Biblio 3W
REVISTA BIBLIOGRÁFICA DE GEOGRAFÍA Y CIENCIAS SOCIALES
Universidad de Barcelona 
ISSN: 1138-9796. Depósito Legal: B. 21.742-98 
Vol. XIX, nº 1083, 25 de julio de
2014
[Serie  documental de Geo Crítica. Cuadernos Críticos de Geografía Humana]

METAMORFOSIS URBANA EN ZARAGOZA

 Rafael de Miguel González
Universidad de Zaragoza

Recibido: 3 de septiembre de 2013; devuelto para revisión: 30 de septiembre de 2013; aceptado: 30 de abril de 2014

 

 Metamorfosis urbana en Zaragoza (Resumen)

 Zaragoza es la quinta ciudad de España, y sin embargo, hasta hace poco ha pasado relativamente desapercibida en el debate de las grandes ciudades españolas, que han impulsado proyectos estratégicos e intervenciones urbanísticas relevantes ligadas a ellos. Sin embargo, desde los últimos años del pasado siglo, Zaragoza ha iniciado, en un contexto socioeconómico e inmobiliario de constante crecimiento hasta la irrupción de la actual crisis, un proceso de transformación urbanística y de construcción arquitectónica sin precedentes por tres razones principales: la asunción de proyectos estratégicos en el nuevo Plan General de Ordenación Urbana, los efectos sobre la trama urbana de la llegada de la Alta Velocidad ferroviaria, así como la designación de la capital aragonesa como sede de la Exposición Internacional de 2008.

 Palabras clave: Zaragoza, urbanismo, plan general de ordenación urbana, forma de la ciudad. 


 

Urban Metamorphosis in Zaragoza (Abstract)

Zaragoza is the fifth largest city in Spain, and yet until recently it has gone relatively unnoticed in the discussion of the major Spanish cities, which have driven strategic projects and related urban interventions relevant to them. However, since the closing years of last century, Zaragoza has begun on a socio-economic and housing growth and constant until the beginning of the crisis, a process of urban transformation and unprecedented architectural construction for three main reasons: the assumption strategic projects in the new General Urban Master Plan, the effects on the urban morphology of the arrival of the high speed rail, and the designation of the Aragonese capital to host the International Exhibition of 2008.

Key words: Zaragoza, city planning, urban master plan, urban form.


 

La ciudad de Zaragoza constituye el quinto municipio español, aunque el conjunto de su espacio metropolitano se sitúa en el octavo puesto de las grandes áreas urbanas[1]. Su tamaño de aglomeración, en el entorno de los 700.000 habitantes, la convierten en una metrópoli regional de tamaño medio, y en el referente principal de una red urbana aragonesa macrocéfala. Siguiendo el estudio comparativo de ciudades europeas por su rango y sus funciones[2], Zaragoza se encuentra en el sexto nivel de la jerarquía de ciudades europeas, en la posición 71 entre las 180 aglomeraciones europeas de más de 250.000 habitantes. Zaragoza se sitúa a mitad camino de las dos principales regiones metropolitanas españolas, pero también en el centro del cuadrante nororiental de la Península Ibérica, delimitado por Madrid, Valencia, Barcelona y Bilbao. Esta situación estratégica de Zaragoza fue un factor fundamental para el crecimiento (demográfico, industrial, económico) durante el último tercio del siglo pasado, que explica los procesos de expansión urbana y metropolitana y las transformaciones en la morfología y en la estructura de la ciudad. Pero también estas mismas rentas de situación permiten entender en los inicios del presente siglo nuevas formas de crecimiento urbano y operaciones urbanas de escala territorial como la plataforma logística o la alta velocidad ferroviaria que están contribuyendo a la metamorfosis de la ciudad y del área metropolitana.

Figura 1. Zaragoza en el sistema urbano europeo
Fuente: Rozenblat y Cicile, 2003.

La reciente historia urbana de la Zaragoza metropolitana se inicia con la descripción de los hechos que han discurrido en paralelo entre los rápidos cambios demográficos y económicos y la metamorfosis de la trama urbana con la que la capital del Valle del Ebro se ha enfrentado al proceso de éxodo rural desde la segunda mitad del siglo pasado, haciendo posible que Zaragoza se duplicase demográfica y urbanísticamente en menos de tres décadas. Así, Zaragoza pasó de 244.015 habitantes en 1950, a 571.855 en el Censo de 1981[3]. Durante las dos décadas siguientes, la ciudad crece relativamente poco llegando a 594.394 en 1991 y a 614.905 habitantes en el Censo de 2001. Es decir, durante tres décadas (cincuenta, sesenta y setenta del siglo XX), Zaragoza experimenta un incremento de 327.840 habitantes, como consecuencia del éxodo rural (inducido por una segunda etapa de industrialización), pero también de la alta natalidad coincidente con la fase final de la transición demográfica. Al rápido crecimiento de Zaragoza contribuyeron asimismo decisiones tomadas en un contexto fuera del ámbito local: la construcción de su Base Aérea en 1954, la puesta en marcha del Polo de Desarrollo en 1964 y la implantación de la factoría de General Motors en 1982, que han sido tres hitos que han marcado el pulso vital de la Zaragoza contemporánea y que han servido de estímulo para permitir los procesos de concentración urbana y demográfica de la capital aragonesa. Por el contrario, durante las dos décadas sucesivas (ochenta y noventa) el proceso de crecimiento se desaceleró bruscamente y tan sólo se creció en 43.050 habitantes. Se trata en definitiva de procesos coincidentes con la mayoría de las grandes ciudades españolas[4].

Sin embargo, en esta primera década del siglo XXI Zaragoza vuelve a experimentar un renovado repunte demográfico integrado en las dinámicas de la tercera fase del desarrollo metropolitano en España[5]. En el arranque de siglo, Zaragoza ha incrementado su población un 10 por ciento, desde los 614.905 al entorno de los 680.000 habitantes[6]. A este nueva dinámica han contribuido indiscutiblemente la llegada de la Alta Velocidad y la celebración de la Exposición Internacional de 2008, cuyos efectos socioeconómicos han sido ya verificados[7].

Dos fenómenos sociodemográficos y territoriales adicionales deben ser tenidos en cuenta en esta introducción al proceso urbano reciente de Zaragoza: la inmigración y la dispersión. Por una parte, la población inmigrante, cuya importancia absoluta y relativa sobre el conjunto de la población ha sido creciente. En 1991 representaba el 0’39 del total (2.355 personas de nacionalidad no española), en el 2001 la proporción ascendía hasta el 3’43 (21.144) y en 2010 es del 12’99 por ciento (87.735). Dicho de otro modo, la población española ha descendido en la capital de 598.817 personas en 1998 a 586.725 en 2009.

Por otra parte, se ha ido diluyendo ligeramente el fenómeno zaragozano de municipio metropolitano en favor de una estructura territorial más dispersa. La extensión de la periferia metropolitana, especialmente residencial, ha sido un proceso relativamente reciente en Zaragoza, a pesar de que el espacio periurbano de Zaragoza ya conocía en las décadas anteriores algunos antecedentes de ocupación de suelo relevantes en polígonos industriales, parcelaciones ilegales, equipamientos y servicios, etc.[8] La conformación de un área metropolitana como espacio de integración socioeconómica supramunicipal o como ciudad real compuesta por una ciudad central y unos municipios de residentes commuters se ha ido produciendo prácticamente en la última década, en la que residentes zaragozanos y nuevas familias jóvenes abandonan el municipio capital para alojarse –preferentemente- en los colindantes a Zaragoza debido a un menor precio del suelo y de la vivienda, a una mayor diversidad de la oferta inmobiliaria o a razones ambientales explicadas profusamente en los estudios de la geografía periurbana. El porcentaje de habitantes que residen en los municipios del entorno de la ciudad de Zaragoza[9] sobre el total de municipios del espacio metropolitano de Zaragoza (incluida la capital) ha oscilado del 8’94 por ciento en 1970, al 7’57 en 1981, al 7’83 en 1991, al 8’45 en 1999, ascendiendo hasta el 13’2 en 2012 (cifra prácticamente estable en el último trienio: 12’9 en 2010 y 13’1 en 2011), habiéndose duplicado la población periurbana global en cifras absolutas en esta última década, e incluso determinados municipios como La Muela, María de Huerva o La Puebla de Alfindén han triplicado su población en menos de una década. Cuarte de Huerva ha sido el municipio español de más de 10.000 habitantes que mayor crecimiento relativo ha tenido entre 2001 y 2012: 432 por ciento (de 1.953 a 10.394).

Figura 2. Evolución demográfica de Zaragoza y su entorno metropolitano
Fuente: Instituto Nacional de Estadística

 No obstante, los ritmos de incremento de la población han sido inferiores a los de los crecimientos en los nuevos suelos urbanizados. Si el crecimiento poblacional reciente se estima en el 10 por ciento en la capital (2001-2010), el crecimiento urbanístico ha sido superior. No sólo cualitativamente, como veremos, sino también en términos de consumo de suelo.

 El Plan General de 2001 de Zaragoza estimó la superficie urbana en 5.711 hectáreas (en las categorías de suelo urbano consolidado y no consolidado, además de los sistemas generales y locales de equipamiento). A ello hay que sumarle los suelos urbanizables residenciales desarrollados o con proyecto de urbanización definitivamente aprobado y en fase de ejecución en esta década (669 hectáreas)[10], los suelos urbanizables productivos desarrollados (389 hectáreas)[11], los proyectos supramunicipales de PLAZA y el Polígono de Reciclado (2.117 hectáreas) o los sistemas generales vinculados a la Exposición Internacional de 2008 (150 hectáreas), un total de 3.325 hectáreas[12]. Con los datos de planeamiento, Zaragoza ha pasado (entre 2001 y 2010) de esas 5.711 hectáreas de suelos urbanos a 9.036, es decir, ha conocido un crecimiento decenal del 58  por ciento, seis veces más que el crecimiento demográfico para el mismo periodo. En otras palabras, en esta década Zaragoza ha sufrido la mayor metamorfosis y transformación de la estructura urbana en su historia reciente.

 La segunda fuente de información viene a confirmar estos datos. La cuantificación de los usos urbanos del suelo en el término municipal de Zaragoza en el año 1987, según la cartografía del proyecto Corine Land Cover era de 5.656 hectáreas y en 2000 de 6.250 hectáreas[13], cifras muy aproximadas a los 5.711 de los datos del plan general. La actualización de los datos del proyecto Corine en 2006 han arrojado una suma de 9.475 hectáreas[14] de suelos urbanos, cifra que tampoco se aleja en exceso de los 9.036 del plan general. La aplicación de Corine permite incluso observar cómo entre 2000 y 2006 la superficie destinada a carreteras y tren ha pasado de 343 hectáreas a 1.019, que no son suelos urbanos propiamente dichos sino sistemas generales, aunque esta cifra confirma la transformación de la ejecución de las infraestructuras de los cinturones de ronda (Z-30, Z-40), del eje norte-sur de la autovía mudéjar (A-23) y de las vías del tren de alta velocidad, como elementos vertebradores de la nueva estructura metropolitana. En suma, en estos 19 años de evolución (1987-2006), la mancha urbana ha crecido un 69  por ciento, y en los 6 últimos años un 35 por ciento.

  

Figura 3. Cambios en los usos del suelo en Zaragoza (2000-2006)
Fuente: Atlas Geotemático de Aragón. Centro de Información Territorial de Aragón

 

Si se tiene en cuenta no sólo la capital sino el conjunto del área urbana de 14 municipios definida por el citado Atlas de 2006, el crecimiento urbano relativo en el periodo 1987-2006 es del 71 por ciento (siendo la media nacional para este periodo el 52 por ciento), mientras que el absoluto es de 3.958 nuevas hectáreas de suelo artificial. Por su parte la población del conjunto del área urbana ha crecido el 17 por ciento (entre 1991 y 2008), por lo que la urbanización “sólo” ha crecido cuatro veces y media más que la población. En otras palabras, la capital ha tenido un mayor crecimiento urbanístico que la periferia del área urbana. En todo caso, este acelerado ritmo de urbanización es lo que ha llevado al área urbana de Zaragoza a situarse en la tercera de mayor crecimiento absoluto (tan sólo por detrás de Madrid y Barcelona), la segunda (tras Madrid) de mayor crecimiento relativo entre las grandes ciudades y la primera (junto con el área urbana asturiana) en el grado de desajuste entre urbanización y repunte demográfico. Hay municipios que han más que duplicado su superficie artificial ya que su crecimiento del área urbana se sitúa entre el 150 y el 200 por ciento (Cuarte, El Burgo de Ebro, La Puebla de Alfindén, Villanueva de Gállego), debido a que partían en 1987 de cascos urbanos muy pequeños (menos de 180 hectáreas en cualquiera de los tres casos). Y existen casos específicos como el municipio de la Muela (fuera del área urbana delimitada por el Atlas, pero colindante con el municipio capital y claramente vinculado a él por sus dinámicas metropolitanas), cuyo crecimiento urbanístico ha sido del 423 por ciento (de 204 a 1067 hectáreas). En conclusión, existen municipios metropolitanos que han hecho incrementar el citado dato del 69 por ciento (Zaragoza capital) al 71 por ciento (área de Zaragoza) o al 78 por ciento (área de Zaragoza más La Muela). Por el contrario, la población para el mismo periodo ha crecido un 10  por ciento en la ciudad de Zaragoza y el 17 por ciento en el área urbana de Zaragoza y el 12 por ciento (área urbana más La Muela) poniendo así en duda la sostenibilidad territorial del modelo de crecimiento urbano, en el marco de unos determinados planes generales, especialmente el de la ciudad central.

 El Plan General de 1986

 Los antecedentes

 Tras la redacción de los diversos planes de Ensanche y Extensión que conoció Zaragoza en el primer tercio del siglo XX[15], se sucedieron otros documentos como el Plan General de Urbanización de Borobio y Beltrán de 1941 y el anteproyecto de ordenación general de 1943, que son los dos antecedentes del primer Plan General de Zaragoza (o Plan Yarza), aprobado en 1959. Ni el Plan ni su programa de actuación fueron determinantes para organizar el desarrollo residencial[16] de la ciudad en expansión, aunque incorporaron importantes referencias para la estructura urbana como el esquema radioconcéntrico, la localización industrial y ferroviaria, el anillo verde, etc. En otras palabras, durante los diez años que estuvo vigente este plan “no fue aplicado, en la práctica, casi nunca”[17].

 Posteriormente, y en pleno contexto histórico del desarrollismo durante el cual Zaragoza duplicó su población, como se ha detallado antes, se aprobó el Plan General de 1968 de Emilio Larrodera, que estableció unas hipótesis de crecimiento sostenido hasta el año 2.000, y que se situaban en 847.000 habitantes. Sin embargo, el desarrollo urbano de Zaragoza tampoco tuvo mucho que ver con el diseño urbanístico del Plan de 1968 en un marco de ausencia de autonomía local y de descoordinación entre organismos sectoriales de una misma administración central, y enseguida la realidad superó al propio plan.

 

Figura 4. Plan General de Ordenación Urbana de Zaragoza de 1968
Fuente: Ayuntamiento de Zaragoza

 

Así, la población inmigrante rural en las dos décadas precedentes había sido absorbida en los conjuntos de viviendas promovidos por la Obra Sindical del Hogar y Arquitectura, por el Instituto Municipal de la Vivienda, por patronatos religiosos o por los empresarios industriales en la línea de la denominada urbanística patronal. Estos edificios de viviendas protegidas habían sido construidos con anterioridad a la aprobación del citado Plan de 1968, salvo la promoción de Balsas de Ebro Viejo, cuyo proyecto es de 1964 aunque su edificación se prologó hasta 1975[18].

El segundo fenómeno que permitió albergar a los nuevos zaragozanos fue la densificación del espacio suburbano. Hoy en día puede incluso deducirse de la trama urbana actual elementos del parcelario de la antigua huerta zaragozana en ámbitos como Delicias, San José, Torrero y Las Fuentes. Y el tercer proceso fue la colmatación y densificación del ensanche y de la trama en manzana cerrada, en aplicación directa de las Ordenanzas de 1939, proceso que se prolongó durante la vigencia del plan de 1968. Los procesos de renovación de uso y rellenado de espacios institucionales (colegios, cuarteles, conventos) y fabriles, la implantación de edificios singulares[19] y actuaciones aisladas, así como la edificación en altura en solares vacantes o por sustitución de antiguas parcelaciones de barrio permitieron multiplicar la edificabilidad en la trama urbana existente, en ocasiones hasta por doce veces el número de viviendas preexistentes. De este modo, se ha calculado que con estos procesos de ocupación del espacio durante los años sesenta y setenta se pudieron edificar unas 60.000 nuevas viviendas “sin necesidad de urbanizar suelos nuevos ni hacer planes parciales”[20], pero también sin las suficientes zonas verdes, equipamientos, o dotaciones básicas.

En cierta medida, el documento de 1968 fue un “plan escoba” de planes y proyectos ministeriales. Además de asumir los tres procesos citados en la ciudad consolidada, incorporó los polígonos de la Gerencia de Urbanización (Gran Vía-Romareda de 1961), las áreas industriales del Polo de Desarrollo (Cogullada de 1962 y Malpica de 1966), las actuaciones de la Red Arterial de 1964, el Convenio con el Ministerio de Defensa de 1971 y la ampliación del Campo de Maniobras de San Gregorio, etc. Es decir, en Zaragoza convergieron diferentes instrumentos sectoriales de los respectivos Ministerios sin demasiada coordinación entre ellos y con escasa preocupación por ordenar el espacio urbano del municipio. Por otra parte, la propuesta territorial de crear una ciudad nueva en el norte (Eje del Gállego) nunca llegó a realizarse.

Tres años después –y sin haberse previsto en el Plan- se aprobó, por medio del Decreto 734/1971, de 3 de abril, la aplicación de la normativa de las actuaciones urbanísticas urgentes al municipio de Zaragoza. El avance de la ordenación de la ACTUR Puente de Santiago se presentó en 1972 y los planes parciales que la desarrollaban a partir de 1974. Durante esos años se aprobaron igualmente una serie de planes parciales de polígonos característicos de una tipología de bloques, en edificación abierta: Miraflores (1972), Monsalud (1972), Parque Hispanidad (1973), Polígono 9 (1973), Puerta Sancho (1974) Universidad (1975), Zalfonada (1977) que suponían, incluyendo el ACTUR, la construcción de más de 50.000 viviendas, tanto de iniciativa pública como privada. Pero la lentitud en la gestión de estos planes, debido al contexto político de transición y socioeconómico de crisis de los años setenta retrasaron su ejecución hasta bien entrados los años ochenta, e incluso en algún caso hasta los noventa, de manera que los citados barrios obreros, además de los barrios de autoconstrucción sobre parcelas agrícolas (Oliver, Valdefierro), fueron compactándose y densificándose en un marco de gran indisciplina urbanística, sin los correspondientes mecanismos de equidistribución de cargas y beneficios, hasta estándares que hoy consideraríamos insostenibles. En el estudio sobre el barrio de las Delicias[21] se contabilizaron, en el año 1972, 8 manzanas con menos de 100 viviendas por hectárea, 83 manzanas entre 101 y 400 viviendas por hectárea y 18 manzanas con más de 401 viviendas por hectárea, alguna de las cuales superaba los 2.000 habitantes por hectárea.

Objetivos generales del plan

 El Plan General de 1986 es el que hereda esta situación, asume los planes parciales citados que llevaban más de una década paralizados, y hace frente a otros retos en la transformación de la ciudad, propios del llamado urbanismo correctivo o remedial[22] como corregir los déficit de urbanización básica, zonas verdes, y equipamientos de barrio, proceder al control de las edificabilidades, o impulsar la participación ciudadana, etc. Es el Plan General que aplica la segunda ley del suelo española (1976) y sus reglamentos de planeamiento y gestión urbanística (1978) y un ejemplo que se incardina, tanto por la fecha como por las innovaciones metodológicas, en el llamado urbanismo urbano. O en el denominado planeamiento programático[23] como reacción al urbanismo funcionalista, en pleno contexto de transición política y de constitución de ayuntamientos democráticos.

 

Figura 5. Plan General de Ordenación Urbana de Zaragoza de 1986
Fuente: Ayuntamiento de Zaragoza

 Gracias al Plan General de Zaragoza de 1986 se desarrollaron, durante más de una década, varias líneas de integración urbanística: la reordenación de los anteriores planes parciales del Ministerio de la Vivienda en un proyecto de ciudad compacta, la fijación del tercer cinturón para preservar los valores naturales de la huerta zaragozana, la obtención de suelos públicos y el reequipamiento de dotaciones y zona verdes, la realización de numerosas operaciones de reforma interior y relleno de huecos, la ejecución del sistema arterial o la apertura de vías básicas internas, el embellecimiento y rediseño de espacios públicos, especialmente en el Casco Histórico, la catalogación de edificios de interés arquitectónico y la puesta en marcha de actuaciones de rehabilitación, la urbanización de nuevos centros comerciales, equipamientos metropolitanos y áreas de actividad empresarial, la renovación urbana de espacios en desuso, etc. Las nuevas ordenanzas que se aprueban con el plan y la aplicación de los sistemas de gestión, cesión y equidistribución urbanística permitieron, por primera vez en muchos años, la urbanización de muchos metros cuadrados de suelo por medio de los que hoy denominaríamos actuaciones sistemáticas.

 Actuaciones en materia de infraestructuras, equipamientos y zonas verdes

 Así, a partir del diseño y de la norma del plan, se procedió a la construcción de varias infraestructuras básicas para la apertura de vías en el interior del tejido (Vía Universitas, Duquesa Villahermosa, Echegaray-Puente del Huerva, San José, Avenida Puente del Pilar, Cesareo Alierta, Tenor Fleta), el cierre del segundo cinturón (Camino de las Torres, Puente de Las Fuentes, Marqués de la Cadena, Puente de la Almozara), el desdoblamiento de las carreteras nacionales de salida de la ciudad (N-330, N-232) o de infraestructuras hidráulicas como las depuradoras. Igualmente se establecieron los sistemas de consecución de suelos para la construcción de dotaciones locales y generales como equipamientos deportivos (Príncipe Felipe, Actur, Delicias, Alberto Maestro), cívicos o culturales (Auditorio, Biblioteca de Aragón, Salvador Allende, Actur), parques (Aljafería, La Granja, Torre Ramona, Oliver, etc.), además de la transformación de los usos militares en operaciones de viviendas, dotaciones y espacios libres a través de la llamada “Operación Cuarteles”, que supuso la reordenación urbanística de más de 360.000 metros cuadrados en instalaciones del Ministerio de Defensa cedidas para el uso ciudadano: cuarteles de Hernán Cortés, Pontoneros, Gobierno Militar, Hípica, Palafox. Algo similar pasó con la reconversión de antiguas estaciones ferroviarias en desuso (Estaciones del Norte y de Utrillas).

 El desarrollo urbanístico de este periodo se completa con la ordenación de los suelos destinados a acoger nuevas tipologías urbanas como centros comerciales (Augusta, Grancasa, Audiorama), nuevos suelos productivos (Ciudad del Transporte) y grandes equipamientos (Feria de Muestras, Campus Río Ebro, ampliación de Mercazaragoza), fomentando así una mínima alternativa polinuclear frente a la gran centralidad histórica. Asimismo la propia escala de intervención propició el rediseño de espacios públicos, calles y plazas, aplicándose a Zaragoza el modelo de las llamadas “plazas duras” en el tejido de la ciudad histórica (Ariño, Sinués, San Bruno, San Felipe, Asso) junto a la recuperación de palacios renacentistas como equipamientos municipales (Lonja, Montemuzo, Fortea, Argillo, Morlanes) o provinciales (Sástago). Asimismo, la intervención sobre la Plaza de las Catedrales (El Pilar, La Seo) fue una de las operaciones de diseño urbano emblemáticas de esta época. La intervención en el Casco Histórico[24] vino acompañada en 1989 por la de la Ordenanza para el fomento de la edificación y la rehabilitación. Sin embargo, estas medidas resultaron insuficientes y en 1997 (y posteriormente una segunda edición en 2005) se aprobó el Plan Integral del Casco Histórico para frenar la degradación del mismo e impulsar su recuperación.

 El desarrollo residencial y la transformación y evolución de la trama urbana

 Pero la atención a la escala urbana de los problemas y a su dimensión física, la composición urbana de la ciudad compacta, la preocupación por el detalle morfológico a través del proyecto urbano se expresó de manera particular en el tejido residencial. El Plan General estimó las previsiones demográficas hasta alcanzar un máximo de 784.000 habitantes a finales de siglo, cifra superior a la realmente conseguida. En total, el Plan General creó las bases para edificar 57.078 nuevas viviendas a través de extensiones de la trama urbana, por reforma interior o por asimilación del planeamiento anterior, de tal manera que el parque de viviendas superara las 280.000 viviendas (a los cinco años de aprobación del Plan, en el censo de 1991, había un total de 241.408).

 De ese conjunto de viviendas nuevas una parte importante eran, bien solares o edificios declarados en ruina de la trama urbana consolidada (1.626 viviendas), preferentemente el Casco Histórico, bien solares que todavía quedaban vacantes de los planes parciales de la década anterior por las razones antes expuestas (casi 20.000 viviendas en el momento de aprobarse el Plan y 11.977 en 1992). Además, una gran capacidad de viviendas contemplada en el planeamiento vigente se producía como consecuencia de la actuación en el interior de la propia ciudad, bien por renovación de usos y esponjamiento, bien por obtención de suelo para infraestructuras y dotaciones, bien por colmatación de vacíos intersticiales tanto en la ciudad como en los barrios rurales, bien por actuaciones de remate y sutura en las periferias de la trama urbana existente. Así, se concibieron 195 pequeñas o medianas actuaciones o áreas de intervención (zonas E y F del Plan General a desarrollar por medio de planes especiales y estudios de detalle) que sumaban un total de 18.519 viviendas. De estos ámbitos, al menos 42 no se ejecutaron durante el periodo de vigencia del plan, siendo incorporadas en el nuevo plan general bajo la calificación de zonas F y G, muchas de las cuales se están ejecutando actualmente. A ello había que sumar nueve planes parciales calificados como suelo urbanizable programado con determinaciones de planeamiento anterior como actuaciones mayores por desmantelamiento de industrias (Polígono 43), por urbanización no consolidada (Polígono 52) o por remate de los planes parciales de los años setenta (Polígono 45) que sumaban 3.413 viviendas. Y finalmente, las modificaciones del plan general realizadas en los años posteriores a su aprobación sumaron 2.564 viviendas (Polígono 50, Hispano-Carrocera). Es decir, que de las 57.078 viviendas totales del Plan de 1986, existía la posibilidad de construir 38.099 casi sin extender los límites de la mancha urbana por lo que el modelo territorial planteado en este Plan fue claramente de una ciudad que necesitaba resolver las carencias y déficits del pasado y rematar la consolidación del tejido urbano continuo dentro del tercer cinturón.

 Las 18.979 viviendas restantes correspondían a nuevos suelos urbanizables, divididas entre las de los suelos urbanizables programados, 10.897, y los suelos urbanizables no programados, 8.082. Resulta evidente que un marco de planeamiento que no se basa en la extensión, unido a un contexto de recesión y de elevado endeudamiento de la hacienda municipal a mitad de los años noventa, provocó el retraso de los suelos urbanizables durante toda esa década. Así la evolución del plan en los quince años posteriores a su aprobación se caracterizó porque la construcción de viviendas se concentró mayoritariamente en los ámbitos señalados en el párrafo anterior. De esta manera, en el cambio de siglo, coincidiendo con la aprobación del nuevo plan en 2001, los planes parciales de los suelos urbanizables programados se encontraban en un escaso grado de desarrollo edificatorio, aunque se han constituido en las principales bolsas de suelo en donde se han construido las viviendas en la primera década de este siglo que ha conocido el citado apunte demográfico, junto a algunos suelos urbanizables del nuevo plan, especialmente Valdespartera.

 A este retraso en la tramitación del planeamiento parcial de los suelos urbanizables durante la década de los noventa, unido a la retención de solares ya urbanizados, le ha sobrevenido el periodo de crecimiento inmobiliario tan intenso que hemos vivido en los últimos años. Por eso la vigencia del plan de 1986 (y de los sectores de suelo urbanizable con plan parcial aprobado) hasta bien entrado el nuevo siglo [25] es lo que ha permitido hacer frente a la explosión inmobiliaria de esta primera década. De este modo puede inferirse que la relativa incapacidad del nuevo plan general (o mejor dicho del largo proceso de tramitación junto al tardío desarrollo de sus suelos urbanizables, excepto Valdespartera) ha podido dificultar la absorción de la demanda de vivienda en la capital, y constituyéndose en una causa adicional del fenómeno de intensa urbanización en los municipios limítrofes (Cuarte, Utebo, La Muela, etc.) y del proceso de periurbanización señalado en la introducción. De hecho, cuando se han aprobado los instrumentos de planeamiento y gestión urbanística de los sectores del nuevo plan (planes parciales, proyectos de reparcelación y proyectos de urbanización), se estaba en puertas de la actual crisis económica e inmobiliaria[26]. En cierta medida, resulta indiscutible que el desajuste entre dinámicas demográficas, demanda de vivienda y tramitación y gestión urbanística producida en la primera década del siglo XXI encontró en los suelos del plan de 1986 una solución parcial. Por el contrario, en esta segunda década existe el fenómeno inverso de sobreoferta de suelo que luego se explicará.

 No obstante, los planes parciales de los suelos urbanizables programados del plan de 1986 llevaron diferente ritmo. Por una parte, están los que se aprobaron antes de la entrada en vigor del nuevo plan general (10.266 viviendas) que se han ido ejecutando en los diez últimos años, en donde quedan todavía solares vacantes, definiendo las nuevas periferias residenciales, bien en vivienda colectiva (SUP 51), en vivienda unifamiliar (SUP 89/1-2 en Montecanal, SUP 57-58/1, SUP 60/1), o bien en desarrollos mixtos en los ámbitos de Miralbueno (Polígono 56) y Santa Isabel (Polígonos 71 y 72) que han combinado ambas tipologías. Por otra están los que no se tramitaron durante la vigencia del plan, transformándose en nuevos suelos urbanizables o zonas F del nuevo plan general (631 viviendas en el Polígono 61).  

Figura 6. Sectores de suelo urbanizable residencial del Plan General de 1986 desarrollados durante su vigencia
Fuente: R. Betrán, 2009

 Mención aparte merecen los suelos urbanizables no programados. Dentro de ellos sólo se han impulsado los planes parciales que se tramitaron tras 1995 y antes de la aprobación del nuevo plan general, recuperando dos importantes actuaciones de vivienda protegida, tanto en la antigua PSV (Sector 89/1: Rosales del Canal), como en las áreas 2, 3, 5 y 6 del Actur que todavía quedaban vacantes (Parque Goya), y que han permitido la reciente construcción de un importante número de viviendas protegidas, 2.330 y 3.628, respectivamente. El resto de los PAUs presentados (sectores 89/1, 69/1, 86/8 y 11-16/1) y de los suelos urbanizables no programados que no tramitaron el correspondiente PAU no se desarrollaron, asumiéndose como suelos urbanizables del nuevo plan general (los delimitados del sector 38 y los no delimitados de Arcosur y los barrios rurales), como zonas G (Sector 11-16/1) o directamente renunciando a su desarrollo y transformando algunos de los suelos urbanizables no programados del plan de 1986 en suelos no urbanizables del plan de 2001 (Polígonos 84 y 90).

  Balance del Plan

 En conclusión, durante la vigencia del Plan General de Ordenación Urbana de Zaragoza de 1986, es decir, la segunda mitad de la década de los ochenta y la década de los noventa, Zaragoza ha desplegado un modelo de intervención urbanística centrado en la recuperación de la trama urbana, en la culminación y mejora de los planes parciales de los años setenta, y en el desarrollo de procesos de renovación urbana hasta el punto de producirse el fenómeno denominado “ensimismamiento en el urbanismo urbano”[27] o de sistematización de la ordenación y gestión urbanística municipales, por otra parte necesarios teniendo en cuenta la situación de partida de los ayuntamientos democráticos, y en especial, por ser Zaragoza una de las ciudades españolas que mayor crecimiento económico, demográfico (la primera en términos relativos y la tercera en absolutos) y físico tuvo durante la época del desarrollismo. Por consiguiente Zaragoza, durante los últimos quince años y en especial en la década de los noventa, ha aparecido con escasas ocasiones en la literatura académica que ha ido reflejando los nuevos modos de intervención urbanística en la transición de siglo. A pesar de ser la quinta ciudad española, fue una de las grandes urbes que no desarrolló algún tipo de proyecto urbano o actuación estratégica, como sí lo hicieron Madrid (Campo de las Naciones), la Barcelona Olímpica, Valencia (Ciudad de las Artes), Bilbao (Recuperación de la Ría), la Sevilla de la Expo, etc.

 Prueba de ello es que la presencia de Zaragoza en la producción bibliográfica se da cuando se realizan análisis sistemáticos de todas las grandes ciudades españolas[28] o cuando aparece en los Catálogos de Buenas Prácticas Urbanas, mientras que en las publicaciones selectivas sobre el reciente urbanismo español Zaragoza no suele aparecer.[29] Igualmente, en las revistas científicas y de divulgación que han recogido la casuística de las intervenciones en la ciudad contemporánea, nula o escasamente aparece Zaragoza[30], a pesar de la relevante producción bibliográfica local[31], hecho que ha cambiado con el fenómeno urbano y arquitectónico de la Exposición de 2008, que ha acelerado la metamorfosis urbana de Zaragoza, y ha estimulado el interés de las publicaciones sobre arquitectura y urbanismo por la capital del Ebro[32].

 El nuevo Plan General de Zaragoza de 2001

 Planeamiento general: estrategia y flexibilidad

 El nuevo plan general de Zaragoza inició su revisión en octubre de 1997, unos meses después de que el Tribunal Constitucional dictara la Sentencia 61/1997, por la que declaraba inconstitucionales diversos aspectos del Texto Refundido de la Ley del Suelo de 1992. Hasta la aprobación definitiva del plan en 2001, se implantó la reforma urbanística[33] que se concretó en la Ley estatal sobre el régimen del suelo de 1998, por la que se consideraban urbanizables aquellos terrenos que no estuvieran sometidos a algún régimen especial de protección por la legislación sectorial o de ordenación territorial sus valores paisajísticos, ambientales, culturales, etc. o que el planeamiento general considerase necesario preservar por esos mismos valores. A pesar de las diferentes redacciones dadas en la Ley en sus versiones inicial de 1998 o posteriores (Reales Decretos 4/2000 y 10/2003, vigentes hasta la nueva Ley del Suelo de 2007), en la práctica se eliminaban los suelos no urbanizables genéricos y se permitía su transformación en urbanizables, dando lugar a reclasificaciones masivas y a debates enfrentados sobre el modelo de crecimiento urbano. No obstante, en Zaragoza el alcance del precepto liberalizador del suelo urbanizable fue limitado ya que se incluyó, como Anejo 11 de la memoria del plan general, un estudio sobre el medio natural, agrario, paisajístico y cultural que evaluó los tipos de ecosistemas y que se tradujo en las diferentes categorías de suelo no urbanizable de las normas urbanísticas del plan general. Esta es una de las razones por las que el plan pudo ser aprobado por unanimidad en el pleno del Ayuntamiento de mayo de 2001. Por otra parte, las reclasificaciones de suelo en grandes ámbitos de actuación se produjeron en aplicación de la Ley urbanística aragonesa de 1999 que creó los dos proyectos supramunicipales luego expuestos.

 En todo caso, el nuevo plan general de Zaragoza de 2001 ha permitido la aplicación de los nuevos paradigmas de la intervención urbanística en la ciudad contemporánea, como el citado urbanismo estratégico o la traslación de los principios de la sostenibilidad al planeamiento urbano, lo cual no ha presupuesto el completo abandono del modelo anterior. De hecho, durante su tramitación e incluso después, se han puesto en marcha actuaciones propias del llamado urbanismo urbano, especialmente en aplicación del Plan Integral del Casco Histórico, en la ejecución de viario básico o en la transformación de usos militares, penitenciarios o industriales en zonas verdes, viviendas y equipamientos.

 Sin embargo, el vigente Plan General de Ordenación Urbana de Zaragoza aprobado definitivamente el 13 de junio de 2001 parte de un modelo territorial y de unos principios urbanísticos diferentes del anterior. Si el plan de 1986 era un plan de transformación de la ciudad existente, de ahí su adscripción a la corriente del urbanismo urbano, éste es un plan que apuesta metodológicamente por una extensión limitada dentro de unas supuestas intenciones de urbanismo sostenible y de intervención en áreas estratégicas, pero también atendiendo al diálogo de la ciudad con el territorio. Sin embargo, estas hipótesis teóricas de modelo territorial han sido ampliamente superadas por la burbuja inmobiliaria de los últimos años, tal y como se constata con los datos antes expuestos de crecimientos demográfico y urbanístico. El nuevo plan general se enmarca en los actuales discursos de la territorialización y dispersión del hecho urbano, de los retos fenómenos económicos y sociales que caracterizan el sistema urbano en la época de la globalización, de la detección de las oportunidades estratégicas de mejora y transformación de la ciudad, de la integración adecuada de las demandas relativas al medio ambiente y al paisaje, de la diversidad de escalas y tratamiento de las intervenciones urbanísticas, de la integración de las acciones sectoriales como el transporte, la vivienda, o los suelos productivos, en definitiva de la huida del llamado “morfologismo fragmentario” y de la aplicación de un nuevo paradigma basado en el eclecticismo, la incertidumbre, la renovación y la oportunidad. [34]

 A diferencia del proyecto unitario de ciudad que suponían los planes de los años ochenta, este plan se concibe como instrumento que debe integrar una ciudad heterogénea en cambio permanente, donde las intervenciones deben adecuarse a los procesos de cambio en los que inciden, tales como la ejecución de las nuevas infraestructuras ferroviarias de la red de alta velocidad, o de los cinturones arteriales. Otros procesos que generan oportunidades de transformación del modelo territorial son: la progresiva integración de las riberas del Ebro en la ciudad, el adecuado desarrollo de las nuevas áreas residenciales, la creación de áreas productivas especializadas en desarrollo de las indicaciones del plan estratégico y la renovación del casco histórico como freno al proceso de degradación urbana y ambiental.

 Eso ha quedado demostrado con la propia evolución del plan y de los proyectos estratégicos: tres de los más importantes que han contribuido a esa metamorfosis contemporánea de Zaragoza (Expo 2008, Plan de Riberas, Suelos Ferroviarios) no quedaron suficientemente desarrollados en los planos, normativas o fichas del plan general, en su versión de 2001, por diversas razones: falta de concreción de los proyectos de urbanización de las riberas, incertidumbre en el proceso de selección de la ciudad-sede de la Exposición de 2008, negociación del convenio de los suelos ferroviarios entre Renfe-Adif, Gobierno de Aragón y Ayuntamiento de Zaragoza con posterioridad a la aprobación del plan general. Así estos tres grandes proyectos han precisado diversas modificaciones del plan general con el fin de precisar su ordenación urbanística, a pesar de ser piezas fundamentales del propio modelo de ordenación del plan general.[35] Por su parte, los dos proyectos supramunicipales de la Plataforma Logística y del Parque Tecnológico del Reciclado figuraron en el Plan General  de 2001 como Suelos No Urbanizables Genéricos (en sus categorías de actividades logísticas o de tratamiento de residuos, respectivamente) y su ordenación se remitió al documento del proyecto supramunicipal, aprobados en marzo (PLAZA) y en junio (PTR) de 2002. En resumen, la ordenación de cinco de los elementos estructurantes principales del plan general y del desarrollo urbanístico de Zaragoza en esta década (verificados en la cartografía Corine de 2006) quedaron fuera del propio plan, aunque el texto refundido de junio de 2008, ha recogido las determinaciones de dichas modificaciones o de los supramunicipales. Este proceso lleva al debate de la rigidez o flexibilidad de un plan general, a su legitimidad como referente de la ordenación del territorio municipal, a su papel como señalador de las oportunidades de la ciudad en un contexto, etc. que han caracterizado la discusión disciplinar del planeamiento general en las pasadas décadas, y que todavía está abierto.  

Figura 7. Plan General de Ordenación Urbana de Zaragoza. Estructura urbanística. Versión del Texto Refundido de 2008. En amarillo, los sectores de suelo urbanizable residencial
Fuente: Ayuntamiento de Zaragoza.

 

Los objetivos genéricos del plan general responden así a una concepción más ambiciosa del planeamiento que supera la visión morfológica con las aportaciones estratégicas, territoriales y medioambientales. En cierta medida este plan puede recordar al de 1968, como plan escoba de diferentes proyectos sectoriales (ahora diríamos estratégicos), aunque en este caso no proceden exclusivamente de la Administración central sino que tienen una naturaleza mayoritariamente endógena, bien municipal (Valdespartera), bien autonómica (Proyectos Supramunicipales), bien participada con el Estado (Exposición Internacional y Plan de Riberas, suelos de alta velocidad ferroviaria), bien privada (Arcosur, Puerto Venecia, Empresarium, etc.). Desde la aprobación del Avance en 1997 hasta la aprobación definitiva en 2001, o desde entonces al texto refundido de 2008, y desde ese texto hasta la actualidad el plan incluye cerca de 100 modificaciones aisladas al plan general[36]. Así, se han ido incorporando demasiados elementos y propuestas al planeamiento municipal que provocan, no sólo la relativa desvirtuación del esquema inicial del avance, sino además que el plan general no siempre haya sido la guía conductora del desarrollo urbanístico de la ciudad. Más bien al contrario, el diseño general de la ciudad se ha ido adaptando a las diferentes iniciativas públicas y privadas hasta el punto de que la metamorfosis urbana de Zaragoza ha venido acompañada por una política de hechos consumados por el planeamiento general refundido.

 En fin, parece que el nuevo plan codifique los procesos urbanos actuales de una ciudad en dos velocidades: la Zaragoza regulada al modo del plan de 1986 (de hecho en el suelo urbano consolidado casi no se ha alterado ni la calificación ni las ordenanzas), y las nuevas piezas urbanas estratégicas que están modelando la citada metamorfosis urbana en Zaragoza. En palabras de Lefevre[37], “es evidente que planificar no puede tener hoy ni el mismo sentido ni el mismo contenido que hace 15 años. En el mejor de los casos, planificar significa hoy teñir de certidumbre la incertidumbre.”

 El modelo territorial del nuevo Plan General

 El modelo territorial propuesto no ha sido contradictorio al que se había planteado en los planes anteriores (trama concentrada, estructura radioconcéntrica), entre otras cuestiones porque el nuevo plan asume el cierre de los cinturones de ronda y la asimilación del planeamiento parcial y especial previo, y porque entiende que la ciudad consolidada debe acoger las funciones metropolitanas directivas, culturales, comerciales y representativas. Sin embargo, el nuevo plan general ha apostado por un relativo policentrismo y una descentralización contenida a través de un modelo territorial sostenible y de equilibrio con el medio natural haciendo posible la expansión residencial y comercial de la ciudad en los suelos situados entre el tercer y el cuarto cinturón, y calificando como suelos no urbanizables el resto del territorio exterior a la Z-40, excepto los asentamientos industriales y logísticos existentes y propuestos en las vías radiales y excepto los barrios rurales y sus extensiones.

 El plan general divide los elementos del modelo territorial entre los sistemas generales (en sentido amplio) y los suelos de desarrollo y transformación urbana, siguiendo esa relación dialéctica que define la estructura del territorio, y que no abandona la herencia conceptual y metodológica de los planes generales de Barcelona de 1976 (zonas y sistemas) o de Madrid de 1985 (piezas y sistemas). Dentro del primer grupo, el nuevo plan general de Zaragoza incluye los sistemas generales de comunicaciones (estación intermodal, líneas de alta velocidad, tercer y cuarto cinturón, etc.), las áreas para actividades singulares (como el Campus Tecnológico del Actur, la plataforma logística junto al Aeropuerto, el parque de reciclado), los sistemas generales de equipamiento o centralidades metropolitanas (el Centro Histórico administrativo y comercial, la Universidad, los Centros Sanitarios o los nuevos centros comerciales en la periferia) y la red de espacios libres tanto de carácter urbano (riberas, anillo verde) como de carácter periurbano y metropolitano.

 En el segundo grupo del modelo territorial se distingue entre el modelo de desarrollo de la trama urbana y el modelo de transformación de la ya existente. El desarrollo residencial del plan general se articula por medio de diferentes ámbitos: extensión en bordes del conglomerado, estructuración y extensión de los barrios rurales, colmatación de los vacíos en los corredores y desarrollo por grandes orlas en los suelos urbanizables entre el tercer y cuarto cinturón. En el desarrollo de los suelos industriales se apuesta por mejorar y ampliar las condiciones de los polígonos industriales de los años sesenta y setenta, y por crear áreas de actividad específica o singular. El modelo de transformación urbana mantiene el espíritu de la etapa de planeamiento anterior, aunque desde la lógica de los nuevos procesos urbanos: recualificación y regeneración de la periferia y de los barrios tradicionales, creación de polaridades de distrito, renovación de usos, rehabilitación del casco histórico, redacción de planes sectoriales (comercio, transporte), aunque las grandes apuestas del plan general son las operaciones estratégicas: plan integral del casco histórico, transformación de los suelos ferroviarios del Portillo y Avenida de Navarra, riberas del Ebro, y plataforma logística, desarrolladas posteriormente.

 Adicionalmente, el plan general contempla un tercer grupo de elementos del modelo territorial integrados en la categoría de los suelos no urbanizables que a su vez se diferencian entre los suelos de protección del ecosistema natural (riberas fluviales y  espacios protegidos del Ebro, monte y masas arbóreas, suelo estepario, etc.), los de protección del ecosistema agrario (huerta, secano) o los terrenos sujetos a protecciones sectoriales, especialmente las áreas de la defensa y suelos militares, que todavía siguen ocupando alrededor de un tercio de un vasto término municipal en implantaciones como la Base Aérea o la Academia General Militar y el campo de maniobras de San Gregorio.

 En síntesis, el nuevo plan general de Zaragoza establece unas previsiones de transformación, pero también de crecimiento que supera incluso a los presupuestos establecidos en su día en el Plan de 1968. El contexto socioeconómico e inmobiliario en los momentos de tramitación del plan ha condicionado los horizontes de crecimiento urbano del planeamiento. Así, el Plan de 1986 previó 57.078 viviendas nuevas, hasta alcanzar el entorno de las 280.000 viviendas y 784.000 habitantes. La cifra de viviendas totales previstas viene a coincidir casi con las viviendas existentes en el momento de tramitarse el nuevo plan: el censo de 2001 cuantificó en 283.649 las viviendas totales en Zaragoza (de las cuales 57.000 estaban desocupadas o eran segundas residencias). Por su parte el nuevo plan general ha creado el marco para la construcción de 131.766 nuevas viviendas, de las cuales 18.500 corresponde a la capacidad de viviendas en suelo con planeamiento anterior y 113.266 corresponden a los suelos ordenados por el nuevo plan (29.544 en suelo urbano no consolidado en zonas AC, E, F, G; 4.422 en urbanizable delimitado; 79.300[38] en urbanizable no delimitado), lo que hace un escenario residencial total de más de 400.000 viviendas. En este cómputo se verifica la diferencia de un modelo territorial a otro en ambos planes: en el de 1986, cuatro de cada siete nuevas viviendas debían de ubicarse en la trama más o menos consolidada, frente al nuevo plan que rebaja esa proporción a una de cada siete, dejando a la inmensa mayoría en nuevos suelos urbanizables y extensiones de la ciudad.

 Sobre esas cifras globales, conviene matizar tres observaciones: no todas las viviendas edificadas en Zaragoza son viviendas principales, el plan también apuesta por el fomento de la rehabilitación de las viviendas existentes, y finalmente existe un descenso de habitantes por vivienda (de 3’16 en 1991 a 2’31 en 2001). En todo caso ese conjunto de viviendas permitiría una capacidad residencial total cercana al millón de habitantes. Esta cifra global resulta desmedida teniendo en cuenta que, a los diez años del plan, Zaragoza no ha llegado a los 700.000 habitantes, que el crecimiento absoluto se está contrayendo (incluso en 2011 hubo decrecimiento), que la natalidad ha caído y que la actividad inmobiliaria se ha ralentizado de manera extraordinaria[39], especialmente en el contexto de crisis económica, inmobiliaria y de la hacienda local.

 En términos de extensión, el techo de superficie artificial que posibilita el plan general es de 10.138 hectáreas, que sumadas a las 2.117 de los proyectos supramunicipales harían un total de 12.255. Si a las cifras de Corine 2006 se le añade lo urbanizado recientemente en Arcosur y Parque Venecia, en términos globales Zaragoza ha crecido desde las 6.000 hectáreas (en el año 2.000) hasta las 10.000 actuales, habiéndose colapsado el crecimiento de la mancha urbana restante (unas 2.000 hectáreas) por la crisis inmobiliaria[40], de tal manera que su desarrollo futuro es realmente incierto. Por sectores, las cifras son: los suelos residenciales pasarían a incrementarse notablemente, de 4.135 hectáreas de suelo urbano a cerca de 5.700 hectáreas, aunque la cifra real actual se aproxima a 4.800 tras la urbanización de las grandes bolsas de Valdespartera, Arcosur y Parque Venecia. La extensión de los usos productivos está conociendo un proceso que ha cuatriplicado la superficie de partida: de las 800 hectáreas iniciales de suelo industrial a las 3.400 (2.600 hectáreas de la plataforma logística, del polígono de reciclado y del polígono Empresarium) quedando todavía expectantes 1.200 de urbanizables productivos. En fin, la superficie de usos terciarios va a conocer un crecimiento sin precedentes hasta superar el millón de metros cuadrados de edificabilidad para usos comerciales, de oficinas, hoteleros, etc. que se están ejecutando principalmente por las actuaciones urbanas estratégicas que recoge el nuevo plan, y que están caracterizando la metamorfosis urbana actual de Zaragoza.

 Las actuaciones urbanas estratégicas

 El propio plan general de ordenación urbana incluyó en su estudio económico un listado de más de 100 actuaciones desde infraestructuras viarias (red arterial, nuevos ejes, transformaciones del viario interior), infraestructuras relacionadas con el ciclo del agua, intervenciones en equipamientos deportivos, educativos, sociales y culturales y espacios libres[41] en los distritos de la ciudad consolidada, actuaciones de movilidad urbana, algunas de las cuales se han acabado integrando en las operaciones estratégicas y financiadas con los tres grandes convenios señalados a continuación, principalmente con los ministerios respectivos y con la Diputación General de Aragón: con Defensa para Valdespartera en 2001, con Fomento para el AVE y transformación de la red arterial ferroviaria y los suelos ferroviarios en 2002 y con Presidencia para la Exposición Internacional de 2008 (que afectaba a Hacienda, Fomento y Medio Ambiente). Otras se han ido acometiendo por los presupuestos municipales, por convenios con otras instituciones (Gobierno de Aragón, Diputación Provincial de Zaragoza), por convenios urbanísticos, por aplicaciones de los fondos estatales de inversión local, por cofinanciación de fondos europeos o por la constitución de empresas de economía mixta, como ha sido el caso de la construcción y explotación de la línea de metro ligero en superficie. Por lo tanto las actuaciones estratégicas han servido para impulsar y dinamizar una parte esencial de las proyectos señalados en el plan.

 La intervención en la ciudad consolidada

 Como se ha señalado anteriormente, el plan general de Zaragoza pone especial énfasis en el modelo de transformación de la ciudad existente, de tal manera que la pretendida metamorfosis urbana de la ciudad comienza por la trama existente. De este modo se han producido numerosas intervenciones en la ciudad consolidada, y en especial en el centro histórico, por ser considerado como un área del modelo territorial del plan, que ha asumido los planes especiales de reforma interior redactados durante la vigencia de su antecesor (San Bruno, San Agustín, Pignatelli, San Blas, Casta Álvarez-Armas). Muchas de las operaciones en la ciudad consolidada, señaladas en el estudio económico del plan general, se han producido en el marco del citado Plan Integral del Casco Histórico. Ejemplos destacados son la reforma viaria del Paseo Independencia, o los proyectos del Teatro Romano, de los Conventos de Santo Domingo y de Mínimos de la Victoria para equipamientos municipales, así como la restauración de la Seo o de iglesias de torre mudéjar (La Magdalena, San Gil), etc. Fuera del ámbito del casco histórico se han producido restauraciones de edificios de interés como el Palacio de la Aljafería, la Estacion del Norte, la antigua Azucarera, el Edificio Paraninfo de la Universidad de Zaragoza, etc.

 Un instrumento destacado en la regeneración urbana en Zaragoza ha sido la rehabilitación del tejido residencial más degradado, de manera complementaria al propio Plan Integral del Casco Histórico. Aunque la Ordenanza Municipal de Fomento a la Rehabilitación se aprobó en 1989 para edificios de más de 30 años ubicados en el centro Histórico, coincidiendo con la aprobación del plan en 2001 se extendió su ámbito de aplicación a toda la ciudad, y se pasó de 30 a 40 años la edad de las viviendas. Durante sus más de dos décadas de vigencia se han invertido unos 150 millones de euros (de los cuales unos 80 millones corresponden a las subvenciones de la ordenanza) que han afectado alrededor de 3.000 edificios, la mayor parte de ellos en el centro histórico de Zaragoza. A ello ha contribuido que se declararan en 1999 tres áreas de rehabilitación integrada del casco: Armas-Casta Alvarez, Zamoray-Pignatelli y San Agustín-Alcober, reactivadas en 2008 tras el nuevo convenio con el Ministerio de Vivienda, cuando además se han incluido cinco nuevos ámbitos de rehabilitación integrada: el casco histórico del barrio del Arrabal, además de cuatro de los conjuntos urbanos de interés de las viviendas de los años cincuenta (Picarral, Girón-Escoriaza, Alférez Rojas y Virrey Rosellón). Finalmente, la nueva Ordenanza de Fomento de Rehabilitación de 2010  (aprobada en junio de 2010), además de considerar estos ocho ámbitos de rehabilitación integral, ha creado la figura de áreas de rehabilitación preferente: resto del casco histórico fuera de las tres ARI’s iniciales, resto de conjuntos urbanos de interés, el ámbito del Plan Integral del Barrio Oliver, pero abriendo la posibilidad de incorporar zonas del Ensanche y de los barrios densificados hasta los años 70.

 En todo caso, ambos tipos de intervención citados, tanto la del Casco Histórico (transformaciones viarias, PERI’s, restauraciones, equipamientos) como la Rehabilitación pueden considerarse como líneas de actuación en continuidad con el plan general precedente de 1986. La dimensión estratégica de intervención interior ha venido de las áreas de convenio o AC del nuevo plan general, que han procurado, junto a la transformación tipo-morfológica del sector y la renovación de usos, generar áreas de nueva centralidad dentro del tejido urbano continuo: las suelos del antiguo Psiquiátrico, el antiguo Seminario, la antigua cárcel de Torrero o el cuartel de San Lamberto. Finalmente, tanto las líneas de recuperación del casco y rehabilitación residencial, como estas figuras más recientes, así como el retorno metodológico en la disciplina urbanística hacia el reciclaje urbano, han contribuido a reforzar la idea de la necesidad de los procesos de renovación urbana en el ámbito exterior a la ciudad histórica pero en tejido urbano continuo. Así se han redactado diversos proyectos[42] como el plan de renovación y revitalización del barrio del Picarral o el plan de revitalización de los barrios del este de la ciudad (San José y Las Fuentes), ésta última con rango de modificación aislada número 71 del plan general, que se encuentran paralizados por la crisis inmobiliaria y de las haciendas municipales.

  Nuevas áreas residenciales: Ecociudad Valdespartera y Arcosur

 La intervención en el mercado de la vivienda ha sido un elemento destacado del nuevo escenario de planeamiento urbanístico, especialmente en el modelo de desarrollo urbano que marca el plan general. Así, frente a las actuaciones de tamaño medio propuestas en el plan anterior (Parque Goya y sector 89/1), o al reciente impulso de las pequeñas intervenciones de renovación en el marco del plan integral del casco histórico como el PERI Armas Casta Álvarez, el nuevo plan general ha hecho posible dos actuaciones de elevado número de viviendas protegidas, Ecociudad Valdespartera (9.687 viviendas, de las que 9.387 son de protección pública) y Arcosur 21.148 viviendas (12.689 protegidas). Ambas piezas urbanas, además de contribuir a la vertebración de la orla suroeste de la ciudad, desarrollan una función estratégica en la ordenación general de la ciudad puesto que sirven de transición entre la trama urbana consolidada y el gran complejo de actividad empresarial que supone la combinación de la plataforma logística, del Aeropuerto, de la Feria de Muestras, y de la segunda estación ferroviaria prevista para el Tren de Alta Velocidad. Ambos planes parciales suponen el remate por la ciudad limitada por la ronda sur, a la vez que despliegan un sistema continuo de espacios libres o corredor verde, entre el tercer y cuarto cinturón, que constituye un potente elemento de vertebración del territorio municipal.

 El proyecto de Ecociudad Valdespartera se ha realizado con criterios de urbanismo sostenible o ecourbanismo, tal y como ha reconocido la mención de buena práctica por el Comité Habitat de las Naciones Unidas en las ediciones de 2004 y 2006 (y de mejor práctica en la de 2012): la vivienda a coste accesible, el urbanismo integrador (tanto en tipologías como en sectores sociales) y especialmente la arquitectura bioclimática. La propia ordenación de la trama urbana se ha proyectado buscando que la orientación de los edificios favorezca la captación solar, fijando entre los edificios distancias suficientes en relación con su altura, generando microclimas por medio de la disposición de superficies vegetales entremezcladas con las calles y repartidas entre las viviendas, y ordenando los jardines comunitarios del interior de las manzanas. El diseño arquitectónico (cubiertas planas para colocación de paneles solares, diferente tratamiento de fachada según orientación) y el sistema constructivo (aislamiento, ahorro del agua, materiales) son, lógicamente, los otros dos elementos que contribuyen a definir la actuación de Valdespartera como un ejemplo de urbanismo ecológico.

 

Figura 8. Desarrollo de la Ecociudad Valdespartera en 2010
Fuente: Ecociudad Valdespartera Zaragoza, S.A.


Por su parte Arcosur es uno de los mayores planes parciales del urbanismo reciente español, con 3.648.899 metros cuadrados cuya ordenación permitirá edificar 21.148 viviendas (12.689 protegidas) con los mismos criterios de sostenibilidad que Valdespartera, 240.000 metros cuadrados de usos productivos y terciarios, y obtener más de 1.500.000 de metros cuadrados de espacios verdes sin solución de continuidad con los más de 500.000 de la actuación colindante de Valdespartera. Si Valdesparetera tiene más del 95 por ciento de las parcelas residenciales edificadas y vendidas, el desarrollo de Arcosur está llevando un ritmo diferente. El inicio de la urbanización del sector en junio de 2009 (al igual que el tercer sector de urbanizable residencial en ejecución, Parque Venecia, de 4.103 viviendas) ha significado que la actual crisis económica e inmobiliaria haya condicionado el desarrollo de Arcosur, de tal manera que a inicios de 2013 se ha completado la mitad de las obras de urbanización, pero tan sólo la edificación de un 10 por ciento del total de las viviendas previstas, con todo lo que ello supone.

  Espacios productivos y centros terciarios 

Desde 2002 se han impulsado otros proyectos estratégicos de inversión mixta o privada, en donde se han creado nuevas áreas de actividad económica, industrial, logística o terciaria que están metamorfizando el pasaje industrial y productivo de Zaragoza. El más importante de ellos es PLAZA, la plataforma logística de Zaragoza, no sólo por su extensión sino por la creación de puestos de trabajo en el sector de la logística, la distribución, el comercio y también el industrial. Emplazada entre el aeropuerto, las vías del AVE y la A-2, disfruta asimismo de la situación estratégica de Zaragoza en el noreste de la Península Ibérica. PLAZA se ha concebido como un avanzado centro intermodal de transportes y plataforma logística de nueva generación, como puerto seco y como centro de integración para los operadores logísticos. Ocupa una superficie total de 12.826.898 metros cuadrados, de los cuales más de cinco millones se destinan para áreas de actividad (logística, comercial, parque empresarial), dos millones para zonas verdes y más de dos millones para un nuevo complejo intermodal ferroviario.

  

Figura 9. Desarrollo de la Plataforma Logística de Zaragoza en 2011
Fuente: Google Earth

 

El segundo gran complejo industrial y terciario es el Polígono Tecnológico del Reciclado (PTR), de 8.355.088 metros cuadrados, de los cuales hay 418 hectáreas de suelo industrial neto destinado a albergar empresas e industrias relacionadas con la transformación y producción de nuevos bienes a partir del uso de los residuos. Este polígono, junto a su vecino Empresarium de otras 350 hectáreas, ha permitido el traslado de industrias pesadas que se ubicaban en el interior de la ciudad y ha atraído otras nuevas, lo que va generando una nueva centralidad al sureste de Zaragoza.

 Desde el punto de vista urbanístico, los procesos de terciarización de las ciudades se han manifestado en la transformación de usos de la trama residencial o en la creación de nuevas áreas de actividad empresarial. En Zaragoza, además del suelo terciario y comercial de PLAZA, PTR y Empresarium se han proyectado otras tres actuaciones de uso terciario que están contribuyendo igualmente a la metamorfosis de los planes parciales residenciales o de la periferia no consolidada y contribuyendo a implantar la llamada economía simbólica: World Trade Center Zaragoza (60.000 metros cuadrados), Aragonia (170.000 metros cuadrados, según proyecto de Rafael Moneo) y Puerto Venecia (150.000 metros cuadrados). Los dos primeros se han asentado sobre las piezas centrales que resultan entre los ejes paralelos de los polígonos de vivienda de los años setenta, Actur y Universidad, mientras que el tercero es una nueva centralidad en el sur de la ciudad. No obstante, la enorme disponibilidad de suelo para actividades terciarias ha derivado en una clara sobreoferta que convendría replantear. A los seis sectores citados, hay que añadir pequeñas actuaciones de edificios para oficinas en el tejido de la ciudad consolidada, pero especialmente los más de 400.000 metros cuadrados edificables para usos terciarios en dos de los ámbitos estratégicos, Parque Empresarial de la Expo y suelos de Zaragoza Alta Velocidad.

 El impacto urbanístico de la Alta Velocidad ferroviaria

 Una de las principales operaciones estratégicas que ha considerado el plan general es la ordenación de los suelos ferroviarios de la Avenida de Navarra y del Portillo como consecuencia de la construcción de la línea de alta velocidad, de la estación intermodal y del soterramiento de las vías, lo que ha permitido liberar 1.148.349 metros cuadrados de usos ferroviarios para su transformación en una nueva centralidad urbana, residencial y terciaria. La gran pieza urbana denominada “Barrio del AVE” ha sido ordenada pormenorizadamente por medio de dos modificaciones de plan general, con el objetivo de que la solución propuesta cumpliera una serie de objetivos propios de este tipo de proyectos de regeneración urbanística: generar una polaridad urbana de rango metropolitano y regional por la función de la estación intermodal y por los equipamientos anejos, prever áreas de relación que puedan alojar en el futuro nuevos elementos de centralidad, viviendas (3.616), negocios o terciario (243.680 metros cuadrados) y que creen empleo cualificado ligado a las nuevas tecnologías, mejorar la accesibilidad general de la ciudad por medio de la implantación de un sistema de transporte colectivo como la línea de cercanías que vertebre la ciudad en sentido este-oeste, generar nuevas zonas verdes por renovación de usos (294.411 metros cuadrados) e incorporar a la ciudad de forma efectiva los espacios naturales próximos en transición a las riberas del Ebro, mejorar la calidad y la escena urbana de la ciudad existente, generar una zona permeable que borre la cicatriz urbana existente (incluyendo aquí el corredor Oliver-Valdefierro), vertebrar un eje urbano peatonal que sirva de acceso al recinto de la Exposición Internacional de 2008, etc.

  

Figura 10. Esquema de ordenación del Barrio del AVE y Portillo
Fuente: Zaragoza Alta Velocidad, S.A.

 

La ordenación del sector supone unas inversiones en la ejecución de los proyectos de urbanización (desmantelamiento y/o soterramiento de las vías, urbanización de sistemas generales y locales) superior a los 1.000 millones de euros que está llevando a cabo la Sociedad Zaragoza Alta Velocidad, participada por las administraciones central, autonómica y municipal, para el desarrollo del convenio que se firmó en 2.002, y que integra las actuaciones tendentes a la reposición y traslado de las instalaciones ferroviarias, la transformación urbanística e integración de los suelos del ámbito, como de la comercialización de las viviendas y los usos terciarios. Hasta el momento se ha procedido al cubrimiento de las vías entre Almozara y el Portillo, al cierre del tercer cinturón y construcción del puente del tercer milenio, a la construcción de un túnel para cercanías, y se urbanizado el ámbito este por su conexión e integración con el ámbito del recinto Expo. Falta de urbanizar alrededor de la mitad de lo previsto (sector oeste), que se encuentra asimismo en una situación de incertidumbre ya que casi no se han vendido ninguna de las veintitrés parcelas lucrativas de este ámbito, lo que ha imposibilitado amortizar la deuda de 400 millones de euros que mantiene la Sociedad.

  

Figura 11. Obras de urbanización del barrio del AVE y recinto Expo en 2006
Fuente: Zaragoza Alta Velocidad, S.A.

 

Mención especial merece el programa denominado Milla Digital que afecta tanto a una parte de la edificación terciaria (21.200 metros cuadrados de techo están reservados exclusivamente a actividades relacionadas con las nuevas tecnologías o con la economía del conocimiento, casi un 10 por ciento del total de la edificabilidad del ámbito), como a la instalación de una potente red de telecomunicaciones o de mobiliario urbano interactivo en los proyectos de urbanización del barrio del AVE. El tercer elemento distintivo de Milla Digital es la construcción de una serie de equipamientos que sirvan para promover la innovación y la creatividad: el Pabellón Digital del Agua, el Centro de Arte y Tecnología y el Caixaforum.

  Las riberas del Ebro y los espacios libres

 El Avance del Plan General de 1.997 incorporó un primer documento sobre un plan director de actuaciones en las riberas del río Ebro que incluía objetivos, criterios y propuestas de actuación en los tramos naturales, en las zonas de transición y en el ámbito urbano para favorecer la integración urbanística entre la ciudad y el río y mejorar las condiciones del medio ambiente urbano de Zaragoza. Coincidiendo con la aprobación definitiva del plan general, se redactó en 2001 un anteproyecto de los espacios públicos de la ribera urbana del río Ebro que ha servido de base para la elaboración de los proyectos de intervención y urbanización que se han ejecutado como una de las grandes actuaciones complementarias a la construcción del recinto de la Exposición Internacional. De hecho, en un análisis comparativo del legado construido y del impacto urbanístico de las exposiciones recientes[43] se identifica el evento de Zaragoza de manera similar a las exposiciones de París en 1989 y Lisboa en 1998, Londres 2000 o Barcelona 2004, en las cuales la principal aportación que realiza la celebración de la exposición sobre la trama urbana es la regeneración del frente fluvial.

 El plan de riberas en el río Ebro se ha dividido en catorce unidades de intervención que suman un total de 829.000 metros cuadrados (casi nueve kilómetros lineales) y que han supuesto una serie de actuaciones que tienen como denominador común la mejora del espacio público y la escena urbana: la renovación integral del viario público, la construcción de un azud, de equipamientos deportivos para la navegación, de pasarelas peatonales sobre el río y de puentes (como el Puente del Tercer Milenio de Juan José Arenas), la nueva regulación del tráfico y el aparcamiento en superficie, la recuperación y ejecución de zonas verdes de ribera, por medio de diferentes tratamientos, natural (limpieza), en escollera o en parque lineal urbanizado.

 Este plan de riberas en el Ebro, como elemento central del plan de acompañamiento de la Exposición Internacional de 2008, ha venido acompañado de una serie de intervenciones similares en los otros dos ríos de Zaragoza (Gállego y Huerva), al mismo tiempo que en el Canal Imperial de Aragón en su tramo urbano. Todo ello, unido a la transformación de la vía ferroviaria en el Corredor Verde Oliver Valdefierro y al sistema continuo de espacios libres de PLAZA, Arcosur, Valdespartera, los Pinares de Venecia, además de los del Barrio del AVE y del Parque Metropolitano complementario al recinto de la Expo, está modelando un anillo o cinturón verde que contribuye a la citada metamorfosis de la ciudad. En términos absolutos, según los datos proporcionados por el servicio de parques y jardines del Ayuntamiento de Zaragoza, la ciudad ha pasado de 1.330.000 metros cuadrados de zonas verdes urbanas a 6.200.000 en la actualidad.

 La Exposición Internacional de Zaragoza 2008 

La elección de Zaragoza como sede de la Exposición Internacional de 2008 dedicada al Agua y Desarrollo Sostenible, ha hecho posible que buena parte de los proyectos anteriores se avanzara en el tiempo, al igual que otros relacionados con las grandes infraestructuras de transporte, recogidos en el citado convenio: cierre de la red arterial por el tercer (Z-30) y por el cuarto (Z-40) cinturón, acceso norte a la ciudad por la A-23, nueva terminal del aeropuerto, etc. Sin embargo, el propio recinto de la Expo constituye una nueva pieza urbana estratégica de centralidad de usos cívicos y terciarios a partir de la transformación de 145 hectáreas de huerta del meandro de Ranillas en la margen izquierda del Ebro, dentro de la estrategia general de riberas del río, dotado de una buena accesibilidad y próximo a la estación del AVE. El plan director de la candidatura (2004) marcó las líneas generales de intervención en el meandro, dividiendo la superficie total entre un parque fluvial (120 Ha.) y el recinto propiamente dicho de la Exposición (25 Ha.), y que se han concretado posteriormente en las tres modificaciones enunciadas del Plan General de Zaragoza.

  

Figura 12. Plan de Acompañamiento de la Exposición Internacional  Zaragoza 2008
Fuente: Expoagua Zaragoza 2008, S.A.

 

Dentro del recinto de la Exposición destacan edificios singulares como equipamientos para su posterior utilización por la ciudad: la Torre del Agua, el Pabellón Puente, el Pabellón de España, el Acuario Fluvial, el Palacio de Congresos o el Pabellón de Aragón. En segundo lugar el conjunto de edificios para los Pabellones Internacionales ha sido actualmente transformado en un parque empresarial y de oficinas, cuya comercialización también está resultando difícil por la coyuntura del mercado inmobiliario y la sobreoferta de suelo para actividades terciarias. Finalmente, los paseos de ribera y el ámbito donde se ubicaron las plazas temáticas constituyen hoy en día un espacio público y ciudadano, que además sirve de conexión entre la trama de la ciudad histórica y el Parque Metropolitano del Agua, como uno de los principales legados urbanísticos que han dejado la Exposición, y que ha contribuido a caracterizar el nuevo paisaje urbano de Zaragoza.

Figura 13. Plano del recinto de la Exposición Internacional Zaragoza 2008
Fuente: Expoagua Zaragoza 2008, S.A.

 

El contexto actual

 La voluntad de la ciudad del millón de habitantes, de las 400.000 viviendas (más de 110.000 nuevas), de las casi 5.000 hectáreas de suelos productivos y del millón de metros cuadrados de superficie edificable de usos terciarios ha chocado con la realidad económica e inmobiliaria, tras el estallido de la burbuja inmobiliaria en España a partir de 2008. Lo anecdótico es que el 15 de septiembre de 2008, el día siguiente a la clausura de la Exposición Internacional, se declaró en quiebra el banco Lehman Brothers, precipitándose una crisis financiera internacional que se ha extendido a Europa y a España. Lo no anecdótico es la restricción en el crédito hipotecario (unido al incremento del IVA y la supresión de la desgravación fiscal por IRPF) como factores que contribuyen decididamente a la caída de la demanda en el mercado inmobiliario. Y que la crisis inmobiliaria es el reflejo de una crisis general, que en Zaragoza se traduce por una tasa de desempleo del 20 por ciento (40 por ciento en el caso del paro juvenil, aunque ambas cifras son inferiores a la media nacional). Tampoco es desdeñable el dato de la drástica reducción de la natalidad en la ciudad, en el entorno del 22 por ciento entre 2008 y 2012.

 Crisis económica, laboral y social, estallido de la burbuja inmobiliaria y caída de la demanda de productos inmobiliarios son los rasgos en los que se mueve el contexto urbano español y zaragozano en los inicios de 2013, como puede comprobarse en el brusco descenso del precio de la vivienda en Zaragoza desde los inicios de la crisis (el último dato es del 8’9 por ciento de caída en el conjunto de 2012), con lo que ello implica de ralentización e incluso paralización de buna parte de los proyectos antes expuestos.

 

Figura 14. Descenso del precio de la vivienda en Zaragoza
Fuentes: Sociedad de Tasación, Ministerio de la Vivienda e Instituto Nacional de Estadística


 Por una parte, las viviendas edificadas al amparo de los suelos urbanizables del nuevo plan general son realmente 12.500 en total (una sexta parte de la capacidad residencial total del plan): unas 9.500 viviendas en Valdespartera (casi la totalidad del sector), más aproximadamente 2.000 en Arcosur (menos del 10 por ciento del total) y 1.000 en Parque Venecia (menos del 25 por ciento). Además las condiciones de mercado actual en plena crisis inmobiliaria están dificultando la comercialización de las viviendas y han paralizado no sólo la tramitación y aprobación de los instrumentos de gestión urbanística como los proyectos de reparcelación, sino también los proyectos de urbanización de los más de veinte sectores de suelo urbanizable con plan parcial definitivamente aprobado, así como de los sectores de suelo urbano no consolidado. La modificación del plan parcial de Arcosur (más edificabilidad para garantizar la supuesta viabilidad financiera del sector) es el ejemplo paradigmático que muestra la situación real. A ello hay que añadir que en la actual constitución de la Sociedad de Gestión de Activos Procedentes de la Reestructuración Bancaria (SAREB) se incorporarán denominados activos tóxicos inmobiliarios, incluidos suelos y edificios de la ciudad de Zaragoza. En otras palabras, con una caída de precios que no ha tocado fondo, con un número de transacciones de compra-venta que igualmente sigue cayendo, y con dos sectores en avanzado estado de urbanización que todavía pueden acoger casi 20.000 viviendas, resulta altamente improbable que se proceda a la urbanización de nuevos sectores.

 Por otra parte, la práctica totalidad de las viviendas y oficinas proyectadas en los proyectos estratégicos (Zaragoza Alta Velocidad, ExpoZaragoza Empresarial) no encuentra comprador tres años después de haberse clausurado el evento internacional, salvo la presencia de oficinas de la administración autonómica, a pesar de las rebajas en el precio del suelo o de la modificación de la localización de los usos lucrativos en el Portillo y Delicias. También quedan varios millones de metros cuadrados edificables para usos productivos vacantes, especialmente en las parcelas de los dos proyectos supramunicipales.

 En consecuencia: sin tener que urbanizar un solo metro cuadrado más de suelo para usos residenciales o productivos, la ciudad de Zaragoza tiene unas reservas de suelo suficientes y con la dotación de infraestructuras básicas para satisfacer una demanda inmobiliaria que lleva ya varios años en declive. La metamorfosis urbana reciente de Zaragoza ha provocado un paisaje de barbecho urbano que es característico en otros ámbitos metropolitanos españoles: sectores enteros completamente urbanizados y con parcelas vacantes, o sectores con bloques de viviendas que iniciaron la estructura y llevan años sin concluir la edificación junto a bloques ocupados pero aislados en medio de la urbanización sin colmatar, etc. Y que en el caso de Zaragoza se da con igual o mayor intensidad en los municipios del entorno, especialmente La Muela.[44]  

Conclusiones

 Zaragoza constituye un ejemplo relevante del modo de crecimiento demográfico y urbanístico de las ciudades españolas, en cuanto a ritmo e intensidad. La concentración metropolitana producida a partir de los años sesenta, ralentizada durante los años ochenta y principios de los noventa, ha vuelto a reactivarse en el contexto de la burbuja inmobiliaria que ha experimentado España durante la década 1997-2008, con ritmos de construcción de viviendas superiores al medio millón en determinados años, más que Alemania, Francia e Italia juntas. En este marco, resulta indiscutible que en los últimos años la ciudad de Zaragoza ha conocido un intenso proceso de transformación urbanística, en el que han venido a converger una fase de desarrollo económico y de demanda inmobiliaria con el impulso de diversos proyectos estratégicos y con una nueva etapa de ordenación y regulación de la forma urbana a través del planeamiento general.

 En líneas generales, y siguiendo el modelo establecido para explicar la morfogénesis metropolitana de Barcelona[45], pero también aplicado a otras ciudades como Valencia[46] o Tarragona[47] puede concluirse que la metamorfosis urbana de Zaragoza ha sido un proceso que ha conocido las siguientes etapas:

 Una primera fase de metropolitanización ligada a los procesos de concentración demográfica, éxodo rural e industrialización, entre los años cincuenta y finales de los setenta, en donde el crecimiento urbano se produjo esencialmente por agregación de polígonos a la trama urbana histórica, al Ensanche y al suburbio residencial consolidado hasta entonces.

 Una segunda fase de compactación y reforma interior, durante el relativo parón demográfico de los años ochenta e inicios de los años noventa, en donde la trama urbana apenas creció, con las excepciones en un espacio exterior más o menos inconexo que experimentó el inicio y desarrollo de los procesos de periurbanización y dispersión urbana.

 El tercer momento es el de la burbuja inmobiliaria descrita entre mitad de los años noventa y el año 2008, en donde coincide la expansión metropolitana con la ejecución de proyectos estratégicos en el municipio capital, y en términos de morfogénesis urbana, se produce un crecimiento simultáneo por polarización y por urbanización extensiva, lo que ha provocado una evidente desvertebración territorial, no sólo en el interior de la ciudad, sino en el conjunto del entorno metropolitano.

 A partir de 2008 se entra en una fase de estancamiento y crisis, en donde tan sólo se urbanizan dos sectores residenciales de la capital, lo que refuerza y agrava el desacoplamiento entre los crecimientos urbanísticos y demográficos que la “radiografía” del proyecto Corine ya había detectado. Y se inicia una fase cuyo final es difícil de prever, pero cuya duración será larga hasta que el mercado inmobiliario sea capaz de digerir toda la producción de espacio urbano de los años anteriores, y se vuelva a invertir el ciclo de vida urbano.

 En todo caso, a lo largo del presente texto se constata que las previsiones de suelo para viviendas y para implantación de actividades económicas (industriales, logísticas, terciarias) ha superado con creces las necesidades reales de nueva urbanización. Esta evidencia ha quedado incluso más reforzada con la duración y extensión generalizada de la actual crisis económica e inmobiliaria (extensible a las haciendas locales), así como con la reciente ralentización del crecimiento demográfico.

 Por otra parte, la transformación de la ciudad también se está produciendo en la llamada ciudad consolidada, en cuyos distritos se está además acentuando un proceso de degradación del tejido residencial y un envejecimiento demográfico debido a que los hogares jóvenes se crean en los nuevos ámbitos residenciales de los suelos urbanizables del plan de 1986, así como de Valdespartera, Arcosur y Parque Venecia. A su vez, es en esos mismos ámbitos de la trama compacta en donde la población extranjera se sitúan en porcentajes superiores al 10 por ciento del total de la población del distrito.

 Ello implica entender las tensiones espaciales de una ciudad que plantea crecer por extensión y de manera simultánea por transformación interna. Y que ha sido posible en ciclos expansivos demográficos y económicos, en consecuencia inmobiliarios. En todo caso la incertidumbre del escenario actual, debe servir para impulsar (y no sólo en el caso de Zaragoza) una reflexión colectiva sobre la ciudad y su planificación urbana, en el sentido de plantear no sólo ciudades más dinámicas y sostenibles, sino también ciudades cuya metamorfosis avance en los procesos de cohesión territorial y equilibro espacial, contemplando actuaciones que vayan desde un mayor fomento de la rehabilitación, como recoge la actual legislación urbanística, hasta la poco deseada, pero quizás sensata, solución de descatalogar suelos urbanizables.

  

 Notas

[1] Según el Atlas Estadístico de las Áreas Urbanas en España del Ministerio de Fomento 2006.

[2] Rozenblat y Cicile, 2003.

[3] Cifras referidas a la población de derecho. La población de hecho para esas fechas fue de 264.256 y de 590.750 habitantes, respectivamente. El crecimiento decenal se conoce gracias a los datos de los Censos de 1960 (303.975, población de derecho; 326.316, población de hecho) y de 1970 (469.366, población de derecho; 479,845, población de hecho). Fuente: INE, Alteraciones de los municipios en los Censos de Población desde 1842.

[4] Ver Precedo, 1991; también Nello, 2004.

[5] Nello, 2007.

[6] Hasta el año 2005, el padrón municipal de habitantes del Ayuntamiento de Zaragoza y su posterior revisión por el INE para publicar las cifras oficiales de población, coincidían aproximadamente en sus cuantificaciones. Así en 2005, el Ayuntamiento establecía una población en 2005 de 650.592 zaragozanos y el INE 647.373, esto es, una diferencia de apenas 3.000 personas. Sin embargo, el año 2010 el Ayuntamiento publicó una población de 696.656 habitantes, mientras que el INE 675.121; en 2011 698.186 (Ayuntamiento) versus 674.725 (INE). Y en 2012, 701.887 (Ayuntamiento) y los citados 679.624 (INE), cifra muy similar a la de 678.115 del Censo decenal de 2011. En 2013, se nota ya un estancamiento (682.004, INE) o incluso una disminución (698.917, según el padrón municipal). Cuestión aparte es la población vinculada, que en el Censo de 2001 era de 68.299 personas vinculadas a la capital zaragozana, mientras que en el de 2011 es de 104.397, lo que sumado a la población residente hace un total de unos 777.354 zaragozanos de hecho.

[7] Como puede comprobarse en los estudios de Alonso y Bellet, 2009; o de Serrano, 2009.

[8] Sancho, 1991.

[9] Los 35 municipios del entorno metropolitano de Zaragoza que aquí se refieren son los citados por el avance de Directriz Parcial de Ordenación Territorial del Espacio Metropolitano de Zaragoza de 2001.

[10] Comprende los planes parciales de Valdespartera, Arcosur, Parque Venecia y el SUZ Monzalbarba 2.

[11] Comprende los sectores de Empresarium, Puerto Venecia y el plan parcial 69/1.

[12] En esta cifra se incluyen las transformaciones urbanísticas en el suelo urbano, principalmente no consolidado (destacando el ámbito de los suelos ferroviarios) y en sectores de planeamiento recogido como Parque Goya o Rosales del Canal, señalados en el mapa Corine de 2006.

[13] 2.276 hectáreas en la categoría de tejido urbano continuo, 1.680 en tejido urbano discontinuo y 2.294 en zonas industriales y comerciales.

[14] 2.377 hectáreas en la categoría de tejido urbano continuo, 1.872 en tejido urbano discontinuo, 2.562 en zonas industriales y comerciales, además de las 2.663 de zonas en construcción. La cartografía de estas zonas en proceso de urbanización demuestra que se corresponden con los suelos urbanizables o con los proyectos supramunicipales del plan general, cuyas obras de ejecución han concluido prácticamente todas entre 2006 y 2012. Las excepciones son Arcosur y Parque Venecia, cuyas obras de urbanización se iniciaron después de 2007, y por lo tanto no quedan reflejadas en el mapa Corine 2006.

[15] Véanse, entre otros textos, los de Monclús, 1992; Usón, 2004; y Lorente, 2009.

[16] Siguiendo el esquema de la Ley del suelo aprobada tres años antes, y cuyos artículos 102 y siguientes regulaban los planes de urbanización (planes parciales), polígonos, etc.

[17] Según palabras de Ramos (1984), arquitecto municipal director del Plan General de 1986.

[18] El vigente plan general ha definido 31 conjuntos de interés que regulan las condiciones de conservación de la edificación existente y de las características tipológicas y ambientales, y que suponen más de 10.000 viviendas edificadas entre 1945 y 1965. Es reseñable el estudio monográfico de 21 de estos conjuntos urbanos (Ruiz y Rubio, 2006), que ha servido de elemento de reflexión y propositivo para la delimitación de nuevas áreas de rehabilitación integral en 2008, para la ejecución de proyectos pilotos de rehabilitación y para la redacción y aprobación de la nueva Ordenanza municipal de fomento a la rehabilitación de Zaragoza en 2010.

[19] Son destacados ejemplos de este urbanismo intensivo la urbanización Parque Roma de más de 1.000 viviendas, tras el traslado de la industria Material Móvil y Construcciones a principios de los años setenta. La tramitación de la urbanización y la edificación se produjo con una única licencia urbanística y sin planeamiento de reforma interior. O el complejo de Fray Luis Amigó-Marina Española, de más de 500 viviendas, tramitado de manera similar al caso anterior.

[20] Ramos, 2009.

[21] Correspondiente a la tesis doctoral de Pilar Borobio, 1980.

[22] Expresión recogida por Font, 1999.

[23] Definición dada por Ramos, 2009.

[24] Tras la incoación del casco como conjunto histórico en 1978, se encargó un Plan Especial de Protección y Reforma Interior, cuyo avance se presentó en 1980 pero que no llegó a tramitarse como un instrumento de plananeamiento propio. Muchas de sus consideraciones y propuestas se incluyeron tanto en la memoria como en las ordenanzas, en los planos y en el catálogo de edificios urbanos de interés del Plan General de 1986.

[25] Es preciso recordar que, aunque el nuevo Plan General recibe aprobación definitiva el 13 de junio de 2001, hasta el 3 de enero de 2003 no se publica en el Boletín Oficial de Aragón el Texto Refundido del mismo, que viene a coincidir casi en el tiempo con el desarrollo del primer sector “adelantado” del nuevo plan general que es Valdespartera, cuyo proyecto de urbanización se aprobó un mes después (28 de febrero de 2003).

[26] Aún a riesgo de adelantar acontecimientos del apartado siguiente, resulta igualmente reseñable que la aprobación definitiva del proyecto de urbanización de los dos sectores de vivienda más importantes del nuevo plan general, Arcosur y Parque Venecia (además de Valdespartera), se produjo simultáneamente el 24 de julio de 2008, semanas antes de que estallase la crisis financiera mundial de septiembre de 2008 y de que se extendiese al estallido de la burbuja inmobiliaria en España.

[27] López de Lucio, 1993.

[28] Véase al ejemplo el Atlas coordinado por Guardia, Monclús y Oyón, 1994; o los trabajos de Oriol Nello (1997 y 2004).

[29] Entre otros, Terán, 1999; Borja y Muxí, 2004; Vegara y de las Rivas, 2004; Ferrer, 2005.

[30] Urban, Ciudad y Territorio-Estudios Territoriales, Quaderns d'arquitectura i urbanisme, Ciudades, Arquitectura Viva, etc.

[31] Monclús, 2006; Marco y Buil, 2009; AA.VV, 2012.

[32] Sirva de ejemplo la revista Arquitectura Viva en sus números 99 y 117.

[33] Más que una liberalización real del suelo, así como una reducción de la intervención pública o de los procedimientos administrativos, lo que realmente provocó es lo que Gonzalo Melián denomina “incremento de la oferta restringida de suelo”, sin disminuir en nada la extrema regulación burocrática. Más bien al contrario, la incrementó y la hizo dependiente de las decisiones políticas municipales y autonómicas, con las tentaciones y consecuencias que se han visto posteriormente.

[34] Véanse, entre otros: Ezquiaga, 1998 y 2007; Font, 1999 y 2003; Terán, 2000; López de Lucio 2001; Ferrer y Solá-Morales, 2005; Busquets, 2007.

[35] Las modificaciones aisladas números 16, 32 y 52 permitieron la ordenación del meandro de Ranillas para el desarrollo del recinto de la Exposición de 2008 y del Parque Metropolitano del Agua. Las modificaciones números 12 y 17 concretaron la ordenación del ámbito afectado por el llamado Convenio del AVE (y resto de suelos ferroviarios) firmado en 2002. La modificación aislada número 24 adaptó la delimitación y superficie de diversos ámbitos pertenecientes al sistema de espacios libres y de equipamientos para adecuarlos al proyecto de márgenes y riberas del río Ebro.

[36] La última aprobada definitivamente, a principios de 2014, ha sido la número 113, aunque algunas de las tramitadas con número anterior se han desestimado.

[37] Lefevre, 2003.

[38] Estimación realizada por Betrán (2009, p. 303) a partir de la proyección media de los aprovechamientos, densidades y porcentajes de vivienda protegida de los sectores convenidos hasta octubre de 2008 (43.891 viviendas de las 79.300 posibles). Hasta inicios de 2013, el conjunto de sectores de suelo urbanizable residencial no delimitado, con convenio aprobado y plan parcial aprobado (inicial o definitivamente) asciende a 53.785 viviendas de las 79.300 posibles.

[39] Véase después el apartado específico sobre el contexto actual.

[40] Esas hectáreas de diferencia se explican porque una parte de los planes parciales residenciales aprobados (especialmente en las áreas 38, 55, 56, 57 y barrios rurales) no han iniciado su urbanización, y porque que en esos mismos sectores (especialmente en el 56) quedan suelos urbanizables residenciales en que ni siquieran se ha planteado su tramitación, al igual que sucede con los suelos urbanizables productivos (áreas 68, 88 y 90).

[41] Un análisis en detalle de las actuaciones de las nuevas zonas verdes y espacios libres figura en Fernandez (2009), mientras que los nuevos equipamientos, especialmente los cívicos y culturales aparecen en el número 16-17 de la revista Z Arquitectura.

[42] Además de estudios socioeurbanísticos monográficos de los barrios más densificados como Delicias y Las Fuentes, promovidos en 2007 por la Sociedad Municipal de Rehabilitación Urbana de Zaragoza.

[43] Monclús, 2006.

[44] Cuya imagen ha sido recogida en diversos medios de comunicación internacionales como un ejemplo de ciudad fantasma al modo de Seseña o Valdeluz: http://www.nytimes.com/2010/12/18/world/europe/18spain.html?pagewanted=all
http://www.guardian.co.uk/world/2011/mar/28/residents-trapped-spanish-ghost-towns

[45] Font et al. 1999.

[46] Temes, 2008.

[47] Montejano, 2010.

 

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Ficha bibliográfica:

MIGUEL GONZÁLEZ, Rafael de:Metamorfosis urbana en Zaragoza. Biblio 3W. Revista Bibliográfica de Geografía y Ciencias Sociales. [En línea]. Barcelona: Universidad de Barcelona, 25 de julio de 2014, Vol. XIX, nº 1083. <http://www.ub.es/geocrit/b3w-1083.htm>. [ISSN 1138-9796].


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