soportes digitales[21], ha facilitado la deslocalización de las actividades de distribución, aunque la mayoría siguen siendo urbanas. Otras actividades de difusión y distribución cinematográficas, como los festivales o las ceremonias de concesión de premios son también urbanas. Los Oscar americanos, en Los Ángeles, o los festivales de cine de Cannes, de Berlín, de Venecia o de San Sebastián son algunos de los ejemplos más conocidos. Podría decirse que existe una verdadera jerarquía de festivales de cine a escala regional y local[22]. Como la mayoría de actividades económicas, también en la industria del cine la relevancia ha ido pasando de la producción a las diversas formas de distribución, pero todas ellas siguen siendo urbanas.

También la exhibición de las películas es esencialmente urbana, aunque ha experimentado una gran transformación desde la adaptación de las salas de teatro[23], a veces con funciones compartidas, a las sesiones al aire libre para espectadores en sus coches o en sesiones veraniegas, hasta el fenómeno más reciente de las multisalas, localizadas preferentemente en los centros comerciales, siempre urbanos por definición. Sería así posible realizar una verdadera jerarquía urbana a partir del número de salas de cine que tienen las ciudades[24].


La ciudad como escenario

Está admitido que formalmente la primera película se proyectó el 28 de diciembre de 1895, en París, la capital del siglo XIX según Walter Benjamin[25]. Los hermanos Lumière, inventores del cine, proyectaron este primer film en el Salon Indien del Grand Café, en el bulevar des Capucines. Proyectaron varias películas, entre las que destacaba la denominada Trabajadores a la salida de la fábrica Lumière. En los 45 breves segundos de la película mostraban la salida de un centenar de trabajadores de su planta fotográfica de Montplaisir, en Lyon. Por ello se puede afirmar que el cine es un producto urbano desde sus inicios, como éste, cuyo objeto es el ambiente cotidiano de la ciudad, mostrando el paisaje y algunos momentos de la vida familiar y laboral de sus habitantes.

De todas formas, según señaló Anthony Suttcliffe, hubo que esperar al desarrollo de técnicas que permitían filmar exteriores para utilizar localizaciones urbanas. Así a finales de los años 1940 fue cuando la ciudad real empezó a ser usada como escenario de películas[26]. Anteriormente, a causa de las limitaciones técnicas a rodar exteriores, era común utilizar los escenarios de los estudios de filmación, que solían estar ubicados en los suburbios de algunas grandes ciudades, como en el caso de los estudios británicos de Elstree o Pinewood, en los alrededores de Londres, los alemanes Templehoff y Neubabelsberg, cerca de Berlín, o los franceses de Joinville y Billancourt, cerca de París. Algunos, incluso, han puesto de relieve el diferente uso que actualmente hacen de los escenarios urbanos las escuelas cinematográficas, más frecuente en la estadounidense y menos en la europea[27], o incluso el reflejo de diferentes modelos de ciudad[28].

Ambientes urbanos también inspiraron la creación de escenarios de ciudades del pasado o del futuro, mostrando no la ciudad real, sino la ciudad imaginada con una aproximación más artística. En este sentido pueden citarse muchos ejemplos, aunque el más paradigmático es el del director austríaco Fritz Lang que tomó como modelo la ciudad de Nueva York para crear su famoso film futurista Metropolis, de 1926. Considerado como una de las películas Memoria del Mundo por la UNESCO, este film de ciencia ficción fue rodado a mediados de los años 1920, pero situaba la acción en 2026, en una sociedad completamente urbanizada. Una visión nocturna de Nueva York desde el mar, con sus calles estrechas y altos rascacielos, en la llegada en barco de Fritz Lang a la ciudad fue la imagen que le inspiró la película.

Existen otros ejemplos más recientes que han contribuido a mitificar algunas ciudades o, al menos, algunas de sus partes, como Los Ángeles (figura 2) en la película BladeRunner. Este film, del director británico Ridley Scott, estrenado en 1982, está basado en la novela del escritor americano Phillip Dick, Do androidsdream of electricsheeps?, publicada catorce años antes, en 1968. La película muestra preferentemente ambientes urbanos degradados, con edificios abandonados y calles llenas de basura, entre la niebla y la lluvia, lo que ha sido interpretado como un símbolo del fin de la modernidad. El edificio Bradbury en el Downtown, algo distinto de como aparece en la película, las torres del hotel Bonaventure o la estación ferroviaria Union Station son algunos de los monumentos importantes que se utilizan para consagrar Los Ángeles como un símbolo para futuras películas que tratan distopías[29]. Utopías y distopías en el cine y su relación con el urbanismo y la ciudad han sido analizados por el geógrafo alicantino Gabino Ponce[30].

Figura 2. Espacio para filmación en Los Ángeles.
La ciudad de Los Ángeles, mitificada cinematográficamente a partir de algunas películas, es toda ella un plató en el que constantemente se encuentras espacios para filmación y filmaciones en marcha
Fuente: Sergi Martínez-Rigol

En otros casos, los escenarios urbanos han sido utilizados para representar otras ciudades, lo que permite su consideración de espacios banales, o como también han sido denominados lugares suplantados[31]. Eso ocurre, por ejemplo, con la película La insoportable levedad del ser, dirigida por el americano Phillip Kaufman y presentada en 1988. El film está basado en la novela homónima del checo Milan Kundera, publicada en 1984. Si la acción en el libro acontece en Praga, el film fue rodado, entre otros lugares, en el barrio de Estados Unidos, en la ciudad francesa de Lyon. Este barrio es conocido por la fama de su arquitecto, el urbanista francés Tony Garnier. El geógrafo británico Peter Haggett señalaba en una de sus últimas obras el hecho que para reconocer a un geógrafo había que esperar a ver quien se quedaba en la sala esperando para ver en los títulos de crédito de una película donde había sido rodada en realidad[32].


El cine como espejo de la ciudad

Además de este papel urbano de la producción y distribución cinematográfica, y del uso de la ciudad como escenario, puede decirse que el cine es un arte urbano, especialmente a causa de su papel de espejo de las ciudades y de la vida urbana, en general[33]. Muy probablemente en el mismo sentido que otras artes lo han sido anteriormente, como la literatura, la fotografía, la pintura o la música. Las interrelaciones entre ciudad y literatura han sido analizadas muy a menudo; uno de los autores más citados es el crítico literario italiano Franco Moretti que tiene una extensa obra en ese campo[34]; esta interrelación para el caso de Barcelona fue analizado por el geógrafo Carles Carreras, aunque referida a un marco teórico más general[35].

Las relaciones entre música y ciudad son más complejas[36].  Los grandes compositores suelen trabajar en lugares urbanos, para las cortes reales, la nobleza o las élites del poder y del dinero. Igualmente, los conservatorios, teatros, salas de concierto y auditorios son urbanos, como los festivales de música en gran parte[37]. Incluso algunas músicas son urbanas por definición, como los blues o el jazz[38]. El análisis de la música, sin embrago, requiere una gran especialización y, sin duda, conocimientos musicales. Más fácil y claro es el análisis de las canciones como textos literarios, la lírica, en los que la música es un medio de soporte y de difusión[39]. Existen muchos ejemplos de ello, como la relación entre las protestas urbanas de Londres y de otras ciudades británicas del 2011 y las composiciones de muchos autores e intérpretes que solían habitar en los mismos barrios conflictivos[40]. Lo mismo puede decirse del caso de las revueltas en los suburbios franceses y el éxito de algunos raperos. El mismo análisis podría realizarse de otras manifestaciones artísticas, como la fotografía[41], la escultura o la pintura, o la arquitectura[42].

Cabe señalar que las relaciones entre ciudad y cine son complejas, tal como se ha demostrado desde disciplinas diferentes y desde diversos puntos de vista, algunas veces complementarios, otras contradictorios. Aquí se quiere de destacar tan sólo un elemento especial y contemporáneo; se trata de que hoy muchas ciudades en el mundo utilizan las películas, especialmente las más comerciales, como materia promocional dentro del mercado internacional de la competencia entre ciudades[43]. Directores de fama, productores, actores y guionistas son objeto de deseo por parte de muchos gestores municipales de cara a la producción de películas y de materiales audiovisuales, incluyendo anuncios publicitarios o novelas de televisión. El objetivo principal es difundir la imagen de la ciudad de cara a la atracción de inversiones y visitantes de todo tipo y de todas partes[44]. Al mismo tiempo se pretende estar bien posicionado en el mercado internacional de las ciudades. Uno de los ejemplos más recientes y conocidos es el de Woody Allen y su serie de films urbanos, como, Vicky, Cristina Barcelona, de 2008, You will meet a Tall Dark Stranger, sobre Londres, de 2010, Midnight in Paris de 2011 o To Rome with Love, de 2012. El caso de Barcelona es el que se ha escogido aquí. Todo ello, en el marco ya definido por Allan Scott en el que las industrias culturales, y la cinematográfica entre ellas, comprenden actividades económicas que tienen que ver con la producción de imágenes[45].


Barcelona y el cine

Mientras los historiadores discuten aún en torno a la posibilidad de una visita real de los hermanos Lumière, Barcelona inició su historia cinematográfica muy tempranamente. En 1897, Fructuós Gelabert (1874-1955) produjo su primer film documental sobre la salida de los obreros de La España Industrial, en Sants, como lo hicieran los Lumière tan sólo dos años antes. En el año 1932, se crearon los estudios Orphea, en Montjuïc, el primer estudio español que alcanzó una producción importante hasta su destrucción por un incendio en 1962. Desde entonces, en un impulso de la creatividad que se fortaleció tras el fin de la era franquista con la implementación de la nueva democracia, apareció a mitad de los años sesenta la fértil escuela de cine de Barcelona, semejante a la más importantes nouvelle vague francesa o Free cinema británico. Actualmente, también se ha desarrollado la producción autóctona gracias a las nuevas generaciones procedentes de la Escola Superior de Cinema i Audiovisuals de Catalunya (ESCAC) y su productora Escándalo Films.

La producción contemporánea mantiene un nivel importante de empresas y puestos de trabajo en la ciudad (cuadro 1), cabe tener en cuenta que el sector de los media, en el que se encuentra incluido el audiovisual, concentraba en la ciudad de Barcelona el 61,8% del total los puestos de trabajo en este sector de Cataluña, unos 155.000[46]. Y a un nivel urbano y económico, cabe destacar que los media son uno de los clústeres del conocido barrio 22@, el distrito de la innovación de la ciudad de Barcelona. Allí, la concentración de centros de investigación, formación, atracción de talento, así como desde grandes empresas (Filmax, Mediapro, Manga Films, Cinesa o Planeta) a pequeñas empresas y profesionales, instituciones e infraestructuras diversas, convierte al conocido Parque Barcelona Media en un ejemplo de economía creativa o cultural, celebrado por la gran mayoría como fuente de riqueza, empleo y crecimiento urbano, y difundido como tal a nivel internacional (figura 3). Aunque en general, cabe destacar que los análisis van poco más allá de las grandes cifras y los grandes nombres de empresas, cifras y nombres que esconden, como se ha mostrado en otros casos, las consecuencias de la inclusión de estas actividades en el sistema económico capitalista[47].

Cuadro 1
Empresas audiovisuales y empleos en Barcelona, 2011

 

Empresas

   

Profesionales

Producción

696

 

Dirección-realización-guión

258

Postproducción

150

 

Producción

251

Formación

60

 

Fotografía-cámara-iluminación

244

Exhibición

47

 

Dirección artística

140

Distribución

42

 

Actuación

84

Comunicación

136

 

Edición-postproducción

144

Asociaciones y agencias gubernamentales

68

 

Música y sonido

92

     

Informativos

41

 

 

 

Complementarios

111

Total
1023
 

Total

1365

Fuente: Barcelona-Catalunya Film Comission.

Al mismo tiempo que Barcelona es claramente un espacio de producción, diferentes sectores de la ciudad han sido progresivamente utilizados como escenarios de películas, transformado Barcelona de alguna forma en una ciudad de celuloide[48], aunque este papel resulta previo incluso al reciente proceso de institucionalización, como se ha visto.

 

Figura 3. Parque Barcelona Media en el barrio 22@.
Facultad de Comunicación de la Universitat Pompeu Fabra y sede de RBA en el Barcelona Media, donde se localizan y concentran centros de investigación, formación, atracción de talento, empresas, instituciones e infraestructuras relacionadas con los media, y en particular, con la producción audiovisual y cinematográfica
Fuente: Sergi Martínez-Rigol


En el año 1996, el Instituto Municipal de Cultura de la ciudad creó el llamado Barcelona Plató[49], para facilitar las infraestructuras para la producción de todo tipo de películas: películas comerciales, cortos, spots publicitarios, documentales y otros. El objetivo principal era ayudar a la difusión internacional de la imagen de Barcelona, para hacerla atractiva a inversiones y turistas, a través de una plataforma autosostenida.

En este sentido, no puede considerarse en modo alguno una exageración localista la afirmación de que Barcelona es una ciudad turística de éxito. Algunos analistas incluso han llegado a señalar que la ciudad podría estar muriendo de éxito, en el típico proceso de suicidio que puede acompañar algunos desarrollos turísticos. A pesar de lo reducido de muchas de sus dimensiones, Barcelona ha conseguido convertirse en un lugar atractivo para millones de turistas durante las últimas décadas.

La ciudad, con algo menos de dos millones de habitantes, incluso con algo más de cuatro millones en su área metropolitana, está muy lejos de los primeros lugares de la jerarquía urbana mundial[50]. Barcelona, a pesar de sus más de dos mil años de historia también queda lejos de las ciudades históricas europeas más conocidas, excluida del Grand Tour del siglo XVIII. Barcelona es una ciudad muy densa, dada su escasa superficie urbana, sin grandes jardines públicos, ni palacios, dado que nunca fue capital en el período de la formación de los estados nación. En cambio, una combinación relativamente original de sus monumentos históricos y artísticos, en un suave ambiente mediterráneo, junto al mar, con más de cuatro kilómetros de playa, ha resultado un cóctel atractivo para ser saboreado por muy diferentes personas de las culturas más diversas.

El proceso de internacionalización de la ciudad empezó sin lugar a dudas con el inicio de la organización de los Juegos Olímpicos de verano de 1992[51]. A partir de este momento, la vieja ciudad industrial se convirtió en un polo de atracción turística, siendo este sector terciario el más importante de la economía, con cifras que van en aumento de año en año, con pequeñas oscilaciones, sobre todo a partir de la crisis financiera iniciada en 2007.

En el 2012, un poco más de 7,4 millones de turistas visitaron la ciudad según las estadísticas que publica regularmente Turisme de Barcelona[52]. Un número similar al del conjunto de la población de Cataluña. En 2012 más de 35 millones de pasajeros utilizaron el aeropuerto internacional de El Prat y casi 3,5 el puerto, tanto en líneas regulares, como en cruceros turísticos. Este hecho pone de relieve la relevancia de las dos grandes puertas de entrada de la ciudad que debe añadirse a la fácil y densa conexión por carreteras, autopistas y ferrocarriles de velocidad alta y media que hacen incontables a los visitantes del resto de España y de la Europa más próxima, beneficiada por la cercanía de la frontera.

Estas cifras colocan la ciudad en el sexto lugar de la jerarquía de ciudades europeas, y en el cuarto por lo que hace a la recepción de turistas. Se encuentra, por tanto, a un nivel similar al de las grandes capitales turísticas europeas, como Londres, París o Roma, claramente por encima de su posición demográfica y económica. Por ello, el sector turístico estricto contribuye en más del 6% del PIB y del 4% de la población ocupada. Para hacer frente a la importancia cultural, social y económica del sector, y a causa de algunos conflictos por el uso de los espacios centrales, Barcelona elaboró el Plan estratégico del Turismo 2010-15. La difusión internacional de la imagen de la ciudad, también a través del cine ha sido una de las estrategias con mayor éxito.

Entre los años 2006 y 2010 la producción cinematográfica en la ciudad ha sido muy importante (cuadro 2), aunque una correcta interpretación de las cifras requeriría de una comparación con otros casos de los que no se disponen datos.

Cuadro 2
Producción audiovisual en Barcelona, 2006-10.

 

2006

2007

2008

2009

2010

% 2006-10

Películas

42

52

60

41

39

-7,14

Cortos

133

174

179

264

235

76,69

Programas de TV

116

161

213

147

154

32,76

Reportajes y documentales

79

158

126

186

154

94,94

Spots publicitarios

 

322

358

211

287

-10,87

Fotografía

7

295

398

311

446

6371,43

Otros

91

196

 

217

367

303,30

Total

468

1358

1334

1377

1682

259,40

Fuente: Barcelona-Catalunya Film Comission

En relación a las películas internacionales más recientes, algunas han permitido la creación de diferentes itinerarios turísticos, como las de Pedro Almodóvar o Woody Allen. Se trata de los Barcelona MovieWalks, creados por Turisme de Barcelona, junto con la Escuela de turismo CETT, de la Universidad de Barcelona, y el Barcelona-Catalunya Plató (figura 4). La consolidación de estos itinerarios se constata a partir de la  reciente publicación del libro Barcelona, una ciudad de película, en el que se recogen unos 36 itinerarios y los 180 espacios más filmados de la ciudad[53]. Con ello se muestra claramente el papel del cine como promotor de turismo. En relación a estos MovieWalks, o no, aquí se presentan sólo algunos ejemplos de películas barcelonesas que han alcanzado significación por la imagen de la ciudad que ofrecen y por su éxito en diversos festivales de cine, o sea, por su difusión[54].

 

Figura 4. MovieWalks
Los MovieWalks, itinerarios turísticos urbanos relacionados con películas, en este caso, la Barcelona de Woody Allen
Fuente: http://www.barcelonamovie.com/ruta.aspx?IdRuta=6

 

La primera fue sin duda, Todo sobre mi madre, la película española de Pedro Almodóvar, de 1999, que consiguió el mismo año el Oscar a la mejor película extranjera y un César por el mismo concepto. Por primera vez Almodóvar rodaba una película en Barcelona y en ella los paisajes postolímpicos ofrecían el descanso a la madre que buscaba el padre de su hijo muerto. La ciudad real y contemporánea aparecía en todo su esplendor y su atractividad se multiplicaba con el éxito comercial de la película.

En el año 2001 destacan dos películas muy diferentes. Una, En construcción, de José Luis Guerín, que es un hermoso documental sobre la construcción de un nuevo edificio de viviendas en el barrio del Raval, que se encontraba bajo una intensa reforma urbanística de la que sobresale la apertura de su famosa nueva Rambla (figura 5). La atracción del mismo derribo, la nostalgia del barrio que desaparece, sus fantasmas, incluso de la Guerra civil, los nuevos inmigrantes son los protagonistas de un trabajo urbano que recuerda el estímulo que llevó a la confección de la tesis doctoral del propio autor[55]. La otra, la película francesa de Cédrich Klapish, L’auberge espagnol, que presenta la vida cotidiana fantasiosa de los estudiantes internacionales del programa Erasmus en Barcelona. Los paisajes urbanos privilegiados son los más turísticos, como los edificios de Gaudí, las playas, el centro histórico o las Ramblas, con un énfasis especial en la diversidad cultural y en la juventud. El propio Erasmo de Rotterdam aparece en una escena de sueño. Aunque la película no es especialmente notable permite destacar al menos el impacto social que los estudiantes internacionales han tenido en la ciudad, especialmente como auténticos pioneros de algunos procesos de gentrificación en barrios del casco antiguo[56].

En 2006 se presentaron también dos películas sobre la ciudad bien distintas. Una, Perfume: the story of a murderer, película alemana de Tom Tykwer, basada en el éxito literario de la novela homónima de Patrick Süskind, de 1984[57], cuya acción sucede en el París del siglo XVIII. Barcelona se disfrazó así de la capital de Francia mostrando la ambigüedad de los escenarios cinematográficos y difundiendo la imagen de ambas ciudades al mismo tiempo. La otra Salvador, una película catalano-británica de Manuel Huerga, que describe la vida y la muerte del joven anarquista catalán Salvador Puig Antich (1948-1974), una de las últimas víctimas de la dictadura franquista, que fue protagonizada por el actor catalano-alemán Daniel Bruhl (nacido en 1978), famoso por su papel en la película Goodbye Lenin. Las imágenes de la ciudad son los escenarios reales de la vida de Salvador, rodadas esencialmente en el Ensanche, Ciutat Vella y el cementerio de Montjuïc.

 

Figura 5. Rambla del Raval.
La película En Construcción (2001), del director José Luís Guerín,  mostraba a partir de la construcción de un nuevo edificio de viviendas en el barrio del Raval el intenso proceso de reforma urbanística y cambio social que vivía el barrio, en el que sobresalía la apertura de la nueva Rambla
Fuente: Sergi Martínez-Rigol


En el año 2007, se estrenó Manuale d’Amore-2, secuela de la película italiana homónima de Giovanni Veronesi. Presenta dos historias de amor a través de las áreas más turísticas de la ciudad, combinando las imágenes tradicionales del barrio Gótico o de la Sagrada Familia, con los de la modernidad contemporánea, como el parque biomédico, las nuevas playas o una boda homosexual. En conjunto se difunde la idea de la diversidad urbana y de la tolerancia de costumbres.

En 2008 apareció la ya mencionada Vicky Cristina Barcelona, de Woody Allen, película internacional por definición, caso típico de encargo de origen municipal con claras finalidades turísticas[58]. Narra las aventuras de dos turistas norteamericanas en el escenario de la “nueva” Barcelona y de sus monumentos más conocidos. Ha sido la primera de una serie de películas urbanas dirigidas por Allen, como ya se ha visto.

Finalmente, en 2013 se estrena la película Los últimos días, dirigida por los hermanos Álex y David Pastor, que convierte a la ciudad de Barcelona en una ciudad desierta, inhóspita, peligrosa y en algunos casos destruida, una imagen apocalíptica y a la que no se está acostumbrado. En estos momentos de crisis económica, social, política y cultural tal vez una metáfora del fin de una época también para la ciudad de Barcelona.


Conclusiones

La primera conclusión debe referirse al carácter urbano del cine en todos sus niveles, de forma que ambos se retroalimentan. Las películas ofrecen los resultados de muchos procesos urbanos al mismo tiempo que son documentos en los que se aprende y se reflexiona sobre estos mismos procesos, como sucede con las novelas o con los mapas, por ejemplo.

Además, el cine se ha convertido en un instrumento de las políticas locales de promoción nacional e internacional de las ciudades, superando el área tradicional de las grandes productoras concentradas en Hollywood, por ejemplo.  El cine crea la imagen de la ciudad a través de la selección de unos barrios y áreas con criterios comerciales y turísticos. Así gran parte del área urbana queda oculta, generalmente aquellos barrios más conectados con la vida cotidiana de sus ciudadanos.

Por ello, una gran mayoría de la población local y de los paisajes urbanos escapan a esta vía de promoción, con lo que la distancia entre la ciudad real y su imagen se hace cada vez mayor. Ello puede reforzar la segregación urbana y favorece la confrontación entre locales y visitantes. Algunas películas más locales, como la ya citada En construcción, o Biutiful, de Alejandro González Iñárritu, del 2008, permiten mostrar otra Barcelona, el otro lado de la moneda de las películas de Woody Allen.

Por otro lado, como señalara Allan Scott, las industrias cinematográficas y todo su entorno son importantes industrias culturales, actividades económicas creativas conectadas a la producción de imágenes[59]. Industrias de producción material y efectos multiplicadores, en sentido clásico, y, al mismo tiempo, industrias creativas que ayudan a interpretar la realidad, que difunden conceptos e ideas junto con las imágenes, que sostienen el espectáculo de la contemporánea sociedad de los consumidores.

 

Notas

[1] Hesmondhalgh, 2007, p. 11-15

[2] Caves, 2000, p. 2-10

[3] Adorno, T., 1991

[4] Benjamin, W.,  1989

[5] Howkins, 2001, p. ix-xiv

[6] Florida, 2002; 2005

[7] Krätke, 2011

[8] Judd y Fainstein, 1999

[9] Holcomb, 1999

[10] Evans, 2003

[11] Ward, 1998

[12] Gámir, 2012; 2010

[13] El cine también ha sido objeto de anàlisis desde otras disciplinas, como por ejemplo la Historia, como señala el profesor José Maria Caparrós-Lera (Caparrós, 2000).

[14] Gámir y Valdés, 2007

[15] Sutcliffe, 1984, p. 151

[16] Davis, 1990

[17] Caves, 2000, p. 87-102

[18] En estos estudios filmaron, entre otros, los famosos directores alemanes Fritz Lang o Joseph von Stemberg y se produjeron la mayor parte de las películas de la compañía UFA. Hoy los estudios Babelsberg siguen activos, aunque coexiste con un parque temático homónimo, al estilo de los estudios Universal de Hollywood, Orlando o Japón. Dos años después de la creación de estos estudios se creó en Múnich la Münchner Lichtspielkunst AG, como réplica a los berlineses; después de la Segunda Guerra Mundial, con la división de Alemania, también la producción cinematográfica se repartió entre ambos estudios.

[19] Krätke, 2011, p. 128

[20] Krätke, 2011, p. 131-157

[21] Este proceso de transformación fue bellamente descrito en la película franco italiana Cinema Paradiso, del director italiano Giuseppe Tornatore, presentado en 1988.

[22] Existe un interesante estudio sobre el significado de los festivales de cine realizado por la antropóloga norteamericana Cindy Wong (Wong, 2011).

[23] Las antiguas salas de cine, lujosas y formales, sobre todo las situadas en el centro de las ciudades (lo que en Brasil se llaman cinelandias) han sido a menudo convertidas en locales comerciales o, incluso, en templos de algunas iglesias emergentes.

[24] Otras actividades culturales como teatros, salas de concierto, discotecas y salas de baile, centros deportivos y otras podrían completar este intento de jerarquía urbana cultural.

[25] Benjamin, 2000

[26] Suttcliffe, 1984, p. 150

[27] Ponce, 2011

[28] Costa, 2003

[29] Una distopía es una utopía perversa en la que la realidad es representada en términos opuestos a los de una sociedad ideal. El término fue acuñado como antónimo de utopía y fue utilizado en principio para referirse a una sociedad de ficción, a menudo ubicada en el futuro, en la que las consecuencias de la masiva manipulación y el adoctrinamiento –normalmente por un estados autoritario o totalitario- tiene control absoluto condicionando o exterminando a sus miembros bajo una fachada de aparente benevolencia.

[30] Ponce, 2011

[31] Gámir y Valdés, 2007, p. 171

[32] Haggett, 1990

[33] Sutcliffe, 1984; Martínez, 2009

[34] Moretti, 1998. Es curioso destacar que este profesor es hermano del director de cine Nani Moretti, que dirigió la famosa película Caro Diario, en 1993.

[35] Carreras, 2003

[36] Harold y Naslas, 1984

[37] Existen excepciones importantes como los grandes festivales pop de los años sesenta o los espontáneos rave contemporáneos.

[38] Oakley, 2009

[39] Nofre, 2009

[40] Manrique, 2011

[41] Leotta, 2000

[42] Olof Larson, 1984

[43] Bickford-Smith, 2010

[44] Kotler et al, 1993; Bruno, 1997

[45] Scott, 1997

[46] Ajuntament de Barcelona, 2012

[47] Krätke, 2011

[48] Martínez-Rigol, 2013

[49] Posteriormente Barcelona-Plató se convirtió en la Barcelona-Catalunya Film Comission (BCFC), que hoy es un servicio público que pretende ayudar en la coordinación y realización de filmaciones en Barcelona y Cataluña. Además del asesoramiento e intermediación que hace la BCFC para la reserva de determinados espacios (playas, centros penitenciarios, centros religiosos, trenes...), se debe tener en cuenta que la propia BCFC  vela por la exención del alquiler de determinados espacios (vía pública, jardines e instalaciones municipales en el caso de Barcelona) destinados a las filmaciones de caràcter no publicitario. Mediante este tipo de ayudas a las productoras, la BCFC promociona el uso de espacios urbanos en todo tipo de filmaciones.

[50] Carreras y Puiggrós, 2012

[51] Carreras, 1995; Clusa, 1996

[52] Turisme de Barcelona se creó a principios del siglo XX como un consorcio entre el Ayuntamiento y diversas instituciones y empresas y ha sobrevivido hasta hoy, siendo el organismo responsable del desarrollo turístico de las últimas décadas. Mantiene encuestas regulares y estadísticas sobre hoteles, visitantes y visitas en la ciudad.

[53] Osácar, 2013

[54] En este sentido, también se debe citar la difusión que se hace de estas películas en la que Barcelona es como mínimo el escenario a una escala local. La televisión de Barcelona, el canal BTV, emite desde enero del 2010 el espacio titulado Barcelona... i acció, en el que ya se han ofrecido decenas de películas rodadas o que transcurren en Barcelona.

[55] Martínez-Rigol, 2000

[56] Martínez-Rigol, 2000; Carreras, 2001

[57] La novela ha sido traducida a más de 45 idiomas y la película ha sido considerada como la más costosa del cine alemán, hechos cuantitativos ambos que ayudan a la difusión de sus imágenes.

[58] Aertsen, 2011

[59] Scott, 1997


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© Copyright Sergi Martínez Rigol, 2013.
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Ficha bibliográfica:

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