Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona 
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98 
Vol. XIX, nº 1074, 15 de mayo de
2014
[Serie  documental de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]

CONVERSACIÓN CON ATLÁNTIDA COLL OLIVA DE HURTADO.
LA TRAYECTORIA VITAL DE UNA GEÓGRAFA MEXICANA

Martín M. Checa-Artasu
Paula Soto Villagrán
Departamento de Sociología
Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa

Recibido: 10 de febrero de 2014; Aceptado: 25 de febrero de 2014


 

Conversación con Atlántida Coll Oliva de Hurtado. La trayectoria vital de una geógrafa mexicana (Resumen)

Una entrevista en profundidad muestra la trayectoria personal y académica, desde 1958 a la actualidad, de la geógrafa mexicana Atlántida Coll Oliva.  Su trayectoria es un ejemplo de la actividad de la geografía mexicana en los últimos 50 años y  un ejemplo de la poco conocida labor de las mujeres geógrafas de México.

Palabras clave: geografía, México, mujeres, historia


 

Interview with Atlántida Coll de Hurtado. The vital career of a Mexican geographer (Abstract)

An extensive interview shows a personal and academic career of mexican geographer Atlántida Coll Oliva, from 1958 to the present. Her career is an example of the activity of Mexican geography in the last fifty years and an example of the poorly known activity of Mexican women geographers.

Keywords: México, geography, women, history


 

En las líneas siguientes presentamos la entrevista que realizamos a la Dra. Atlántida Coll Oliva de Hurtado el 11 de abril de 2012.  La misma es parte de una investigación más amplia[1], que problematiza la larga exclusión e invisibilidad de las mujeres en la producción de paradigmas teóricos y experiencias empíricas dentro de la disciplina geográfica, donde ha quedado silenciado el punto de vista de éstas[2]. En este sentido, esta entrevista busca por un lado: visibilizar la situación de las mujeres geógrafas en la academia y por otro; nombrar y describir desde la experiencia individual, los momentos personales y académicos que se entrecruzan para formar historias de vida.

Tomando estos planteamientos, la siguiente entrevista recurre al trabajo biográfico como un punto de partida para emprender la labor de reconstruir la genealogía de las mujeres en la disciplina en México[3] y, con ello ubicar las trayectorias y aportes disciplinarios que las propias geógrafas han realizado. Este es un paso indispensable para buscar respuestas creativas a los tremendos retos que enfrentamos en la actualidad.

En esta ocasión nos adentramos en los caminos personales e intelectuales de la trayectoria biográfica y académica de Atlántida Coll Oliva de Hurtado,  geógrafa mexicana con un largo recorrido académico, desde 1958 a la actualidad. El trabajo de construcción de la entrevista de la Dra. Atlántida Coll lo organizamos en dos etapas. Una primera, destinada a la recopilación de documentos y bibliografía de la autora, con el objeto de ubicar los momentos más significativos que se trazan en su historia de vida y producción académica, y que son los referentes que articulan el curso de la conversación[4]. Y un segundo momento, correspondiente a la entrevista propiamente tal, que intenta recuperar experiencias, vivencias, significados, tiempos y espacios que se entrelazan en la trayectoria biográfica y la académica-profesional de la entrevistada.

Considerando la idea central de que la entrevista es una conversación y por ello una instancia generadora de significados, hemos realizado una lectura sistemática de los fragmentos reconstruidos en la entrevista realizada y los exponemos siguiendo fielmente la selección que la propia entrevistada elabora al construir esta interacción.

Retazos de una trayectoria biográfica

El 11 de abril de 2012 la doctora Atlántida Coll nos recibió en su despacho del Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México, libre de compromisos y dándose tiempo para responder pausadamente a las preguntas que los autores de este trabajo le fuimos proponiendo. La conversación con Atlántida Coll fue muy agradable, ésta fluyó desde la intimidad a lo público, desde la familia a la institucionalidad académica, desde los recuerdos del pasado a la actualidad.

Figura 1. La Dra. Atlántida Coll Oliva de Hurtado al finalizar la entrevista
Fotografía realizada por Martín Checa-Artasu, abril 2012


Así, la conversación nos fue mostrando una  académica con una gran experiencia acumulada en relación a la geografía de México en el marco de la Universidad Nacional Autónoma de México. Pero también, una mujer, una esposa, una madre y una geógrafa que se sitúa, gracias al quehacer académico, en medio, casi como bisagra,  de dos momentos clave para la geografía en México. El primero, el fundacional para la disciplina y que además, recoge los aportes e influencias, tanto de la intelectualidad traída por los distintos exilios europeos derivados de la II Guerra Mundial, como de las nuevas generaciones de universitarios mexicanos, hijos del milagro económico de las décadas centrales del siglo XX. El segundo, el de una universidad, altamente capacitada, técnica, con medios y recursos e investigadores formados, en muchos casos, en centros de prestigio del extranjero. Así, ella es una exponente de esa geografía moderna mexicana que desde los sesenta basculó entre los estudios de carácter nacional con el fin de incidir en el conocimiento y desarrollo del país y los estudios de caso, apegados trabajo de campo en realidades locales y concretas, que también se hacía necesario conocer. Todo ello realizado, con la necesidad de saber que conocimiento geográfico se hacía en Europa, en Estados Unidos y en Latinoamérica[5]. Hoy, maestra de generaciones de geógrafos, recoge a través de su trayectoria académica el devenir de los últimos 50 años de la geografía mexicana y en especial, la labor oculta y escasamente conocida de las mujeres geógrafas de México.

Sus padres, el nacimiento en Senegal y el arribo a México

María Francisca Atlántida Coll Oliva es hija de Antonio Coll Maroto (1902-1958), nacido en Estellencs, municipio de Puigpunyent,  en la isla de Mallorca. Abogado de formación, fue secretario de la fiscalía de la Audiencia de Barcelona, al menos durante los años de la guerra civil española (1936-1939).  Al parecer, en Palma de Mallorca había sido dependiente de comercio o había tenido en comercio propio.  Fue militante del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), por la agrupación de Palma de Mallorca desde febrero de 1932. Hablaba francés e inglés y era aficionado a la pintura[6].

Su madre era Josefina Oliva Teixell (1912-2007), nacida en Reus, Tarragona y licenciada en geografía e historia por la Universidad de Zaragoza (1933) y docente de geografía del Instituto de educación media de la Seu d’Urgell, Gerona (1937) y Barcelona (1938). En México, fue docente en distintos colegios. Autora de diversos libros de geografía, así como, de historia antigua y colonial de México[7].

En 1939, sus padres huyen de Cataluña, por la frontera francesa tras la entrada de las tropas franquistas y llegan a Paris, haciéndose pasar por franceses y tras evitar los campos para los refugiados de guerra españoles implementados por el gobierno francés[8]. Un año y medio después, tras el arribo del ejército nazi a Paris, parten hacia a Marsella donde embarcaran el 15 de enero de 1941 en el Alsina, un buque que tenía como destino la isla de la Martinica. Desde allí, los pasajeros debían seguir su trayecto final a destinos como Rio de Janeiro, Buenos Aires, México o Chile.  El matrimonio Coll Oliva tiene pasajes para Río de Janeiro[9]. Se trata del último barco con refugiados españoles, en concreto 161, que partirá de Francia, donde también viajaran otros que huyen de otros países europeos[10]. Entre estos, también va Niceto Alcalá Zamora, quien había sido presidente de la República española de 1931 a 1936. Sin embargo, debido a la creciente proximidad entre el gobierno francés de Vichy con el de la Alemania nazi, se le prohíbe el certificado para cruzar el Atlántico, amén de estar vigilado por la policía alemana[11]. Pese a ello, ante la presión del pasaje y la solicitud humanitaria internacional para que éste parta, el barco finalmente zarpa en dirección a Dakar, en Senegal. Días después es reclamado por el gobierno de Vichy lo que provocará un conflicto diplomático. En caso de volver a Francia, muchos de los  pasajeros tendrían un trágico destino. Así, mientras la diplomacia actúa para resolver el problema, el buque quedará varado durante seis meses, entre febrero y julio de 1941, en la rada de Dakar, manteniendo a sus pasajeros en el interior en deplorables condiciones[12]. En ese intervalo, Josefina Oliva en un avanzado estado de gestación, dará a luz, registrándose el nacimiento de su hija Atlántida en esa ciudad el 28 de mayo de 1941. A finales de julio, el Alsina vuelve a Francia dejando a sus pasajeros en Casablanca, entre ellos la familia Coll-Oliva. Allí evitaran el campo de prisioneros de Kasba Tadla, en el desierto marroquí. Tres meses después consiguen partir hacía México, vía New York, arribando a Veracruz el 15 de octubre de 1941.

- ¿Cómo llega Atlántida Coll a México?[13]

- Atlántida Coll: Mis padres salen de España, de Cataluña, en particular de Barcelona, el 39 en el momento que cae la Republica. Como tantos miles de otros van a pie y como pueden atraviesan a Francia. Consiguen no entrar a un campo de concentración. Mi padre era un hombre con grandes recursos para saberse mover y saber prever las cosas. Todo lo que les pueda contar (de él) es bueno. Muy anecdótico y muy breve porque como a todos los miembros de mi generación todos los que nacimos en el camino o llegando a México nuestros padres no nos contaron nada. Hay ahí un silencio que nos hace daño ahora que ya somos viejos y que quisiéramos saber más, porque cuando eres joven, das las cosas por sentado y no te preocupas mayormente  ¿no? Pero cuando no eres tan joven y te empiezas a preguntar ¿De dónde vengo?, ¿Quiénes fueron mis padres? ¿Qué hicieron y por qué?, te encuentras con que ni ellos están y que no hay nadie que te pueda dar información y ese es un problema, Yo siempre pensé que era yo, porque éramos mi padre, mi mamá y yo, punto. Pero después, hablando con gente de mi generación, o sea gente igual que yo de la primera generación de refugiados estaban igual, o sea, es muy curioso, porque lo que tenemos son anécdotas y anécdotas en general ligeras es decir, nos quisieron evitar los horrores de la guerra, al menos a eso llegas como conclusión después. Una de esas anécdotas es cuando cruzaron la frontera. Había unos camiones con soldados franceses que decían: “¡À Le Boulou, Á le Boulou, montez!” y que a mi padre eso no le sonó[14]. No le sonó muy cristiano y no subieron (al camión) y se escondieron en un pajar. Efectivamente, Le Boulou era un campo de concentración y ellos como pudieron acabaron en Paris. Un camino que nunca supe como lo hicieron, porque ya en Paris había gente que los podía recibir. Lo que si fue muy notorio fue la solidaridad de la gente contra lo que se ha dicho siempre de la actitud negativa del gobierno de Francia […] Mis padres tuvieron la suerte de encontrar siempre apoyo y solidaridad humana. Así, entran los alemanes a Francia, mis padres salen hacia el sur y llegan a Marsella y ahí, embarcan en el último barco que sale bajo control [del gobierno] francés libre[15]. Ya estaban los alemanes para tomar el control del puerto y estaba el gobierno de Vichy organizado y ese es el último barco[16]. Naturalmente lleno de españoles, entre ellos: Niceto Alcalá Zamora[17] [presidente] de la República [española]. El barco llega a Dakar y en ese momento, reciben órdenes de [el gobierno de] Vichy de regresar a Marsella con toda la carga. Entonces, hay una movilización internacional para evitar que el barco regrese de Dakar pues saben que el destino es un campo de exterminio [para los pasajeros]. Es una movilización muy, muy fuerte internacional porque [a bordo] había gente muy importante como Alcalá Zamora, entre otras personas. En vista de que hay este conflicto internacional con este barco, esto es en enero del año 1941, el barco se queda anclado en la rada [de Dakar]  hasta junio, prácticamente seis meses, es decir, se convierte en un campo [de concentración] flotante. Mi madre estaba embarazada y le autorizaron a salir cada día del barco para que pudiera caminar por la playa por el embarazo. Y a unos cuantos días de que al barco le dieran permiso de regresar, se me ocurre nacer y nací en Dakar[18]. Mi madre quiso que me pusieran Atlántida. Yo digo que es el destino manifiesto porque es nacer en el Atlántico de alguna manera. Fue en el hospital civil de Dakar en donde nací, en la sección de blancos. Había una sección de blancos y otra para de negros, aunque la comadrona fue una negra. A los tres días nos suben a las dos [de nuevo] al barco. Mi madre tiene una infección y estuvo a punto de morirse, pero no se muere. No había penicilina, no había nada[19]. El barco regresa a Casablanca y  por la presión internacional deja a toda la carga humana o sea, baja a todo el mundo, y el barco lo regresan a Marsella ya sin gente, nada más regresa la tripulación. A la gente la mandan a un campo de concentración en el desierto, yo lo vi en algún mapa, se llamaba Kasba Tadla[20]. Los únicos que no fueron al campo fueron Alcalá-Zamora, porque le tuvieron un respeto por ser quien era, y mi padre. La escena, alguien me la contó alguna vez, fue una escena muy dramática, porque a mi madre ya la habían subido al camión conmigo en brazos. Mi madre muriéndose y mi padre desesperado por bajarnos y consiguió bajarnos porque pensaron que se iba a morir de todas maneras. Así, no fuimos al campo, nos quedamos tres meses en Casablanca. El siguiente barco que se pudo arreglar fue un barco portugués que iba a Nueva York. Mi padre [estaba] muy contento porque decía que el portugués era un “mallorquín mal hablado”. Se hizo amigo del cocinero y conseguía un poco de comida para mi madre. Llegando a Nueva York como la película de Chaplin al ver la estatua de la Libertad alguien saca la botella de champagne[21]. Y detrás de la estatua de la Libertad está Ellis Island y dos o tres semanas nos quedamos ahí[22]. Mi madre feliz, porque decía que le cambiaban las sábanas todo los días y como estaba amamantando le daban litros de leche de verdad. Decía que era algo que no había visto desde el año treinta y tantos. Estaba fascinada tomando litros de leche de la de veras. Y bueno, pasan todo lo que tienen que pasar de migración y demás, le ofrecen a mi padre quedarse en Estados Unidos y mi padre dice que no, no le gusta la “American way of life” no va con él. Deciden tomar el primer barco que saliera, era un barco que venía a México y así llegamos a Veracruz. Y de Veracruz a la ciudad de México en tren. Saliendo de la estación toman un taxi y le dice mi papa al taxista llévenos a un hotel no muy caro y nos llevó a un hotel que todavía existe, se llama Hotel Canadá, está en la calle 5 de mayo[23].  Ahí  sucede una de las anécdotas que yo siempre cuento y siempre me hace llorar. Espero que esta vez consiga yo conservar la calma. Piden la habitación, entran a la habitación y al cerrar la puerta en aquella época, durante muchos años en la puerta de los hoteles estaban las tarifas, esta habitación cuesta tanto etcétera. Entonces cierra mi madre la puerta de la habitación y le dice: “Toni, la habitación cuesta cinco pesos la noche sin alimentos y sólo tenemos  cuatro pesos cincuenta”. ¡Sí, nosotros llegamos a México con cuatro pesos cincuenta centavos! Mi padre le responde: “no te preocupes vamos a cenar”. Fuimos a cenar y al día siguiente vamos a desayunar y mi madre, horrorizada. Fueron a desayunar y mi padre le dijo: “no te preocupes vamos hablar con el gerente” y fue a hablar con el gerente y le dijo: “Soy Antonio Coll acabo de llegar, soy refugiado español, llegamos anoche. Hemos dormido, hemos cenado, hemos desayunado y tenemos cuatro pesos con cincuenta centavos. Voy a salir a buscar ayuda a las organizaciones españolas y le dejo a mi mujer e hija como rehenes para que sepa usted que voy a volver a pagar mi deuda”.  El gerente del hotel le respondió: “Señor Coll, bienvenido a México, esta es su casa, quédese el tiempo que quiera, cuando pueda me paga”. Así, nos recibió México y eso es algo que no se puede olvidar y te crea una deuda muy fuerte. Después de eso y de todos los avatares propios [de ser refugiado] mis padres decidieron esperar el fin de la guerra para ver si podían volver a España. Era lógico, mi padre era abogado, mi madre era geógrafa. Ahí empieza ya el destino manifiesto[24].  Cuando acabó la guerra y vieron que Franco seguía siendo apoyado por las potencias aliadas y que no había manera a corto plazo de que aquello cambiara, entonces decidieron asimilarse al país, hacerse mexicanos. Nos asimilamos al país y nos adaptamos a México y empezamos a conocer México.

La llegada a México de la familia Coll Oliva

Al llegar a México, en un primer momento, octubre de 1941, la familia Coll Oliva tras sus trámites migratorios, recibe un subsidio de la Junta de Auxilio a los republicanos españoles (JARE)[25]. Su padre Antonio tras intentar algún negocio, a partir de 1945 se dedicó a la elaboración de artesanía de plata obteniendo beneficios con la venta de dichos objetos, siendo su marca de platero: ANCOMA. Posteriormente, montó una granja avícola en Iztapalapa.  Murió en 1958, con 56 años de edad. Su madre, Josefina Oliva se integrará en la planta docente del Instituto Luis Vives como profesora de geografía, pues tenía experiencia acumulada como Catedrática de Instituto en Cataluña. En 1945, fascinada por la arqueología mexicana, ingresa como alumna en la Escuela nacional de antropología e historia, donde participará en distintas excavaciones. Allí también, trabará amistad con la antropóloga francesa, Laurette Sejourné[26]. Resultado de esa amistad y de experiencias de viaje compartidas, Sejourné utilizará parte de las investigaciones de Oliva en algunos de sus textos de arqueología del Valle de México y Oliva traducirá del francés textos de Sejourné[27]. Años más tarde, fruto de esa influencia, Josefina Oliva publicaría dos libros: Terra Ignota: La Geografía de América Latina a Través de Cronistas de los siglos XVI y XVII (1986) y La resistencia indígena ante la conquista (1991).

En la década de los cincuenta comienza a impartir clases en la academia Hispano-Mexicana y en los planteles número 2, 5 y 7 de la Escuela Nacional preparatoria, jubilándose de esta actividad en 1987. Fallecerá en 2007 con 95 años de edad[28].

La pequeña Atlántida, mientras tanto, inicia su formación escolar básica, en el Instituto Luís Vives, allí cursaría hasta la preparatoria.  Este era un centro que había sido fundado en agosto de 1939 por el Comité técnico de ayuda a los exilados españoles y con el apoyo de la presidencia de Cárdenas. Tenía en su ideario fomentar una educación integral, de corte liberal, a la par que dar empleo digno a profesores españoles exilados, muchos de los cuales habían estado vinculados a la Institución libre de Enseñanza en España. En sus aulas se impartió enseñanza primaria, vinculada a la Secretaría de Educación Pública a nivel secundaria y preparatoria, adscrita a la UNAM[29].

-¿Qué recuerdos tiene de infancia?

Atlántida Coll: Mi madre estudió arqueología para poder conocer la historia antigua de México, fascinada de la vida. Mi padre también, entró de lleno en el conocimiento del país con una actividad que no tenía que ver con la suya porque él al fin de cuentas era un artista frustrado. Decidió que en México lo que había era plata y se convirtió en un artesano de la plata y vivíamos de lo que él hacía de plata. Son de esas cosas aparentemente ilógicas ¿no?, y bueno, mamá se puso a dar clases en las escuelas que hicieron los refugiados, en el Luis Vives donde yo estudié desde el kínder hasta la preparatoria. Y junto a la Academia Hispano Mexicana eran las dos escuelas donde ella trabajaba. Ella no trabajó en el Colegio Madrid, nada más en aquellas dos y papá hacia estas cosas de plata.

A finales de los cuarenta y principios de los cincuenta se dieron una serie de ventajas a quien pusiera granjas avícolas porque en México había falta de pollos, faltaban huevos y demás. Así, mi padre con el apoyo de una familia menorquina, él era de Mallorca, que tenían una granja avícola, puso una granja. Estos menorquines, pusieron una granja que se llamaba Menorca por el rumbo de Tulyehualco[30], una granja muy grande. Entonces papa, imitándolos dijo: “Bueno, si ustedes pusieron la granja Menorca yo voy a poner la granja Mallorca”  y puso una granja, compró un pequeño terreno en Iztapalapa en una colonia que se llamaba Granjas México, creada precisamente para eso, para promover la expansión de la avicultura muy local. Puso la granja Mallorca y a comer pollo y huevo ¿no? Y luego lo que él nada más hacía era criar unas cuantas codornices con hierbas y conejos con hierbas de olor para consumo familiar y bueno, entonces comíamos muy rico. Mamá en eso, siguió dando clase pero ya daba clases de geografía e historia antigua de México porque había hecho la carrera de arqueología en la Escuela nacional de Antropología e historia, en el museo de antropología en aquel momento.

Tuvimos una serie de amigos mexicanos maravillosos que formaron parte de la familia como éramos los tres solitos, entre ellos: el profesor Escalona que era geógrafo que en México, curiosamente se le conoce muy poco, escribió un libro sobre geopolítica.[31] Era un personaje maravilloso y un día de repente, le dice a mi madre: “Bueno profesora y usted, ¿por qué no da clases en la escuela preparatoria nacional?” y mi madre responde, a su estilo:“Pues nadie me lo ha pedido”. Al cabo de una semana, le hablaron a mi madre de la preparatoria y empezó a dar clases en la preparatoria 2 que estaba donde ahora está el Museo de la Autonomía Universitaria, en la calle Licenciado Verdad y en la preparatoria 5 en Coapa y después de ahí, fue fundadora de la preparatoria 7 en la Viga.

Luego, mi madre, se puso a escribir una serie de libros, el más importante es “La resistencia indígena ante la conquista” que publicó [la editorial] Siglo XXI que fue un estudio que realizo basándose en los cronistas y puso el valor en la gesta indígena ante la conquista y rompió un poco con el mito muy expandido de que los indígenas se dejaron conquistar sin moverse, apantallados por los caballos y las armaduras.

De la física a la geografía. El acercamiento a la disciplina

La trayectoria universitaria, a la par que intelectual de Atlántida Coll toma sus primeros pasos con un acercamiento a la física. Dos físicos parecen haber influido en Atlántida en sus años de juventud: Luis de Tapia Bolivar[32] y Manuel Tagüeña Lacorte[33], ambos exilados españoles, el primero docente y más tarde director del Instituto Luis Vives y el segundo, un doctor en física, que llegó a ser general del ejército republicano, ferviente comunista que se exilará en la URSS, donde desarrollará una carrera militar, para luego pasar a Yugoslavia y Checoslovaquia. Allí, renegará del comunismo, por los excesos del mismo, exilándose en México en 1955.

Sin embargo, tras unos escarceos iniciales con la física, llegará a cursar el primer año de la licenciatura en física, decide iniciar los estudios universitarios en geografía, sin duda alguna, influida por su madre, también geógrafa: Josefina Oliva Teixell.

-¿Cómo llega a la Geografía?

Atlántida Coll: En realidad yo salí de la preparatoria a los dieciséis años y entré a la Universidad a los dieciséis años. Uno de los libros que me marcaron muchísimo fue la biografía de Marie Curie que escribe su hija Eva Curie que es una biografía maravillosa. ¡Me la sabía de memoria! Por un lado, entonces eso me marca y digo: ¡ Qué vida, la experimentación, qué maravilla poder descubrir así!

Por otro lado, en el Colegio Vives yo tenía un maestro de física maravilloso que era Don Luis de Tapia era un maestro con muchas mayúsculas y muchos subrayados. Nos daba unas clases maravillosas, pero maravillosas. Sin duda,  me influenció. Y también lo hizo Don Manuel Tagüeña. Yo tenía como compañera a su hija Carmen Tagüeña[34]. Su padre había sido comandante del ejército [republicano] del Ebro y él era físico y ella iba para físico.

Nos inscribimos juntas las dos a la carrera de física experimental en la facultad de ciencias. Ese año (es el año 1958) reprobé un par de materias que fueron cálculo y geometría analítica. Fue el año que mi padre se enfermó. Me fue muy difícil, por más que los compañeros y maestros me echaron la mano.  Hago el segundo año de física a trompicones con unas materias de primero y unas materias de segundo hasta que de repente digo: ¡Esto no es lo mío!, el romanticismo es una cosa y la realidad es otra. ¡Me tengo que cambiar de carrera!,  porque no se me ocurre no ser universitaria por el ambiente en el que he vivido y así llegue a geografía.


“La Geografía se respiraba en casa”

Ya en las líneas precedentes nos hemos acercado a la biografía de Josefina Oliva Teixell, madre de Atlántida Coll. Geógrafa de formación y profesora de instituto tanto en Cataluña como en México. A buen seguro fue una influencia para la joven Atlántida para su acceso a la ciencia geográfica. Influencia doble, tanto por ser su madre, como por el conocimiento disciplinar que ella desplegaba. En este sentido, completando la biografía de Josefina Oliva hay que decir que escribió algunos manuales de geografía para la enseñanza media. Nociones de geografía física, editado por Porrúa en 1958 y firmado junto con el astrónomo Marcelo Santaló y Geografía física y humana: De acuerdo con los programas oficiales, en 1965, junto con Santaló y la propia Atlántida. Ambos fueron prologados por el ingeniero Alberto Escalona Ramos que como hemos visto era amigo de la familia Coll-Oliva. Ya jubilada, publicó en 1988, para la editorial Trillas: El universo y sus misterios: Introducción a la astronomía. Sin duda, un modesto homenaje a Marcelo Santaló, astrónomo, de origen catalán, también exilado en México, amigo de la familia, había sido compañero de su madre en el instituto de Gerona, quién tuvo una notable influencia en la joven Atlántida, durante sus estudios universitarios y en sus primeros escarceos en el mundo laboral.

-¿Tuvo cierta influencia de su madre?

Atlántida Coll: El ambiente [relacionado con la geografía] era lo que se respiraba en casa. Mi madre fue una extraordinaria maestra, lo sé porque yo fui su alumna en el [Instituto] Vives. Se me hizo lógico, decir ¿Qué hago?, pues geografía, mamá es geógrafa,  la casa está llena de libros de geografía, pues voy a estudiar geografía y si se me atora: ahí está mi mamá. Ella siempre me dejó libertad absoluta para hacer lo que yo quisiera. Ya estábamos ella y yo solas, mi padre ya había muerto. Así llegué a [la licenciatura en] geografía. Fue muy divertido porque como venía de la Facultad de Ciencias, el Doctor Vivó que era director de la carrera en aquel entonces y conocía muy bien a mi madre, habían sido compañeros en la escuela de antropología, me permitió adelantar materias. Yo hice la carrera en tres años y poquito más. Me fue muy fácil poder hacer muchas materias por semestre y adelantar los dos años que supuestamente ya había perdido en física. De lo que me fui dando cuenta con el tiempo es que los dos años de física no fueron en balde, sino que me dieron una estructura mental de rigidez científica, de capacidad de abstracción que me fue utilísima después para la geografía. Cuando hablo con mis alumnos y les dijo que la geografía es una ciencia abstracta, no me entienden. Entonces les tengo que explicar porque digo yo que es una ciencia abstracta que hay que tener capacidad de abstracción y rigor científico uses el método que uses.

Me fue muy fácil hacer una muy buena carrera de geografía y pase rápido de la licenciatura al doctorado porque en aquel momento la maestría era exclusivamente para docencia, estoy hablando de los primero sesentas. Entonces, la maestría te la podías brincar porque era conocimiento del adolescente, etcétera, etcétera.

Cuando murió mi padre, en 1958,  yo empecé a trabajar lo único que sabía hacer era dar clases porque era lo que había vivido. Entonces, empecé a dar clases de matemáticas, aunque ustedes no lo crean, particulares. Poco tiempo después, Don Marcelo Santaló[35], que fue como mi ángel de la guarda,  me puso hacer de su ayudante en las clases de cálculo y geometría analítica, ¡Las dos materias que había yo reprobado! Lo hizo a propósito para obligarme a estudiar. Como yo tenía un título de la Universidad de Cambridge de inglés porque había estudiado idiomas como parte de mi formación desde muy niña, empecé a dar clases de inglés. Ya después cuando tuve unos cuantos años de geografía, empecé a dar clases de geografía y con Marcelo Santaló fui su asistente en el observatorio de la preparatoria 1 de San Ildefonso. Él daba matemáticas y cosmografía. Era otro México. Yo salía de aquí a las siete y media de la noche, le pedía permiso al profesor, tomaba el autobús Villa Obregón-Insurgentes llegaba al Zócalo y de ahí me iba a San Idelfonso, subía los tres pisos y llegaba a las ocho, todo esto en media hora.

Y entonces el maestro Santaló decía: “Hoy voy a ver nebulosas, ¡enséñales!”. Como yo las sabía localizar, él ya me había entrenado, me mandaba los grupos de chicos de cinco o seis, subían y les explicaba lo que era un telescopio. Les localizaba la constelación de Orión, les explicaba y luego con el telescopio les ubicaba la nebulosa de Andrómeda y así. ¡Se podían ver estrellas en el Zócalo!,  y los chicos estaban fascinados porque claro, descubrían un mundo maravilloso. Durante más de un año estuve trabajando con el maestro Santaló, ¡Fue maravilloso! En las mañanas daba clase, en las tardes venía a la facultad y a las noches estaba con Don Marcelo en la preparatoria.

Las clases de geografía de las mañana las daba en la escuela de las Vizcaínas en la calle de las Vizcaínas, ¡Un edificio maravilloso! De ahí, salía y me iba rápidamente a la Academia Hispano-Mexicana que estaba en la calle de Abraham González, entraba a las diez y diez, daba clases, terminaba a las doce menos diez y me iba corriendo a la Avenida Chapultepec. Tomaba un camión y llegaba al Vives a las doce y diez daba clase en el Vives salía del Vives, tomaba el tren y me iba a casa. Comía y a las tres estaba aquí en la Universidad. Ahora físicamente, ¡Ni en helicóptero!, es que la escala era totalmente distinta.

-¿Qué maestros le marcaron como estudiante de Geografía?

Atlántida Coll: Me voy involucrando en el mundo de la geografía, que aunque me era muy conocido, me doy cuenta de que es un mundo fascinante. ¡Tuve mucha suerte!, Los que me influenciaron fueron tres maestros fuera de serie. Uno fue el doctor Vivó que desgraciadamente las nuevas generaciones quizá no han oído hablar de él y no saben que fue él quien insistió y dejo la vida para lograr que la carrera de geografía funcionara[36]. Era un hombre decimonónico por su conocimiento enciclopédico. Tenía un conocimiento realmente extraordinario de todo. A mí me dio trece materias distintas: geografía física, geografía humana, geografía económica, historias de las ciencias geográficas, etc. Era impresionante lo que sabía y tenía una gran capacidad de trabajo. Cuando organizaba algún congreso o alguna reunión y te escogía de ayudante, te ponías a temblar porque te ponía a trabajar desde la seis y media de la mañana. Era esa vitalidad y esa pasión que tenía por la geografía que se te contagiaba. Fue para mí “el maestro”.

Otro de los otros profesores que a mí me marco por eso empecé en geomorfología, fue Gilberto Hernández Corzo que era un maestrazo[37]. Era de esas personas con un don pedagógico extraordinario y él nos daba geomorfología y prácticas. Nos llevaba al campo y a las prácticas de estadística. El maestro Hernández Corzo nos daba unas clases de geomorfología sensacionales. Yo después retome esa temática, cuando regresamos de Europa, y entre aquí al Instituto y empecé hacer geomorfología.

Y el otro profesor que es muy importante para mí, quizá desde otro punto de vista, porque había sido mi maestro en la facultad de ciencias y porque yo le tenía un cariño muy especial, fue Don Pedro Carrasco[38]. Era refugiado, también, yo lo veía muy anciano pero era un pedazo de cielo ese hombre.  Había sido mi maestro de óptica en la Facultad de Ciencias y luego me lo encontré en la facultad (de Filosofía y Letras) dando cosmografía. Asignatura que me gustaba muchísimo por toda la experiencia con el maestro Santaló. Por eso, hicimos muy buenas migas. Hubo otros profesores que de una manera u otra fueron importantes pero realmente de esos que te encauzan son estos tres.

Los estudios de Licenciatura y su llegada al Instituto de Geografía

Atlántida Coll se titulará con la tesis Estudio geográfico de doce municipios tzeltal-tzotziles de los Altos de Chiapas. La presentó en 1965 en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, siendo director de la misma: Gilberto Hernández Corzo. Se trata del primer trabajo académico de Atlántida Coll.  La tesis, en 100 páginas, más una serie de anexos, recoge información de la región de los Altos de Chiapas, conformada por los municipios de Amatenango, Chenalhó, Chamula, Huistán, Chachihuitán, Chanal, Oxchuc, San Cristobal, Mitontic, Zinacantan, Tenejapa, y Pantelhó. Una información expresada a manera de una monografía que recuerda las realizadas por la geografía francesa postvidaliana y que en este caso, incluyo los apartados de localización, fisiografía, geología, hidrología, climatología, suelo, vegetación, fauna, organización social, aquí expresada en un detallado análisis etnográfico, organización política, religiosa, pensamiento mágico y la organización económica.

Se trata de un trabajo meritorio debido a la dificultad en localizar las informaciones y por la escasez de conocimiento de esa zona, tal como en la introducción indica Coll-Hurtado. Una escasez que no es óbice para que la autora justifique su trabajo no como un mero instrumento académico para obtener un título sino con la voluntad de coadyuvar al desarrollo de los habitantes de esa zona, en su mayoría indígenas[39]:

“Mi interés en hacer este estudio geográfico de doce municipios de los Altos de Chiapas tiene el propósito de contribuir, hasta donde sea posible, al mejoramiento de las condiciones de los indígenas, que ahí tienen su hábitat. Por escasez de materiales, puesto que esta zona ha sido poco estudiada desde el punto de vista geográfico no he logrado los resultados a los que aspiraba. Por fortuna en el terreno etnográfico se han hecho estudios exhaustivos a través del Instituto Nacional Indigenista. Lleva en esta labor catorce años y ha conseguido, con grandes esfuerzos, elevar las condiciones de vida de estos indígenas, grupo humano de este país, que ha permanecido en el  abandono.”

La tesis en su momento quizás, quedo limitada por esa falta de noticias sobre la zona, sin embargo, vista casi cincuenta años más tarde, resulta un trabajo de gran mérito y aporta un análisis que hoy puede ayudar a revisitar la evolución histórica de esa zona. Tristemente, el trabajo es escasamente citado por la ingente cantidad de publicaciones que se han generado sobre esa zona, desde que éste se presentó. Añadir, que con esta tesis de licenciatura Atlántida Coll de Hurtado inauguraba una serie de trabajos donde sus preocupaciones se centrarían en el sudeste de México. Primero Chiapas, luego Campeche para pasar al sur de Veracruz y a Quintana Roo. Sería una primera etapa de investigación que abarca desde 1965 hasta 1981. En 1975, volvería a interesarse por las temáticas campesinas, ahora con un artículo enmarcado dentro de la geografía histórica: “La guerrilla zapatista; principales lugares donde presentó batalla: 1911-1919” publicado en tomo XIII del Anuario de Geografía de la UNAM.

Sin embargo, la tesis de licenciatura pareciera la culminación de una etapa y el inicio de otra. En la nueva, Atlántida Coll, ya casada con el urólogo Luis Hurtado, experimenta el hecho de ser esposa y madre. Siguiendo la actividad profesional de su marido vivirá en Barcelona y en París durante dos años, de 1965 a 1967, siendo una experiencia vital gratificante, no exenta de dificultades y dudas sobre el futuro. En 1967 retornará a México, para iniciar su trayectoria académica en el marco de la geografía.

-¿Y luego de la Licenciatura qué sigue?

Atlántida Coll: Hice la licenciatura y seguidamente me inscribo en el doctorado. Acabe todas las materias del doctorado con muy buenas notas. En el inter, uno tiene una vida personal, conozco a un médico mexicano hace cuarenta y ocho años y todavía seguimos juntos[40]. En el inter, nació el hijo mayor y por ciertas circunstancias nos marchamos de México. En ese momento, Luis (su marido) tuvo la posibilidad de trabajar en Barcelona con un urólogo Gil-Vernet[41], pionero de los trasplantes renales. Aceptó que Luis trabajara con él y nos fuimos a vivir a Barcelona el año 1965. No había quien viviera en Barcelona porque no teníamos un quinto, entonces, nos fuimos a vivir a Castelldefels[42] que era mucho más barato porque era de veraneo y como lo alquilamos por todo un año nos dieron una renta muy barata. Ahí, yo sí me dedique hacer de mamá porque tener alguien nos costaba más de lo que teníamos para sobrevivir todo el mes. Entonces Luis se iba a Barcelona todas las mañanas, Castelldefels está a diecinueve kilómetros. Luis estuvo más de un año con Gil-Vernet, aprendió muchísimo y estuvo haciendo todos los trasplantes renales. Cuando había trasplante yo ya sabía que mi marido desaparecía. El mismo Gil-Vernet lo puso en contacto con un médico (urólogo) francés también muy conocido Pierre Aboulker[43]  que era el médico de De Gaulle y nos fuimos a vivir a París a la casa de la gente que mis padres habían conocido en el año 39. Es una historia muy bonita, ya que hasta ahora sigue el contacto con las familias, lo mantenemos. Estuvimos en París unos siete u ocho meses y Luis estuvo trabajando con Aboulker y yo seguía haciendo de mamá feliz de la vida, paseándome en París con mi enano. Regresamos a México el año 1967 a buscar trabajo, no teníamos trabajo ni él ni yo.

Mi entrada al Instituto de Geografía, se produjo de forma un tanto curiosa. Fue bonito. Un día me dice mi madre: “¡Oye!, tengo que ir a ver a Pedro Bosch Gimpera”[44], ellos dos eran muy amigos, “¿Me acompañas? Pues, si vamos”, le respondí y nos venimos a Ciudad Universitaria a buscar a Don Pedro Bosch Gimpera. Estuvimos con él, charlamos todo lo que tú quieras. Yo le conté que acaba de llegar de Cataluña y que había estado con gente conocida de él. Cuando ya nos regresábamos, de repente, oigo (unos golpes en)  un vidrio y volteo hacía arriba  y veo a un compañero de la carrera: Rubén López Recéndez[45]. Él baja corriendo, besos, abrazos, ya sabes. “¿Qué haces?”, me dice. “Busco trabajo”,  le digo. A lo que responde “¡Ay pues, ven, vamos hablar con la directora!” y fuimos a hablar con la directora del instituto de geografía, en el viejo edificio[46]. La directora era la Dra. Consuelo Soto Mora entramos en su despacho y Rubén le dice: “Atlántida, es una compañera que acaba de regresar de Europa sería un buen elemento.” De repente, Consuelo me dice: “pues no sé, yo creo que no” y yo dije: “bueno, pues ni modo no”. Luego empezamos hablar y me dice: “por qué no empieza el día primero. De momento puede entrar como investigadora especial, entre con el doctor López Recéndez a geomorfología”.

Ese día llegue a casa con una sonrisa feliz de la vida. Me encuentro a Luis con la misma sonrisa. ¡Encontramos trabajo el mismo día! ¡Fue así de maravilloso! Eso sí, tuvimos que esperar seis meses para cobrar por que en aquella época te daban el trabajo y te pagaban dentro de seis meses pero bueno, ya podíamos tener deudas, porque ya podíamos pagarlas dentro de seis meses.

Entonces, llegué [al Instituto de geografía] el primero de abril del 1967, y acabo de cumplir 45 años en este lugar. Ese día, me dice Rubén: “Mira este libro de geomorfología climática, léetelo y estúdialo”. Muy bien. ¿Qué más? Mira este es un par de fotos aéreas, aquí tienes las fotos y un estereoscopio de bolsillo: interpreta”. ¿Qué interpreto? “Lo que veas”  y ¿Cómo le hago?  Me dice, “le mueves hasta que veas en terceras dimensión y ahí vas marcando con colores grasos pues los ríos”. Viendo ese panorama, me puse a estudiar como una chiflada geomorfología.

El paso por la geomorfología

Entre 1965, año de su tesis de licenciatura y 1972, cuando presenta la de maestría, Coll-Hurtado ha desarrollado distintos trabajos de geomorfología[47], fruto, sin duda, de su colaboración en los trabajos que se hacían en el Instituto de Geografía de la mano de López Recéndez. Es muy probable, que en esa labor tuviera el apoyo y la influencia de su maestro Hernández Corzo, quien la había dirigido su tesis de licenciatura.

El más destacado a nuestro entender es: Fotointerpretación geomorfológica del cordón de dunas de la laguna del Marqués, Estado de Veracruz, publicado como un cuaderno de apenas 25 páginas en 1969. Se trata de un ejercicio de fotointerpretación mediante fotografías aéreas de 1945 a escala 1: 30.000 de las dunas móviles de la Laguna del Marqués en Veracruz. El texto da fe del dominio de la terminología específica y de los rudimentos básicos de la geomorfología por parte de su autora, así como, del manejo de bibliografía especializada de origen francés. En este trabajo usará los manuales de Tricart y Cailleaux, de Guilcher y de Derruau. También, muestra que la joven investigadora realiza un detallado trabajo de campo en la zona que le permite detectar tres cordones de dunas, uno más desgastado que los otros dos, así como  los fenómenos de recarga de los mismos. El trabajo de campo se mostrará además, como una práctica importantísima, que le acompañará en el resto de sus trabajos, en especial los vinculados con regiones o temáticas específicas. En esta experiencia concreta no exento de dificultades[48]:

“La fotointerpretación fue controlada en el campo mediante observación directa y la obtención de muestras de arena de distintos tipos de dunas. Algunas áreas no pudieron ser rastreadas por la imposibilidad de transitar por la caminos vecinales totalmente inundados por las precipitaciones que tuvieron lugar a fines del mes de septiembre de 1967 por la influencia del ciclón Beulah”.

Con todo y el trabajo de campo, Coll Hurtado no continuará su incipiente trayectoria en la geomorfología. Las dificultades que en esos años existían aún para conocer las técnicas de la disciplina, la cada vez mayor implicación en los lineamientos generales del Instituto de Geografía y sobre todo, por su progresivo interés hacía las actividades humanas, en especial hacia el diagnóstico y uso de los recursos naturales y la geografía económica, la harán desistir de continuar en ese camino.

-¿Cómo surge el interés por la geomorfología?

Atlántida Coll: Todo parte por la geomorfología del cordón de Dunas de la Laguna del Márquez, ¡Imagínate! Tengo los mapas, que son preciosos, porque lo que hice fue restituir todos los vuelos del ejército norteamericano de la cuenca del Papaloapan[49]. Fue un vuelo que tenía las tres fotos: la vertical y dos oblicuas, lo hicieron para buscar lugares donde poner pistas para los aviones y así poder cruzar el Atlántico en dirección al Norte de África. Yo me puse a analizar y a estudiar geomorfología litoral. ¡Me fascinó! Estudié de manera autodidacta y tuve la osadía de la juventud de ser la primera mujer en hacer geomorfología litoral de México. Se necesita ser osado, ahora que lo pienso, estamos hablando de hace 45 años. ¡Hay que ser muy joven y muy osado! Lo que hice fue restituir todas esas fotos y a la manera que se hacía antes. Esto  era pasar a papel albanene con tinta china y entonces, hacías los mapas. Los hacías a mano, dibujabas a mano alzada, además y luego ya el avance tecnológico era el uso del Leroy que eran las tiras con las letras y después el cangrejo que ibas escribiendo con el Leroy y la tinta china[50], ¡Ese era un avance tecnológico de última generación!.


Los inicios en el Instituto de Geografía

El 1 de abril de 1967, con 26 años, Atlántida Coll inicio actividades en el Instituto de geografía como auxiliar de Investigador a tiempo parcial. Dos años más tarde, ya era investigador auxiliar de tiempo completo y doce años después, en 1981, había obtenido la categoría de investigador titular “A” de tiempo completo. En apenas catorce años había obtenido una posición relativamente estable en términos laborales y académicos, fruto de sus diversos trabajos, primero de geomorfología y más tarde de geografía económica y de su progresiva e intensa participación en el quehacer académico del Instituto de geografía.

-¿Cómo fueron sus primeros años en el Instituto de Geografía?

Atlántida Coll: Entra Consuelo Soto Mora que había hecho [estudios de] doctorado en Francia[51]. Llega con otra perspectiva y empieza a intentar cambiar en un momento en el que también la Universidad está cambiando en la estructura de la investigación científica. Por ejemplo: se buscará que los institutos sean institutos de investigación, que publiquen, que haya producto visible, que tengan una estructura departamental. Cuando Consuelo nos reunía a todo el personal académico en la dirección cabíamos todos en una mesa larga, no éramos más que diez o doce todo el personal  académico del instituto. Ella impulsa que trabajemos, que hagamos investigación, que tratemos de abrir líneas de investigación, que se formen departamentos. Así se crean: un departamento de geografía física, uno de geografía social, uno de geografía económica. Incluso teníamos secciones en los departamentos, por ejemplo en geografía económica había la sección de geografía rural que respondía a las necesidades del momento del país que pasaban por tener conocimiento de lo que estaba pasando en el medio rural. Esto es justo antes de los setentas que es cuando se da el cambio de rural a urbano en México.

Se empieza a modificar la estructura del Instituto y por lo tanto, la estructura de todos nosotros. Gracias a Consuelo aparece una revista, aunque es un trabajo colectivo. Decidimos que el instituto tenía que tener una revista con artículos científicos, la sacamos en mimeógrafo. La revista “Boletín del Instituto de Geografía” es de las revistas más viejas de la Universidad[52], sacamos los tres primeros números en mimeógrafo con el poco presupuesto que tenía el instituto. El consejo editorial estaban: Consuelo Soto Mora, Teresa Gutiérrez de MacGregor, Elena Vázquez, Luis Fuentes Aguilar, Rubén López Recéndez, Ernesto Jáuregui , que actualmente, es un investigador de ciencias de la atmósfera que estuvo con nosotros muchos años, y yo misma. Escribíamos los artículos. Lo único que no hacíamos era picar los esténcils porque había una secretaria que lo hacía. Empezamos a generar la idea de que nuestras investigaciones tenían que ser publicadas y que teníamos que generar publicaciones. Así empezamos con esto, con el boletín uno y nadie nos creía. Y luego, el boletín dos y nadie nos creyó. Y luego el boletín tres hasta que por fin el boletín cuatro ya salió en imprenta, con la misma dinámica, haciéndolo todo entre nosotros. ¡Claro! estoy hablando de unos años (finales de los sesenta) en que no había esta manía de revisión por pares, del Social Science Citation Index. Todo eso no existía. También, poco a poco, empezamos con una pequeña colección de cuadernos sobre temas geográficos[53].

Además, empezamos a organizar una serie de coloquios para dar a conocer el instituto, para dar a conocer la geografía y para de alguna manera, remarcar la multidisciplinariedad. El primer coloquio que organizamos es coyuntural porque va respondiendo a los distintos momentos del país. Así, lo primero fue hacer un coloquio sobre planificación regional en el que participaron toda una serie de personas de personalidades de la economía y de la geografía del país[54]. Lo que hicimos fue publicar la ponencia más un comentario de una persona,  el equivalente a un par que hacía comentarios sobre esa ponencia. En ese coloquio publicamos con Consuelo[55]. Después organizamos varios, por ejemplo es el momento del cuantitativismo, que influenciaba sobre todo a la geografía económica. Así, hicimos un pequeño coloquio sobre Geografía Económica, y lo que hicimos fue analizar las distintas posturas de la Geografía Económica de los ingleses, los norteamericanos, los franceses, los rusos ¿sí?, y también lo publicamos[56]. También, hicimos uno sobre las relaciones campo ciudad, en 1978[57].

Los estudios de posgrado

Tras siete años de intenso trabajo académico, Atlántida Coll presentará su tesis de maestría. Esta es fruto de su interés por las actividades humanas en el territorio y en especial, por el diagnóstico y uso de los recursos naturales para mejorar las condiciones de vida de los habitantes de un territorio, hecho que le hará plantearse una tesis de maestría en ese sentido. Así, escogerá para su análisis la Laguna de Términos en Campeche. El resultado es un texto de 87 páginas, que se presentará en 1972, con el título: Los recursos naturales de la Laguna de Términos, Campeche.  Dicha tesis será dirigida por el maestro en geografía Jesús Rivera Aceves[58], en esos años profesor a medio tiempo del Colegio de Geografía y especialista en recursos naturales. Tres años más tarde, será publicada en forma de breve monografía por el Instituto de Geografía.

Los motivos de la tesis de maestría quedan claros desde las primeras páginas:

“Las necesidades de la cada vez más creciente población de México obligan a la búsqueda de nuevas posibilidades de alimentación tanto como a la apertura de fuentes de trabajo que permitan una real mejoría del nivel nacional. Esto hace que adquieran importancia aquellas zonas que pese a sus recursos naturales se han mantenido hasta ahora en total aislamiento.”[59]

Una importancia que amerita el análisis que puede proveer la geografía y que en este caso, se muestra como un estudio geográfico exhaustivo, con notorias similitudes a los que en esos años aún realizaba la potente escuela de la geografía regional francesa. El trabajo se divide en cuatro grandes capítulos: medio físico, donde aboca todos sus conocimientos de fisiografía y geomorfología, morfología, recursos naturales, un extraordinario despliegue de datos estadísticos correctamente analizados, recogidos en el censo de 1970 y finalmente, un detallado informe, bajo el título de: Recursos potenciales. La tesis llegará algunas conclusiones:

“El área Laguna de Términos corresponde a una de esas regiones potencialmente ricas en recursos. Su explotación económica es difícil por los caracteres adversos del medio, pero en cuanto a la presión demográfica alcance un nivel adecuado será necesario abrir  esas fuentes de trabajo hoy latentes. De acuerdo con el análisis de los recursos naturales del área puede establecerse ciertas técnicas de conservación o de explotación racional o inclusive puede intentarse la introducción de nuevos elementos.[60]

Para continuar más adelante añadiendo:

“El área de la Laguna de Términos presenta, pues, las condiciones necesarias para lograr la productividad elevada y para convertirse en una región en la que pueda haber equilibrio basado en la diversificación de actividades económicas, siempre y cuando se establezca una planificación racional y congruente que presente como premisas básicas el poblamiento y la tecnificación de actividades”[61].

Conclusión, esta última, que nos apunta a un deseo de utilidad  de la geografía, siempre ajena en los ámbitos decisorios de gobierno, y más en México, donde apenas ha jugado ese papel. Una utilidad, además, que se revela como el principal argumento para desarrollar un trabajo en esta zona de Campeche con el fin de detectar sus recursos naturales. Cuarenta años después de la presentación de la tesis se nos antoja un ejercicio bien intencionado, incluso inocente, extraordinariamente bien documentado, de un devenir que nunca se dio. Todo lo contrario, el entorno de la Laguna de Términos con los descubrimiento de grandes yacimientos petrolíferos en la Sonda de Campeche a mediados de la década de los setenta, encontraría un desarrollo que generó empleos, pero éste no sería basado en actividades diversificadas ni en el rendimiento de sus recursos naturales explícitos sino en la única industria de la extracción de petróleo, recurso natural oculto, generador de beneficios pero también de numerosas anomalías y distorsiones de orden ambiental y en el uso de recursos naturales. Así, los datos numéricos que presenta esta tesis no dejan de ser llamativos pues nos muestran un entorno con potencial en la pesca, el marisco, los recursos maderables, el arroz, apenas habitado por cien mil personas. Hoy, sólo Ciudad del Carmen tiene 169.466 habitantes según el censo de 2010 de INEGI y el recurso más deseado es el suelo de la isla y su entorno para poder desarrollar fraccionamientos y viviendas para absorber la demanda que se prevé con la explotación de los nuevos yacimientos marinos de petróleo de la zona.

- ¿Cómo inicia los estudios de maestría?

Atlántida Coll: Cuando yo entro aquí [Instituto de geografía] entro como licenciada porque, aunque yo había acabado el doctorado, como me marche y no había presentado el examen ni la tesis.  En esos momentos cambian las reglas del juego en la Universidad y empiezan a exigirnos los grados, igual que empiezan a exigir que publiques. Todavía, me acuerdo del revuelo que se armó cuando dijeron que nos iban a calificar con el trabajo de tres años. Tú no sabes la histeria colectiva, ¡Cómo nos van a calificar con tres años de trabajo!  Ahora ya es la cosa más normal del mundo pero en aquella época nadie nos evaluaba esto era el paraíso total. Me di cuenta de que tenía que acabar el doctorado entonces se me ocurrió: “Ya lo tengo hecho voy a ver si puedo rescatar, porque tengo todos esos créditos del doctorado, entonces hago una tesis y ya”. Pero no fuese así, entró en juego la burocracia. Pido cita con el director de posgrado y le explico mi situación. “Tengo todos los cursos del doctorado aprobados con MB, ahora estoy trabajando de tiempo completo como investigadora en el Instituto de Geografía. Lo que le quiero preguntar, porque hubo cambio de programa de estudios, es ¿Si me valida usted, estos cursos de posgrado para que pueda yo hacer la tesis y recibirme?, Le explico que como estoy aquí de tiempo completo y tengo un niño que para mí sería mucho más fácil nada más dedicarme hacer la tesis porque no me es muy fácil tomar los cursos. ¿Y saben lo que me contesto? “¡Ay, señora!, ¿Pídale permiso a su esposo?” Agarre mis papeles y ahí mismo, baje de piso y me inscribí a la maestría.  Me fui a casa y le dije a Luis. “¡Oye! Te vengo a pedir permiso: me inscribí a la maestría”.

Cursé toda la maestría, presenté la tesis de maestría y me la publicaron en 1975. Es una tesis con orientación hacía los recursos naturales. De ahí, seguí rauda y veloz al doctorado.

El doctorado y su interés por la geografía económica

Nueve años después de titularse como maestra, en 1981, Atlántida Coll se recibe como doctora. Su tesis es una visión totalizadora del panorama del agro mexicano, hecha desde la ciencia geográfica. Bajo el título: ¿Es México un país agrícola? Un análisis geográfico”, desgrana a través del uso de diversas fuentes estadísticas la situación y la más reciente evolución de la agricultura mexicana.  La pregunta del título de su tesis evidencia los cambios que México tenía en esos años, convirtiéndose en un país cada vez más urbano y donde lo agrario y lo rural, mitificados por la Revolución, sufrían cambios drásticos. El trabajo se sitúa a caballo del cuantitativismo que por aquellos años presidia no pocas investigaciones geográficas y de una visión más humanista, más relacionada con el papel del hombre en el medio y un sentido de utilidad del quehacer geográfico como conciencia de los problemas existentes, tal como la entendía Pierre George, geógrafo francés inspirador de buena parte de los textos de Atlántida Coll.

En 1982, su tesis es publicada por la editorial Siglo XXI, el libro tendrá un relativo éxito pues será reeditado en 1985.  Tanto la tesis como el libro se basan en esas ideas, recogidas en el preámbulo del libro:

“El agro nacional causa dos reacciones: la que promueve el interés meramente científico y técnico, y la que desencadena un sentido de rebelión, emocional, ante situaciones de injusticia social y deterioro humano. Quizás es por esto que sobre el campo y los campesinos se ha escrito tanto y desde puntos de vista no sólo distintos sino encontrados. También por esto, es quizás una osadía intentar aumentar la amplia bibliografía existente con este trabajo que trata a la agricultura desde el punto de vista del geógrafo. Pero, al mismo tiempo, es posible que incremente el acervo con un nuevo enfoque y pueda servir como complemento a otras obras. En todo caso, responde a una necesidad espiritual, de contribuir, por poco que sea, a la concientización de la grave situación en que sobreviven millones de campesinos mexicanos.[62]” 

La tesis doctoral, conviene decirlo, es fruto de su progresiva preocupación por las temáticas económicas y productivas y su inserción en el espacio geográfico. Preocupación que ya se hace evidente en su tesis de maestría, pero también en distintos artículos que publicará entre 1972 y 1982[63]

En 1992, diez años después de la edición de libro, Atlántida Coll participaría junto con Consuelo Soto y Luis Fuentes Aguilar  en la redacción del libro: Geografía Agraria de México. Un compendio geográfico de la agricultura del país, aderezado con información proveniente de censos y de encuestas a agricultores de distintas partes de México, que ponía al día las informaciones recabadas en el trabajo hecho a inicios de la década de los ochenta. Ya en 2003, presentaba: La agricultura en México. Un atlas en blanco y negro. Un trabajo de corte divulgativo publicado en la colección Temas Selectos de geografía de México y escrito junto con María Lourdes Godínez. El dominio de la temática, tras veinte años de analizar, le permitió hacer este trabajo de difusión, ilustrado con cartografía explicativa, dirigido a los estudiantes de geografía y al público lego en la materia. En 2005, en esa misma colección publicaba: Geografía económica de México.

Figura 2.  Tres libros sobre la geografía agraria de México marcan el trabajo de más de dos décadas de Atlántida Coll
Fotografía realizada por Martín Checa-Artasu, enero 2014

Cabe decir que la geografía agraria no ha sido entendida por Coll-Hurtado como un tema ceñido y cerrado, todo lo contrario, es desde ésta que se aproximará a otras temáticas como la minería, en textos hechos junto con María Teresa Sánchez Salazar[64], a la industria y los servicios[65].

Finalmente, cabe decir que es en este momento que Atlántida Coll descubre la obra del geógrafo francés Pierre George. Leerá sus textos apasionadamente y difundirá su obra entre los estudiantes de geografía mexicanos. Así, se convertirá en la principal instigadora de la serie de visitas y cursos que el profesor George hizo a la UNAM en 1978,  1980, 1982 y 1984. Resultado de esa labor de transmisión de la obra del geógrafo francés hay cuatro publicaciones, un libro por cada uno de los cursos que impartió, compilados bajo los siguientes títulos: Geopolítica de las migraciones (1985); Geografía y medio ambiente, población y economía (1979); Geografía: energía y población (1980) y Geografía y crisis del mundo occidental: Europa (1982).

Años más tarde y después del fallecimiento del geógrafo francés se hizo un homenaje en el Instituto de Geografía, producto del cual se publica el último libro Una vida entre valles y colinas. Pierre George un homenaje, publicado en 2009.

-¿Cómo es su acercamiento a la geografía económica?

Atlántida Coll: Para ese entonces a nivel de la estructura burocrática me pongo a trabajar en Geografía Económica, trabajo con Consuelo Soto y con Luis Fuentes. Hacemos un grupo de geografía agraria y por eso hago esa tesis de geografía Agraria “¿Es México un país agrícola?”, que me publica (la editorial) Siglo XXI.  Me metí en esa temática, porque uno puede ser autodidacta hasta un cierto nivel sobre todo en ciertas disciplinas, pero en un momento me di cuenta que en geomorfología no iba más allá, que me faltaban bases porque mi formación era fundamentalmente humanista. Me di cuenta de que si quería seguir en geomorfología tenía que hacer un alto, por lo menos estacionarme un poquito, que me lo permitiera la Universidad desde luego, y ponerme a estudiar una serie de materias que me reforzaran para poderme adaptar al avance de la geomorfología Pero no tenía tiempo porque una cosa es dedicarte exclusivamente a la ciencia y otra cosa es tratar de tener una vida equilibrada entre lo personal y lo profesional y para mí mi vida familiar siempre ha sido muy importante. Un día  hablando de esto con Consuelo, la Dra. Soto, nos hicimos muy amigas, me dijo: “¿Y por qué no te vienes a trabajar conmigo? Si a ti lo que te gusta es la parte humana”. Ella trabajaba agricultura y me inserte en la parte de agricultura muy fácilmente porque tenía todo el antecedente. No me resultaba ajeno nada de todo eso porque era un poco mi ambiente de formación. ¡Claro!, me puse a estudiar como loca, me puse a estudiar economía, geografía económica y ahí fue donde descubrí a mi gran maestro, ahí lo tengo para que me ilumine, el doctor Pierre George que yo ya lo había descubierto cuando vivíamos en España porque iba a las librerías, cuando descubrí su Compendio de geografía económica descubrí también que en geografía económica lo importante no es saber dónde se produce sino cómo se produce[66]. O sea, me encuentro con un libro de geografía económica donde me dice que lo importante son los modos de producción y se me abre un mundo y ahí es donde en ese momento yo entro de lleno a la Geografía y la culpa la tiene el maestro George. Me pongo a leer toda su obra, que además tiene como cien libros y a través de sus libros me convierto en su alumna porque es donde siento empatía por lo que él hace y siento que es por ahí, por donde hay que trabajarlo el buscar la causalidad de los fenómenos el tratar la coyuntura el ver peso de la coyuntura,  ver el peso de la historia y por ahí encuentro el camino.

-¿Por qué su interés por la geografía económica?

Atlántida Coll: Mira todo empieza en la agricultura, yo empecé en geografía económica con la agricultura, publique el libro este de “¿Es México un país agrícola? Un análisis geográfico” que tuvo un impacto del cual me he dado cuenta a lo largo de los años, en ese momento no pensé que fuera así. Fue muy curioso porque en todo el trabajo de campo que hice, ¡Porque recorrí muchas partes del país!, me ayudo mi marido. Por mi aspecto, aquí siempre he sido “la gringuita” y Luis como médico ha trabajado mucho en el medio campesino y sabe muy bien hablar con la gente. Entonces a dónde íbamos le decía: “Mira me interesa y tal y tal cosa…”  y él hacia las preguntas y yo como buena mujercita sometida y subyugada me sentaba atrás y él hacia las preguntas. Hacíamos muy buen equipo de trabajo.

De repente, se empezó a convertir en un factor común sobre todo de ciertas zonas que el campesino era un campesino a medio tiempo. Empezó a parecerme un fenómeno recurrente, empecé a encontrarme con ese personaje ambivalente del minero/campesino que trabajaba en los tiempos muertos de la agricultura en la mina y que cuando venían los tiempos de cosecha, de siembra, regresaba al campo o al pueblo. En un momento me dije: ¿Y porque no exploro la minería? Entonces me puse a estudiar historia de la minería y cuando me di cuenta, estaba metida ahí dentro. También, me di cuenta de que tenía una serie de elementos en contra, el más importante de todos es que era yo mujer. Estamos hablando de los primeros ochentas. Empecé a trabajar minería con un grupo de alumnas. Algunas se ponen hacer tesis de empresas mineras. Me voy a las empresas y empiezo a pedir visitas. […] y nos lanzamos hacer trabajo de campo…

La coordinación de los Atlas Nacionales de México (1990 y 2007)

Sin duda alguna, la participación de Atlántida Coll como coordinadora en el desarrollo de los dos Atlas nacionales de México de más reciente factura es uno de los hitos más relevantes de su carrera académica. Se trata de dos atlas desarrollados a lo largo de dos periodos bien diferenciados de 1986 a 1990 y de 2002 a 2007 donde Coll-Hurtado jugo una funciones de coordinación en los dos casos, pero con diferencias sustanciales.

Sobre el Atlas Nacional de México (1990)

En 1985, la recién doctorada en geografía Ana García Silberman de Fuentes[67], en esos años investigadora en el instituto de geografía de la UNAM, a causa de una propuesta de trabajo para su marido en La Habana decide acompañarlo[68].  Para poder mantener el vínculo con la institución académica, la directora del Instituto en esos momentos, María Teresa Gutiérrez de MacGregor la comisiona para conocer en primera instancia y más tarde integrarse en el equipo del Instituto de geografía tropical de Cuba que desarrolla el Nuevo Atlas Nacional de Cuba. El Instituto de geografía tropical de Cuba había desarrollado el primer Atlas Nacional de Cuba que fue concluido y presentado en 1970. El carácter exhaustivo del mismo y el nivel de su representación cartográfica ameritó que se le concediera el Premio Estatal de Ciencia y Tecnología de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas en 1971. Respecto al segundo Atlas, denominado Nuevo Atlas,  realizado por este instituto, fue presentado en 1989. El mismo se dividía en 24 secciones y en 627 mapas. El nivel de concreción del mismo, donde se introdujo por primera la construcción cartográfica de las problemáticas medioambientales, amerito que por este trabajo se otorgase la Orden Carlos J. Finlay al Instituto de geografía tropical, el máximo reconocimiento a la ciencia en Cuba[69].

Tras 18 meses de estancia en La Habana, de marzo de 1985 a agosto de 1986, García Silberman retorna a México y promoverá intensamente la realización del primer Atlas Nacional de México, con similares características al cubano. Para esos momentos, en el Instituto de geografía existía la preocupación de diversos investigadores del Instituto de geografía por desarrollar una cartografía nacional de carácter explicativo, al unísono que se está desarrollando en otros países. En México, y en el Instituto de geografía, al parecer la idea se venía gestando desde 1973, aunque nunca se había concretado[70]. El anterior Atlas de México databa de 1950 y había sido organizado por Jorge L. Tamayo introduciendo por primera vez cartografía sobre asuntos económicos[71].

Así, el proyecto de Atlas Nacional rápidamente cuajó, tanto por el interés de la directora del instituto, Gutiérrez de MacGregor como por interés de diversas investigadoras entre ellas Atlántida Coll-Hurtado, Teresa Sánchez Salazar y Rosalía Vidal Zepeda. Para 1987 ya se ha conformado un equipo de trabajo coordinado por García Silberman,  Gutiérrez de MacGregor quien asume la difícil tarea de encontrar recursos para realizarlo y la anuencia de las autoridades de la UNAM y por Atlántida Coll Hurtado.  Así mismo, María Consuelo Gómez Escobar se encargará de la coordinación de la redacción cartográfica y otros investigadores del Instituto coordinaran diversas secciones. En este sentido, Coll-Hurtado se ocupara de la sección de Mapas Generales, junto con Rosalía Vidal Zepeda, la de Historia, la de Sociedad y junto con Adrián Guillermo Aguilar y  la de México en el mundo. Así mismo, ella formará parte del comité dictaminador editorial interno.  El resultado se presentó en 1990 en forma de tres tomos que contienen 160 cartas, con alrededor de 600 mapas representado en una  escala básica es de 1:4 millones y con escalas complementarias de 1:5, 1:8, 1:12 y 1:16 millones y siguiendo la proyección cónica de Lambert. Se trata de una labor extraordinaria tanto por el trabajo multidisciplinar que congregó a más de 300 especialistas en un trabajo, en muchos casos, artesanal, puesto que todavía no se disponían de las técnicas de representación cartográfica de hoy en día, cómo por la información que generó[72]. A tenor de esto la propia Coll Hurtado en un texto posterior decía:

“Era un nuevo adelanto de la geografía nacional, tanto por la riqueza de la información procesada, como por los problemas investigados, los conocimientos acumulados y la recuperación del mapa como forma de expresión[73].”

Cabe mencionar, además que Atlántida Coll publicó en el año 2000: México: una visión geográfica. Un libro de síntesis a la par que difusión dentro de la colección Temas Selectos de Geografía de México. Una monografía hecha en base a la información recabada a través del trabajo cartográfico resultado del  primer Atlas Nacional de México.

Nuevo Atlas Nacional de México (2007)

En 2007 se presentó el Nuevo Atlas Nacional de México, coordinado por Atlántida Coll. Esta obra, tal como nos indica Sunyer[74], incorpora numerosas novedades que venían a solventar las deficiencias del anterior Atlas:

El Nuevo Atlas no es, como pudiera pensarse, una reedición. Las diferencias con el anterior son sustanciales, empezando desde su misma concepción hasta el procedimiento técnico que ha permitido su edición. Se trataba, como bien explica su responsable, de incorporar los cambios habidos en el país en los últimos veinte años y hacerlo en un formato que permitiera su fácil manejo y consulta. Además, en relación con los datos estadísticos y, en particular, para las secciones de sociedad y economía del atlas anterior, muchos de sus análisis se basaron en el Censo General de Población y Vivienda de 1980 que ha sido puesto en entredicho por su poca fiabilidad. Las estadísticas empleadas para dichos temas en el Nuevo Atlas han sido las más recientes, tanto las procedentes del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (INEGI, el organismo que desde hace más de 20 años se encarga en México del levantamiento estadístico y de la elaboración de la cartografía)[2], como de empresas paraestatales como PEMEX (la compañía de Petróleos Mexicanos), y la Comisión Federal de Electricidad (CFE), y otras instituciones y organismos públicos del país.

Los trabajos para esta obra se habían iniciado en el primer semestre de 2002 y culminarían cinco años más tarde. Es, a todas luces, una obra monumental, pues aglutino el trabajo de 153 investigadores de distintos institutos de la UNAM y de quince instituciones universitarias de México, que permite conocer la realidad geográfica de México a través de una visión cartográfica. En cuanto a su características técnicas el Atlas está dividido en cinco secciones básicas: mapas generales, historia, sociedad, economía y naturaleza y ambiente coordinadas por distintos investigadores del instituto de geografía y con la coordinación técnica de José María Casado izquierdo. Estas contienen 56 secciones temáticas específicas y 726  mapas representados, la mayoría en una  escala básica de 1:8 millones y otros en escalas complementarias de 1:16 y 1:24 millones.

- ¿Cómo fue el trabajo de coordinación de los Atlas?

Atlántida Coll: Fue un trabajo de locos. En los años ochenta trabajaba aquí, en el Instituto, una colega, Ana García Silberman de Fuentes. Ella vivió por razones personales un par de años en Cuba. Allí, entro al Instituto de Geografía de la Habana y le toco el momento en el que se hacía el Atlas Nacional de Cuba y claro quedo fascinada. Ana regresa a México y se reincorporo al instituto. Entre ella y la Dra. MacGregor que era la directora en ese momento, se nos  empezó a vender la idea del atlas, era el momento del boom de los atlas nacionales a nivel mundial. Aquí, empezamos a buscar atlas nacionales y empezamos a crear aquí la mapoteca de atlas nacionales de otras partes del mundo y a fascinarnos con el manejo cartográfico. Ana nos decía que si en Cuba pudieron hacer su atlas con nada, nosotros podríamos hacer un atlas maravilloso. Así, con la Dra. MacGregor, Ana García, Tere Sánchez y Rosalía Vidal, dijimos: “pues bueno, vamos hacer el atlas ¿y cómo la hacemos?”. Invitamos a un grupo de cubanos (investigadores de Instituto de geografía tropical de Cuba) que estuvieron aquí una semana, nos explicaron la técnica, y nos pusimos a hacerlo. Discusiones por los contenidos, las escalas básicas, escalas atípicas, si hacemos esto si hacemos lo otro… ¡Fue maravilloso!, trabajamos como locos y estructuramos el atlas.  Ana tiene una gran capacidad convocatoria, es muy organizada y lleva la batuta. Nos empezamos a organizar en grupos para ir a Cuba. Entonces yo viví en Cuba un mes y pico, íbamos al instituto de ocho a cinco igual que todo el mundo o sea, éramos trabajadores del instituto, comíamos en el instituto.  Esa fue una época, desde todos puntos de vista, maravillosa, porque fueron unas experiencias extraordinarias y tuvimos la suerte de hacer trabajo de campo maravilloso. Nos trataron maravillosamente bien y de eso ganamos un investigador muy importante que vino a México porque lo invitamos y se quedó aquí con nosotros: Enrique Propin[75]. Aquello fue un ir y venir. Ya después nos hicimos cargo. Tere Sánchez se hizo cargo del volumen de economía, Rosalía se hizo cargo del volumen de naturaleza y yo me hice cargo del primer volumen. Pero el problema era que no teníamos un centavo, no había dinero. Lo quisimos hacer a escala cuatro millones y hacer aquello era verdaderamente insensato, ¡claro!, cartográficamente muy padre pero, entonces fue cuando se encontró la solución de publicarlo por hoja suelta. María Teresa (Sánchez Salazar) nos dijo. “Vamos hacer una cosa: vamos a publicar las primeras cartas del color que sea y con eso vamos a pedir el dinero”. Conseguimos la imprenta pero el sistema de impresión era por separado de colores que era un sistema pesadísimo porque había que estar ahí. Cada una estuvo un año en la imprenta, porque los técnicos que hacían las hojas te decían: “oiga este verde ¿Cuál es?”  Entonces tenías que ver el contexto del mapa y decirle este verde es este. No te podías separar de la imprenta,  nos pasamos un año. Luego surgió otro problema ¿Cómo lo vamos a entregar? Ahí, están los mapas que son estos, imagínate circular con esto bajo el brazo ¿Quién maneja esto?  Hicimos como hojas sueltas, los doblamos y les hicimos unas cajas, hechas ad hoc. Y en esa caja que a mí me cabía justo debajo del brazo nos íbamos a buscar dinero. “Yo conozco alguien que nos puede poner en contacto con la empresa fulana”, y conseguíamos que una empresa nos financiara una hoja. Así le fuimos haciendo hasta que claro llego el momento en el que las empresas se nos habían acabado y algunas no nos hicieron el más mínimo caso como era lógico. Entonces nos encontramos con que prácticamente teníamos todo pero no teníamos dinero para hacerlo. Hubo cambio en la dirección (de la Universidad). Los hados nos fueron propicios y el coordinador de la sección científica era Juan Ramón de la Fuente que le encantan los mapas y además había estado al tanto de todo el proceso[76]. Fuimos a verlo y nos dijo “yo les hablo”  y al cabo de unos días habla, tuvimos una cita a las cuatro de la tarde con Pedro Aspe en su despacho particular  le llevamos unos cuantos ejemplares[77], le encantaron los mapas le hicimos todo un show para eso somos buenísimas! Aquello fue todo un éxito, la idea era venderlo en bloque las tres cajas y venderlo en hojas sueltas porque los estudiantes no iban a poder comprarlo completo, porque el sistema de impresión era carísimo pero a lo mejor les interesaba esta hoja de minería por ejemplo. Y todavía tenemos, así cuando hacemos feria del libro se los regalamos y se van felices de la vida.

Pasaron los años y llega a la dirección José Luis Palacio[78] y Tere Sánchez está en la secretaria académica. Un día me dice “oye hay que actualizar ese atlas porque ese atlas es del año ochenta, bueno está basado en el censo del año ochenta que es el censo innombrable, ¿no?, y han pasado muchas cosas en estos veinte años el cambio de noventa a dos mil el país es otro entonces tenemos que hacer un nuevo atlas -  ¿y quién se va a encargar de hacer el nuevo atlas?, pues Atlántida y Atlántida hizo el nuevo atlas.

¡Claro! éste me resulto más fácil en el sentido de que la técnica nos facilitó las cosas. A mí me gusta más a la antigua porque el sistema antiguo te permite una facilidad de diseño cartográfico que el software actual te constriñe demasiado  o ¿Será porque también, soy decimonónica? Eso es muy probable, ¿no? Fue más fácil porque lo hicimos con la computadora y las dificultades técnicas fueron otras. Por ejemplo,  los colores en la pantalla (de la computadora) que salía distinto según cada computadora.  Tuvimos que generar con la imprenta un patrón de colores pantone para tenerlos todos iguales. Tuvimos problemas técnicos de ese estilo pero que con la computadora es mucho más fácil solucionar. También, tuvimos algunos problemas de índole estadística, de manejo de la información tratamos de llegar lo más cerca posible a la publicación, pero no había salido el conteo 2005 entonces nos tuvimos que ir al censo del 2000 y algunos censos o algunas informaciones complementarias. Pero siempre el problema real de los atlas es que la información siempre está atrasada o sea cuando te manejas con información estadística por un lado, está el error más menos que tienes que atribuir a fuerza y por otro lado, que no siempre tienes la información lo más cercana posible. Creo que uno de los nuevos aportes del nuevo atlas es la sección de historia que complementa la del primero. No es una actualización llana y simple sino que es un nuevo enfoque. Esa sección de historia tiene mapas muy interesantes por ejemplo: todos los de las enfermedades en el momento justo de la conquista, las rutas que sigue la difusión de las enfermedades, la viruela por ejemplo. La parte que es más pesada en el sentido de contenido es la parte económica; en donde si hay mucha información. Con las estadísticas, se pudo hacer todo un desarrollo de la parte económica más fuerte. Se dio más peso al sector terciario,  hay mapas por ejemplo, de sector informal que no se habían manejado en el primer atlas, la parte de turismo también esta manejada con otro enfoque distinto ya que no es sólo el mero recurso turístico o la mera infraestructura turística sino que hay las modalidades de turismo, se está valorando el trabajo femenino, esta visión de género no existe en el primero pero si existe en este.

-¿Ha podido hacer compatible  familia y trabajo?

Atlántida Coll: Totalmente, es posible. ¡Eso sí, cuesta! Primero tienes que tener un marido muy especial como el que yo tengo. Que le interese la cultura, que le interese el arte, que le interese la música, que le interese lo que tú haces, que se convierta en geógrafo y que te respete y que te respete como mujer y como profesionista. ¡Ahí está todo ganado! Tener unos pobres hijos, víctimas, y que tengan que apechugar. ¡Mira yo te voy a decir! Mi hijo el mayor, mis hijos se llevan diez años, cuando le pedían conferencias en la escuela, daba conferencias de erosión, era cuando yo hacía geomorfología. Se llevaba mis fotos de erosión y daba conferencias de erosión. Tenía un éxito loco y el segundo daba clases de minería. Era el momento que yo trabajaba ese tema.

El trabajo como maestra de Geografía

Atlántida Coll, hoy investigadora emérita del Instituto de Geografía de la UNAM, ha dirigido 15 tesis de licenciatura, 9 de maestría y 8 de doctorado, algunas de investigadores en ejercicio. Una cifra nada desdeñable que se debe poner en relación con toda la serie de cargos académicos y comisiones en las que ha participado. Todo ello, más el medio siglo de actividad académica vinculada a la geografía hace que podamos considerarla maestra de varias generaciones de geógrafos de México. Pero sepamos su opinión al respecto.

-¿Se siente Maestra?

Atlántida Coll: Me cuesta trabajo responder, porque tiene que ver con el carácter; a mí el show no se me da. Me paras ahora con ese mapa y estoy tres horas pero me cuesta mucho presumir de mí misma porque no me la creo, no sé si me explico. ¿Tengo alumnos? Si tengo alumnos, ¿Soy maestra?  Sí, soy maestra, creo que soy muy buena maestra lo tengo de herencia, mi madre era una maestra excepcional hace poco me encontré a alguien que me comentaba lo mucho que recuerda a mi madre. Murió hace cinco años a los 95 años de edad y dejo de trabajar a los 70. Mi madre era una maestra que dejó huella. Tuve maestros que me marcaron muchísimo y que me enseñaron que cuando yo empecé tan jovencita como les comentaba y me encontraba con un grupo de mí misma edad ante el que me tenía que imponer. Yo decía. ¡Bueno!,  la maestra que me dio clases en tercero de primaria Estrella Cortichs[79], nos dominaba con la mirada, nunca levantó la voz. Mi maestra María Betancourt que me dio clases en quinto y sexto[80], ¡Cómo nos educó! y ¡Cómo lo hizo el maestro Santaló! Entonces pensando en todos esos ejemplos yo traté de imitarlos siempre. Son de esos maestros que te van dejando una huella y que te van enseñando el cómo. Porque la didáctica no se enseña, la aprendes,  la tienes que aprender. Yo tuve esa suerte y creo que la aproveche bien.

Hay aquí varios [investigadores del instituto] que han sido mis alumnos que lo reconocen y que me dicen maestra que creen que si les abrí un camino ahora al cabo de unos años que te encuentras a alguien que te dice: ¡Qué gusto verla, todo lo que aprendí de usted!  Con eso te das por bien servida.

Aunque no se note yo soy muy tímida. No he sido nada de lo que ahora está de moda, el networking, aquí no funciona. Yo no voy a congresos, me gusta hablar en pequeño comité. Si tengo que hablar en un auditorio, no pasa nada, porque es parte de lo que he aprendido a hacer pero no es lo que me gusta. A mí me gusta el trabajo en persona y trabajar con gente y he hecho mucho trabajo subterráneo: dirigiendo tesis que no me corresponden en las cuales no aparezco; no me importa, lo que me importa es que tú saques tu tesis y que tú te recibas. Eso lo he hecho muchas veces porque esa es mi manera de ser; creo que mi obligación como maestra es dar todo lo que puedo a mis alumnos y abrirles caminos, pero también presionarlos y obligarlos a que busquen en ese sentido. Creo que he cumplido con los parámetros de un maestro, pero en realidad lo que tendrías que hacer es preguntarles a mis alumnos.

La preocupación por la Geografía Mexicana

En los últimos años, la salud de la geografía en México ha sido una de las preocupaciones de Atlántida Coll. La misma ha quedado reflejada en distintos artículos, que en algún caso, se convirtieron en el único referente sobre una cuestión, siempre de difícil debate y controvertida[81]. A manera de conclusión de la entrevista quisimos preguntar al respecto como veía la geografía mexicana actual.

-¿Cuál es su visión de la geografía mexicana en la actualidad?

Atlántida Coll: Actualmente, creo que vamos por buen camino, por una parte; nos falta. Tenemos ciertas limitantes en el sentido de que no hemos establecido un debate entre pares, es decir, de los que nos dedicamos a lo mismo. No hemos hecho un debate serio y a fondo de decir ¿Qué es para ti la geografía económica? ¿O realmente existe la geografía económica? ¿Vale la pena?

A mí se me ocurren una serie de interrogantes que me preocupan y ya no me tocaran a mí, le tocaran a otros. Por ejemplo esa división que yo considero falsa entre le geografía social y la geografía económica. La pérdida de una geografía humana como un todo en el que quepamos todos. Por otro lado, la ciencia nos ha llevado a una especialización que nos pone en el borde de un precipicio que podemos caer y perder una identidad y eso a mí me preocupa.  También, me preocupa la fragmentación extrema de la geografía. Ya no es la geografía social es la demografía, es la geografía de la población, es la geografía rural ¿y la geografía, dónde está?, eso me preocupa y me preocupa más que no haya un debate, que nos sentemos informalmente a hablar. Porque lo que hay son estos encuentros que no llevan a nada, todo mundo lee cada quien su papelito, cinco minutos y vámonos a tomar café. No se trata de que nos pongamos de acuerdo si no que lleguemos a hablar un cierto idioma, eso me gustaría que se pudiera dar.  Me preocupa que siento que cada vez hay un mayor divorcio con la geografía física, y que los (geógrafos) humanos por decirlo así. Estamos totalmente alejados de los físicos y nos hacen falta porque muchas veces para poder explicar fenómenos que estamos viendo y que no entendemos por qué demonios están pasando porque son de geografía física y que deberíamos tener al menos conocimientos básicos, no ser especialistas pero al menos que haya una interacción y eso se da con el intercambio de ideas, ese intercambio yo no lo veo. Lo que veo es que cada vez el divorcio es mayor, la separación es mayor, la separación entre los económicos, sociales y físicos, es mayor. Ahora otra cuestión son los especialistas en SIG´s, ese es otro de los problemas, el avance de la tecnología ha llevado a que cualquiera maneja un software y cree que está haciendo geografía ese es un asunto que debería ponerse a debate y debería verdaderamente discutirse porque bueno tu llegas y dices: “es que ya acabe mi tesis”, es que no la íbamos a empezar, es que aquí están 25 mapas que hice con ARGIS. ¿Ah, sí? muy bien ¿Y? No me dicen nada. Ofensa mortal, pues claro soy decimonónica, soy una vieja que no entiendo la tecnología, porque una cosas es que aprietes el botón y otra cosa es que me interpretes este mapa y me digas que hay aquí, eso es muy importante. No estoy en contra del uso de la tecnología, ¡por el amor de Dios!, pero hay que saberla utilizar bien, eso por una parte en esta falta de debate. Como le decía la otra vez a un colega cabemos todos en la tierra, cabemos todos pero lo que hay que saber es que realmente existimos y respetar nuestras propias tomas de posición y pensar que al final de cuentas estamos haciendo geografía y que mientras trabajemos la relación entre el espacio y el hombre estamos haciendo geografía eso es lo que tenemos que saber y eso es lo que yo no veo, no veo el debate y me preocupa porque ha habido una explosión de geógrafos cuya formación no es del todo sólida, que no tienen una cultura básica, porque no leen y eso me preocupa profundamente porque es mucho más fácil entrar a Wikipedia que leer dos libros y entonces ¿a dónde vamos? ¿A un predominio de la técnica por la técnica, a la aplicación de unos cuantos conocimientos muy superficiales en la planeación territorial? Esa serie de cosas eso es lo que me preocupa. Yo no sé si estoy influenciada por mi propia situación de ser una geógrafa que ya está en la etapa final y que en un momento determinado piensa que a lo mejor lo que yo quisiera no tiene un sustento lógico en el mundo actual.

 

Notas

[1] Proyecto denominado “Mujeres en la Geografía Mexicana. Aproximaciones Cualitativas y Cuantitativas”, aprobado por el Consejo académico de la División de Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Iztapalapa en 2013.

[2] Se cuestionó las premisas universalistas y esencialistas sobre las cuales se habían conformado las disciplinas. Se configuraron nuevas áreas de estudio así como categorías teóricas que buscaron explicar cómo se había construido tanto las diferencias entre hombres y mujeres en diferentes culturas, como su conservación y transformación en el devenir histórico, el género será un aporte de gran relevancia como categoría analítica.

[3] Si bien se pueden ubicar algunos trabajos sobre la condición de las mujeres en la geografía académica y profesional en Europa, García Ramón et al.(1988); Sabaté (1984); Mc Dowell (1987), en el contexto de Latinoamérica y de México en particular aún son  muy escasos estos trabajos, de hecho se registra un sólo artículo elaborado en torno a visibilizar la situación de las mujeres en la academia de Rodríguez Moya (1992), publicado en los Anales de Geografía de la Universidad Complutense de Madrid. Recientemente, los autores de este trabajo presentaron un análisis cuantitativo de la situación de las  geógrafas en las universidades mexicanas. Checa; Soto (2013).

[4] En cuanto al momento de entrevista el encuentro privilegia una relación significativa a partir de una conversación, lo que Ferraroti (2011) ha denominado una auténtica interacción.

[5] Moncada, 2013, p.81.

[6] Antonio Coll Maroto declara hablar inglés y francés en su ficha del registro de extranjeros del gobierno mexicano. Para su reconstrucción biográfica se ha usado: el diccionario biográfico on line de la Fundación Pablo Iglesias (perteneciente al Partido Socialista Obrero Español) ver <http://www.fpabloiglesias.es/archivo-y-biblioteca/diccionario-biografico/biografias/4282_coll-maroto-antonio> y la documentación depositada en  la ficha del Registro Nacional de Extranjeros de México de Antonio Coll Maroto. Ver Portal Movimientos Migratorios Iberoamericanos de la Subdirección General de los Archivos Estatales del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte de España. <http://pares.mcu.es/MovimientosMigratorios/detalle.form?nid=23596

[7] D.A.1992, p.824, Harmony, 2000.

[8] Harmony, 2000, p. 27-28

[9] La lista de los pasajeros del buque Alsina se puede consultar en <http://victimasguerracivilespaniola.blogspot.mx/2009/12/listado-de-pasajeros-del-alsina.html>

[10] Amezaga, 2014.

[11] Herrerin, 2009, p.83.

[12] Basterrechea, 2004, p.189.

[13] Para facilitar la lectura de la conversación, los autores de este trabajo han introducido algunas palabras entre paréntesis.

[14] Se trata de la población francesa de Le Boulou, en el departamento francés de los Pirineos Orientales en la comarca del Rosellón, situada justo al otro lado de la frontera entre España y Francia. Muy probablemente se trate de una de las indicaciones realizada por la gendarmería francesa cuando interceptaba a los grupos de refugiados españoles que huían por la frontera provenientes de Barcelona, Gerona u otras zonas, con el fin de conducirlos a un campo denominado de “recolección” para los refugiados republicanos situado en esa población. Una vez allí, los refugiados, pero controlados policialmente, era redistribuidos en  alguno de los campos de internamiento situados en el departamento de los Pirineos Orientales, en concreto, el de Agde y el de Riversaltes, este último destinado a alojar a los catalanes o bien alguno de los departamentos vecinos (Rafaneau-Boj, 1995, p. 62-63).

[15] Se trata del Alsina, tal como confirma la biógrafa de su madre  Josefina Oliva (Harmony, 2000, p.29)

[16] De hecho los testimonios de esta vivencia, aseguran que la policía secreta alemana, la Gestapo, ya vigilaba el barco y tenía listas de  políticos republicanos antifranquistas, remitidas por Serrano Suñer, ministro de asuntos exteriores de Franco a Heinrich Himmler, ministro del interior nazi (Basterrechea, 2004, p. 189).

[17] Niceto Alcalá Zamora, Priego, Córdoba, [1877- Buenos Aires, 1949] fue un jurista precoz a la par que brillante, que en 1917 fue nombrado ministro de  fomento en el gobierno de Manuel García Prieto y más tarde de la Guerra en 1922. Su trayectoria política vinculada a un liberalismo en cierta forma conservador culminó en 1931 con su proclamación como presidente de la República Española, cargo que mantuvo hasta mayo de 1936. Se encontraba en Noruega en el inicio de la guerra civil y decide no retornar a España. En 1941 sale rumbo al exilio en Argentina en el barco Alsina y tras 441 días llega a su destino. Las experiencias de este viaje las relata en el libro: 441 días...: un viaje azaroso desde Francia a la Argentina, editado por la editorial Sopena Argentina en 1942.

[18] Sobre las terribles condiciones al interior del Alsina en su estancia en Dakar, ver: Basterrechea, 2004, p.189-192

[19] La biógrafa de Josefina Oliva Teixell confirma que tras el parto de su hija Atlántida, enfermó de fiebres puerperales (Harmony, 2000, p. 30). Se trata de una infección del aparato genital durante los primeros días del periodo de puerperio o de adaptación de la mujer a las condiciones anteriores al embarazo.

[20] Hace referencia un centro de internamiento de prisioneros situado en la localidad  Kasba (h) Tadla, en el Atlas Medio marroquí, a 200 kilómetros de Casablanca. Estaba ubicado en una zona desértica y formaba parte de una red de campos de retención tanto de refugiados como de militares y extranjeros de los países aliados, construida a raíz de la invasión alemana a Francia y los acuerdos del gobierno de Vichy con el régimen nazi.

[21] Se trata de la película muda The Immigrant, filmada en 1917. Protagonizada y dirigida por Charles Chaplin.

[22] Ellis Island era el centro de control migratorio para el puerto de Nueva York y también de control y cuarentena sanitaria. Es muy probable que dado el estado de salud de Josefina Oliva, las autoridades estadounidenses demorasen su ingreso al país.

[23] Este hotel aún existe en el número 47 de Calle 5 de Mayo, en la colonia del Centro Histórico.

[24] Atlántida Coll cuando menciona el “destino manifiesto”, se refiere a su trayectoria vital marcada por las circunstancias familiares, influidas por otras de orden general.

[25] Ver Acta n°124 y n° 135, Libros III, Libros de actas (1939-42) de Junta de Auxilio a los republicanos españoles (JARE)
<http://www.lluisvives.com/servlet/SirveObras/ace/02472753102136274976613/libro3_4/Libro3_3.html>

[26] Harmony, 2000, p.40

[27] En concreto Sejourné la sitúa como colaboradora en los dos textos suyos: En el volumen 1 de Arqueología del Valle de México, dedicado a  Culhuacán y en el volumen dedicado a Xochimilco. Por otro lado, Josefina Oliva traducirá del francés, dos libros de Sejourné: América latina. Antiguas culturas precolombianas, el volumen 21 de la colección de Historia universal de Siglo XXI (1971) y El pensamiento náhuatl cifrado por los calendarios (1981).

[28] Harmony, 2000, p.49-51.

[29] Abellán; Monclús, 1989, p.145-149.

[30] Se refiere al área del poblado Santiago en Tulyehualco, al Oriente del Distrito Federal, en la delegación de Xochimilco.

[31] Se trata de Alberto Escalona Ramos, autor del libro: Geopolítica mundial y geoeconomía: Dinámica mundial, histórica y contemporánea, publicado en 1959.  Nació en la ciudad de México en 1908 y falleció en Guadalajara en 1960. Ingeniero civil por la UNAM (1933), que se dedicó a la antropología, la arqueología, las humanidades y la geografía. Escalona fue profesor de geografía económica en la facultad de filosofía y letras y también de física en la facultad de ingeniería. En 1937 participo en Expedición científica mexicana que recorrió Quintana Roo y Yucatán documentando ruinas arqueológicas y la geografía local. Es autor de distintos libros entre los que destacan: Cronología y astronomía maya-mexica: (con un anexo de historias Indígenas) (1940); Algunas ruinas prehispánicas en Quintana Roo (1946) y Una interpretación de la cultura maya mexica (1952). Fue miembro de distintas sociedades científicas y secretario suplente de la  Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística (De la Torre, 1969, p. 699-700).

[32] Se trata de Luis de Tapia Bolívar, nacido en Madrid en 1905, físico de formación  y profesor de matemáticas y de física del Instituto Luis Vives y director del mismo de 1968 a 1983. Era hijo del periodista madrileño Luis de Tapia, quien se hiciera popular durante la segunda república española y que había fallecido en 1937 y nieto del naturalista y pionero de entomología en España: Ignacio Bolívar. Antes de su exilio en México, había sido director del Instituto Lagasca de Madrid,  del Juan de Herrera, de El Escorial  y de 1937 a 1939, director de Instituto- Escuela de Madrid, un centro de enseñanza secundaria con vocación de educación integral, laica. (Abellán; Monclús, 1989, p. 145-149; Gamero, 1988, p.219; Giral, 1994, p.86).

[33] Se refiere a Manuel Tagüeña Lacorte (Madrid, 1913 - México, 1971) En 1936 obtiene el doctorado en ciencias físico-matemática en Madrid. Es también, miembro de las milicias universitarias y de las juventudes comunistas. El estallido de la guerra le impulsa integrarse en los grupos armados que operan en la Sierra de Guadarrama, donde poco a poco demuestra sus dotes como estratega y líder militar. Ya en 1938, afiliado al partido comunista es nombrado general del XV Cuerpo del Ejército Popular de la República, el mismo que luchara en la decisiva batalla del Ebro. Tras la guerra se exila a la URSS donde iniciará su formación militar como oficial. Con el estallido de la II Guerra Mundial se mantiene en la retaguardia ya que Stalin prohíbe la participación en la misma de los combatientes españoles. Finalizada ésta,  se le destina como asesor militar a la Yugoslavia de Tito, para luego pasar a Checoslovaquia, donde desengañado del régimen comunista y de las purgas estalinianas abandona el ejército rojo. Retoma su carrera como físico y llegará a obtener una cátedra en la Universidad de Brno. También allí, estudiará la carrera de medicina. En 1955 consigue salir de bloque comunista y llegará a México, donde trabajará como asesor científico de unos laboratorios farmacéuticos (Tagüeña, 1978).

[34] Es Carmen Tagüeña Parga, entre 1958 y 1963 estudia física en la Facultad de Ciencias de la UNAM, graduándose en  agosto de 1963 y siendo una de las tres primeras mujeres tituladas en física en la UNAM, ella, con una tesina sobre física nuclear. Temática que la llevaría a cursar una maestría en la Universidad de Grenoble, años más tarde. Ha sido profesora en la UNAM y ha ocupado distintos cargos administrativos universitarios y en la Secretaría de Educación pública (Ramos, 2005: 21). Es hija del físico y militar Manuel Tagüeña y Carmen Parga,  militante comunista durante la guerra civil. Tras un largo periplo en exilio, que la lleva siendo niña a la Unión Soviética,  a Yugoslavia y a Checoslovaquia, arribará a México en 1955.

[35] Se trata de Marcelo Santaló Sors,  nacido en Camallera, Gerona en  1905 y doctorado en Ciencias Exactas en la Universidad de Barcelona,  fue catedrático del Instituto de Segunda enseñanza de Huesca, y director y profesor de matemáticas en el Instituto de Gerona, profesor ayudante de astronomía en la Universidad de Madrid y astrónomo en el Observatorio de Madrid. Había sido miembro de la sección en Gerona del Consell de l’Escola Nova Unificada (CENU)  cuyo interés era impulsar  la  educación gratuita, laica, que practicase la coeducación de sexos y que se hiciera en lengua catalana. Llego al exilio mexicano en uno de los primeros barcos, el Sinaia. Rápidamente, se incorporó al Instituto Luis Vives, donde impartió docencia de matemáticas. Tiempo después, pasó a otros colegios y preparatorias como el Instituto Hispano-Mexicano Ruiz de Alarcón, del Colegio de Madrid y de la Escuela Nacional Preparatoria de México.  A mediados de la década de los cincuenta, acumulaba un notable prestigio académico debido a sus libros de enseñanza de matemáticas y sus conferencias, hecho que permitió su nombramiento, en 1957, como jefe de la sección de Ciencia y Tecnología de la Organización de Estados Americanos. En  1960  recibió el encargo de la UNESCO de estudiar la enseñanza de las matemáticas y de la Cosmografía en Ecuador, Perú, Chile, Argentina y Paraguay.  La relación con la familia Coll Oliva se debe al hecho de haber sido compañero de trabajo en el Instituto Gerona, de Josefina Oliva. (D.A, 1982, p. 531 y s., Domènech; Gil, 2013, p.83, Rull, 1997, Lloréns, 2006, p.340; Peralta, 2006, p. 33)   

[36] Jorge Abdilio Vivó Escoto (La Habana, 1906-México DF, 1979) Era licenciado en economía por la Escuela Nacional de jurisprudencia (1929); Maestro en ciencias sociales por el Instituto de Magisterio de segunda enseñanza (1939); antropólogo por la Escuela Nacional de Antropología e Historia (1952), maestro en geografía (1952)  y doctor en geografía por la UNAM (1956). Impartió las asignaturas de geografía humana, geografía de México, geografía política, geografía general, de América, antropogeografía, climatología, biogeografía en la facultad de filosofía y letras. Dictó cursos en la Escuela normal superior de México, en la Escuela Nacional de Antropología e Historia, en el Politécnico Nacional, en la Escuela superior de guerra. Entre su obra escrita se cuenta más de 144 trabajos de diversas temáticas vinculadas a la geografía y a las ciencias sociales y las humanidades (Castañeda, 2006, p.208-209).

[37] Gilberto Hernández Corzo (Chiapa de Corzo, 1908-México DF, 1991) Estudió antropología física en la Escuela nacional de Antropología y en la UNAM, Se tituló como maestro en geografía en 1948 y como Ingeniero Municipal en 1953. Fue profesor de teoría y prácticas de topografía y geología, de estadística y geomorfología en la facultad de filosofía y letras. Se desempeñó como docente en el Instituto Politécnico Nacional, en la Escuela de Ingenieros Municipales y en la Escuela normal superior de México. Trabajó en la administración pública, en la Secretaría de recursos hidráulicos, en la Comisión  de Estudios del territorio nacional y en la Secretaría de agricultura y ganadería. Fue investigador en los institutos de geografía, geofísica y de geología de la UNAM (Cervantes, 1994, p.387-388; Castañeda, 2006, p.209-210)

[38] Pedro Carrasco Garrorena (Badajoz, 1883- México DF, 1966). Licenciado y doctor en Ciencias (1904 y 1906) por la Universidad central de Madrid. Institución en la que ganó, en la facultad de ciencias, la cátedra de física matemática. Fue decano de la Facultad de Ciencias de Madrid y director del Observatorio meteorológico de Madrid. En 1939 se exiló en México. En 1942, se integra como docente en la Facultad de Ciencias de la UNAM donde impartió los cursos de termodinámica, óptica geométrica, espectroscopia, historia de la física. Hizo  lo propio, en el departamento de Geografía de la Facultad de Filosofía, donde enseño: meteorología  y cosmografía. También, impartió cursos en las Escuelas de Arquitectura, Ciencias Biológicas y Química del Instituto Politécnico Nacional. Fue Director de la Revista Geográfica del Instituto Panamericano y miembro del Consejo de Redacción de la Revista Ciencia (Piña, 2008; Castañeda, 2006, p.204-205)

[39] Coll, 1965, p.7

[40] Se trata del urólogo Luis Hurtado con quién contrajo matrimonio en 1964.

[41] Se refiere a Josep María Gil-Vernet Vilà (Barcelona, 1922)  Proveniente de una familia de médicos, se licenció en Medicina  por la Universidad de Barcelona,  se doctoró por la de Madrid (1951) y se especializo en urología en 1956. Fue jefe del servicio de urología del Hospital Clínico de Barcelona  En colaboración con el doctor Antonio Caralps, realizó el primer trasplante de riñón en España  en 1965, siendo muy probable que Luis Hurtado participase en el equipo de esa operación y de otras posteriores. Encabezó el equipo que en 1978 hizo el primer trasplante de testículo del mundo. Realizando otros trasplantes, de riñón y páncreas en 1983. Fue vicerrector de la Universidad de Barcelona de 1973 a 1980, donde también fue docente. Información extraída de la voz: Gil-Vernet de la Gran Enciclopèdia Catalana. Vol. 12. Barcelona: Gran Enciclopèdia Catalana, 1987, p. 80-81.

[42] Castelldefels es un municipio costero, dedicado al turismo de playa. Su cercanía a Barcelona, apenas 20 kilómetros al sur de la misma, lo ha ido convirtiendo en especie de ciudad residencial, junto al Mediterráneo. Para 1965, año de la llegada de la familia Hurtado Coll aún guarda las formas de un pequeño pueblo de pescadores, con un castillo medieval en una colina cercana (de ahí su nombre) que lentamente se iba llenando de hoteles y apartamentos para vacacionistas.

[43]  Se trata de Pierre Aboulker,  urólogo francés, de origen judío, nacido en Argel en 1906 y fallecido en Paris en 1976. Maestro de toda una generación de urólogos franceses, autor de diversos tratados médicos sobre la temática y fundador de la  Société française de Médecine psychosomatique.  En el momento que el matrimonio Hurtado Coll están en Paris, Aboulker era  jefe de urología, desde 1961,  del Hospital Cochin y desde 1963 era miembro de la Academia de Medicina de París para la cátedra de clínica quirúrgica. En abril de 1964 había operado al general Charles de Gaulle, entonces, presidente de la República Francesa, lo cual le ha había un cierto reconocimiento mediático.

[44] Pedro Bosch-Gimpera  (Barcelona 1891-México DF, 1974)  Licenciado en Derecho y en Filosofía y Letras. Se doctoró en Letras en 1911 y en Historia en 1913. De 1916 a 1939, fue catedrático de Historia Antigua y Media en la Universidad de Barcelona. Fue director del Servicio de Investigaciones Arqueológicas del Institut d'Estudis Catalans. Dirigió la sección arqueológica de los museos de Barcelona entre 1916 y 1931, fue decano de la Facultad de Filosofía y Letras de 1931 a 1933 y rector de la Universidad entre 1933 y 1939. Fue Conseller de Justicia de la Generalidad de Cataluña en el Gobierno de Lluís Companys. Docente en las universidades de Berlín (1921), Edimburgo (1936), Oxford (1939-1941), París (1961) y Heidelberg (1966), entre otras universidades europeas. Desde 1941, fue profesor de la Universidad Nacional Autónoma de México, de la Escuela Nacional de Arqueología, cargos que desempeñó hasta su muerte, acaecida en 1974 (Gracia, 2011).

[45] Rubén López Recéndez (Ciudad Lerdo, Durango, 1931).  En 1963 se graduó como licenciado en geografía en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma de México con la tesis: "Cartas de caminos y ferrocarriles: comentarios histórico geográficos". Posteriormente, hizo estudios de doctorado en la UNAM y en Francia, aunque al parecer nunca se tituló. Fue director del Instituto de Geografía entre 1977 y 1983, creando el primer laboratorio de muestras de suelo y agua para apoyar las investigaciones en geografía física. Su producción académica se centró en cuestiones en torno a la geomorfología, destacando los siguientes trabajos: Estudio geomorfológico de la cuenca alta del rio de La Laja (1973) y  Estudio geomorfológico de la cuenca baja del rio Cutzamala (coordinador, 1973). A parte de la geografía, se interesó por la música, siendo precursor del folklor latinoamericano en México. Formó parte del grupo Los Folcloristas y del grupo Folk 5. También, hizo investigaciones de etnomusicología, en relación a la música “Cardenche'',  propia de La Laguna, de donde era originario.

[46] Hasta 1954, el Instituto de Geografía estuvo en un edificio contiguo a la Torre de Ciencias, hoy la Torre II de humanidades.

[47] Tres trabajos de Atlántida Coll deben destacarse  en relación a la geomorfología, todos publicados entre 1969 y 1970: Estudio geomorfológico preliminar de la costa veracruzana comprendida entre Alvarado y Punta Puntilla, Fotointerpretación geomorfológica del cordón de dunas de la laguna del Marqués, Estado de Veracruz  y Carta geomorfológica de la región costera de los Tuxtlas, Estado de Veracruz, éste editado en 1970.

[48] Oliva, 1969, p.13

[49] Se refiere a una serie de fotografías áreas, que se integraron en la Carta aérea de México a escala 1:1 000 000, elaborada por la Comisión Geográfica militar y que fue editada en 1953. Esta era una instancia del ejército mexicano, creada en 1939 y que llevo a cabo, el primer proyecto cartográfico de grandes dimensiones con el método Aero fotogramétrico hecho en México. En los años de la II Guerra Mundial contó con el apoyo de la fuerza aérea Estadounidense para realizar ese trabajo (Oficialía Mayor, 2010, p.179-180).

[50] Se refiere a un Leroy Scriber, artilugio a manera de compás con el que se rotulaba usando las plantillas de letras de la marca Leroy.

[51] Consuelo Soto Mora fue directora del Instituto de geografía de la UNAM de 1964 a 1971. Maestra en geografía en 1959. Aunque hizo estudios  en Francia, se doctoró en geografía, en 1968, en la UNAM con la tesis: Tenencia de la tierra y uso del suelo en la parte norte del Valle de Puebla. A lo largo de su trayectoria académica se especializó en geografía agraria, temática, en la que aún hoy es un referente. También, trabajo cuestiones climáticas y su afectación al ser humano y aspectos relacionados con la geomorfología. Entre sus trabajos destacan: Vocabulario geomorfológico (1965); Isotermas extremas e índices de aridez en la República mexicana  (Junto con Ernesto Jáuregui, 1965); Glosario de términos geográficos (junto con Luis Fuentes, 1966); Cartografía de elementos bioclimáticos en la república mexicana (Junto con Ernesto Jáuregui, 1968) y Geografía agraria de México (junto con  Luis Fuentes Aguilar y Atlántida Coll-Hurtado, 1991). 

[52] El Boletín del Instituto de Geografía se empezó a editar en 1969. En el primer número, Atlántida Coll publicó el texto: Estudio geomorfológico preliminar  de la costa veracruzana comprendida entre Alvarado y Punta Puntilla. Para 1976, el Boletín, ya había editado 6 números. En la actualidad, reconvertido en la Revista Investigaciones Geográficas ha llegado al número 82.

[53] Cuadernos en los que tuvieron salida, alguna de las tesis de grado que se generaban entre los investigadores del instituto. Atlántida Coll en ese formato publicó, tanto los resultados de su tesis de maestría como el trabajo de geomorfología sobre la Laguna del Marqués.

[54] El coloquio se celebró en 1971 y se publicó la memoria del mismo un año después.

[55] Se trata de la ponencia: “Planeación geoeconómica del Estado de Querétaro”. Coloquio sobre Planificación Regional. México DF, Instituto de geografía. UNAM, 1972. pp. 87-100

[56] Se refiere al Seminario sobre conceptos teóricos de la geografía económica celebrado, del 2 al 5 de julio de 1973 y luego editado en 1974, donde Coll-Hurtado publicó el texto: Análisis de la obra Geography and Economics de Michael Chisholm” y “Conclusiones generales. Otros autores que fueron analizados en dicho seminario fueron: Richard, Thoman,  Pierre George y el libro Geografía económica de Clarence Fielden Jones, ‎Gordon Gerald Darkenwald.

[57] Se trata del Seminario sobre relaciones campo-ciudad celebrado del 4 al 8 de septiembre de 1978 en el auditorio de la Unidad de Bibliotecas de la Coordinación Científica de la UNAM y que fue coordinado por Atlántida Coll. El seminario pretendía ser el aglutinante de un grupo interdisciplinario de trabajo sobre esos temas.

[58] Jesús Rivera Aceves (Colima, 1916, México DF, 1998)  Profesor por la Escuela Nacional de Maestros (1933) Maestro en geografía para la segunda enseñanza por el Instituto Nacional  de magisterio de segunda enseñanza (1940) y en ciencias geográficas por la UNAM (1961). Fue profesor de geografía física de la Normal Superior de México de 1950 a 1986 y de Laboratorio de suelos; Didáctica de la geografía, Laboratorio de climatología, Prácticas de geología, Prácticas de topografía, Conservación de recursos naturales, Seminario de recursos naturales de México, Geología física y Geología histórica, y Geografía regional del Viejo Mundo en el Colegio de Geografía de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Trabajó en la Dirección General de Geología de la Secretaría de Recursos Hidráulicos, entre 1946 y 1948 y en la Dirección General de Educación Audiovisual entre 1955 y 1965.  Formó parte del comité de recursos naturales básico y  fue delegado de México en el Instituto Panamericano de Geografía e Historia. También, fue director vitalicio del Ateneo Nacional de investigaciones geográficas. Entre sus temas de investigación estaba la geografía física y la geomorfología, así como, la disponibilidad y uso de los recursos naturales. Entre sus publicaciones en forma de capítulos o artículos destacan los siguientes trabajos: El geógrafo y la conservación; El campo del geógrafo; La proyección moderna de la geografía; La geografía y los recursos naturales (Castañeda, 2004, p.989; 2006, p.215;  Correa, 1994,p. 485-487) 

[59] Coll, 1975, p.7

[60] Ibídem, p.62

[61] Ibídem, p.72

[62] Coll, 1982, p.11

[63] En ese periodo, publicará, relacionados con temáticas próximas a la geografía económica, los siguientes trabajos: junto con Ernesto Jáuregui, Distribución de la población económicamente activa en la zona geoeconómica Centro-Sur de México,  Anuario de Geografía. Tomo XI, 1971;  Las actividades terciarias en el Valle de Cuernavaca.  Anuario de Geografía. Tomo XII, 1972. Junto con Consuelo Soto, La zona árida de Querétaro: su análisis y aprovechamiento, Boletín del Instituto de Geografía. n°.VI, 1976; Aspects de la géographie économique du Mexique, Annales de Géographie, n°.494, 1980 y junto con Luis Fuentes, Los distritos de riego en México, Boletín del Instituto de Geografía. n°. X, 1981.

[64] Junto con Teresa Sánchez Salazar y en relación a la minería ha publicado: Pasado y presente de la minería mexicana; estructura y organización territorial a principios del decenio de los noventa, Estudios Geográficos. vol. LIII, n°206, 1992; Pasado y presente de la minería metálica en el estado de Guerrero, Geografía y Desarrollo, nº. 13, 1996; La minería del obispado de Michoacán a mediados del siglo XVIII, Investigaciones Geográficas.  Boletín del Instituto de Geografía, n°. 39 ,1999; México: Globalización y espacios mineros, Revista Baética, n°. 21, 1999 y el libro: La minería en México, Geografía, historia, economía y medio ambiente, en 2002, en la colección Temas Selectos de Geografía de México de Instituto de Geografía.

[65] Sobre la temática de los servicios, ha publicado: junto con Juan Córdoba y Ordóñez, La globalización y el sector servicios en México, Investigaciones Geográficas, n°.61, 2006 y junto Ernesto Valenzuela, La construcción y evolución del espacio turístico de Acapulco (México), Anales de Geografía de la Universidad Complutense, vol. 30, n°. 1, 2010.

[66] Se trata del libro de Pierre George, publicado en 1956 en Francia con el título: Précis de géographie économique.  Ariel, lo publicaría en español en 1964, bajo el título: Compendio de geografía económica.

[67] Nacida en México DF en 1948, desde septiembre de 1972 era investigadora en el  Instituto de geografía. En 1984 obtuvo el título de doctora en Geografía con la tesis: Los ferrocarriles y la organización del espacio económico en México. Misma que fue dirigida por Atlántida Coll. Hasta 1992 fue investigadora del Instituto de geografía de la UNAM. Ese año entró en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Autónoma de Yucatán y en 1994 ingresa en el Departamento de Ecología Humana del CINVESTAV- Mérida, donde actualmente labora. Entre su obra destaca la Dirección Científica del Atlas Nacional de México en 1990, El Atlas de procesos territoriales de Yucatán, editado en 1999 y la participación en la coordinación del Programa de Ordenamiento Ecológico del Territorio Costero del Estado de Yucatán.

[68] Entrevista a Ana García Silberman, Mérida, 3 de octubre de 2012.  Entrevistador: Martín Checa-Artasu.

[69] Rodríguez  Loeches et al., 2011, p. 3-4

[70] Bassols, 1985, p.120-121.

[71] Moncada, 2013, p.79.

[72] Mendoza; Antochiw, 2000, p. 181-183.

[73] Coll, 1994, p.217.

[74] Sunyer, 2008.

[75] A la fecha, sigue siendo investigador del Instituto de Geografía.

[76] Juan Ramón de la Fuente es un médico psiquiatra que fue rector de la Universidad Nacional Autónoma de México de 1999 a 2007.

[77] El economista Pedro Aspe Armella era en esos momentos, el Secretario de Hacienda y Crédito Público en el gobierno de presidente Carlos Salinas de Gortari.

[78] José Luis Palacio Prieto fue director del Instituto de geografía de 1998 a 2004.

[79] Se refiere a Estrella Cortichs Viñals (1902-1985), nacida en Gironella, en la comarca del Berguedá, en Cataluña. Estudio magisterio en Barcelona, impartiendo docencia en varias instituciones de esa ciudad. Durante la guerra civil participo apoyando a diversas organizaciones de atención a niños desplazados por la guerra. Se exiló en México en 1940 integrándose rápidamente al cuadro de maestros de educación primaria del Instituto Luis Vives, para pasar unos años más tarde, al Colegio Madrid, también fundado por refugiados españoles. En 1973 volvió a Barcelona, donde fallecería unos años más tarde (Tornafoch, 2003)

[80]Probablemente, se esté refiriendo a María Betancourt Ortega, nacida en España en 1895 donde ejerció de inspectora de enseñanza primaria. Arribó a México en 1942, integrándose en la planta de docentes de primaria del Instituto Luis Vives (D.A.1982:746).

[81]Entre estos trabajos cabe citar: La geografía y su desarrollo en México en los últimos treinta años, Ciencia, Revista de la academia de investigación científica, n°. 45, 1994; La difícil inserción de la geografía iberoamericana en el mundo de las revistas internacionales”, en Anales de Geografía de la Universidad Complutense, 2003, n°23 y La geografía mexicana a principios del siglo XXI, en Anales de Geografía de la Universidad Complutense, n° 28 (2), 2008.

 

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